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➼ LOVELY ◗
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PRÓLOGO
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▂ EN RINCHMOND no lucía un buen día, las calles estaban solitarias debido a la oscuridad de la noche. Todos aguardaban en sus casas refugiándose de la lluvia, tratando de entrar en calor con una manta con la que evitar el frío. El invierno en Rinchmond era de los que nievan, por eso unas cuantas gotas de agua no eran problemas para algunos pero el viento sí que lo resultaba; parecía peligroso.
A excepción de tres jóvenes que corrían como si no hubiera un mañana por un callejón sin salida. Tres chicos con los mismos rasgos: rubios, con piel pálida y ojos claros.
Fue demasiado tarde cuando se dieron cuenta de que no podrían salir de ahí, de que estaban atrapados y de que quien fuera el que los persiguiera, iba a atraparlos.
—¡No va a servir de nada que sigamos corriendo! —exclamó el más mayor de los tres, quedándose delante de sus hermanos.
—¿Y tienes algún plan mejor, maquina? —preguntó el otro chico rodando sus ojos.
—Atacar.
Fue la chica quien acabó con la charla, poniéndose delante de su hermano mayor y mirando a sus enemigos. No solo era uno, sino que habían cuatro más, vestidos con un casco parecido a un cráneo y en la altura del hombro, tenían algo cosido en la camiseta. Era el mismo cráneo, con tentáculos y rodeados por un círculo.
Sus manos se alzaron a la altura de su pecho, de la yema de sus dedos comenzaron a salir unos pequeños rayos de color azul electrizante. Los ojos de uno de sus enemigos se agrandaron una milésima de segundos, no le duró mucho cuando vio que la rubia iba a atacar. Comenzó a correr hacia ella pero esta no tuvo ninguna clase de problema en defenderse, apartándolo con sus manos sin ni siquiera tocarle, chocándolo contra la pared.
Sus hermanos luchaban con los tres restantes cuando comenzaron a escucharse muchos más pasos, seguramente refuerzos que a ellos no les vendrían nada bien, para su mala suerte.
—¡Kim!
Giró su cabeza rápidamente en dirección a Zack, quien señalaba hacia la esquina de la calle, en la que seguían viniendo más hombres vestidos con el mismo traje. Volvió a realizar el mismo gesto con sus dedos, haciendo volar a tres del tirón, desapareciendo en la oscuridad de la noche y el agua. Pero en un descuido, unos brazos fuertes le atraparon desde atrás, apretándolos con fuerza en su cuello, haciendo que la chica se revolviera tratando de escabullirse.
—Eh, hermanita. ¡Atenta!
Archie, con sus botas de gomas negras y una chaqueta del mismo color, lanzó uno de sus cuchillos, usando la increíble habilidad que este tenía con ellos, y Kim, lo cogió al vuelo antes de que escapara por su hombro. Lo empuñó con firmeza, consiguiendo clavarlo en el costado de su enemigo y consiguiendo que la soltara.
—De nada, eh —bufó su mellizo recogiendo el arma blanca, quitándosela del cuerpo de un tirón seco al hombre, haciéndole gemir de dolor—, ups... Sangre.
De la herida comenzó a salir sangre a borbotones en un chorro, como si fuera de una pequeña fuente. La lluvia no había cesado y la ropa de los chicos calaba, haciendo que el frío se metiera por sus huesos pero eso no parecía afectarle a Zack; quien caminaba hacia sus hermanos con su cuerpo cubierto en llamas, las cuales iban apagándose conforme estaba más cerca de los chicos.
—¿Y ahora qué hacemos, Zack?
La pregunta de Kim hizo que los chicos cogieran aire al ver que esta vez, se acercaban doce hombres con el mismo símbolo.
—Seguir lu...
—¡Tranquilos, chicos! ¡Ya estoy aquí para salvaros!
Una enorme aramadura motorizada emergió de la lluvia, volaba con elegancia dejando ver como el color dorado de la máscara brillaba debido a las luces que proporcionaban las farolas. De sus manos nacieron unos rayos repulsores haciendo que cuatro de aquellos hombres salieran despedidos de un tirón, perdiéndose entre la oscuridad de la noche.
Y así fue como aquella simple pero eficaz armadura dorada y roja, logró dejar inconscientes a aquellos chicos que querían algo de los pequeños Bennet. Con aquellos rayos controlados, quien poseía aquel traje, finalmente posó los pies en el suelo, dejando ver su rostro.
Detrás de esa máscara había un hombre, de ojos marrones y con barba del mismo color, al igual que el pelo. Su mirada era seria pero al mismo tiempo segura, y obvismente todos conocían a aquella persona.
—El famoso Tony Stark —comentó Archie mirando al hombre fijamente.
—Me conocéis... mejor, así no tengo que perder el tiempo en presentaciones —decía acercándose a los tres chicos, sus pasos sonando con fuerza debido al traje.
Una vez estuvo delante de Kim, alzó su mano en señal de saludo, pero esta en lugar de responderle con educación, levantó su brazo izquierdo y de nuevo esos rayos azules salieron de sus dedos dispuestos a atacar. Pero no al señor Stark, realmente a uno de aquellos hombres que se levantaban a duras penas, murmurando algo:
—Hail Hydra.
Corrió hasta las espaldas del mismo Iron Man pero el poder de la rubia impactó contra su pecho, haciéndole caer de nuevo al suelo, desmayado. Archie, quien estaba a la derecha de su melliza, alzó sus cejas como si estuviera acostumbrado a aquellas escenas, agarrando uno de sus cuchillos con fuerza entre sus manos.
Zack, a su izquierda y de brazos cruzados, sonreía satisfecho y orgulloso de su hermana menor; estudiando al vengador con sus ojos buscando alguna señal de peligro.
Y el Señor Stark giró su cabeza lentamente hacia sus espaldas admirando aquellos pequeños rayos provenientes de Kim; para luego volver a mirar a la familia con un destello de asombro en sus ojos.
—Cuidado con el traje niña, lo he mimado mucho.
Aquello causó en Archie una pequeña carcajada, jugando agilmente con el cuchillo entre sus dedos para luego guardarlo en la funda incorporada en su cinturón.
—¿Qué es lo que quiere, hombre de hierro?
—Quiero que tanto tú como tus hermanos me escuchéis —exigió Tony mirando a Archie con seriedad—. ¿Cuánto tiempo llevan estos tíos detrás vuestra?
Los tres hermanos se miraron entre ellos no muy seguros, pero a pesar de no conocer en profundidad al hombre, sabían que era un héroe y no correrían peligro.
—Dos meses —tomó la palabra Zack manteniendo su postura y su semblante hosco—. ¿Por qué es tan importante?
—¿Cómo que por qué es tan importante? —inquirió el pelinegro riendo levemente—. Esa cuadrilla que os ha atacado son de Hydra, chico.
El ceño de Kim y el de su hermano mayor se arrugó en una señal que detonaba una cierta confusión al escuchar aquel nombre ya que lo desconocían, sin embargo, aunque Archie no tenía ni idea; no se impresionó en absoluto.
—Bien, no tenéis ni la remota idea de lo que es Hydra, ¿cierto? —bufó con impaciencia, procediendo a explicarles—. Hydra es una organización terrorista que si os buscan no traen nada bueno, os quieren como arma de destrucción masiva. No podéis ir por ahí como si nada, no estáis a salvo.
—Sabemos protegernos nosotros solitos, no nos hace falta ayuda de nadie —afirmó el mellizo con serenidad—. Estamos bien aquí.
—Ya claro, cuéntame otra historia cuchillitos —le cortó Stark levantando su dedo índice—. Si no hubiera aparecido, lo más probable es que ahora estuviérais en una camilla siendo sometidos bajo el embrujo de Hydra y os aseguro que no se puede escapar de eso sin ayuda.
—¿Quiere decir que nos intenta ayudar? —intervino Kim ladeando su cabeza en dirección al hombre.
El millonario le sonrió, chasqueando sus dedos indicando que había acertado en sus planes, procediendo a hablar con más formalidad tratando de transmitirles que era muy importante.
—Chicos, tenéis unas capacidades sobrehumanas y dudo mucho que tengáis a alguna persona que pueda guiaros. No os lo voy a rogar ni mucho menos obligar, ¿vale? —hizo una pausa dando vueltas alrededor de los tres chicos—. Tengo sitio en la Mansión Stark en la que podréis pasar un tiempo sin problemas, puedo hablar con vuestros padres y hacerme pasar por un profesor del colegio para que...
—No hace falta, nuestro padre y nuestra madre están al corriente de todo —le interrumpió Archie asintiendo con su cabeza—. Lo entenderán.
Iron Man se quedó algo descolocado, aquellos chicos lo llevaban con tanta naturaleza y parecía no inquietarles el hecho de que sus padres lo supieran.
—Íbamos a viajar a Italia en vacaciones de verano —empezó a contar Kim pensativa, pues el recuerdo estaba tatuado en su memoria—. Mamá y papá nos dijeron que subiéramos al avión mientras ellos guardaban las maletas, Archie estaba sentado a mi lado bromeando sobre algo del avión mientras Zack le regañaba desde el asiento trasero —añadió sonriente—. Todo iba bien, como unos chicos entusiasmados e impacientes que van a viajar a otra ciudad. Pero de pronto un molesto pitido nos alertó, el piloto salió corriendo gritando: ¡va a explotar! ¡todos fuera! Pero fue lo suficiente tarde para nosotros, no nos dio tiempo a pisar las escaleras cuando el estallido del avión cayó sobre nosotros; no se sabe si fue un problema del motor o... —hizo una pausa suspirando—. Lo peor de todo es que escuché el llanto de mamá desde el exterior cuando los tres salimos de entre el fuego con solo unos rasguños, así fue cómo se desencadenaron nuestras habilidades.
—Comprendo... ¿solamente vosotros fuísteis víctimas de la explosión? —se atrevió a preguntar Stark, seguramente entrando en terreno pantanoso.
Kim retiró su mirada tragando saliva con fuerza, de pronto sin ser capaz de seguir con la historia. Zack inspiró profundamente al ver que su otro hermano también estaba siendo reacio a responder la pregunta.
—Habían dos niños pequeños —rompió el silencio que se había producido, pero su voz sonaba vacía—. El más pequeño estaba aferrado a un peluche bajo el material del avión y nunca se encontró el cuerpo del mayor.
El hombre suspiró al escuchar aquella trágica historia. Una historia muy cruel para unos simples niños que podrían ser fuertes físicamente, pero no dejaban de ser pequeños para todo aquello. Era demasiada presión y sabía que los de Hydra no los dejarían tranquilos, probablemente jugarían con sus sentimientos y recuerdos, no tenían a nadie como ellos. Tony no quiso insistir, simplemente se quedó en silencio unos segundos esperando alguna respuesta.
—Bien señor Stark, aceptamos ir con usted a esa Mansión de la que nos ha hablado.
Y así fue como Zack, el mayor de los tres, acabó tomando la decisión. No lo hubiera hecho si no hubiera sabido que aquel hombre llevaba razón y podría protegerles y ayudarles, con recursos para personas como ellos. Y por supuesto, tampoco hubiera acepado si supiera que sus hermanos no hubieran querido.
Pero finalmente, su camino había empezado con el señor Stark para emprender una nueva historia.
Y todo por un fallo del sistema y una explosión imprevista de un avión con rumbo a Italia que había desatado aquellos extraños poderes.
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