Steve había ido al gimnasio, sorpresa sorpresa. Tony llamó a los demás, quienes todavía seguían despiertos y miraban El Señor de los Anillos en la sala, a pesar del hecho de que era una de las películas más aburridas que existía en la opinión de Tony (una opinión que nunca, nunca compartió con nadie).
"Él, eh... ha vuelto a la normalidad", dijo Tony en voz baja, y los demás se miraron entre ellos con tristeza, antes de que Clint sentara a Tony en su regazo y le dijera que ahora él era el nuevo oso de peluche del grupo, el castaño se echó a reír, una risa que se sentía hueca, vacía y sin gracia; y todos lo sabían pero no lo mencionaron de todos modos.
Tony realmente los amaba por eso.
Pasó un día antes de que Tony decidiera que era hora de hablar. Así que caminó hacia el gimnasio tan valientemente como pudo y cruzó la puerta con toda la confianza que logró reunir.
¿Enfrentar a un dios asgardiano? No hay problema, amigo mío.
¿Luchar contra ejércitos del espacio? Tony Stark podía hacer eso con los ojos cerrados y un comentario sarcástico en sus labios.
¿Hablar con Steve?
Nope.
El soldado estaba golpeando una de las bolsas en el lado opuesto de la habitación. Tan pronto como Tony cruzó la puerta, el rubio se quedó inmóvil; Su guardia todavía está arriba pero sus manos estaban quietas.
"Oye, Ste-"
"Me estoy yendo, Stark. El gimnasio es todo tuyo ".
"Steve, no es por eso que vine aquí y lo sabes".
"Oh, sé por qué viniste aquí, pero no tengo absolutamente ningún deseo de hablar contigo. En absoluto." Steve gruñó de advertencia, saliendo a través de la puerta y cerrándola en la cara de Tony antes de que este pudiera decir algo más.
Tony intentó fingir que no estaba mal que Steve volviera a llamarlo Stark. No funciono.
Lo intentó de nuevo, al día siguiente. Lo único que consiguió fue una puerta cerrada en su cara otra vez.
Y el día siguiente.
Y el siguiente.
Y el siguiente.
"Sabes, no voy a dejar de intentarlo".
"Y no voy a dejar de cerrarte las puertas en la cara, Stark. ¿Tienes un punto?"
"¿Por qué huyes?"
"Jesús, no tengo tiempo para esto, está bien. Sé que todavía estás emocionado por la versión poseída de mí que fui por unos días debido a un hechizo que Loki me lanzó, pero te lo diré una sola vez, Stark, ese no soy yo. Nunca seré yo. Así que solo déjame en paz y haznos un favor a los dos ".
Por sexta vez, la puerta se cerró de golpe en su cara antes de que pudiera decir otra palabra.
Y cada hueso de su cuerpo le estaba gritando que se fuera; que lo mejor era abandonarlo y darse por vencido, evitar que lo lastime una y otra vez un hombre al que claramente no le importaba en absoluto. Cada mala experiencia, amistad fracasada y confianza rota aparecieron en su mente, advirtiéndole del camino que estaba tomando. Detente ahora, da la vuelta, aléjate. Vete antes de llegar más profundo.
Pero él no lo haría.
Le había hecho a Steve una promesa en una habitación oscura, ya que el hombre había llorado por una pesadilla y le había dicho a Tony que a veces quería morir, y tenía la intención de cumplir esa promesa.
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"Estamos encerrados".
"Stark, lo juro por Dios, déjame-"
"No. No, me vas a escuchar, Steve. Por una vez, no me cerraras la puerta en la cara, porque JARVIS tiene a cada una de ellas controlada, y, a menos que ordene que se abran, lo que, por cierto, no haré, entonces permanecerán firmemente cerradas. Desde la semana pasada, realmente mi odio hacia las puertas aumentó. Cuando termine con esto, podría eliminarlas a todas ".
"¡STARK! Déjame salir, no estoy jugando ...
"Y yo tampoco. No, no, no vas a hablar sobre mí. No vas a gruñir y amenazar e intimidar a tu manera para salir de esta, porque no me va a importar. Este es mi turno de hablar, y he estado esperando el tiempo suficiente. Puedes muy bien darme el respeto de una conversación ", dijo Tony, cruzando los brazos.
"No quiero hablar y no me obligarás".
"Entonces podemos quedarnos aquí hasta que muramos, ¿no?"
"Literalmente solo saldré de aquí. Lo he hecho antes".
"¿Oh enserio?"
"Montpelier, 1942, campamento de Hydra".
"Voy a tomar tu palabra en ello. Ahora, tenemos algo de que hablar, Steve, yo...
"¿De qué diablos tenemos que hablar?" ¿Qué carajos hay que discutir? Bien hecho, has descubierto que a veces quiero suicidarme. Bien por ti, te has dado cuenta de que estoy tan jodidamente solo en este siglo de mierda donde nadie me ha tocado más que para pelear conmigo en casi setenta años. Genial, lo conseguiste. Quisiera no haberme despertado nunca en este lugar de mierda, donde todos mis amigos están muertos o muriendo y estoy tan fuera de lugar en una ciudad que solía ser mi hogar, simplemente me duele ¡Como un maldito cuchillo en el pecho! ¿Estás feliz? ¿Quieres una jodida medalla?" Steve siseó, pateando una silla cercana que aterrizó en la otra punta de la habitación.
Tony ni siquiera se inmutó; solo se quedó parado allí cuando Steve destruyó su silla.
"Yo... me esforcé tanto, para ser lo que todos querían. Para ser un líder, ser el Capitán América. No sabía qué otra cosa podía ser, solo quería un lugar. Y pensé que podría lidiar con eso, pensé que estaba bien con que todos vieran al Capitán y nunca me vieran a mí. Pero, Jesús, no lo estaba. No estaba bien y no sabía qué hacer porque cuando me di cuenta de que quería ser yo, ser Steve Rogers por una vez, todos habían empezado a esperar nada más que el Capitán América. El equipo, todos me sacaron a comer una noche. Dije que sí, la primera vez. Pensé que sería mi oportunidad. Pero de lo único que hablaron fueron de estrategias. Sobre tácticas y misiones y todo de lo que había estado tratando de escapar. Sé que intentaban hacerme sentir incluido, sé que solo querían ayudar, pero realmente no lo hicieron.", dijo Steve con amargura.
Tony podía sentir la rabia, la tristeza y el dolor que irradiaban todo su cuerpo, y el quería más que cualquier otra cosa en el mundo, simplemente acercarse a Steve y envolver sus brazos alrededor de esos hombros tensos y besarlo tan fuerte que sería la única sensación en la que Steve podría pensar.
Pero Steve necesitaba esto. Necesitaba dejarlo salir, y Tony iba a estar allí para él.
"Necesitaba una salida. Necesitaba un escape. El manto del Capitán América, ya no era algo de lo que me sintiera orgulloso. Era una prisión; era algo de lo que no podía alejarme. Entonces, un día, decidí que me iba a poner una pistola en la boca para finalmente poder ser libre ".
Steve se detuvo entonces, y levantó la vista para enfrentar a Tony, algo se suavizó en solo una fracción de sus rasgos.
"Y ese día, viene al gimnasio ni mas ni menos que el mismísimo Tony Stark. Se sienta allí, mientras actúo como un imbécil y lo ignoro por completo, hablando de lo enojado que está con un hombre llamado Rhodey porque salieron anoche después de haber estado en el extranjero durante dos meses, y después de media hora, Rhodey se había quedado con una chica y lo había dejado solo. No dije nada, porque soy un gilipollas, y este chico, a él ni siquiera le importaba. Él solo dijo adiós y que volvería mañana. Y esa fue probablemente la primera conversación sin mencionar el tema de una batalla que tuve desde que regresé. Duró tres minutos, treinta y siete segundos y fue aburrido, no hubo alienígenas, ni muertes, ni peleas. No hubo menciones de informes de una misión o ejercicios de entrenamiento. Fue una de las mejores cosas que jamás escuché. Y por eso lo decidí, me dije ¿sabes? Voy a seguir adelante, solo un día más, porque tal vez quería escuchar otra historia aburrida. Tal vez yo quería lo aburrido. Nadie me había hablado así desde 1942."
Tony lo miró, sin palabras, cuando Steve pateó un pedazo de madera de la silla que había lanzado y se dio la vuelta.
Todo ese tiempo, Tony había pensado que estaba hablando con una pared de ladrillos. Pensó que Steve lo ignoraba cada vez que abría la boca, pero él no lo había hecho. Steve lo escuchó, escuchó su inútil parloteo y lo recordó, porque para Steve, esa había sido la primera conversación amistosa que había tenido en mucho, mucho tiempo, Tony realmente no quería pensar en lo que habría pasado si no hubiera decidido por un capricho ir y quejarse de Rhodey con Steve esa tarde. Y habría sido un grave error. Tony había estado tan cerca de no molestarlo, de dejarlo solo.
Gracias a Dios había decidido ser un pesado.
"No tiene que ser así, Steve", dijo Tony, avanzando muy ligeramente hacia adelante.
"¡Pero lo es! ¿No lo entiendes? No puedo... no puedo dejarte entrar, Tony. ¡O a Natasha o a Clint o Bruce o Thor o cualquiera! No soy... solo...no lo entenderías." Steve murmuró, frunciendo los labios y sacudiendo un poco la cabeza mientras se inclinaba hacia atrás y se apoyaba contra la pared.
Todo acerca de él, la forma en que se levantaba, la forma en que hablaba, simplemente irradiaba ira. Tristeza. Resignación. Tony estaba mirando a un hombre que había renunciado a todo hacía mucho tiempo. Una persona que arremetía contra el mundo, gritaba y se negaba a dejar que alguien se acercara, porque era más fácil permanecer distante que correr el riesgo de perder todo de nuevo.
"Sé que estás asustado. Sé que tienes un conflicto entre querer seguir adelante o pasar más tiempo lamentándote por tus pérdidas. Sé que le contestas mal y gruñes a todo el que se acerca demasiado porque la idea de volver a enfrentar el dolor o la muerte es algo que no puedes soportar. Créeme, Steve; He estado allí. Toda mi vida he alejado a todos. Siempre me enseñaron a nunca confiar en la amistad, porque normalmente solo era una distracción. Viví según ese mantra, las únicas personas en las que confié explícitamente fueron Obi-Obadiah, Pepper y Rhodey. E incluso entonces, con solo tres personas en mi vida, una de ellas trató de matarme. Así que sí, lo que sea que intentes hacer para evitar que te lastimen, va a suceder de todos modos, Steve. No puedes intentar detenerlo, o cambiarlo. La vida apesta. Te pones de pie y te empuja de nuevo hacia abajo, sin importar cuántas veces trates de levantarte. ¿Pero sabes que? Seguro que es mejor estar tirado en el suelo junto a otras personas, que hacerlo solo. Porque todos estamos pasando por lo mismo, Steve. Natasha tiene que vivir todos los días, con el hecho de que sus manos le quitaron la vida a personas inocentes. Tengo que levantarme por la mañana sabiendo que mis armas han diezmado aldeas llenas de civiles. Thor tiene que lidiar con el hecho de que su trato hacia su hermano es lo que llevó a la invasión de Chitauri. Lo que estoy diciendo es que todos llevamos nuestros demonios. Todos tenemos que enfrentarlos, y algunos días es mucho más difícil que otros. Pero nos tenemos el uno al otro. Voy a entrenar con Tash cada vez que necesito distraerme de los terrores en mi propia cabeza. Thor hornea con Bruce en sus días malos. Clint nos hace jugar juegos de mesa en los que terminamos amenazandonos mutuamente con muertes violentas que Natasha y Clint si podrían cumplir".
Tony hizo una pausa, esperando que lo que estaba diciendo tuviera sentido. Nunca había sido bueno en esto, debería haber traído a Pepper, ella sabía cómo manejar estas situaciones. Joder, probablemente solo estaba empeorando todo.
"Mira, lo que estoy tratando de decir es que todos tenemos demonios. Y, querido Dios, no podría tratar con ellos sin nadie a mi lado como lo haces tú. Has pasado por el infierno. Te mereces que alguien esté allí para ti." Terminó, deteniéndose frente a Steve.
"¿Por qué carajo te importa? No soy una buena persona para ti, Tony. Ni siquiera me conoces y no me agradas ", dijo Steve sin rodeos, mirándolo con dureza y luego sacudiendo la cabeza de nuevo.
Todo en lo que Tony podía pensar era en un cachorro perdido, aullando y gruñendole a cualquiera que se acercara demasiado, incluso a los que querían ayudar.
"Cinco días, Steve. Cinco días en los que estuviste con nosotros, donde me hablaste y me permitiste que te respondiera. Me tomó cinco malditos días enamorarme de ti. Y lo sé, sé que vas a decirme que ese no es tu verdadero yo o lo que sea, pero Jesús, Steve, sé que eso es una mentira. Sé que puedes abrirte así; Puedes superarlo y empezar a vivir de nuevo. Va a llevar tiempo, no sucederá de la noche a la mañana. Pero tampoco tienes que vivir en la miseria. Puedes probar; puedes dejarnos ayudarte. Puedes ver a un terapeuta; Puedes probar otro pasatiempo que solías amar. Y entonces, un día, tal vez en un mes, tal vez en un año, te despertarás y no te dolerá tanto".
Steve lo estaba mirando; sus ojos fijos en los de Tony de una manera que lo haría desviar la vista si fuera alguien más. Pero no era nadie más. Era Steve, y Tony acababa de confesar su amor por un hombre que apenas conocía; y probablemente el rubio estaba decidiendo qué ángulo sería mejor para golpearlo... y, de repente, estaba besando a Tony...
¿Espera- Qué?
Eso no estaba bien.
...¿Qué?