Atlas ©

By XiomeliSRodriguez

10.3K 1.3K 216

Desprendiendo arrogancia y testosterona por los poros Atlas no es el hombre ejemplar que Emily querría para s... More

-0-
-1-
-2-
-3-
-4-
-6-
-7-
-8-
-9-
-10-
-11-
-12-
-13-
-14-
-15-
-16-
B O O K T R A I L E R

-5-

593 94 15
By XiomeliSRodriguez

Capitulo Cinco

"Prefiero perder un dedo por hipotermia que a mí amigo"

Emily

Cerré la puerta tras de mí y me apoye de ella soltando un largo suspiro. Me pase la mano por la cara y quitando las gotas en ella y volví a exhalar fuerte.

¿Que fue lo que pasó?

Me temblaban las manos y no sé si era por el frío o por lo que sucedió hace unos minutos. Jamás me habían invitado a un café, mucho menos alguien tan... Guapo. Pasaron demasiadas cosas en tan poco tiempo, yo seguía dándole vueltas al asunto.

Casi me atropellan, por estúpida.
El conductor resultó ser un jodido Adonis de ojos pardos y carácter impredecible.
Tengo un crepé frío en las manos que no sé si mi estómago tenga la fuerza para retener si intento comerlo.
Y se fue la luz a causa de la tormenta eléctrica. Abro los ojos como platos. No hay luz. No veo nada. Está todo oscuro, estoy paralizada en la puerta y se la causa de que mis piernas tiemblen.

—¿Papá? —estaba entrando en pánico, llame a mi padre tratando de controlarme y con la mano tenía la manilla de la puerta muy bien agarrada— ¡¿Papá?!

Podía oir mi corazón latir en mis oídos y estaba entrando en crisis. No veía nada y sentía como si estuviera encerrada en una caja, un pequeño dolor en el pecho hizo que hiciera una mueca y la sensación de ahogo se apoderaba lentamente de mi.

—¡PAPÁ! —grité y cuando ví la luz de una linterna en la cima de las escaleras creí haber visto a Jesucristo.

Mi padre venía apurado hacia mí alumbrando todo, mientras los síntomas de mi claro miedo a la oscuridad y la claustrofobia se disipaban.

—Emily, por dios —decía él, viniendo hacia mí para abrazarme, aún me hormigueaban las piernas— Te he dicho que respires profundo, respira.

Eso hice, calmandome lo mire, —¿Comiste ya?

Asintió, —Si, cariño, hice unos deliciosos sandwiches.

—Te traje un crepé —alcé la bolsa hacia él, no creo que sea capaz de comer, sonreí y el hizo lo mismo.

—Jacobo se lució hoy, eh —bromeó él.

Mierda, Jacobo.

—Ah, si— me aclaré la garganta —Prestame está linterna, debo ir a llamarlo para decirle que ya llegué.

Sonreí nerviosa pero mi padre no lo notó, a el le encanta el crepé, corrí con la linterna por la casa hasta donde estaba el teléfono y marqué su número rápidamente. ¿Cómo pude olvidarme de mi mejor amigo? Debió estarme esperando hasta ahora, la vergüenza recorre mi pecho.

La llamada no sale. Debo disculparme, ¿Que hago?

Dos golpes en la puerta hacen que salte, —Yo abro, —dice mi padre, con la boca llena de dulce.

Me muevo nerviosa hasta la sala viendo la puerta abrirse, revelando un Jacobo empapado y con cara de pocos amigos. Esta enojado, o peor.

Intervengo, si él dice algo mi padre se enteraría que no estuve con él, estaría en problemas, —¡Jacobo, mírate! Estás hecho un desastre, pasa a secarte, oh dios, —me acerco a él para hacerlo pasar— Papá, voy a darle ropa seca a Jacobo.

El asiente, nos mira extraño pero no dice nada. Jacobo esta mirandome de una manera que no me gusta, le hago un gesto con los ojos que se mueva y el hace eso, con la mandíbula apretada y su cabello largo a los lados pegados de su pálida cara, mirándome fijamente y se que quiere asesinarme.

—Permiso, señor Winter.

—Adelante, hijo, encenderé unas velas, Emily.

—Si —le digo, y subo las escaleras con Jacobo goteando tras de mi, me volteo un momento para susurrarle— Estuve contigo toda la tarde, ¿De acuerdo? Y compraste un crepé para mi padre.

Jacobo me sigue a través del pasillo hasta mi cuarto, —¿Oh sí? Claro, nuestra salida fue lo mejor del mundo, me encantó cuando me dejaste jodidamente plantado en un pizzería de mierda —su tono me hace reír, pero sé que está muy molesto— Me debes una maldita explicación, homunculo.

—Deja de ser grosero o te voy a abofetear —murmuro, yendo hacia mi armario pasándole una toalla— Es una larga historia, —suspiro, y me tumbo en mi cama con la linterna apuntando al techo, Jacobo hace lo mismo, primero quitándose la camisa y enrrollandose la toalla en el cabello como una señora en peluqueria.

—Me encantaria oírla, de verdad —dice tomando la linterna de mis manos, su cara queda al lado de la mía y puedo ver que sus labios están pálidos y casi azules— Este puto resfriado que debe estar a punto de atacarme por caminar hasta aquí, en medio de la lluvia, preocupado porque no apareciste, debe valer la pena por tu jodida explicación.

Jacobo me miró, sus suaves facciones de adolescente rebelde esperando por mi. Miré al techo y le dije, —Casi me atropellan.

Mi mejor amigo dejó de jugar con la lámpara para mirarme con una de sus cejas pobladas elevadas, —¿Cómo?

Suspiré, —Si, y ese tipo como modo de disculpas me invitó un café.

—Queria contigo.

—Talvez, era guapo —demasiado, el recuerdo de su barba negra adornando ese rostro de facciones fuertes y simétricas me agobia.

Jacobo usa su brazo para levantarse y mirarme, sonríe y se ve claramente ese piercing oral, como dos puntos plateados en sus dientes delanteros. La historia de eso es tan graciosa como ridicula, por cierto. Bueno, Jacobo es tan gracioso como ridículo.

—Tu quieres con el, —alega con esa sonrisa torcida muy característica de él— Mi pequeño homunculo me abandono en una pizzería para ir a una cita, vaya. Me siento orgulloso.

Tomo una almohada para tirarsela al rostro mientras él se ríe.

—¡No me gusta! Era guapo, pero lo conocí hoy, —volteo los ojos y Jacobo me pega en la frente— ¡Ay!

—Para enamorarse no necesariamente tienes que conocer de toda la vida a una persona, —se encoje de hombros y se sienta para quitarse la toalla de la cabeza y liberar su largo pelo alredor de su cara hasta su mandíbula— Si eso fuera así, ya te hubieras enamorado de mi. Es decir, mira todo esto, cariño.

Se señala y pone una cara de o-por-dios-soy-lo-máximo.

—Soy hermoso —agrega.

Y no lo niego, Jacobo tiene esa apariencia de chico despreocupado amante del skateboard y de los tatuajes. Su piel es pálida y tiene un abdomen definido a pesar de no hacer muchos deportes. Además de su cabello que es para morirse.

—Entonces, —sigue diciendo— Me abandonaste por otro chico, me dueles, homunculo.

—No fue así, —suspiro— y deja de llamarme así o te voy a abofetear.

Alza las manos en son de paz, —Al parecer tu también acabas de llegar, por las fachas que cargas.

—Si, —lo miro y no puedo evitar sonreir— Me trajo hasta acá.

—Tiene que ser una broma —el ríe, desordena su cabello con los dedos— ¿No te ofreció llevarte a un hotel?

—¡Jac!

—¿Que? ¡Es obvio que le atraias de alguna forma! Y si era tan guapo, ¿Porque decirle que no a un rato en el hotel con él? — el suelta una carcajada.

—Eres la amiga putonga que jamás tuve, —le digo dándole un golpe en el hombro y riendo por igual.

—Soy la amiga putonga más guapa que puedes llegar a tener —y bate su cabello como chica de comercial de shampoo— Diablos, soy demasiado sensual.

Me echo a reír y volteo los ojos —Lo que tú digas.

—¿Te dijo su nombre el hombre misterioso?

—Atlas, no se su apellido.

Jacobo frunce el ceño, —¿Cómo el libro? ¿O como el titán que obligó Zeus a cargar con el cielo en la mitología griega?

—No lo sé, lo cierto es que se ve con un mismísimo ser divino.

Jacobo solo alzo las cejas de manera pervertida, la lluvia afuera se hacía más fuerte, ví la camisa de Jacobo tendida en el espaldar de la cama y frunzo el ceño —¿Porque no traías abrigo?

—Porque soy todo terreno, cariño, los hombres con dotes de supervivencia como yo no necesitamos simples abrigos.

—Se te olvidó en alguna parte.

El suspira, jugando con su pulsera de piel en su muñeca —Salí como un toro de la pizzería y lo deje allá por accidente, y no me iba a devolver. Tenia el trasero mojado y el pene chiquito por el frío, no podía arriesgar a perder a mi pequeño amigo, primero pierdo un dedo por hipotermia que a mí pequeño —le doy un golpe y el ríe— Un abrigo se puede recuperar.

Abrigo. Mi abrigo. Me levanto de golpe y empiezo a buscar por toda la habitación buscando el abrigo que me llevé al salir de casa. No está en ningún lado. Me detengo frente a la ventana y miro al jardín delantero de mi casa. La brisa y la lluvia meciendo las ramas del imponente árbol.

Mi respiración se corta y muero de vergüenza, uso mis dedos para frotar mi frente y suspirar. No, no, no.

—¿Que? —pregunta Jacobo, jugando aún con la linterna.

—Hablando de abrigos, —suspiro— Creo que deje el mío en el auto de Atlas.

Jacobo rompe a reír, para después esnifar varias veces, como buscando algún olor, —¿Que? —pregunto irritada.

Mi amigo se encoge de hombros y luego me mira sonriente.

—Es que huele a patética historia de amor por aquí.

•∆•∆•

¡Gracias por leer!

Particularmente amé escribir este capítulo, sobre todo porque Jacobo y su personalidad me divierte muchísimo *inserte aquí grito fangirleo*

Y bueno si te gusta tanto Jacobo como a mí y quieres que aparezca más seguido no olvides votar y comentar (darle amor :'v)

#UnAbrigoParaElAmigoDeJacobo.

GRACIAS 💖✌️

~X.

Continue Reading

You'll Also Like

264K 17.5K 33
[SEGUNDO LIBRO] Segundo libro de la Duología [Dominantes] Damon. Él hombre que era frío y calculador. Ese hombre, desapareció. O al menos lo hace cu...
7.2M 114K 27
Molly Johnson es una mesera y necesita juntar mucho dinero para salvar a su hermana. Axel Cavelli es un exitoso empresario y necesita una novia por t...
114K 10.4K 56
Siempre fuí una débil e ingenua niña, más aún cuando ocurrió aquello que me marcó, aquel fatídico día que los perdí y con ellos se fue mi lado tierno...
79.4K 7.9K 22
Esto es despues de los sucesos de la pelicula (Extremadamente Goofy 2) despues de que Max junto a su padre lograron ganar la competencia de Los juego...