—¡No puede ser! —gritó una vez más el pelinegro.
—¡Te volví a ganar perdedor! —se burló ella.
—Será mejor que cierres esa boca niña, no sabes de lo que soy capaz.
—Tú tampoco verdad.
Ambos continuaban jugando, Anna le había ganado varias veces en el juego, pero él no se resignaba a perder.
—Mejor ríndete Logan, no tienes oportunidad conmigo.
—¡Olvídalo! —dijo él—. ¡Yo ganaré!
—Admítelo, has perdido práctica.
—Eso sí, deje de jugar durante mucho tiempo y eso me afectó.
—Pero en cambio yo he continuado practicando, deseando a que este día llegara.
Y una vez más le ganó, riéndose de él empezó a bailar de manera graciosa.
—Me has ganado niña, más de 100 veces.
—Lo vez, nadie puede contra a mí.
—Deja que practique más y te ganaré de nuevo.
—Puedes practicar las veces que quieras Logan, pero no volverás a ganarme jamás.
—Eso lo veremos niña —le sonrió.
Los minutos fueron pasando, cada vez más se divertían juntos, mientras los demás dormían cómodamente en sus camas.
—Creo que deberíamos descansar un momento —dijo ella.
—Tienes razón, además de que me vine muy temprano y créeme... aún tengo sueño.
—Ven vámonos a dormir.
Ambos caminaron a la cama de ella, Logan acomodo a Tani para que estuviera en medio, él en una orilla y Anna en la otra orilla.
—Anna —dijo él susurrando antes de acostarse.
—Dime —dijo de la misma manera.
—Gracias por perdonarme... de nuevo.
—Créeme una cosa Henderson, si vuelves a hacerme algo, te juro que no amaneces vivo.
—Lo sé, yo mismo me mataría si te volviera a lastimar.
—Muy bien, ya duerme que realmente me canse de estar ganándote todo el tiempo.
—Presumida.
Ambos rieron y se acostaron a dormir. El reloj marcaba las 8:45 AM y Logan se había despertado para ir al baño, hizo sus necesidades y al volver sonrió al ver tan linda y tierna escena. Anna y Tani estaban muy abrazadas, como evitando que fueran separadas, se acercó a Tani y besó su frente. Rodeó la cama y miro a su amiga dormir.
—No me alejare de ti Anna, no de nuevo.
Se acercó lentamente y dejó un beso sobre su mejilla, la quería muchísimo... no soportaría perderla y jamás lo haría. Se recostó en la cama y se quedó profundamente dormido.
⭐⭐⭐
Esa misma mañana Pamela se levantaba con un buen ánimo, se cambio el pijama por su ropa normal y bajo para preparar el desayuno. Hizo solo para dos personas, pues recordó que Tani estaba en casa de los Parker, así que solo eran ella y Logan. Cuando terminó de preparar el desayuno, subió hacia la habitación de su hijo, toco suavemente la puerta y espero, volvió a tocar, pero como nadie contestó decidió entrar, entonces entró en pánico al ver la cama destendida pero sin rastro de Logan.
—¡¿Dónde estás Logan?! —gritó asustada. Buscó en toda la habitación pero no había rastro de él. Salió corriendo de la habitación y bajo a la sala, ahí buscó el teléfono y marcó el número de su hijo, pero no contestaba—. ¡¿Por que no contestas?! —estuvo pensando con quien ir a pedir ayuda—. Max, seguramente él me ayudará —tomó un bolso, donde guardó su cartera, su teléfono y salió de la casa, cerrando con llave.
Después de unos minutos llegó a la casa de los Parker, toco el timbre y salió la muchacha de la servidumbre.
—Buenos días señora Henderson.
—Buenos días Maricela.
—¿Necesita algo señora?
—Busco al señor Parker, ¿Podrías...
—¿Para que buscas a mi prometido? —escuchó una voz femenina.
Tanto Pamela como Maricela voltearon hacia donde provenía esa voz y era Susana.
—Necesito su ayuda, mi hijo no amaneció en la casa y no sé donde pueda estar.
—¿Y crees que Maximiliano si lo sabe? ¿Por que no me mejor te largas?
—¿Por que no mejor cuidas tu lenguaje Susana? —dijo Maximiliano atrás de ella.
—¿Cómo puedes hablarme así Maximiliano? —preguntó con tristeza fingida.
—Mejor ve arriba, hablaré con Pamela un rato.
Susana miró mal a Pamela y subió las escaleras de nuevo.
—Gracias Maximiliano —dijo ella obviamente sonrojada.
—Eres la mamá del mejor amigo de mi hija, debo defenderte como tu hijo lo hace con Anna.
—Hablando de mi hijo, ¿No sabes dónde está Logan?
—No, aún es temprano y no lo he visto por aquí.
—No está en mi casa y sinceramente estoy en pánico.
—Tranquila Pamela, vamos a encontrarlo, seguramente Anna sabe algo.
Ambos subieron a la habitación de la chica, dispuestos a preguntar por el paradero del pelinegro, entraron sin avisar llevándose una tierna escena. Ahí se encontraban, Tani, quien era abrazada por Anna y Logan. Ambos sonrieron al ver tan linda escena, que decidieron tomar una fotografía.
—Será mejor irnos, dejemos que descansen —dijo Max y Pamela asintió.
Ambos salieron de la habitación y decidieron ir a la cocina. Minutos después Anna despertó, sonrió al ver a Logan ahí con ella, pero entonces su estomago hizo una leve sonido, pues ya tenía hambre.
Sin despertar a nadie salió de la habitación y bajo hacia la cocina encontrándose con Pamela y su papá.
—Buenos días Anna —dijo su padre.
—Hola papá, hola Pamela —sonrió aún adormilada.
—Hola Anna.
—¿A que se debe tu visita Pamela?
—Bueno, es que hoy no vi a mi hijo durmiendo en su habitación y me asusté, creyendo que algo o alguien le había hecho algo malo.
Anna sonrió.
—No creo que alguien le haga algo a él, más bien él sería el que hiciera algo a alguien —se burló.
—Eso es cierto —dijo estando de acuerdo con Anna.
—¿A qué horas llegó Logan, Anna? —preguntó su padre.
—Como a las 6 de la mañana, ¿Por qué?
—¿Qué pasó?
—¿De que hablas?
—¿Por que él vendría a esa hora? ¿Algo pasó entre ustedes o qué?
—Un simple error papá, pero ya lo solucionamos, cosita de nada.
—Muy bien.
—Bueno, ya que sé dónde está mi hijo, volveré a casa, tengo algunas cositas que hacer.
—Y yo volveré a dormir, ya se me quito el hambre —dijo Anna bostezando y salió de ahí.
Pamela salió de la cocina y Maximiliano salió yendo detrás de Pamela.
—¿Ya estás un poco más tranquila?
—La verdad es que sí, por un momento creí que algo malo le había pasado a mí hijo.
—Claro que no Pam, Logan es un chico muy fuerte, no creo que deje que le hagan daño.
—Lo sé, pero... recordé algo.
—¿Qué recordaste?
—No sé si sea un sueño pero... a veces sueño con una chica de cabello rubio, de la estatura de Anna y en mi sueño... ella y yo teníamos un accidente.
—Son sueños Pamela, nada de eso pasará, tranquila, tu hijo está muy bien.
—Es verdad, solo que realmente me preocupé.
—Claro que lo haces, es tu hijo y uno siempre se preocupan por sus hijos, yo no sé que haría si a Anna le pasa algo.
—Así es, los hijos son nuestra prioridad.
—En fin, en unos días Jocelyn y Jimena cumplirán años, Jimena el 4 y Jocelyn el 10, pero celebraremos juntos ambos cumpleaños, ¿Querrías venir?
—Bueno... no creo que sea correcto que venga Maximiliano.
—¿Por que no?
—No creo que a tu... novia le parezca que venga al cumpleaños de sus hijas.
—Exactamente, no me parece que vengas al cumpleaños de MIS hijas —dijo Susana bajando las escaleras.
—Susana, yo la estoy invitando.
—¿Pero por que tendría que venir ella? —preguntó un poco enojada.
—Por que yo la estoy invitando, además yo organizaré la fiesta —dijo Maximiliano.
—Pero no son tus hijas Max, yo soy su madre y entonces yo debo organizar esa fiesta.
—¿A sí? Okey, como no son mis hijas, yo no tengo que poner absolutamente nada de dinero... tú harás toda la fiesta y si quieres algo, lo compras tú... compermiso —dijo y miró a Pamela—. Ya nos veremos después en otro momento.
—De acuerdo.
Maximiliano se fue dejando a una Pamela sonriente y a una Susana extremadamente enojada.
—¿Viste lo que hiciste estúpida?
—Haber, en primera, no permito que me llames así y en segunda, tú fuiste la que empezó con sus cosas... nadie dijo nada más que tú, esto te lo buscaste sola Susana.
—Te lo juro, me las pagarás muy caras y créeme, soy muy buena vengándome.
—Y no creas que yo me quedaré sin hacer nada, la que deberías tener miedo eres tú.
Susana soltó una risa sarcástica.
—Eso quisieras tu fíjate, ¿Miedo yo? Es ni en mis más terribles pesadillas.
—Oh créeme Susana, puedo llegar a ser una pesadilla para ti, que no te quepa la menor duda —dijo ella y salió de la casa dejando a Susana aún más enojada.
—Maldita zorra.
Realmente la odiaba y de alguna forma u otra se vengaría de ella.
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© Querido Hoyuelos por Fanny Frías. Todoslos derechos reservados.