Seducir a un extraño

Por danielacgalvis

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Jazmín es una joven que recién ha ingresado a un prestigioso Buffet de abogados en Colombia, inexperta en el... Más

Sinopsis
Personajes
Prologo
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Epilogo

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Por danielacgalvis

The Weeknd -  The Hills

Vicent

Doy un sorbo más a mi bebida. He pasado toda la madrugada pensando en aquella mujer con la que estuve la noche anterior.

Sólo hay una cosa que lamento, el no haber visto su rostro.Era virgen,cosa que me sorprendió mucho, jamás había estado con una, me atrajo la forma en la que entrego al deseo y a lo que nuestros cuerpos pedían. Me excitaba de tan sólo recordar mis labios en su cuerpo.

En mi vida había estado muchas veces con mujeres y me había acostado con mas de una sin darle importancia al día siguiente. Pero esta chica era diferente, al menos la sentí de esa forma.

No quería equivocarme, como lo hice con Antonella. La había amado profundamente y nos casamos pensando en que la vida para ambos iba a ser mejor.

Pero todo fue lo contrario, ella y yo empezamos a comportarnos diferente, Antonella quería más de lo que yo podía ofrecerle. Incluso me hizo sentir un imbécil perdedor por que no quedaba embarazada. Ella alegaba que yo era estéril y que por eso no podíamos tener hijos. Cosa que jamás pude comprobar, porque no estuvo dispuesta a ir conmigo a una cita médica.

No era que no quisiera hijos, siempre me han gustado los niños, pero las cosas no se dieron de esa manera y eso la frustro. La amaba profundamente y verla de esa manera me rompía el corazón.

Pero la verdad era que no tenía el tiempo disponible para estar en casa y darle mi atención a un niño las veinticuatro horas del día, porque si de algo estaba seguro es que el día en que tuviera un hijo no lo iba a dejar de lado por negocios.

Le sugerí muchas veces esperar para tener un bebé, pero ella parecía casi obsesionada con el tema. Cosa que termino sacandome de mis cabales y dejara que todo entre los dos acabara.

Ahora después de ocho años de casados, habíamos firmado el divorcio.Los primeros días fueron más que horribles, la casa en Francia era inmensa y sin la presencia de ella aunque fuera para cuestionar mis juntas me hacían extrañarla y desearla, había sido un esposo amoroso y comprensivo, trataba siempre de darle lo mejor para que se sintiera comoda a mi lado. Pero al parecer fue muy poco para ella.

Me sentía culpable conmigo mismo, al punto en que no compartí lo que sentía con nadie, ni quiera mi padre sabía que hace seis meses estaba de nuevo soltero. De seguro hubiera ya creado su lista de posibles nueras disponibles para mí.

Jamas tuve algo que reclamarle a Antonella, ella era una mujer muy suelta en la cama, una excelente amante y siempre dispuesta a descubrir cosas nuevas en el sexo. Me era difícil olvidar las noches en que hacíamos el amor, en que se entregaba con total pasión a mí. Su cuerpo era fuego al lado del mío, era una mujer sumamente atractiva, nunca pasaba desapercibida en mis juntas de negocios. Sentía incluso celos de que mis amigos la vieran como un hombre que quiere más que conocer a una mujer, y a ella parecía agradarle el ser admirada por los hombres. Cosa que a mi cabreaba al punto en no controlaba mis impulsos.

Hasta esa noche en la que decidí ahogar mis penas una vez mad en el alcohol Antonella ocupaba un puesto importante en mi vida, pero esta chica misteriosa apareció de la nada, la vi bailar en la pista, era muy guapa y parecía segura de si misma

Me sentía casi como un adolescente llevado por sus hormonas, ya estaba en mi treinta y seis y el salir con chicas más jóvenes que yo no eran unos de mis fuertes, por eso dude en acercarme a ella.Pero el haber ido hasta donde se encontraba ha sido una de las cosas de las que no me lamento. Habia bebido mucho,pero no bastante para olvidarme de esa mujer, todo en ella era casi perfecto, el sexo fue más que increíble, sentía que con esa mujer podía experimentar muchas cosas que no llegue a hacer con Antonella y en mi surgió la idea de volver a mi antigua vida antes de casarme.

No descansaria hasta encontrar a esa mujer llena de fuego en su interior, ella debía ser mía de nuevo, necesitaba probar de nuevo esos labios ardientes y sentir sus gemidos en mi oído. Necesitaba sentirme de esa forma una vez más.

Toda mi vida había estado centrado en los negocios familiares, principalmente la sede de Francia, desde el divorcio se había transformado en la mejor terapia hasta que a mi padre se le ocurrió la brillante idea de que me encargara de las empresas en Colombia.

Tenía que viajar desde Europa hasta un país que apenas conocía. Era una completa locura cuando me negaba a salir de mi zona de confort.

Llegar a Colombia  no seria del total agrado de mi hermano Leonardo, por que él era quien se había encargado de ellas todos este tiempo, el que llegara de la nada a decir que yo sería el nuevo jefe no le iba a causar ningún sentimiento que no fuera el odio hacía mi, y es que así era nuestra relación de hermanos, Leonardo era muy alejado de las reuniones familiares y su trato hacia mí siempre era como si estuviera ocupando un lugar que a él le pertenecía.

De niños mencionó en más de una ocasión que yo era el preferido de mi padre, en ese entonces no le daba mucha importancia a sus palabras porque ambos sólo éramos unos niños y él era el producto del amorio de mi padre con otra mujer, aún cuando mi mamá estaba en cama luchando por salir del cáncer, eso no fue suficiente para que mi padre terminara involucrandose con una mujer mucho más jóven.

Es por esa razón que ahora la única idea que tengo en mi cabeza de todo este viaje y de hacerme cargo de la sede en Colombia es porque posiblemente mi padre descubrió algún mal manejo de parte de mí hermano, supe que Leonardo muchas veces descuidada las empresas por sus salidas a bares y discotecas constantemente, eso fue hace tres años, y parece que ahora no a cambiado mucho.

- ¿Señor piensa ir hoy a las empresas?

- No hoy Carl, le daremos más tiempo a Leonardo. Quiero que se lleve una sorpresa el lunes.

- El señor Leonardo aún sigue creyendo que usted está en Francia, es posible que la junta la haya puesto para el final de semana, al señor Esteban no le va a agradar la idea, sabe muy bien que odia que ustedes discutan.

- Por mi es mejor que Leonardo siga creyendo eso y en cuanto a mi padre, ya deberia conocer la clase de hombre que soy.

Carl da un fuerte suspiro.

- La señora Antonella dejo una copia del divorcio vía email, ya me he asegurado de guardarlo entre sus cosas.

- Esta bien - dejo a un lado el periódico y visualizo la vista de la ciudad desde el hotel en el que me hospedo-. Habla con mis abogados quiero la mayor discreción posible.

- Si quiere mi opinión acerca de todo este asunto del divorcio, creo que el no tener un hijo, no es la razón por la que su ex esposa pidió que el matrimonio terminara.

Carl ha sido más que mi jefe de seguridad por años, para mi,él es como esa figura paterna que muchas veces hizo falta en casa por las constantes reuniones de mi padre, por eso es en quien más confío.

- Antonella y yo tomamos una decisión juntos y ya no hay marcha atrás - doy un suspiro-. Que siga su vida como yo con la mía.

- El hotel me ha informado que hoy hay noche libre en la ruleta del casino. ¿Quiere apostar?

- Hace mucho que no lo hago - doy una sonrisa porque la primera vez que vi a mi ex mujer fue en un casino de las Vegas.

- Pues hoy puede ser esa vez en muchas tiempo.

Me rasco la nuca.

- Esta bien, sólo va ser esta noche.

- Hoy llegó en la madrugada y se veía que había tomado en exceso.

- No mucho para recordar que pase una de las mejores noches de mi vida.

- Eso suena como si la razón fuera una mujer.

- Conocí a una - giro mi vista-. Y ni si quiera sé su nombre.

- ¿Cómo era su rostro?

- Tampoco lo sé, no detallé mucho de ella, sólo que era muy joven. Unos veinte quizas. Prácticamente una niña.

Carl suelta una risa.

- ¿De que te ries? - enarco una ceja.

- Parece que esa muchachita lo ha dejado totalmente fascinado.

Cierro los ojos al imaginarme la noche anterior dentro de ella, quería ir de un modo más fuerte, pero me contuve porque sabía que podía incomodarla, sin embargo el regresar a esa imagen de ella con sus piernas enrredadas en mis caderas, me ocasiona los pensamientos más libinidosos que jamás llegue pensar.

Quería volverla a tener en mis brazos quería volver a sentirla estremecerse.

Jazmín

No podía creer que mi maldito jefe me estuviera llamando un festivo para ir hasta sus oficinas. Tenía una migraña horrible producto de la resaca y mis muslos aún me dolían.

No tuve otra opción que ir,porque conocía al señor Lasserre podía convertirse en el peor ogro en cuestión de segundos.

Llegué a eso de las cinco de la tarde a las empresas y me encontré a Lucas en el entrada principal. Hasta a él lo habían citado

¡Era el colmo!

- Te está esperando en su oficina - dio un respingon con su nariz y yo rodé los ojos.

- ¿Tú ya te vas?

- Si - se encogió de hombros-. Hoy es el cumpleaños de mi madre no puedo faltar.

- Que te vaya bien - le dedique una sonrisa mientras seguía mis pasos hasta la entrada de su oficina. Di unos cuantos golpes en la puerta y él casi enseguida me abrio esta.

- Adelante Jazmín - me invito a sentarme en la silla que daba enfrente de su escritorio.

La mirada de Leonardo se centro casi de inmediato en mis shorts blancos. ¿Qué esperaba encontrar un día festivo?

- Lamento haberla sacado de su día de descanso.

- No se preocupe,sólo dígame la razón por la que me necesita.

- Verás..  ¿Recuerdas la reunión que te dije?

- Si - como la iba a olvidar si llevaba recalcando todos los días que no iba a soportar ninguna falla.

- Bueno,mi padre no es el único que vendrá, también mi hermano mayor junto a su esposa. No creo que lo conozcas, pero él tiene más experiencia que yo en esto.

- Entiendo.

- Jazmín quiero que seas tu la encargada de asistirme ese día, en todo lo que necesite y quiero dar una buena imagen de la empresa. Porque principalmente mi razón es que él no pase a la presidencia.

Aquello si que iba a ser difícil habían muchas cosas en la empresa que infartarian al mismo señor Esteban. Comenzando por la amenazas de algunos clientes de denunciar la ineficiencia de Leonardo en casos que nunca resolvio.

- Haré lo mejor.

- Eso espero. Porque la reunión será este miércoles.

Mis planes se cayeron al suelo en ese momento.

- ¿A dicho miércoles?

- Sí.

- Yo.. No puedo ese día.

- ¿Algún problema?

- Señor es que ese día....

- ¿Ese día que Jazmín?

Ese día era el primer aniversario de la muerte de mi padre, mi madre junto a mí hermana habíamos decidido ir a un lugar en especial para hacer una especie de ceremonia.

- No sucede nada - me trague mis palabras, tal vez tendría tiempo de sobra después para ir junto a ellas.

- ¿Entonces no hay ningún problema verdad Jazmín?

- No señor Lasserre.

- Muy bien, puede irse - me indico la salida de la puerta y yo salí de alli casi de inmediato, ahora había recordado lo que Violeta me había dicho de la pastilla.

Así que me acerqué a una farmacia y la compre para mi mayor seguridad.

Leer las indicaciones no me había dejando tranquila. Había un pequeño porcentaje de que no funcionara.Cada vez me lamentaba mas de haberme entregado a un hombre extraño

Dejaría que la semana pasara hasta que llegase el miércoles para conocer al hermano mayor del señor Lasserre y a su esposa.

¿Qué clase de hombre será?

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