DOMAR A LA BESTIA (EL CLUB DE...

By lucylanda

4.6M 415K 89.4K

Hurs Waldorf, la bestia, como muchos lo llaman no es mas que un peleador salvaje y regenteador de un casino p... More

Prólogo.
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Aviso.
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Epílogo

Capítulo 51

60.7K 6.3K 1.9K
By lucylanda

Maddox llegó al departamento de Hurs y tal como imaginó encontró el lugar destrozado y a sus amigos en la habitación tratando de calmarlo.

   Melina tenía los ojos llorosos y sostenía a Hurs que se veía completamente deshecho.

   Miró a Max que no apartaba la vista y luego a Parker que miraba a su amigo sin saber cómo resolverlo.

   Solo hizo un gesto de saludo que respondieron a medias antes de escuchar la voz de Hurs.

—Tal vez deba morir para verla feliz —dijo incorporándose un poco.

   Los cuatro se miraron entre sí sabiendo de antemano lo difícil que sería sacarlo del hoyo.

—Aquí nadie va a morir —dijo Max—. De amor no se muere nadie y no vas a ser tú el primero, deja de intentar llamar la atención, siempre la quieres toda para ti.

   Hurs ni siquiera sonrió y Max sabía que esta vez ni los malos chistes con los que sabían que se animaban iban a funcionar.

—Ella quiere paz —dijo y sus amigos sonrieron.

—La paz no llegará con tu muerte —dijo Parker—. Deja el drama, llegará cuando aprenda a perdonar.

—Tú nunca has perdonado —dijo mirándolo.

—Yo no quiero paz —respondió—. Yo quiero guerra. Ella es una persona diferente a mí y seguramente tiene sus propios principios y deseos, dudo mucho que entre sus deseos de paz mundial esté verte morir solo porque lo dijo.

—Igual quiero morirme —dijo con una media sonrisa—. No se dan cuenta de que nunca hemos tenido nada, que somos personas a las que la vida les ha negado todo lo bueno, por qué debemos seguir de masoquistas entonces en una vida que no nos quiere.

—Porque si la vida es una hija de puta con nosotros debemos estar a la altura y darle batalla —dijo Melina—. La vida es así para algunos, nosotros fuimos los elegidos, hay que morir dando pelea.

—Exacto —añadió Maddox—. La vida tiene dos opciones, o nos mata o se rinde y nos deja ser felices.

—En tu caso se rindió —dijo y Maddox sonrió triste.

—Claro que se rindió —añadió Max—. Cualquiera se rinde después de escucharlo lloriquear por los rincones. Hasta la vida tiene un límite.

   Hurs hizo una sonrisa amarga.

—Quiero estar solo —dijo.

—No —respondieron al unísono.

—Yo puedo quedarme —dijo Max—. Mis compromisos sexuales pueden esperar.

—Yo también —dijo Maddox—. Mis compromisos matrimoniales pueden esperar.

—Yo igual —dijo Parker—. Mis compromisos paternales pueden esperar.

—Los maternales también pueden esperar —dijo Melina—. Hay una buena niñera.

—No es necesario —dijo Hurs—. Estaré bien.

  Trataba de engañarlos y aunque sabía que no iba a lograr nada igual lo estaba intentando.

—Hemos dicho que no —dijo Max—. Vamos a estar aquí todos juntos, como siempre.

—En las malas y en las peores —dijo Maddox.

—Siempre —añadió Parker—. Somos el grupito que no se separa ni para ir a defecar.

—Para toda la vida —añadió Melina.

—Solo quiero estar solo —dijo y un «no» colectivo volvió a escucharse.

  Dió un suspiro rendido antes de que Melina le acariciara el rostro y lo acostara por completo.

   Se tiró a su lado y lo abrazó mientras acariciaba su cabello antes de verlo cerrar los ojos y dormir.

  Una vez lo hizo los cuatro suspiraron de tranquilidad y salieron sin hacer mucho ruido.

—¿Qué haremos? —dijo Maddox—. No podemos estar todo el tiempo tras él.

—No, pero tampoco lo vamos a dejar solo —dijo Max—. Algo tenemos que hacer, pero no voy a dejar que me quiten a uno.

—Nadie va a dejarlo —respondió Maddox—. Solo que Hurs siempre ha sido muy sensible y creo que esta vez nos va a costar muchísimo.

—Vamos a sacarlo —dijo Parker—. Podemos hacerlo.

—Yo por lo pronto voy a arreglar unos cuantos pendientes —dijo Melina—. Cuídenlo en lo que vuelvo.

—Toda tuya —dijo Parker.

—Aunque me gustaría verte —dijo Max—, preferiría quedarme.

—Y te lo agradezco. Nos vemos en un rato.

   Salió de ahí rápidamente dejando a los cuatro hombres en su lugar mientras ella conducía hacia donde debía.

  Se detuvo en el edificio y una vez cruzó la puerta del lugar caminó hasta plantarse frente a la puerta.

  Miró la hora, en ese momento el mocoso no debería estar y tenía el tiempo limitado.

  Tocó de forma insistente hasta que escuchó la voz de la mujer.

   La puerta se abrió dejando ver a Polette que la recibió e inmediatamente borró su sonrisa.

   La había visto sólo un par de veces con Hurs pero también de la mano del otro.

   Melina se metió sin autorización a la casa y solo entonces Polette reparó en sus manos. Las tenía enfundadas en guantes y el cabello estaba castaño cuando lo había visto rubio.

—¿Qué quieres aquí? —dijo sin cerrar la puerta—. Será mejor que te vayas.

   Melina la vio con una sonrisa de malicia antes de acercarse a ella.

—¿Me tienes miedo? —preguntó con ese semblante que le caracterizaba—. No me digas.

—No te tengo miedo —respondió y la vio reír.

—Deberías —dijo acercándose un poco más.

   Sin que lo esperara, Polette se vio pronto sujetada del cabello y lanzada al piso por una Melina que aunque delgada y estilizada poseía una fuerza que no habría imaginado.

   Pronto la tenía encima asestando un golpe tras otro mientras le gritaba lo perra que era por haber lastimado a Hurs.

  En su vida hubiera imaginado que la mujer que se veía tan femenina y en tacones supiera golpear como un hombre. Estaba claro que había aprendido defensa personal y lo estaba usando justo en ese momento.

  Intentó quitársela de encima un sin fin de veces pero le resultó imposible, tanto que cuando se cansó, Polette estaba lo suficientemente golpeada para hablar.

  Miró a Melina pararse y sonreír.

   La tomó del cabello y la miró.

—La próxima vez te espera una bala —dijo con una sonrisa maliciosa—. No soy la clase de mujer que se anda con rodeos, hay cuatro hombres que cuidar y de los cuales defenderse, está claro que no sabes cómo y menos sabes cómo voy a disfrutar quitar del mundo a una porquería como tú. Si te vuelves a acercar a nosotros no vas a vivir para contarlo, si te importa tu bastardo no vas a exponerlo. Espero estemos claras en eso.

  Se puso de pie en el momento en que el niño abría la puerta para ver a su madre en el suelo y después a Melina que le miró con un sonrisa de inocencia.

—Deberías ayudar a tu madre —dijo mirando al niño—. Se resbaló y se ha golpeado, no sea que tú también te resbales y quedes peor. Es peligroso.

   Salió de ahí dando una risa de burla que no le pasó desapercibida a ninguno de los dos pero que Polette supo que no estaba bromeando y que seguramente era una mujer peligrosa.

   Dejó que su hijo la ayudara a levantarse y fue hasta su habitación donde pensaría con claridad su siguiente paso.

   Melina por su parte condujo hasta su siguiente destino.

  Soltó su cabello y sonrió al darse cuenta de lo que había hecho. Había sido muy arriesgado y lo sabía pero estaba segura de que ella no haría denuncia alguna, más bien esperaba el contraataque.

  Se detuvo frente a la casa de las Kannavage y miró tocó la puerta donde de inmediato una Brooke alarmada abrió y miró tras ella.

—Maddox se quedó con Hurs —dijo y Brooke asentía—. No creo que se lo dejen solo al menos esta noche.

—Maddox no atiende el teléfono —dijo y Melina frunció el ceño.

—En un momento le llamo y vemos —dijo con una sonrisa—. Ahora solo quiero hablar con tu hermana.

—Está en su habitación —dijo y ella asintió esperando que la guiaran.

  Pasó frente a Perséfone y se detuvo unos segundos para verla de arriba a abajo mientras esta le devolvía la mirada con la misma soberbia.

   La miró con detenimiento y sonrió pero Perséfone le miraba con la misma sonrisa de burla que la hizo reír aún más.

   No sé dijeron nada pero Melina había colocado su atención sobre ella por algo.

   Siguió su camino mientras Brooke la miraba desde la puerta de la habitación de su hermana con el ceño fruncido al ver el encuentro entre ambas.

   Tocó la puerta y sin esperar respuesta abrió encontrando a Scarlett sentada mirando hacia la ventana mientras lloraba en silencio.

   Se giró al escuchar los ruidos mirando a la mujer al lado de su hermana.

   Aspiró un poco para tratar de reconocer su olor pero supuso que porque estaba llorando no podía sentir.

   Se puso de pie al verlas.

—Cariño, ella es Melina —dijo Brooke y sólo sirvió para que Scarlett se pusiera a la defensiva mirando a la chica.

   Se la imaginó guapa por supuesto pero sin duda tenía frente a ella a una muñeca mucho más hermosa y perfecta de lo que hubiera imaginado jamás.

—¿Qué quieres? —dijo a la defensiva haciendo reír a Melina.

—Me das unos minutos —dijo mirando refiriéndose a Brooke.

—No te doy nada —dijo Scarlett—. Lárgate si has venido a hablar de él.

—Tú te callas y me vas a escuchar simplemente porque me da la gana —dijo una autoritaria Melina.

  Brooke la miró y por primera vez vio el rostro de Melina contraerse de enojo y sacar un carácter que antes no había visto.  

   Brooke salió de ahí mirando a su hermana suplicante para que no hiciera ningún escándalo.

—Habla rápido y lárgate —dijo pero Melina sonrió.

—A mí nadie me dice cómo hacer las cosas y menos una completa e insignificante para mí —respondió moviendo las manos con indiferencia—. Estoy aquí por él y solo por él.

—No me importa lo que sientas por él —dijo Scarlett.

—Eres más estúpida de lo que crees —dijo divertida—. En fin no voy a discutir eso. Estoy cansada de ver a mis amigos sufrir.

—Se lo tiene bien merecido —dijo apretando los dientes—. No me digas que no porque así es.

—No, no se lo merece —dijo con un encogimiento de hombros—. Todo se ve desde perspectivas diferentes. Lo que haces al no escucharlo es estúpido, al menos se lo merece porque no te hizo daño de forma deliberada.

—Pues no me importa —dijo retándola—. Si ya has dicho todo, lárgate ahora mismo. No quiero saber nada de él.

—Lamento que así sea —dijo con un encogimiento de hombros—. Lamento que tú rencor sea más fuerte que tu amor.

—¡No intentes chantajearme! —dijo alterándose—. No es válido.

—¿Chantajearte? —dijo enarcando una ceja—. Que pena me das, eres estúpida e indigna de Hurs. Él es un hombre que ama con el alma y que si no hubieras sido tú la mujer a la que atropelló igual te habría pagado la operación, pero eso no cuenta para alguien que parece ser quiere vivir del pasado sin saber exactamente lo que sucedió antes de eso, porque solo le importa el odio que alimentó durante años. Es penoso que no te des cuenta pero yo sí me doy cuenta de que tú ni por error eres la mujer que alguien como Hurs debería tener a su lado.

—Tú no sabes nada —dijo Scarlett—. No sabes todo lo que él causó por atropellarme.

—Sí, sí, sí —dijo moviendo las manos con aburrimiento—. Tú pobre y ejemplar padre se volvió jugador por conseguir dinero. Mejor deberías preguntarle a tu madre desde cuándo oculta el pasado de tu padre y dejarías de culpar a Hurs de todas tus desgracias.  

—¿Qué estás insinuando? —dijo ofendida acercándose a ella. Insinúas que mi padre ya era jugador desde antes.

—No insinuo nada —dijo Melina—. Lo estoy afirmando.

   Su mejilla resonó por el golpe que Scarlett le asestó.

Continue Reading

You'll Also Like

1.7K 140 18
Algo que se me ocurrió y lo público PQ se me olvida
59.7M 1.4M 17
Sinopsis Kaethennis ha disfrutado de los placeres de la vida, mucho, casi se puede decir que demasiado. Un alma libre, al menos así se definiría el...
1.8M 74.5K 62
Necesito huir, necesito huir de mi ser, de mi alma; de mi. Papá ha ido poniendo y quitando de apoco, pero lo amo. Lo amo como se ama al sol aún cuand...
94.2K 5.2K 60
Tienes 50 días para NO enamorarte ¿Tu podrías superar la apuesta? ▪En edición de ortografía