Amelia.
Habíamos llegado al gimnasio donde Diego vivía actualmente, específicamente en el sótano de dicho gimnasio, era un lugar algo espacioso a decir verdad. Luther había dejado al pequeño Cinco en la cama de número 2, ya que seguía inconsciente de lo borracho que estaba, mientras Diego colocaba a Dolores en una silla; quizá fuera un simple maniquí, pero no queríamos que Cinco se enojara. Él enojado es otra persona completamente diferente.
Los tres nos quedamos parados en la orilla de la cama mientras veíamos fijamente a Cinco dormir tan cómodamente.
---Míralo.--- rompió el silencio Diego.--- Si no supiera que es tan cabrón, diría que se ve adorable mientras duerme.
---Descuida. Pronto volverá a estar sobrio y volverá a su desagradable estado natural.--- le recordó Luther.
Yo simplemente asentía ante los comentarios de mis hermanos, ya que estaba tan de acuerdo con sus opiniones sobre el chico.
---No puedo esperar tanto.
Mientras Diego decía eso, comenzó a caminar en su habitación siendo seguido por Luther, mientras yo simplemente me sentaba en un pequeño pedazo de la cama, sin llegar a aplastar o incomodar a Cinco, obviamente.
---Debo averiguar que lo conecta a esos lunáticos antes de que muera alguien más.--- comentó Diego.
¿Morir alguien más?
---Oye, todo eso que dijo antes...---habló número 1 mientras miraba rápidamente a Cinco, para regresar su mirada a su otro hermano.--- ¿A qué crees que se refería?
Diego no pareció escuchar completamente su comentario ya que veía a diferentes direcciones de su habitación, para después hacernos señas de que guardáramos silencio. Al parecer número 2 podía escuchar algo que tanto Luther y yo no podíamos.
Diego tomo una de sus cuchillas para subir por las escaleras que llevaban a la puerta de la habitación, mientras que Luther y yo nos manteníamos en guardia ante cualquier cosa, Diego abrió rápidamente la puerta pero antes de que pudiera lanzar su cuchilla una voz lo interrumpió.
---¡Si me vuelves a lanzar uno más de esos malditos cuchillos, voy a presentar cargos!--- se escucho una voz de alguien mayor, probablemente el dueño o encargado del gimnasio.
Luther y yo dejamos de estar tensos al darnos cuenta que era alguien que Diego conocía, ya que mi hermano abrió la puerta completamente ante el desconocido hombre, por lo cual no había peligro alguno.
---¿Qué quieres, Al?--- le preguntó número 2 al hombre, con tono de aburrimiento.
---Yo no soy tu secretario.--- le comentó el hombre al entrar a la habitación.
Ya cuando entro completamente al lugar, pude verlo mejor; era un hombre de ya algo de avanzada edad, usaba un pequeño gorro en su cabeza con algo de ropa deportiva.
---Si, si.--- le contestó Diego sin interés, mientras volvía a bajar las escaleras.
---Te llamó una señorita, dijo que necesitaba tu ayuda.--- le informó el hombre.
---¿Quién era?--- le preguntó número 2.
---No lo sé, una detective, creo.--- le informó el sujeto.---Que dijo que se llamaba Blotch o algo parecido.
---¿Patch?--- preguntó Diego, quién ahora se notaba más interesado en la plática al haber nombrado a la tal detective.
El hombre, seguramente el encargado del gimnasio, levantó los hombres sin interés.
---¿Tú sabes quién es Patch?--- le pregunté a Luther en voz baja, ya que no comprendía nada de la plática entre Diego y el otro sujeto.
---Ni idea.--- me contestó mi hermano, que al parecer estaba igual o más perdido que yo.
---Me dijo que te espera en ese motel de la calle Calhoun.--- le mencionó el hombre mayor.
---¿Cuándo?--- le preguntó Diego.
---Hace como media hora.--- el hombre comenzó a salir de la habitación, pero antes volvió a hablar.--- Dijo que encontró a tu hermano.
Al escuchar eso, una luz se encendió en mi cabeza, Klaus. Quien fuera que sea esa mujer ella pudo encontrar a nuestro hermano.
---Iré contigo.--- le mencioné a Diego al verlo con intenciones de irse.
---Tu debes de descansar, no estas en las mejores condiciones.--- habló Luther, impidiendo mi paso.
---Aunque me cueste admitirlo, el grandulón tiene razón.--- habló Diego.
---¿Qué haremos entonces?--- les pregunté, al ver que ninguno de los dos tenía intenciones de dejarme ir.
---Tú quédate aquí con Cinco, nosotros iremos por Klaus.--- comentó Diego, mientras me veía fijamente.
---De acuerdo.--- asentí, mientras me sentaba nuevamente en la cama.
Vi como los chicos se encaminaban nuevamente a la puerta de la habitación, pero antes de que se fueran tenía que decirles algo.
---Antes de que se vayan.--- hablé en voz alta, deteniendo de paso.
---¿Que ocurre?--- preguntaron ambos.
---Maten a esos bastardos.--- les pedí, con una mirada y rostro totalmente serio, no quería que pensaran que estaba simplemente bromeando.
Tanto Luther como Diego al ver mi cara seria, y asegurarse que no fuera una simple broma, asintieron igual de serios para finalmente salir por la puerta de la habitación en busca de nuestro hermano perdido, dejándome sola con un Cinco aún dormido.
Esos idiotas se habían atrevido a meterse con la familia Hargreeves... tenían que pagar caro. Como en los viejos tiempos, pensé.
[...]
No se en que momento, había quedado completamente dormida a un lado de Cinco, creo que si me sentía agotada por no haber descansado bien, pero me desperté algo incómoda al sentir una fuerte mirada sobre mí, al abrir mis ojos, pude notar que era Cinco quién me miraba.
---Al fin despiertas.--- me comentó el chico con una leve sonrisa en el rostro.
Cinco estaba sentado en una orilla de la cama, como yo al principio estaba, con sus codos apoyados en sus piernas mientras su cabeza estaba volteada en mi dirección.
---¿Ya no estas ebrio?--- le pregunté con una sonrisa igual, mientras poco a poco me iba sentando en la cama.
---No, ya no.--- contestó Cinco mientras soltaba una pequeña risa.--- ¿Bebí demasiado?
---Creo que sí.--- le comenté.--- Cuando te encontramos tenías una botella de licor completamente vacía entre tus manos.
---Diablos.--- escuché que murmuró Cinco por lo bajo.--- No quería que me vieras de esa manera...que conocieras esa versión de mi.
---No te preocupes, eso es lo de menos.--- le contesté, restandole importancia.
Ambos no volvimos a hablar en aproximadamente 5 minutos, un silencio nada incómodo nos envolvió, al parecer el chico estaba pensando en demasiadas cosas, cosas que no conocía, y las cuales me tenían harta de no saberlas.
---Tenemos que hablar.--- hablé, rompiendo el silencio.
---¿Sobre qué?--- me preguntó Cinco, ahora sentándose en mi dirección.
---Creo que tu sabes de que.--- le comenté mientras dirigía mi mirada hacia la cama.
Por alguna extraña razón no podía sostenerle la mirada a Cinco en estos momentos, tenpia tanto tiempo queriendo saber la verdad de lo que pasaba alrededor de él, y ya era el momento.
---Quiero saber todo lo que me haz estado escondiendo estos días.--- inicié.--- Antes no teníamos secretos entre nosotros, y ahora que volviste siento que aveces no te conozco.--- solté un suspiro.--- Quiero que me lo cuentes todo, ahora.
---Es una larga historia, probablemente no lo comprenderías.---mencionó un chico mientras soltaba un suspiro.
---¡No quiero que des las cosas por hecho!, ¡tu no sabes como reaccionare, si bien o mal, pero quiero que me lo digas!--- levanté la voz.--- Gente que no conozco, que nunca me había metido con esas personas, nos secuestraron a Klaus y a mí para obtener información de ti, ¿sabes que es lo gracioso?...¡que ni siquiera sabía que información querían!
---¿¡Llegaron a hacerte algo!?--- me interrumpió Cinco, quién ahora se notaba preocupado, mientras pasaba su mirada en mí tratando de encontrar algún golpe o algo.
---A mí no, pero a Klaus claro que sí, y no se si les haya dicho algo o no.--- le respondí.--- Por eso te pido que me cuentes todo, que ya no tengamos más secretos...nos lo debes, ¡me lo debes!--- le grité.
---Por esto mismo no quería contarte nada o meterte en esto, no quería que te llegaran a hacer algo.--- comentó Cinco mientras tomaba mi mano suavemente.
---Sabes que siempre es mejor decir la verdad, siempre es mejor saber.--- le aseguré.
Vi como Cinco se seguía debatiendo entre si contarme todos los problemas que tenía o no, me veía en segundos y después miraba a algún lugar de la habitación, al parecer los problemas si eran algo fuerte para que batallara tanto en decirme.
Escuché como Cinco soltó un suspiro.--- De acuerdo....te lo contaré todo.