Miro al cielo y no puedo pensar en nada que no seas tú,
porque fuiste importante en mi vida,
fuiste perfecto a pesar de tus defectos.
Me encantaría decir que sigues conmigo,
pero sería mentira,
y me gustaría haberte dicho alguna vez
lo mucho que te quiero.
Ahora sé que nada es eterno
y que el tiempo no para aunque tú lo hagas.
Ahora puedo decir
que ojalá pudiese regresar atrás.
Muchas veces lo eterno dura un insignificante segundo.
Ya lo dije antes, el tiempo no para,
pero muchas veces un minuto parece una hora,
y ese es el momento en el que te das cuenta
que las cosas podían haber sido diferentes
y que debiste haber dicho muchas cosas que callaste.
Ahora tú cierras los ojos y lloras,
lloras pensando en esa persona
y creyendo que debiste haberle dicho demasiadas cosas,
pero te das cuenta que ya no puedes.