Paraisos Prohibidos | KookTae

By yoongifem

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Taehyung y Jimin son un par de hermanos adoptivos que viven en la comunidad gitana de su pueblo bajo el manto... More

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Capítulo 1: Nuevo Empleo.
Capítulo 3: ¿Por qué es así?
Capítulo 4: Inevitable.
Capítulo 5: Casi.
Capítulo 6: El Beso.
Capítulo 7: Nuevas Sensaciones.
Capítulo 8: Hotel.
Capítulo 9: La Salida de Rose.
Capítulo 10: La Llegada de Yoongi.
Capítulo 11: Sentimientos Encontrados.
Capítulo 12: En la comunidad.
Capítulo 13: La Extraña Dama.
Capítulo 14: Extraños Comportamientos.
Capítulo 15: Búsqueda.
Capítulo 16: Respuestas.
Capítulo 17: Los Amantes.
Capítulo 18: No tengo miedo.
Capítulo 19: Verdades.
Capítulo 20: Te Quiero.

Capítulo 2: El Préstamo.

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By yoongifem

Yangmi llevó a Jimin hasta el cuarto que solía ocupar el antiguo chofer, ubicado en un pasillo de la planta baja junto al cuarto de otros empleados domésticos, o sea ella, y Rose y Nayeon que compartían cuarto.

Al entrar, Jimin observó con detalle cada mueble y decoración. No se veía tan lujoso como la sala o la oficina del señor Jeon, pero si se notaba acogedora y cómoda. No disponía de mucho, solo eran una cama, un mueble, un pequeño espejo, una mesita de luz y un ropero. Eso era suficiente.

Al menos entraba mucha luz de día, siendo absorbido por el hermoso amarillo de las paredes.

—Este será tu cuarto si quedas contratado con seguridad. —dijo Yangmi, yendo a tomar una libreta que estaba sobre la mesita de luz.— Todos los empleados viven en la hacienda. Más allá de los corrales están los dormitorios de los vaqueros y tu amigo Hoseok. Él comparte cuarto con su padre Jisung.

—No sabía cómo se llamaba. —dijo Jimin, preguntándose seriamente si debía quedarse o volver todos los días a la comunidad en la que vivía.— ¿Es obligatorio vivir aquí?

—No, pero muchos lo prefieren porque es un largo camino de aquí a la ciudad. —le dio la libreta.— Allí tienes todas las direcciones que necesitas. El trabajo del señor Daehyun, el colegio de la señorita Lalisa, familiares, lugares favoritos, restoranes, la clínica en donde suelen atenderse y más. Cuando lo leas lo sabrás.

—Gracias. Supongo que tendré que aprenderlo...

—Supones bien. —avanzó hasta el ropero, tomando un uniforme azul oscuro de chofer, con sombrero y todo.— Este es tu uniforme, deberás usarlo todos los días. Tus horas de trabajo comienzan muy temprano en la mañana para llevar a Lalisa al colegio.

—¿Es la hija menor de los jefes?

—Tienen tres hijos, pronto los conocerás. —caminó fuera del cuarto, volteando a verlo en cuanto cruzó el umbral.— Pruébate el uniforme y dime si es tu talle, sino tendremos que mandar a hacer otro a tu medida.

Jimin asintió. Nunca había usado algo tan elegante, ¿por qué debía ir vestido así de un lado a otro solo para llevarlos? Daba igual a esa altura. Su madre necesitaba el dinero, aunque tardarían un par de meses en recuperar el puesto, pues en la mañana el dueño ya había pasado a avisar que los echaría de allí y eso lo tenía preocupado.


***


La mirada de Jungkook se oscureció mientras veía a Taehyung de pies a cabeza. Lo que menos esperaba era encontrarlo de nuevo, y menos en su hacienda. Luego de aquella noche de sexo casual en donde apenas sabían sus nombres, se sentía satisfecho, al menos hasta que sintiera que su cuerpo necesitaba una nueva alegría. Ahí es cuando salía en busca de alguien que supiera satisfacerlo, alguien que estuviera lejos y no pudiera comprometerlo ni delatarlo en sus gustos homosexuales.

Aun no olvidaba lo mucho que su padre Daehyun se había enojado al descubrir que a su hermano mayor; Seokjin, le gustaba un chico. Desde entonces lo tenía a raya, vigilando y controlando su vida de un modo asqueroso. Pero no podía decir nada. Eso era ganarse una regañada segura, sobre todo de su madre Sunhee, que a la más mínima cosa solía llamarle la atención acompañada de un drama exagerado.

—Hoseok, ensilla mi caballo. —dijo Jungkook, sin siquiera mirar al chico.

Hoseok no necesitó más palabras para saber que lo que el azabache quería era un tiempo a solas con Taehyung. Le daba curiosidad sobre que tanto podían hablar teniendo en cuenta que no se conocían... al parecer eso no era así.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Jungkook en cuanto estuvo seguro que nadie podía escucharlos.

—No sabía que quien sería mi jefe es tu padre...

—Él no es tu jefe. —se apuró a decir, interrumpiéndolo.— Si vas a trabajar en esta hacienda, tu jefe soy yo.

Taehyung enmudeció ante la intensidad de sus palabras. Podía jurar que contenían un toque lujurioso, y no podía esperar otra cosa luego de aquella sesión de sexo fogoso e inolvidable. No solía ser el pasivo con cualquiera, pero esa vez Jungkook había sabido dominarlo como todo un experto, teniéndolo muerto de placer debajo suyo.

—Él me contrató para ser el nuevo domador. —posó su mirada en el corral, donde los vaqueros hacían hacer ejercicio a los caballos.— Se que tengo que ser realmente bueno para poder quedarme, pero confío en mis talentos, por eso estoy aquí. Necesito el trabajo. —regresó su vista sobre el azabache, notando que ahora posaba de brazos cruzados, analizándolo de arriba a abajo con total descaro.— ¿Siempre te ves así de intimidante? ¿O probablemente no esperabas volver a verme en la vida?

—Acá no puedo darme el lujo de ser flexible, esto está a mi cargo. Y no, realmente no esperaba verte de nuevo. —admitió.

—E imagino que no quieres que se sepa...

—Imaginas bien. —dio unos lentos pasos hacía Taehyung mientras observaba su alrededor, como queriendo asegurarse de que nadie estuviera viendo.— Así que mantén cerrada esa linda boquita que tienes. —susurró, lo suficientemente cerca como para que el castaño pudiera escucharlo a la perfección.

Taehyung relamió sus labios secos, sintiéndose repentinamente nervioso con su cercanía. Comenzaba a pensar que no era tan buena idea trabajar ahí si Jungkook estaría así de intenso siempre que se cruzaran. Pero necesitaba con urgencia ese dinero. Quizá podía aguantarlo un tiempo, al menos hasta que se aburriera de hacerse el coqueto.

Aunque no se quejaba.

—Lo hare. —asintió Taehyung. Nadie tenía porque enterarse, después de todo era su vida privada.

Jungkook esbozó una sonrisa de satisfacción en su rostro, con una pizca de alivio: —Eso me gusta. Y con el trabajo quiero ver que tan bueno eres.

—Te mostrare que soy bueno montando... de nuevo. —y le lanzó una mirada coqueta que Jungkook no pudo rechazar, escapándosele una risita mientras se fijaba que nadie les estuviera prestando atención.— Trae algún caballo que creas te demuestre lo bueno que soy en esto.

—El mío. —dijo de inmediato, entrando al establo. Taehyung lo siguió, llegando hasta donde estaba aquel caballo negro y enorme. Era una belleza. Parecía feroz y salvaje, muy parecido a su dueño, de hecho.— Se llama Lucifer.

—Que original.—no pudo evitar burlarse.

—Es mío y nadie más sube a él. —ignoró las risitas de su nuevo empleado.— Si eres tan bueno, a ver si puedes con él. —se alejó lo suficiente como para que Taehyung trabajara cómodo, y también donde pudiera mirar sin nadie estorbando.

Taehyung no tardó en poner a prueba sus conocimientos. Tantos años de vivir en el bosque con la comunidad gitana del pueblo y de domar caballos salvajes que encontraban tenia que servir de algo. Y efectivamente así era, pues luego de contacto visual y dejar que el caballo lo oliera, no tardó en poder acariciar su hocico, dejando su frente sobre la del animal un momento.

Los caballos no eran como cualquier otro animal. Requerían de muchos cuidados y era difícil ganarse la confianza de uno, o como mínimo su respeto para no verse como una amenaza.

Jungkook se contuvo de abrir su boca, asombrado en cuanto vio que Taehyung subió al lomo de su caballo como si nada. Estaba seguro de que Lucifer nunca lo defraudaría, de que era únicamente suyo, pero al parecer no era así. O tal vez Taehyung si era bueno en eso.

—Sabes muy bien como montar lo que es mío. —dijo Jungkook, con un doble sentido que el castaño captó de inmediato.

—Es un talento natural. —acarició el cuello del caballo.

—Ya me di cuenta... —se acercó a donde estaba.— Entonces felicidades, te quedas con el trabajo. Ahora bájate de mí caballo que tengo que irme.

Taehyung tocó suelo con una bella sonrisa rectangular de oreja a oreja, viéndose demasiado bonito para el gusto de Jungkook. El azabache no sabía cuánto podría resistir con un hombre como él tan cerca. Incluso en ese momento deseaba nalguearlo de solo ver como aquel pantalón negro se ajustaba a su trasero.

Siempre había sido muy pasional e intenso.

—Me quedare con Hoseok para que siga mostrándome el lugar.

—Bien, ayúdalo a alimentar a los caballos. En un rato será la hora del almuerzo.

Taehyung asintió, viendo como Jungkook subía a su caballo, pegando suavemente con sus pies para indicarle que comenzara a andar.

Largó un suspiro, observando cómo se alejaba. La manera en la que Jungkook se lo comía con la mirada decía más que mil palabras. Si ahora alguien llegara y le dijera que terminarían encamados de nuevo, le creería. Después de todo, él también estaría dispuesto si Jungkook se le insinuara. El joven estaba como quería, y en su rol de jefe era doblemente sexy. Sería un delito dejarlo escapar.

Por otro lado, Jungkook no podía dejar de pensar en que ahora Taehyung trabajaría junto a él, codo a codo, teniendo que verlo cada día, recordando lo delicioso que era.

Se mentalizó que seguro en algún momento lo superaría o se aburriría, pero en ese momento se andaba lamentando. Justo el culo más rico en el que había estado en su vida llegaba a la hacienda y él con ganas de volver a aquel lugar. Aun no sabía si era algo bueno o malo.

La decisión de no tomar acciones arriesgadas con Taehyung había sido buena idea. Jungkook jamás se enteró que su padre Daehyun los observaba desde la ventana de su oficina en el segundo piso. A su lado se encontraba su fiel amigo Jisung, mano derecha y capataz de la hacienda.

Ambos conocían todo del otro y sabían de memoria todos los problemas chuecos que tenían, sin embargo, la relación nunca había pasado de jefe-empleado, por más contacto que tuvieran.

Daehyun no era capaz de quitar su mirada de Taehyung y a Jisung le preocupaba eso. Su jefe era un hombre de armas tomar, serio, indomable y sabía más de sobra porque se encontraba así de pensativo. Pero no lo culpaba, él también estaba sorprendido de ver al joven.

—Se parece tanto... —susurró Daehyun, perdido en sus pensamientos.

—¿Crees que... sean algo? —preguntó Jisung.

—Es probable, ese bebé jamás se encontró en el lugar. —masajeo su mentón con los nudillos, recordando aquellos años lejanos que los sentía como si fuera ayer.— Quiero que averigües sobre él y su hermano. Quiero saber todo, de donde son, cuantos años tienen, quien es su familia, en donde viven, todo. Lo necesito con urgencia. No me importa que te ausentes en el trabajo, de eso pueden encargarse Hoseok y Jungkook.

—Lo hare, averiguare sobre ellos.

Daehyun solo asintió, sin decir más nada. Regresó su vista a Taehyung, notando como Nayeon se acercaba a avisarle a los empleados que era hora del almuerzo.


***


La cocina se había llenado de vida. Los vaqueros se reunían en allí para recibir la comida. Yangmi era muy buena cocinera y le había enseñado todos sus trucos a Rose para que la ayudara a preparar las cosas. Nayeon era relativamente nueva, bastante tímida, por lo que aun andaba aprendiendo. Pero era trabajadora y sabia escuchar. No se quejaba.

Lejos del relajo que solían hacer los empleados, Daehyun ya se encontraba sentado en la punta de la mesa grande en la sala. Su mujer Sunhee se hallaba a su lado izquierdo, junto a su pequeña Lalisa. La menor de la familia, con 17 años estaba cerca de terminar la secundaria, aunque aún no sabía que estudiar.

Del lado derecho, Jungkook ya tomaba asiento, quedando una silla vacía al final. Era el lugar de Seokjin, el mayor de los tres. Él estudiaba abogacía en una de las mejores universidades del país, la cual el propio Daehyun había escogido, porque a Seokjin no le entusiasmaba en lo más mínimo aquella mierda y ni siquiera se había molestado en informarse.

Por suerte ya era su último año y estaba cerca de las vacaciones. Se libraría de una buena vez por todas de tener que ir a aburrirse a ese lugar.

—¿Cómo te fue en el colegio? —preguntó Daehyun.

—Bien, como siempre. —dijo Lalisa. Ni siquiera había tenido tiempo de quitarse el uniforme en cuanto llegó junto a su madre. Yangmi ya andaba sirviendo el almuerzo.

—¿Cómo te fue con el nuevo domador? ¿Si es bueno? —observó a su favorito, el que nunca lo decepcionaba, su hijo consentido.

—Si... aun lo tengo a prueba. Logró montar a Lucifer, así que por ahora tiene el visto bueno. —dijo Jungkook.

—¿Y esta guapo? —preguntó Lalisa. Solía babearse por la ventana de su cuarto mientras veía a los musculosos vaqueros trabajar.

Daehyun le dedicó una mirada seria. No recordaba cuantas veces le había dicho que no podía fijarse en los empleados, que debía mirar a hombres dignos, que fueran capaces de darle todo lo que necesitaba.

—No debes fijarte en los empleados, te lo hemos dicho muchas veces. —le retó Sunhee, como si estuviera leyendo la mente de su esposo.

—Debes apuntar a algo más alto. —agregó Daehyun.— No te quiero ver coqueteándoles ni nada que se le parezca, además aun eres menor. —frunció el ceño de solo recordar al anterior domador todo descarado con su pequeña.

—Lo sé, solo pregunte si estaba guapo. Ni que me fuera a enamorar. —rodó los ojos Lalisa, largando un suspiro. No podía decir nada sin que le estuvieran jodiendo la existencia.

—¿Y el otro chico? —preguntó, cambiando de tema.

—Aún no lo pongo a prueba, pero más tarde debo salir. Ahí nos daremos cuenta si es bueno o no. —dijo Sunhee.

Daehyun solo asintió. En verdad no le interesaba si había o no un chofer en la hacienda, porque él manejaba su coche todos los días y no soportaba tener que depender de otras personas. Solo su hija y su esposa jodian con el tema.

Prefirió no decir nada, dedicándose a comer. Si ese chico era bueno o no manejando ya lo sabrían.


***


Luego del almuerzo, los vaqueros se disponían a tomar un tiempo hasta que bajara la comida antes de volver al trabajo, y Jimin arregló su uniforme, el cual le quedaba de maravilla aunque algo grande el pantalón, pero Yangmi se encargaría de eso más tarde. Por ahora podía llevarlo con tranquilidad.

Taehyung nunca había comido tanto en la vida. Ahora se sentía demasiado lleno, incapaz de siquiera pensar en trabajo, pero por suerte no haría sus labores en serio hasta mañana. Lo que si necesitaba era volver al pueblo, contarle a su familia que ya tenían trabajo, que se quedarían a dormir ahí para no gastar en transporte ni perder tiempo.

Parado en la entrada de la hacienda, veía como Jimin subía al coche junto a Sunhee. Al parecer la señora tenía un encuentro con sus amigas o algo así.

Le daba vergüenza pedir si podían darle un aventón hasta el pueblo y no veía la camioneta de Hoseok por ningún lado. De hecho, no había ido a almorzar.

Entonces, Jungkook salió de la hacienda, llegando a su lado.

—¿Has visto a Hoseok? —preguntó Taehyung, llamando su atención.

—Mmm no, desde hace una hora no. ¿Por qué?

—Yo... quería preguntarle si podía llevarme al pueblo, pues él nos trajo y no tengo como volver.

—¿Ya quieres irte? —alzó una ceja.

—No, no es eso. —se apuró a decir. Lo que menos quería era que pensara mal.— Hemos conseguido el trabajo, pero eso no soluciona mis problemas. Necesito hablar con mi madre y contarle lo sucedido.

—Yo tengo unos asuntos que resolver en el pueblo, te llevo. —caminó con desinterés hasta el coche negro que le pertenecía.

Taehyung no pudo evitar sonreír por eso. Eso podía ser buena idea, reemplazar el coqueteo con actos amistosos, quizá así podría dejar de lado los recuerdos calientes de aquella noche. Además, no lo conocía tanto, así que no debía fiarse. Ni de Jungkook ni de su familia.

Fue detrás suyo, subiendo al coche junto a Jungkook. Estaba sorprendido por lo bonito que era por dentro, también sumamente cuidado y limpio.

—Gracias por ayudarme. Es que... ella tiene un puesto en el pueblo, pero mañana quieren quitarla de allí porque le debemos como dos o tres meses de alquiler al dueño. —notó que Jungkook lo escuchaba mientras iba marcha atrás para salir de la hacienda.— La vez pasada en la comunidad donde vivo juntaron entre todos un poco de dinero para ayudarnos, pero esta vez el precio aumentó. Por eso hemos estado buscando trabajo estas semanas.

—Bueno pues, no pasa nada, te paso a dejar. —aceleró en cuanto llegó al camino.— ¿Y hasta mañana les dieron?

—Ammm si, pasa que no es el primer aviso que nos dan.

Jungkook pensó por un momento. La idea de ayudarlo le gustaba cada vez más, sobre todo si luego Taehyung le quedaba debiendo. Encontraría el modo de que le pagara, aunque se estaba recriminando por andar pensando en esas cosas a pesar de que no debía.

Ya que.

—¿Cuánto necesitas? —preguntó, dejando atónito a Taehyung.

—No estaba pidiendo...

—Ya sé que no estás haciendo eso, además no sería un regalo, sino un préstamo. —se hizo el indiferente, sin quitar la mirada del camino.— Lo pagas de tus primeros meses de trabajo aquí.

—Eso serian como dos meses de trabajo... Claro, si es que tu padre termina contratándonos de verdad. Se encargó bastante de remarcar que estamos a prueba.

—Los va a contratar, extrañamente lo hará. Ni siquiera se ha tomado el tiempo de ver personalmente que hacen o si está bien.

—Supongo que confía mucho en ti.

Jungkook lo miró, quitando su vista de la carretera por primera vez: —Soy su favorito. —dijo, con cierto aire de superioridad y orgullo.— Me dejó a cargo de ti. —le guiñó un ojo antes de volver a mirar al frente.

—Ya veo. —se carcajeo.— ¿Entonces si me ayudas ahora tendré que devolvértelo como en cuotas? Prácticamente estaría trabajando para pagarte.

—Bueno, hay maneras de negociar los pagos...

Taehyung entrecerró los ojos, viéndolo atentamente. ¿Acaso le estaba insinuando algo? Porque no tenía pensado venderse por nada, además no lo necesitaba porque volver a estar con Jungkook seria placer puro, lejos de algún interés.

—Mejor tómalo como un pago por adelantado y ya luego los próximos meses lo descuentan, tanto de mi como de mi hermano.

Jungkook asintió, descartando inmediatamente su idea cochina. Al parecer Taehyung era más vivo de lo que pensaba... aunque, ¿su hermano era el nuevo chofer? Ahora que lo pensaba no lo había visto bien.

—Oye, ¿tú eres el menor o el mayor? —preguntó, cambiando de tema.— ¿Solo tienes mamá?

—Y un hermano mayor de ambos que nos cuida como un padre. Jimin y yo somos los menores, tenemos la misma edad.

—¿Son gemelos? —se sorprendió de solo pensar en dos taehyungs.

—No. —rio de solo ver su expresión.— Es que ella nos adoptó de pequeños, no es nuestra madre de sangre, solo Namjoon es su hijo de verdad. Jimin es mi hermano de alma, no de sangre.

Jungkook asintió, entendiendo todo. Se abstuvo de hacer las típicas preguntas de si le daba curiosidad saber su origen o conocer su verdadera familia. Taehyung parecía cómodo con la que le había tocado, aunque no fuera la real y eso era más que suficiente.

Manejó un rato más hasta llegar al pueblo. Para ser franco, no era una parte que solía concurrir mucho. Solía pasearse por el lado costoso, con grandes casas de ropa. Ahí solo habían tiendas baratas de primera marca. Bueno, si es que llegaban a marca.

Jungkook aparcó donde Taehyung le dijo, divisando un negocio muy pequeño de frutas y verduras. Era bastante humilde y hasta podía notar como la pintura de la pared se desprendía por ser mala.

Taehyung bajó del coche, yendo directo a encontrarse con su hermano mayor y su madre. Jungkook hizo lo mismo, analizando a ambos. Namjoon tenía su cabello castaño y corto, era un poco más alto que él y delgado, mientras que la mujer era bajita y se veía joven, quizá de la edad de sus padres. Lo que si era muy notable era su sangre gitana. Ese montón de accesorios y la pollera hasta los pies la delataban. Cabello negro, largo y abundante, largas pestañas.

—¿En dónde estabas? Ya comenzábamos a preocuparnos. —dijo Namjoon, saludando a su hermano.

—Me tenías preocupada. —exclamó Haneul, abrazando a su pequeño.— ¿Y Jimin? —observó a su alrededor, mas no lo encontraba.

—Él se quedó. Hoseok nos ayudó y hemos conseguido trabajo en una hacienda, ya no debes preocuparte. —sonrió, viendo de reojo que Jungkook se había quedado fuera, como si fuera alguna especie de guardaespaldas.

—Ay Dios, no debieron hacer eso. Ya iba a encontrar la forma de pagar todo.

—No es necesario, mamá. Yo sé que no te gusta que hagamos esfuerzos, pero ya somos grandes y el negocio no nos alcanza, necesitamos algo más. Con suerte vendemos algo.

—¿Y ese? —preguntó Namjoon, cruzado de brazos.

Taehyung supo de inmediato que se refería a Jungkook. Él solía ser muy sobreprotector con ellos. No le gustaban los extraños y no confiaba fácilmente en nadie.

—Es mi jefe. Me acompañó porque ayudará a pagar lo que nos atrasamos, luego lo descontará de nuestros sueldos. Es una especie de pago por adelantado y podrás seguir teniendo tu negocio. —explicó.

—¿En serio hará eso? —Taehyung asintió con una sonrisita.— Gracias. —abrazó nuevamente a su pequeño.— Son unos buenos hijos, los tres.

—Eso es bueno, Tae... —dijo Namjoon, aunque no confiaba mucho en sus palabras.

A leguas se notaba que Jungkook tenía dinero de sobra, pero nadie hacia nada gratis. Supuso que era cuestión de esperar.

Taehyung volteo a ver a Jungkook y le dijo la cantidad que era. El azabache alzó una ceja, realmente esperaba más, pues para él no era tanto, pero entendía que su realidad era muy diferente a la del castaño.

Se acercó a la mujer y le dio el dinero.

—Muchas gracias por esto, joven. Le estamos muy agradecidos. —le dijo Haneul. Parecía un milagro, realmente lo era.

—No es nada. —dijo Jungkook simplemente.— Me llamo Jeon Jungkook y estaré a cargo en el trabajo de Taehyung. Estaremos en contacto.

Haneul se presentó también, mientras que Namjoon analizó de pies a cabeza al tal Jungkook, mas no dijo nada. Solo se dio la vuelta y regresó a sus tareas, ganándose una seria de parte de Taehyung por mal educado.

Jungkook no le dio importancia alguna, solo regresó al coche, a esperar a Taehyung allí.

—Debes quedarte tranquila, vamos a estar bien. Trabajaremos mucho para ayudarte. —dijo Taehyung, tomando las manos de su madre.— Nos quedaremos en la hacienda porque podemos vivir allí, así nos ahorraríamos transporte. Jimin estará de chofer y yo en los establos.

—Dile a Jimin que conduzca con cuidado, por favor. Y tú también ten mucho cuidado.

—Lo haré, mamá. Vendremos a visitarte siempre que podamos. Ahora aprovechare a pasar por casa y tomar algunas cosas de ambos.

—¿No quieres venir mañana y que yo prepare todo?

—No, ma, puedo ir a buscarlas ahora. De hecho, tengo que irme, Jungkook tiene unas cosas que hacer y no puedo retrasarlo.

Haneul asintió y dejó un beso en la frente de su pequeño luego de una bendición. Su bebé estaba tan grande. Parecía ayer cuando había llegado a sus brazos, tan pequeño y vulnerable, sin nadie que lo cuidara, pero ella no había dudado ni un segundo en tomarlo entre sus brazos y protegerlo como si fuera de su sangre.

Le había costado, pues no tenía mucho dinero y su pequeña casita era muy humilde, sin embargo, jamás se había rendido y siempre se había esforzado en darle a sus hijos lo necesario. Ahora ellos le ayudaban a ella.

Cuando Taehyung se despidió de ambos, regresó al coche, viendo como Jungkook lo esperaba apoyado en el volante. Parecía aburrido de esperar.

—¿Es todo? —preguntó el azabache.

—Debo pasar a buscar unas cosas de Jimin y mías. Mientras tú puedes hacer lo que dijiste.

—Creí que eras más inteligente. —Taehyung alzó las cejas, sorprendido. ¿O sea que le había mentido? Jungkook se rio prácticamente en su cara.— Estaba aburrido, acompañarte seria mi salvación de escapar de la hacienda por un rato. Aunque me veas todo serio en el trabajo también me aburro, eh.

—Y yo como un ingenuo creyéndote. —se quejó, haciendo reír más a Jungkook.— No te conozco, ¿yo qué sabía si estabas mintiendo o no? —bufo.— Como sea, necesito ir por mis cosas.

—¿En dónde queda? ¿Tienes que cargar con mucho?

—No no, yo iré, tú solo espérame en la entrada.

Ni loco dejaba que Jungkook lo acompañara a la comunidad. Era un largo camino por el bosque hasta llegar a un montón de carpas y pequeñas casitas de madera que poblaban el lugar. En donde vivía era prácticamente una miseria comparado a la hacienda preciosa en la que Jungkook vivía, llena de lujos y comodidades. Ni siquiera tenían electricidad o agua corriente. Era como vivir en otra época.

Le daba vergüenza, así que ni de chiste lo llevaría a ese lugar. Prefería ir solo y juntar sus cosas en un bolso de tela, pues no tenían mucho.


***

Hola :3 ¿cómo les va?

Les traigo un nuevo cap 7u7 hay un par de cositas interesantes, ajam. ¿Teorías?

Decidí que sea KookTae en vez de versátiles porque me pudo y porque cierta personita me tentó >:v

Ya se puede votar por BTS en los Billboard, así que vayan a la página o a Twitter para ayudar a los chicos.

No tengo más para decir UuU LAS AMO <3

gif rikolino de tae xd

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