Christmas Wish [🅒.🅐] próxim...

By Zuceth_Alvarez

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Siempre pensamos en lo que queremos, no en las palabras que usaremos. Primer e... More

Presentación.
Prólogo.

Prólogo.

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By Zuceth_Alvarez

¿Que sucede  después de la muerte?



Tal vez casi nadie se lo pregunte. O tal vez solo Kala nunca se lo pregunto, hasta que sucedió lo que sucedió.

La mamá de kala, era muy responsable con unos padres sobre protectores.

Por otro lado su papá era muy rebelde, con unos padres no tan protectores, por no decir irresponsables.

Por lo que unos padres pensaban.

"Es nuestra única hija, hay que protegerla"

Y los otros...

"Es nuestro único hijo, hay que darle libertad"

Crecieron como total polos opuestos la forma en que se conocieron fue un tanto... extraña y arriesgada.

-¡Te cuidas hija!

-Si mamá...

-¡Que te valla bien!

-Gracias mamá te quiero.

La chica se subió al auto para luego manejar a un banco, su padre tuvo que tomar turno extra y su madre aún estaba en medio de una conferencia telefónica.

Ella decidió ir, sus clases ya habían terminado y tenía tiempo libre.

Al estar cerca del banco vio un espacio vacío para estacionar su auto, le dio de retroceso para poder quebrarse y hacer más espacio.

Pero un carro deportivo se estacionó velozmente antes que ella.

Un poco enojada bajo el vidrio para ver a un chico que sonreía ya viéndola.

Parpadeo un par de veces para verlo mejor , tenia el cabello despeinado, largo del lado de la frente y corto de la parte de abajo,  de un color platinado fuerte, no pudo distinguir el color de sus ojos por la lejanía. Le pareció muy guapo, quiso sonreírle pero gracias a las circunstancias no lo haría.

-¡El estacionamiento era mío! -Grita con con un poco de enojo.

-Demasiado lenta -dijo él chico subiendo el vidrio que desde antes traía abierto, ella bufó e intentó buscar otro parqueo.

Al tener todo listo se bajo para entrar al banco, la chica se dio cuenta de que la persona que le robó el parqueo aun no había bajado del auto, apresuró el paso para entrar antes que él y lo logró.

-Buenos días.

-Buenos días -preguntó el guardia revisando su bolsa- pase adelante.

La chica agradeció y sigue caminado hasta el lugar de los ticket, mientras revisaba unos papeles.

Al levantar la mano para tomar el numero, otra se le adelanto tomándolo antes que ella.

-¿Pero que...? -se da la vuelta topándose con unos ojos marrón-claro, el chico anterior quien la miraba con una sonrisa divertida.

-Demasiado lenta. -vuelve a decir mientras le guiña un ojo y camina hacia la fila, ella incrédula voltea hacia un guardia, el cual intentaba no reírse.

Al ver tal cosa, suelta un quejido silencioso, agarra el otro numero y se coloca detrás del chico. A una distancia prudente.

Mientras seguía revisando los documentos escucho unos susurros en la entrada, seria curiosidad o el mal presentimiento que le entró al ver al nuevo guardia en la entrada.

Cuando vio mejor, se le erizó la piel y rápidamente guardó los documentos mientras caminaba hacia atrás, la chica no sabía que hacer hasta que chocó con una espalda.

-Un poco de cuidado ¿no crees? -vuelve a escuchar ese tono de voz divertido, el chico aunque no le veía el rostro pudo ver que la chica empezaba a temblar - ¿estas bien?

Ella como pudo señaló a la entrada, donde el guardia con disimulo dejaba entrar a cinco hombres enmascarados con armas, por otra puerta, él al ver a los hombres intentó gritar, pero ya era demasiado tarde.

-¡TODOS AL SUELO Y LAS MANOS DONDE LAS PUEDA VER! -al instante se escucharon gritos e inconscientemente las personas obedecían.

Ella estaba en un pequeño trance, sentía su cuerpo frío y que la respiración se le entrecortaba.

Hasta que sintió unas manos que la agarraban por la cintura, jalándola hacia abajo y colocándola detrás de un sofá.

-has silencio, agáchate y que no te vean -le susurro él chico.

Ella lo vio nerviosa ¿por que no se colocaban donde estaban todos los demás?

-Yo que tu no haría eso amigo -se helo aun mas, pero suspiro cuando se dio cuenta que no se lo decían a ellos, sino aun guardia que intentó atacarlos, lo cual resultó mal.

Habían cinco hombres y el guardia, el que seguía en la puerta de salida sin moverse, con las manos arriba como si le fueran a disparar, Miedoso pensó él chico.

Todos los hombres estaban divididos, dos con los cajeros, dos con los guardias y uno con los rehenes.

-¡REVÍSALOS A TODOS! -le ordenó el que estaba con unas cajeras, el guardia que estaba con los rehenes comenzó a caminar entre todos ellos.

-Rápido, acuéstate boca abajo y manos sobre la cabeza -le susurró de nuevo y ella obedeció rápido.

El guardia siguió caminado viéndolos a todos y asustando algunos, como si estuviera más que contento con su trabajo, pero se sorprendió al ver una pareja de chicos tras el sillón la cual no había visto antes.

-¡Oh! Aquí hay otros dos.

-¿y no te habías dado cuenta imbécil? -le grita otro enojado.

-No pasa nada, son inofensivos, se están muriendo de miedo. -la chica no levanta la mirada, pero él sí ya que no le gusto lo que dijo, al verlo se dio cuenta que se estaba comiendo con la mirada a la chica, ya que al estar en esa posición su blusa se bajó un poco dejando ver el comienzo de sus pechos.

El gruño molesto ante tal cosa.

-¡REVISA A LOS DEMÁS! ¡APÚRATE! -asintió y comenzó a ver a los demás, pero al girarse tan rápido y de milagro de Dios.

El arma que tenía en su bolsillo se calló, quedando a unos centímetros del chico, el abre los ojos impresionado, estiró su brazo para agarrar el arma y esconderla debajo de su pecho.

Todo esto bajo la mirada de la chica, que ahora estaba incluso más nerviosa.

-No intentes nada fuera de medida, dos de ellos cargan una USAS-12 tres de ellos una Draco SBR y le robaron sus SPAS-12 a los policías, lo que tienes debajo de tu pecho solo es una, M9.

El estaba muy impresionado como confundido, ¿Cual era la diferencia? Y ¿como la chica que estaba a su lado sabía tanto de eso?

-No importa que sean, todas tienen balas, no es tanto el arma, sino quien la maneja. -le susurra.

-Por eso. -le susurra de vuelta volviendo a colocar su cabeza hacia abajo, él frunce el ceño, ¿lo estaba subestimando?

-No hagas eso que tu me ayudaras -ella levanta el rostro alarmada- así que empieza a arrastrarte.

No lo podía creer obvio no iba a ser eso, el empezó a arrastrase hacia donde están las cajeras con el arma en la mano, al ver que ella no se movía le jala un pie.

-vamos... apúrate... -ella ansiosa, lentamente se da la vuelta, sabía que después se arrepentiría de esto.

Ladrones más fachas.
Piensa ahora ella ¿como no se dan cuenta que los rehenes se están moviendo?

Cuando estuvieron detrás de las cajas ella se quedó escondida al principio de estas observando a todos,
Por órdenes que él le dio.

Mientras el chico se iba hasta la primera cajera que estuvo más cerca, ella tenía las manos por los hombros y la vista al frente.

-hey, oye... -le susurró, la cajera poco a poco bajo la cabeza y cuando se topó con el chico se sorprendió. -¿donde está el botón para la alarma?

Ella vuelve la mirada al frente y poco a poco mueve la cabeza de un lado a otro para decir que no.

¿Que entrenamientos le dan a esto?
¿Si llegan a robas les das el dinero y listo?

El chico quería ayudar pero están perdiendo la paciencia.

-dime donde está...

- sabrán que fui yo. -susurra con dificultad.

-dime que hacer, e iré a una caja vacía para activarla.

Ella se lo pensó un momento, pero con el pie le señaló un botón que estaba a la altura de su rodilla, era rojo y con una equis en medio.

El movió los labios para decir un Gracias y después pulsó el botón, ella abre sus ojos asustada.

-No me voy a arriesgar tanto. -dice él chico para, regresar con su acompañante.

A los segundos una fuerte alarma empieza a sonar en todo el banco.

-¿QUIEN FUE? -grita uno de los armados- ACASO.... Fuiste tú preciosa.

El hombre se estaba empezando a acercar a una de las cajeras y no exactamente a la que tenía los brazos en el aire.

-NO HAY TIEMPO PARA ESO, METAN EL DINERO YA, ¡RÁPIDO! TENEMOS POCO TIEMPO. -los guardias de seguridad no tenían armas, por lo que solo dejaran a un hombre con ellos, otros con los cajeros y los demás se fueron a ayudar.

-muy bien -susurra ella- ahora quedémonos aquí.

-¿enserio crees que voy a dejar que se lleven el dinero? -ella al escuchar eso suspira cansada- ¿tienes alguna idea de cómo entraron?

"Ni siquiera es tu dinero"  pensó ella.

Pero al ver que el chico estaba más que convencido, empezó a hablar, haría lo que pudiera, no dejaría que lo mataran.

-Si -dice con mucha intriga, el se acerca más a ella para escuchar- el guardia de la entrada...... -el suspenso con el que decía la chica, era único, pudo jurar que se sintió en una película de miedo- es otro.

Suelta, el la vio incrédulo, quiso reír sarcásticamente, pero se aguantó la risa, sin embargo no las palabras.

-oh claro, como los guardias nunca descansan ni cambian de turno -susurra con sarcasmo, la chica no contesto, le quería ayudar, pero tenía miedo y no exactamente a la muerte, sino a todo lo que le faltaba hacer en esta vida como para irse tan luego de ella.

Y al tener a este chico al lado, no sabía que le podría esperar.

-mira aquel guardia, lo están descuidando un poco, podemos  hablarle.

El empezó a arrastrarse de nuevo y ella se fue detrás de él, buena idea pensó, darle el arna al guardia.

Tal vez el chico no estaba tan mal de la cabeza después de todo.
Se acercaron lo suficiente, hasta estar a la vista del guaria.

-¿puedo dispararles? No exactamente a matar, sino para herirlos y ayudarlos a escapar.

El guardia, asintió moviendo la cabeza, cuando ve el arma en la mano del chico, con los ojos le decía que se la diera.
Pero él entendió mal.

-oh.. no es mía, se le callo a uno de los asaltantes, pero tranquilo yo me encargo.

Se dio la vuelta para regresar, la chica que avía presenciado toda la conversación, estaba con una expresión inimaginable en el rostro.

-¿Te acercaste al guarda, para pedirle permiso.. ¡para disparar!?

-si, así no me encarcelan, el me dio permiso.

La respiración de la chica se volvió a descontrolar ¿con que crió estaba tratando?

Ya no se movió de donde estaba, se volvió a acostar boca abajo solo que esta vez escondiéndose.

Cuando el chico vio eso, agradeció internamente, sabía que algo podría salir mal.

Se escondió detrás de un estante y suspiro, para luego contar hasta tres, vio el guardia que estaba cuidando a los rehenes y le apuntó a las piernas.

Le disparó justo en la rodilla, lo que se escuchó después fueron gritos, tanto de los rehenes como de los criminarles, el que estaba con los guardias de sobresalto pero no dejó de ver a los que estaban delante de él.

-¿¡QUIEN DISPARÓ!? ¿QUIEN FUE? -grito mas que enojado el que estaba ayudando con el dinero.

-ME DISPARARON. -grito el otro quien ya hacía en el suelo con la mano en el lugar de la herida.

-¿!QUIEN FUE!?

-¿¡CREES QUE YO SE!?

-CALDERA, DEJA A ESOS IMBÉCILES QUE NO PODRÁN HACER NADA Y VEN A AYUDARNOS.

El hombre que estaba con los guardias de da la vuelta directo a donde está su compañero herido.

La chica que estaba escondida, suspira tras la decisión que acaba de tomar, se arrastró lentamente hasta donde estaban los guardias amarrados, se colocó detrás de ellos y fue desatando uno por uno.

Todos se sorprendieron al ver pasar al guardia que estaba en la puerta, directo a ayudar al ladrón herido que a sus compañeros.
Y la chica suspiro agradecida de que no la haya visto a ella.

-No se vayan a levantar, ellos tienen armas ustedes no, esperen y finjan estar atados.

Fue lo ultimo que susurró antes de volver a su escondite con todas las cintas en sus manos.

Por otro lado el chico sabía que si volvía a disparar lo descubrirían, pero se arriesgó.
Le disparó al que estaba con los guardias directos en el hombro.

El cual también calló al suelo, el que parecía el líder y siempre andaba gritando, le hizo unas señas a uno de sus compañeros, los dos lentamente se acercaron hasta donde provenían las balas.

La chica se percató de esto pero era imprudente hablar.
Cuando uno de los ladrones se le colocó enfrente el iba a disparar pero otro lo atacó por detrás.

- ¡CON QUE TENEMOS UN HÉROE! MÍRENLO -lo agarro de la camisa, levantándolo y tirándolo lejos, tras este acto el soltó el arma quedando a unos pocos metros de las cajeras.

-¡TE ARREPENTIRÁS! -él hombre le apunta directo a la cabeza.
Pero antes que hiciera cualquier movimiento, el ya tenía una bala, en el hombro izquierdo.

Todos dirigieron la mirada a la chica que tenía el arma en mano, allá al ver las intenciones de los demás ladrones, se tira detrás de las cajas aun con el arma, lista para cualquier situación.

-¡BÚSQUENLA! -grito el tercer hombre herido.

Se volvió a helar, sentía que la sangre ya no le circulaba, escucho los pasos que se acercaban a ella.

El chico que aun estaba en el suelo, por primera vez en todo el momento siento miedo de verdad, miedo que algo le pasara a ella por su culpa.

Hubo otro giro de suerte al escuchar unas voces nuevas.

-¡POLICÍA, MANOS ARRI.... -antes que el pobre hombre pudiera completar la frase, ya tenía una bala incrustada en su abdomen.
Los compañeros del policía se escondieron detrás de unos muros, acción que los ladrones también imitaron.

Nuevos gritos se escucharon ya que habían empezado un tiroteo, entre los policías y los ladrones, aun con algunas personas en el suelo, los guardias al estar desatados, cuando llegó la policía algunos de escondieron y otros buscaron nuevas armas para ayudar.

La chica que aun seguí debajo de una cajera, se colocó los brazos en la cabeza para tapar sus oídos con las manos, no tanto por los ruidos de balazos, sino por los ruidos de las personas que salían heridas tras estar en el suelo.

Obviamente, pensó ella, todos se preocupan más por el dinero, que por la vida de las personas.


Al cabo de unos minutos, el tiroteo paró, ella continuaba con sus brazos en la cabeza y temblaba un poco.
No sabía que pasaba, ¿Quien había ganado?

-¿¡TODOS BIEN!? -grito un hombre.

-obvio no... -susurra ella.

-LLEVEN A LOS HERIDOS A UNA AMBULANCIA, LOS DEMÁS SALGAN DEL BANCO Y USTEDES AYÚDENME CON ESTOS DELINCUENTES.

Entro gritando un hombre el cual de seguro era el jefe de la policía.

No sabía que hacer, no podía moverse, cerró los ojos gracias a un dolor de cabeza.

-¿estabas bien? -su respiración se volvió a descontrolar- tranquila, ya estas a salvo, vamos abre tus ojitos.

Ella lentamente lo hizo, encontrándose con el chico al cual le había salvado la vida.

-ven, vamos a pararnos -poco a poco ella se incorporó, con ayuda de él -hola.

Le dijo ya al estar de pie, intentando sacarle una sonrisa lo cual no funcionó.

-Gracias por.. salvarme la vida. -le dice con una sonrisa- eres la causa de que mis padres me preparen un pastel hoy.

-con gusto... -susurra ella apartando la mirada, analizando todo su alrededor.

-Por cierto me llamo Uriel -ella lo vuelve a ver incrédula, aun estaba en un pequeño shock y no sabía por qué le dijo su nombre - ¿y tú te llamas....?

-Afrodita.

-¿como te llamas? -dice con una pequeña sonrisa.

-ya te lo dije, no lo volveré a repetir. -menciona en voz baja mientras se cruza de brazos.

-mucho gusto bella dama AFRODITA -el chico le extiende la mano con una sonrisa en él rostro, ella se la acepta mientras suelta una pequeña risita.

Los ojos de él se iluminaron al ver eso, lo había logrado, logró que ella sonriera.

Cuando sus manos se tocaron sintieron un pequeño escalofrío, ya que la de el estaba calienta por la adrenalina del momento y la de ella seguí fría tras el miedo.

Ese momento fue interrumpido por una voz de un policía.

-Aquí está nuestra pareja de héroes. Gracias jovencitos, acaban de detener un robo muy grande.

-Fue con gusto -le dijo el, mientras ella sonríe.

-debería merecer algún crédito, o postularse para la policía, este año tenemos entrenamientos nuevos.

-Gracias por la oferta, pero yo me conformaría con medio millón de Euros para cada uno -dice la chica con una voz divertida, por primera vez.

El la vio asombrado y con cariño.

-yo estoy de acuerdo. -le siguió el juego.

-no sería mala idea, tal vez no medio millón, pero sin una recompensa... -antes que el hombre terminara, llegó el gerente del banco con una cara de susto.

-oficial, necesito su ayuda por acá. -No dejó ni que se despidiera, simplemente se lo llevó.

-¿crees que escucho?-preguntó Uriel.

-oh, claro que lo hizo. -hubo un pequeño silencio entre los dos, el cual Uriel aprovechó para verla mejor, la chica era más baja que el, su cabello castaño largo hasta la cintura, ahora estaba atado en una cola de caballo alta, y sus ojos eran de un bello color miel. - un gusto conocerte Uriel de seguro nos veremos pronto.

Se despidió Afrodita, con una dulce sonrisa, el la siguió con la mirada, hasta que se le perdió entre la multitud.

Suspiro la quería volver a ver, empezó a caminar y se topó con una bolsa.
Bolsa donde estaba toda la información de la chica. No pudo evitar si reír mientras veía hacia la nada.



























Sus padres tuvieron una linda historia de amor, una que nadie se imagina, una un tanto cliché.
Lastima que duro tan poco..

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