DOMAR A LA BESTIA (EL CLUB DE...

By lucylanda

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Hurs Waldorf, la bestia, como muchos lo llaman no es mas que un peleador salvaje y regenteador de un casino p... More

Prólogo.
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Aviso.
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Epílogo

Capítulo 42

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By lucylanda

—Mis amigos ya se van, amor —dijo mirando a sus amigos que enarcaron una ceja al escuchar el apelativo—. Estoy segura que tienen mucho que hacer.

—De hecho no —dijo Parker—. No me molestaría invitar la cena solo por ver la armonía que habrá entre mis amigos en una cena amistosa.

   Se paseó cual rey y se sentó en el sofá con desparpajo mirando a Hurs que se pasaba la mano por la cara.

—A mí me encantaría cenar con tan buena compañía —dijo Max acercándose a Scarlett que sonrió al sentirlo cerca.

   Parker estaba a punto de ahogarse conteniendo la risa y más cuando la mano de Max se paseó distraídamente por la cintura de Scarlett que aunque no dejó de reír se removió incómoda y se alejó un poco.

   Hurs la alejó de él y lo miró haciéndole señas para que se calmara. Sin embargo, Max tomó de la mano de Scarlett el teléfono y ante la vista de Hurs anotó su número y se llamó a sí mismo para tener su número.

    Parker reía desde su lugar.

—¡Ya deja tus estupideces Max! —dijo enojado—. No va a gustarte que coquetee con tu mujer.

—No tengo una mujer —respondió el aludido—. Y si la tuviera y coquetearas te mandaría al diablo simplemente porque soy más guapo.

  Scarlett lanzó un jadeo ante lo que escuchaba.

—No creas que es como te dice —dijo Max dirigiéndose a ella—. Si algún día ves su rostro vas a salir corriendo del susto.

   Scarlett comenzó a reír mientras Parker la observaba con detenimiento.

—Tus amigos son divertidos —dijo y Hurs guardó silencio.

—A veces —dijo después de un rato—. La mayoría de las veces son unos incordios. Ahora ya larguense.

—Yo vine a cenar —dijo Parker sin quitar la vista de Scarlett y que conste que yo estoy en son de paz. De hecho traigo chocolates en el bolsillo para calmarlos.

—Tengo una conocida que hace chocolates —dijo Scarlett—. Tal vez un día pueda darte su contacto y puedas comprarle a ella.

—Sería interesante —dijo riendo ante su inocencia al pensar que necesitaba un proveedor.

—Se llama Perséfone —dijo atrayendo la mirada de Parker y su interés—. Mi hermana y yo la conocimos y hace dulces muy ricos.

   Mintió cuando no había probado en absoluto su trabajo pero quería ayudarla.

—¿Podrías darme el número? —dijo Parker sabiendo que no muchas personas tenían ese nombre.

—¿No es la chica de tu pulsera? —inquirió Max—. ¡Por todos los santos, carne fresca!

   Parker lo miró con indiferencia y Scarlett parpadeó confundida.

—Voy a pedirlo a mi hermana y se lo haré llegar a Hurs —dijo Scarlett—. Te aseguro que no te vas a arrepentir.

—Seguro que no —dijo con interés.

—Ya no le den mujeres a Parker —dijo Max—. La rusa, Melina y ahora a una que es la consorte oficial nada más y nada menos que al dios del Inframundo, hermano de Poseidón y Zeus.

—Paro vaya que te has aplicado —dijo Parker—. Mira que estudiar mitología. —Sacó de su bolsillo un chocolate pequeño—. Toma, te lo has ganado, pero mastícalo que no se tragan así sin más.

   Hurs no pudo evitar reírse y más cuando Max atrapó el chocolate y lo destapó.

—Ya, largo de aquí —dijo empujándolos a la salida—. Tú ve a estudiar más para que dejen de humillarte, ten tantito amor propio y tú ve a convertirte en Ares y dale en los testículos a Hades.

—¿Por qué habría de convertirme en el dios de la guerra si soy un hombre de paz? —dijo divertido—. Mejor aún, ¿por qué habría de querer enzarzarme en una pelea con mi tío anciano y destruir el inframundo por una mujer?

—¿Quién demonios es Ares? —dijo Max—. Me confunden, voy apenas en la tercera parte del tomo. No he llegado a la parte en que Ares se enfrenta con su tío o cuál sea el parentesco.

—Creo que Melina sería Atenea —dijo Hurs—. Creo que hasta lo acompañaría por su Perséfone.

—¡Dios santo! —dijo Parker—. Así es como se hacen los chismes, ya han retorcido la mitología griega en cuestión de segundos.

—¿Por qué Ares querría a Perséfone cuando tenía de amante a Afrodita? —dijo Scarlett.

—Pero que chica tan lista —dijo Parker—. Si yo fuera Ares no haría un revuelo por el capricho de mi tío. La familia es primero. El único idiota que provoca guerras es París encaprichándose con Helena y demás está decir que Ares terminó perdedor en esa guerra.

   Hurs comenzó a reír sin poder contenerse.

—¿De verdad están discutiendo sobre mitología? —preguntó Scarlett—. Es estúpido, pero en cambio diré que Ares cortejó a Perséfone sin éxito. He dicho.

   Hurs comenzó a reír al ver la cara de Parker que parecía ofendido de la burla.

—El punto es que yo no soy Ares —dijo acercándose a su oído—. Ares a menudo perdía y te aseguro que yo nunca pierdo.

—¿Entonces eres Hades? —preguntó enarcando una ceja.

—La burla me ofende —dijo haciéndola reír—. En cualquier caso yo no sería cualquier dios de kermés.

—¿Entonces? —preguntó conteniendo la risa.

—Sería el dios del cielo y el trueno, rey de los dioses y amo y señor del Olimpo —respondió con seguridad.

—Zeus —terminó Scarlett por él.

—El mismo —dijo dejando un beso en sus nudillos—. Además Perséfone sería mi hija y la verdad es que el incesto no me va. Es repulsivo. Aún así en la mitología ese Zeus era un loquillo y la tomó de consorte.

—Eres algo así como el Thor de los nórdicos —dijo retándole y sonriendo.

—Sí, pero más guapo y con más consortes —dijo divertido.

—¿A qué hora van a largarse? —preguntó Hurs—. Ya estuvo bueno de clases de mitología por hoy, mañana le seguimos, muchachas.

—Tu chica es lista —dijo Parker mirando a Scarlett—. Espero que la de Max lo sea y voy a tener que hacer una fábrica de croquetas.

—¿Te quieres casar conmigo? —dijo Max acercándose a Scarlett—. Si no lo haces estás mujeres van a seguir haciéndome burla.

   Scarlett comenzó a reír y asintió.

—Nos casamos cuando quieras —dijo Scarlett y Max miró triunfante a Hurs que le dió una mirada ofendida.

—¡Suficiente! —gritó sobresaltando a su novia—. Estoy harto de soportarlos. Ve allá afuera y lanza lo más lejos posible ese chocolate para que Max corra tras él para atraparlo moviendo el trasero y con la lengua de fuera.

   Jaló a sus amigos de la ropa hasta sacarlos y después cerró la puerta.

  Se acercó a Scarlett que sonreía.

—Son divertidos —dijo pero él estaba serio.

—No quiero que hables con Max —dijo sin más—. Es mujeriego.

—¿Y? —preguntó—. No me importa, porque no voy a hacerle caso—. No me gusta.

—Igual no quiero —dijo y ella sonrió abrazándole.

—Me propuso matrimonio —añadió—. Es muy descortés despreciarlo.

—Que amable de tu parte pero si vas a casarte con alguien solo va a ser conmigo y punto —dijo causando que ella se quedara seria.

   Hurs seguía enfadado hasta que el peso de sus palabras le hizo darse cuenta de lo que acababa de decir.

—No quise decir que te propondría matrimonio solo por eso —dijo tomando su mano—. Lo haría de verdad, cuando llegue el momento.

—Quiero la mejor oferta de matrimonio —dijo divertida—. Una de ensueño, algo que supere la de Maddox y la que acaba de hacer tu amigo.

—Será difícil con la bandera tan alta —dijo divertido sabiendo que Maddox había hecho un desastre su propuesta—, pero haré lo mejor que pueda.

—Eso espero —dijo mientras se dejaba abrazar por Hurs.

—¿Tienes que volver a casa? —preguntó y ella negó.

   Hurs dejó un beso en su cuello.

—Entonces vamos a la cama —dijo levantándola en brazos—. Es hora de dormir o prefieres cenar.

—No, estoy cansada —dijo sujetándose a su cuello.

—¿En serio? —preguntó abatido—. Creí que podíamos divertirnos un rato.

—Estoy cansada —dijo siguiendo el juego.

—Y si te duermes y me dejas salirme con la mía —dijo y ella comenzó a reír mientras la dejaba en la cama.

  Scarlett lo tomó de la camisa y lo jaló hacia su cuerpo para besarlo y colar sus manos bajo su camisa.

—Yo siempre voy a estar para ti —susurró sobre los labios de Hurs.

  Este se acercó y la abrazó porque una vez más le demostró esa noche que no había nadie que pudiera contenerlo más que ella.

  En cualquier otro caso a esas horas con la aparición de sus padres estaría ebrio y destrozando cosas; agarrándose a golpes con alguien pero con ella se había olvidado incluso del trago amargo y hasta había disfrutado de la noche.

   La abrazó y acarició mientras la besaba.

—Te amo —dijo de repente paralizando el corazón de la joven—. No sé desde cuándo pero sé que eres el todo de mi vida, lo único que necesito.

   Se quedó mirándola mientras ella mantenía los ojos abiertos por completo sin parpadear, disfrutando de su declaración.

—Sé que eres mi hogar —dijo y ella sonrio—, y que quiero pasar mi vida adorándote.

   Scarlett lo abrazó y besó por primera vez completamente segura de que ahora podría expresarse sin problemas.

—Yo también te amo —dijo acariciando su rostro mientras él cerraba los ojos—. Nunca nada hará que deje de quererte. Esto es para siempre.

   Hurs agachó la vista seguro de que sí, algún día lo dejaría de querer y más aún le odiaría tal vez de la misma forma en que lo amaba.

   Se acercó a abrazarla, ya lo había dicho, ya había confesado que estaba enamorado, al menos cuando le odiara podría estar tranquilo de que se lo dijo y no se quedó con todo guardado.

   Esperaba que al menos cuando se separaran su amor fuera suficiente para darle una caricia en silencio.

   Se recostó en la cama quitándose los zapatos y la sostuvo en sus brazos durante un largo rato en silencio, acariciando su brazo y besando su frente.

—Te voy a querer siempre —dijo y ella sonrió—. Esta noche quiero que lo sepas, que sepas que vivo a través de ti, que no importa lo que pase, siempre voy a estar enamorado de ti, cada maldito segundo de mi vida.

   La vio fruncir el ceño sin entender antes de que colocará su mano sobre el corazón acelerado de su novio.

   Verlo así solo le hizo pensar que algo no estaba bien, pero esperaba que él tuviera la iniciativa de contarle cuando estuviera listo.

   Se recostó sobre su pecho y dejó que Hurs la besara y la acariciara como nunca lo había hecho, incluso la besó con tanta intensidad que se sintió abrumada pero feliz.

   Él por su parte se sentía abatido, como si algo dentro de él le dejara en claro que estaba a punto de llegar al fin de todo, como si su corazón le dijera que pronto se vería destrozado por ella misma.

  La abrazó y le hizo el amor como nunca antes, susurró hasta el cansancio lo mucho que la amaba y la hizo suya de una manera diferente, demostrando en cada caricia y en cada beso aquello que ya no podía expresar con palabras, demostrando que por siempre le entregaba su corazón.

   Se quedaron dormidos hasta el amanecer donde él se levantó y se colocó en la ventana a mirar las calles silenciosas y que para él lucían tristes, como si supiera que algo estaba cerca, que la oscuridad pronto le envolvería.

   Se giró a verla con el corazón pausado al saber que toda ilusión para él había muerto y quedado ciega esa noche...

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