¡¿Cómo terminé aquí?! (Fanfic...

By ElectricAngel13

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Allí me encontraba. Mi largo cabello estaba corto. Mis delicadas y largas uñas, las cuales siempre llevaba pi... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36

Capítulo 26

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By ElectricAngel13

Miraba a Ren de manera extraña. Pensaba que era lo que quería decirme, pensé que era algo malo, eso me reflejaba su mirada, estaba perdida y vacía. Algo no andaba bien con él, me preocupe bastante, pero preferí no preguntar, quería que él me lo dijera. Fuimos al parque, a un lugar alejado de todo, él me dijo que quería contarme eso primero a mí. No sabía cómo sentirme. Él se quedó en silencio, con los ojos cerrados, suspiró, y vi que una lágrima cayó por su mejilla.

-R-ren ¿Qué tienes?-

-Yo…- me miraba –no sé cómo decir esto…- suspiraba muchas veces, algo le pasaba pero no quería apresurarlo –me… me voy del instituto-

-¡¿Qué?! Espera, no puedes irte…-

-Iba irme hace una semana, pero no quería seguir enojado contigo, así que le pedí a mis padres algo de tiempo… ellos consiguieron trabajo fuera del país y no quieren dejarme solo, a pesar de que estoy en un internado… no quieren… intenté convencerlos pero no hubo caso, están negados…- un par de lágrimas cayeron por mis mejillas. Lo abracé intuitivamente. Era triste escuchar eso, el era mi preciado amigo y no quería que se alejará así.

-Ren… yo…-

-Por favor no digas nada Hikaru, prefiero que te quedes en silencio. No quiero sentirme peor de lo que me siento si escucho tu voz…- no hablé más y él tampoco. Nos quedamos en silencio un rato e ingresamos a la hora de la cena. Tenía una cara larga y mis amigos me preguntaron que me pasaba. Yo les dije que no era la persona indicada para contarlo. Miré a Ren y el asintió. Les dijo que quería decirles algo a todos. Con ellos estaba Alexy, lógicamente, quien no me miró ni una sola vez, pero en ese momento no me interesó, solamente me importaba el pequeño. Él contó lo que tenía que decir. Todos pusieron caras tristes, la verdad todos lo apreciábamos bastante y ninguno de nosotros quería que se fuera. Lysandro hizo la pregunta que todos queríamos hacer, pero ninguno se animaba por temor a la respuesta.

-¿Cuándo te marchas?-

-Mañana a la madrugada… a las cinco sale mi vuelo, así que a las tres me iré… me gustaría quedarme más… pero…-

-¡Entonces pediré un par de taxis, a las tres salimos todos!- todos me miraron sin entender que ocurría –iremos a despedirlo al aeropuerto- les dije. Me sonrieron y Ren parecía muy emocionado de que sus amigos lo fuéramos a despedir. Estuvimos toda la cena hablando y riéndonos. Yo no interactuaba de ninguna forma con Alexy, pero eso es tema aparte. Nos quedamos toda la noche en la habitación del pequeño, hasta que la hora se hizo. Tomó sus maletas y todos salimos. Fuera nos esperaban los vehículos. Nos subimos. El viaje se hizo corto, por desgracia. Yo iba en el mismo coche que Armin, Lysandro y Ren. Íbamos hablando sobre cualquier cosa, hasta que divisamos el aeropuerto y todos guardamos silencio. Dentro, nadie omitió palabra alguna, todos estábamos tristes, hasta Castiel aunque no lo quieran creer.

Una vez que finalizo, fuimos todos al lugar en donde tenía que subirse. Escuchamos que llamaban a los pasajeros de su vuelo, así que él se despidió con un simple, “adiós y gracias por todo”. Todos lo despedimos con una sonrisa, pero había algo que sentía en mi pecho. No podía despedirme con un simple adiós, era doloroso. Lo veía alejándose, y supe que no podía dejar todo así. Corrí tras él.

-¡Ren!- le grité y se volteó. Se acercó a mí.

-¿Qué pasa Hikaru?-

-Yo… realmente voy a extrañarte. No nos conocemos desde hace mucho tiempo, pero realmente te aprecio y me apena mucho que te tengas que ir. Espero volver a verte, así que no será un “adiós”, será un “hasta pronto”. Sé que nos volveremos a ver, tal vez nos visites, o te visitaremos y siempre nos mantendremos en contacto, tienes nuestros números de celular, así que no hay forma de que no supiéramos nada sobre ti. Más te vale mantenerte en contacto y que nos cuentes todo, más si consigues una novia por allí- rió.

-Gracias Hikaru… aunque tus serás la persona a la que más voy a querer siempre- tiró de mi brazo y me dio un beso. –Espero verte pronto-

-Entonces vuelve pronto, tonto- le sonreí. Me devolvió la sonrisa y luego se fue. No pude evitar llorar al ver partir a uno de mis amigos. Armin puso su mano en mi hombro.

-Tranquila tontita, lo volveremos a ver…-

-Lo sé, aún así es triste- se puso delante de mí y secó, violentamente con su manga, mis lágrimas. Eso me sacó una sonrisa, sabía que lo había hecho a propósito. Me quedé mirando como el avión se iba, y luego miré el cielo nocturno un rato hasta que los chicos me dijeron que teníamos que irnos. No hablamos nada en el viaje de vuelta, ninguno tenía ningún deseo de hacerlo.

Volvimos y cada uno fue a su habitación. Accidentalmente desperté a mi compañero de cuarto. Me miró desentendido, pero se dio cuenta que algo me pasaba. Él se paró y me abrazó. Me preguntó qué era lo que pasaba. No me soltaba mientras yo sollozaba en su pecho. Le conté. El acarició suavemente mi mejilla y mi pelo. Me tranquilizo bastante, por lo menos. Me quedé un rato aferrada a él, y luego ambos nos fuimos a acostar cada uno en su cama. No dormí mucho, me la pasé pensando sobre mi amigo, también pensé en Alexy, me dolía que no me había mirado, o yo creí eso, yo quería creer que me miraba y que yo no me percataba de ese hecho, pero tal vez era mi imaginación a pesar de que quería que fuera la realidad. Cómo deseaba que las cosas con él se solucionaran, no soportaba la distancia que había entre nosotros dos. Que la persona que más quieres prácticamente te odie, realmente duele… duele demasiado. Suspiraba y rompía el silencio de la noche con mis sollozos, pero por suerte no desperté a mi compañero, no quería preocuparlo, ni despertarlo nuevamente. En un momento me dormí, finalmente el sueño logró vencerme y fui despertada por mi compañero a las dos de la tarde. Me había saltado el almuerzo por dormir, pero fui igual a la cafetería. La señora Juana, la señora de la cafetería, me había preparado un almuerzo especial para mí, como quería a esa señora, pero había algo más que un delicioso almuerzo esperándome allí, una señora algo bipolar sentada, mirándome fijamente mientras yo comía fuera de hora. Era algo molesta, pero sabía que quería decirme algo y que iba a esperar a que finalizara de comer. Debo admitir que tenía miedo de lo que iba a decirme. Una vez que finalicé, ella hizo lo que siempre, mirar para todos lados y suspirar muchas veces, eso era realmente irritante, pero algún día tenía que acostumbrarme. Luego de unos minutos de hacer lo de siempre decidió hablar.

-Hikaru, tienes que mudarte del área de los chicos y trasladarte a las residencias de las mujeres…-

-¿Por qué?-

-¡¿Preguntas por qué?! Si serás… una chica no puede estar en una habitación sola con un chico, siendo que están en el colegio…-

-Pero Oda es mi amigo y…-

-¡Hikaru! Te vas al lado de las chicas… empaca tus cosas…-

-Pero… ahora voy a estar sola, las chicas entran la semana que viene-

-No importa…-

-¡Si que importa! ¡No quiero estar sola!- me paré de repente -¡No quiero estar sola! ¡No quiero!- grité con fuerzas. Iba a salir corriendo, pero ella me tomó por el brazo.

-¡Deja de escapar de todos tus temores y por una vez en la vida enfréntate a ellos! Sé que te asusta la soledad pero te digo la verdad tienes que salir de los edificios de los chicos, así que…-

-¡Está bien! ¡Me voy a hacer las maletas!...- me fui refunfuñando y quejándome de Tania por enviarme a la soledad de los otros dormitorios, era realmente molesto. Yo sabía que ella lo hacía para ayudarme y lo apreciaba mucho, pero la verdad tenía algo de miedo y no me gustaba estar completamente sola en un gran edificio. Además, cuando uno está solo en la noche en una casa o edificio, comienza a escuchar y ver cosas que tal vez jamás estuvieron allí. Realmente es tenebroso, pero no podía hacer nada. Me dirigí a mi habitación e ingresé con una cara larga. Allí dentro se encontraba mi amigo, escuchando música con sus auriculares y practicando algo de boxeo. Se volteó a verme y se dio cuenta de que algo me pasaba.

-¿Qué te ocurre?-

-Tengo que irme…-

-¿A dónde?-

-A la residencia de las chicas… completamente sola…- no dije nada más y comencé a empacar. Luego de que tenía algunas cosas guardadas hablé nuevamente –la verdad no quiero irme…- no me respondió. Luego de un rato finalicé.

-Si no te quieres ir… ¿Por qué te vas?-

-La directora me dijo que tenía que irme porque no podía compartir la habitación con un chico…-

-Es lógico…-

-Pero le dije que eras mi amigo, aún así no me dejó quedarme…-

-Claro que no… ella tiene razón…-

-¿Qué dices? Somos amigos… ella cree que tu… ya sabes…- lanzó una carcajada.

-¿Crees que porque somos amigos no haré nada?... Vaya que inocente que eres-

-¿Qué dic…?- no pude terminar. Él me había tomado de la cintura y me había plantado un beso. Fue muy apasionado. Me soltó luego de un rato. Estábamos los dos completamente rojos. -¿P-p-por qué?-

-Y preguntas por qué… eres tonta Hikaru… ¡Me gustas! ¿Acaso no te habías dado cuenta?... la verdad no quiero que te vayas, pero no sé si voy a poder contenerme más tiempo después de esto así que es mejor que te marches…- no sabía que decirle. Estaba completamente roja. Tomé mis cosas y me di media vuelta.

-Adiós…-

-No es que te irás para siempre, te veré en las clases y demás- abrí la puerta y salí corriendo de allí. No fui a mi habitación, me dirigí un rato al parque, para descansar. Armin se sentó junto a mí, sorprendentemente estaba fuera, para ser más precisa había sido echado por su hermano. Le conté lo ocurrido y él se rió por algún motivo. Yo seguía roja. Hablé un poco más. Acarició mi cabeza y luego se fue, tomé mis maletas y me fui a la habitación. El edificio era más pequeño que el de los varones, tenía solamente un piso, y creo que veinte habitaciones compartidas. No tenían mucha fe a la concurrencia femenina, al menos no por el momento. En la puerta de mi habitación estaba mi nombre y el de mi compañera de cuarto.

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