DOMAR A LA BESTIA (EL CLUB DE...

By lucylanda

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Hurs Waldorf, la bestia, como muchos lo llaman no es mas que un peleador salvaje y regenteador de un casino p... More

Prólogo.
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Aviso.
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Epílogo

Capítulo 43

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By lucylanda

Con los días Hurs se vio obligado a ver menos a su novia dado los problemas de su hermana con su amigo y aunque ellos no habían hecho formal ante nadie su relación era evidente para todos que eran novios.

   A él el encantaría incluso formalizar algo pero no se atrevería a ilusionar la tanto a Scarlett sabiendo que en cualquier momento le odiaría.

   Tenía una vida que se había vuelto más que un caos desde que Maddox se había casado con Brooke días atrás dado que lo había visto tan mal suplicándole que lo perdonara que a veces se veía a sí mismo haciendo exactamente eso, aunque él se había prometido no hacerlo puesto que lo de su amigo era una nimiedad con lo que él había hecho.

   Desde aquel día su amigo no había llegado al casino y aunque ellos estaban dándole tiempo, le llamaban a diario y le escribían pero no respondía, así que dispuestos a ayudarlo pensaban ir por él y sacarlo de su infierno para que saliera adelante.

—Me preocupa Maddox —dijo Max sentado frente a él esa tarde—. Será mejor que vayamos por él.

   Parker entró dejando sobre el escritorio un sobre amarillo.

—Acaba de llegar —dijo y Hurs lo tomó para verlo.

—Es para Maddox y lo abriste —dijo y Parker se encogió de hombros.

—No va a leerlo y puede ser importante —respondió—. Lee lo que dice.

   Hurs lo tomó y Max se acercó a hacer lo mismo.

   De inmediato supieron lo que era.

—Pide la anulación de su matrimonio —dijo y suspiró.

—Hija de perra —dijo Max furioso—. Va a destrozarlo y es consciente de eso.

—Creo que no lo es —dijo Hurs—. Ella piensa que Maddox no la quiere, Scarlett me lo ha dicho, ella lo quiere y está triste pero no va a buscarlo.

—¿Sabes dónde se queda la mocosa esa? —dijo Parker y Hurs asintió—. Necesito la dirección, si su mamá no le da sus nalgadas y le hace entender que debe escucharlo porque ella también jugó sucio voy a hacerlo yo.

—¿Vas a darle sus nalgadas? —preguntó Max—. Eso puedo hacerlo yo y sí Scarlett se interpone también lo hago.

   Recibió un golpe en la cabeza de Hurs.

—¿De qué hablas? —preguntó Hurs.

—De que la Lilith de Maddox pretendía enamorarlo para que este cancelara la deuda.

—Maldita —dijo Max—. Ven como no son ideas mías, son perversas.

—La idea fue de Melina, deja el drama —dijo Parker—. Ella misma me lo dijo.

—No lo puedo creer —dijo Max—. ¿En qué pensaba para traicionarnos?

—No nos traiciona. Guarda tus uñas baratas y acrílicas, gata —añadió mirando a Max con enojo al ver que atacaba a Melina—. Ella los vio juntos una vez y supo que iban a enamorarse.

—Ya, ahora nos salió vidente la cría esa —dijo un Max escéptico y furioso de que ella estuviera dando caza a sus amigos—. Está claro que se equivocó y que la mocosa no sabe que ni siquiera tiene calidad moral para indignarse pero mientras tanto le hace daño a Maddox.

—En primera bájame el tono —dijo un Parker que por primera vez se veía enojado—. En segunda cuida lo que dices de Melina o te vas a meter en problemas.

—¡Me importa un carajo si te la estás tirando o no! —dijo Max poniéndose de pie y alzando la voz—. Lo que hizo fue darle armas a una extraña, se supone que está de nuestro lado pero resulta que es igual de maldita que todas las que nos han hecho daño.

  Parker se lanzó sobre él tomándolo de la camisa.

—Nunca vuelvas a comparar a Melina con ninguna de ella —dijo furioso—. No sabes nada de ella, jamás nos traicionaría ni nos haría daño. Así que cuida tu maldita lengua o voy a arrancártela.

   Hurs se acercó a separarlos.

—Aunque te apoyaría si lo matas por imbécil —dijo mirando a Parker—. Tengo que decir que tiene un pedazo de mi corazón y aunque solo le falta rebuznar, es mi burro favorito. No me lo maltrates.  

   Los tres guardaron silencio pero Parker tenía esa mirada que pocas veces veían en él y Hurs no lo culpaba, defendería a Melina con su vida de ser necesario, así que tratando de mediar al verlos a ambos dispuestos a agarrarse a golpes comenzó a idear un plan para ayudar a Maddox.  

—Vamos a ir a verlo —dijo Hurs decidido.

—El conserje ha llamado desde temprano para decir que teme por él —dijo Max relajándose al oír que volvían al tema que les ocupaba—. Estoy preocupado por él, Maddox es parte de esto y siento que lo estamos dejando solo.

—Nadie lo deja solo —dijo Parker aún furioso—. Le dimos sus días de luto pero la señorita se aprieta y piensa que no tenemos nada que hacer, así que hay que ir de una vez por todas y sacarlo de ahí por las buenas o por las malas.

   Los dos asintieron y salieron de ahí directo al departamento de Maddox en el auto de Parker.

   En cuanto llegaron subieron al piso donde su amigo vivían y aporrearon la puerta sin cansancio sin respuesta por lo que el consejero cedió la llave y después volvió a su puesto de trabajo.  
El sonido de la puerta y las voces hicieron despertar a Maddox justo cuando sus amigos entraban al lugar.

 Entreabrió los ojos al sentir las manos de alguien sobre él.

—Pero qué demonios se supone que estás haciendo —dijo Parker mirando a Max levantando a Maddox—. Este lugar huele a perro muerto y te encontramos aquí así.

 Max dejó a Maddox y se apresuró a la cocina mientras los otros dos lo veían apenas consciente.

  Hurs solo lo observaba sabiendo que él incluso se ponía peor y no podía culparlo, entendía a Maddox mejor de lo que esperaba.

  Unos minutos después lo obligaban a tomar un café para que se le pasará y Parker lo llevaba a la ducha para que se diera un baño.

 Una vez lo hicieron, recogieron el mugrero dentro de la sala del apartamento y permanecieron en el cuarto con él.

 Después de descansar un rato y una vez la borrachera había pasado Maddox miró a sus amigos que esperaban una explicación.

—¿Has estado bebiendo durante 10 días seguidos? —preguntó Parker anonadado—. ¿Por qué?

—Me dejó —dijo como si eso lo explicara todo.

—Claro y beber hasta matar el cerebro y el hígado es mejor que ir y recuperarla —dijo Max con sarcasmo—. El diablo siempre tan brillante, así no triunfará el mal nunca, no cuando su dirigente es un imbécil.

—Se fue con su ex novio —dijo con amargura—. Ella no me quiere, no me quiso nunca, siempre se trató de la deuda. Me dejó una carta diciendo que tomara la mitad que le cedí como pago y cuando la busqué se había ido con él. Solo le importaba el dinero.

—No puedo emitir un juicio pero dudo que se haya ido con él —aseguró Parker—. Y si lo hizo no le importa el dinero. Ahora eres dueño de la herencia y ella no ha reclamado una sola moneda.

—¿De qué hablas? —preguntó.

—No has llegado al casino —dijo Hurs—. Si lo hicieras sabrías que ella ya hizo la prueba, la pasó y ahora la herencia está en proceso de ser entregada a su legítimo dueño, o sea tú, aunque también llegó el primer citatorio para una anulación de común acuerdo.

—Ella quiere negociar y eso es bueno —dijo Parker.

—¿Está pidiendo el divorcio? —inquirió poniéndose de pie.

—En realidad pide la anulación del matrimonio —respondió Max—, pero no quiere dinero.

—¿Por qué no la buscas? —dijo Hurs—. Tal vez puedas hablar con ella y…

—Largo de aquí —interrumpió.

—Maddox —dijo Parker—. No es así como se resuelven las cosas.

—¡Váyanse! —gritó pero ninguno de sus amigos se inmutó.

  Se dejó caer en la cama y tomó de nuevo la botella que le fue arrebatada de inmediato por Max.

—Deja de beber —dijo Hurs—. Todo va a estar bien.

—¿Me lo dice el borracho que pasa días con la cabeza hundida en barriles de cerveza? —replicó—. Me lo dices tú qué no puedes ni ponerte en pie durante días.

  Hurs guardó silencio mientras lo escuchaba y aunque sabía que no pretendía ser duro en el fondo era verdad, él hacía exactamente lo mismo cuando los recuerdos lo acosaban.

—¡Ella quiere librarse de mí para irse con ese hombre, pero antes tendrá que quedarse viuda! —gritó furioso—. No voy a darle la libertad sin más.

—Al paso que vas quedará viuda en menos de un año —dijo Max—. Seguro que nada le cuesta esperar.

—Deja las burlas Max —acotó Hurs—. La está pasando mal.

—Hazla volver a la fuerza —dijo Parker—. Ella volverá si su padre está en peligro de ir a prisión.

   Hurs observó a Parker hablar sin escrúpulos sabiendo que era el único que haría cualquier cosa por obtener un resultado a su favor.

—Ella está usando mi propio dinero para pagar —dijo Maddox.

—Claro, pero no puede disponer de ello a menos que haya una separación legal, lo cual no existe y para más inri la deuda no es suya, sino de su padre, fue él quien firmó todo, la casa está a su nombre y el dinero lo debe él —dijo con una sonrisa maliciosa—. No hay nada que esa chica no haría para recuperar su patrimonio y por defender a su padre aunque sea un idiota.

—Solo va a enfadarse más —dijo Hurs sabiendo que era mala idea.

—En la guerra y en el amor todo se vale —respondió Parker—, y gana quien sepa jugar mejor.

 Se mantuvieron ahí en las que Maddox creyó que Parker tenía razón y después se fueron, una vez lo hicieron volvió a beber a pesar de que había prometido no hacerlo.

     Hurs volvió al casino con Max en un taxi para cada quien tomar su auto dado que ese día no abría el negocio mientras Parker iba por Brooke.

  En el camino su celular sonó varias veces con el número de Polette pero no hizo caso hasta que un mensaje le llegó citándole con autoridad en su casa.

   Hizo un gesto de desagrado antes de apagar el teléfono.

   No pensaba caer en su juego, incluso estaba seriamente pensando en cambiar el número de teléfono por lo que esperaba con fervor que así dejara de molestarlo.

****

La mañana llegó con rapidez y él se levantó mirando su reloj.

  Debía ir al casino así que encendió su celular y llamó a su novia para verla esa noche mientras ella se mostraba contenta y amable.

   Una vez se duchó y vistió partió al casino no sin antes borrar todos los mensajes de voz que le había dejado en el buzón su ex sin siquiera escucharlos.

   En los mensajes aseguraba que tenía algo importante que hablar y dado que no quería saber más los eliminó sin responder en absoluto.

   Llegó al casino y en la entrada se encontró a un Max dentro de su auto que miraba algo en su celular y aporreaba el volante de su auto.

   Tocó el cristal de su ventanilla y de inmediato se recompuso y salió del auto.

—¿Todo bien? —preguntó.

—Sí —dijo cambiando el semblante—. ¿Vienes de tu departamento o de la casa de tu Bella?

   Sabía que le estaba cambiando el tema pero no pudo hacer nada sabiendo que con él no servían los cuestionamientos y que al contrario se cerraba.

   Su réplica se vio silenciada por un animado y jubiloso Maddox que los sorprendió a ambos.   

Ya sé que dije que hoy empezaba el drama pero tenía que cortar el capítulo o no acababa, así que saquen sus pañuelos para el martes. 😂❤️

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