Luces en el balcón || BenHard...

By cherryeolliee

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"Ahí, entre el suave perfume de las flores y los relatos de Juliette acerca de su primer semana de clases, la... More

Luces en el balcón
Luces en el balcón: El libro
d e d i c a t o r i a
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s t o r y b o o k / a g r a d e c i m i e n t o s

s i x t e e n

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By cherryeolliee

O de las despedidas

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☁️

—Tú, bastardo sin sentimientos.

Benjamin dejó de rebuscar la ropa entre su closet y miró de un lado a otro confundido.

—¿Por qué eres tan bestia en cosas así? —Continuó. El rubio, dubitativo, se señaló con su dedo índice.

—¡Sí, te estoy hablando a ti! ¿A quién más le hablaría cuando eres el único en la habitación? —Gwilym dio un brutal mordisco a su brocheta de frutas tropicales y cruzó el umbral de la puerta.

—¿Por qué siempre que llegas a mi casa te metes sin permiso, me insultas o asaltas mi refrigerador? —Habló por fin Jones terminando de sacar un par de suéteres de su closet.

—Porque soy tu mejor amigo, duh —respondió Gwilym con obviedad y Ben rodó los ojos —Y una de mis funciones como mejor amigo es hacerte notar cuando haces algo mal.

Benjamin lo miró con ojos entrecerrados. —Tú siempre me regañas.

—Es correcto, gracias por notarlo, Benny —. Se sentó en la cama dando un salto haciendo sonar los resortes, su amigo lo imitó con menos entusiasmo. —Pero créeme, lo hago por tu bien.

—¿Y eso es motivo para que me llames "bastardo sin sentimientos"?

—¡Pues porqué lo eres! ¿Cómo se te ocurrió gritarle a una niña?

—¿Qué? —Chasqueó la lengua tratando de recordar. —¿Cuándo le grité a una niña?

—¡Ayer!

—Gwilym —resopló haciendo un ademán con sus manos —Ayer le grité a muchas niñas.

—Pero no me refiero a ellas, Benjamin, me refiero a la nuestra.

—¿Nuestra? ¿Cuándo tuvimos una hija?

—Sabes a lo que me refiero, ¡a Juliette! Nuestra niña, de todos nosotros —expandió sus brazos.

—Incluso a Juliette le grité muchas veces durante los partidos, no comprendo a que te refieres.

Gwilym resopló y con la palma de su mano golpeó la nuca de Benjamin. —Cuando se lesionó. La pobre niña estaba adolorida, triste, frustrada y luego llegas tu a decirle "no te estoy pidiendo una opinión, te estoy dando una orden" —. Imitó su frase con un patético tono infantil.

Ben guardó silencio por unos segundos mirando la alfombra azul marino que estaba sobre el piso de su habitación.

—No podía permitir que jugara de nuevo, a pesar de ser una torcedura podía complicarse o tener una lesión peor.

—Ya lo sé, pero fuiste muy rudo con ella. Tuve que remediar tus palabras y aun así la niña quedó triste. No necesitaba regaños, Benjamin; necesitaba comprensión.

—Es un deporte de contacto —. Murmuró entre labios corriendo la mirada —. Las lesiones son algo común.

—Sí. Pero fue su primera vez jugando rugby y ella estaba muy ilusionada con llegar a jugar la final.

Jones resopló. —Supongo que tienes razón.

—No, no supones. Tengo la razón —recalcó.

Dejándose caer de espaldas en la cama, Ben talló su rostro. —¿Y qué se supone que debo hacer ahora?

Imitando su acción, Gwil lo miró de costado. —Pedirle perdón.

—No voy a pedirle perdón a una niña.

—Que no es cualquier niña, es nuestra niña —. Insistió.

—Cierto, nuestra, de todos.

—Ya vas comprendiendo.

—¿Así que llegaré con ella y le diré "perdón por preocuparme por tu integridad, Juliette"?

Gwilym hizo una mueca de duda. —Algo así, pero menos bestia.

—¡Deja de llamarme bestia!

—¡Pues tú deja de ser tan bestia! Ah, y después de pedirle perdón a Juliette, pídele perdón a Joe.

Benjamin se levantó de la cama. —¿Y a Joe por qué?

—¡¿Tengo que darte una explicación para todo, Benjamin?!

Hizo un gesto de desconcierto que luego se transformó en un ceño fruncido.

—¡Mamá! —gritó lo suficientemente fuerte para que su voz se escuchara más allá de las paredes de su habitación. —¡Gwilym tomó una brocheta de frutas sin permiso!

Gwil se levantó de un salto de la cama y le miró acusatoriamente. —¡Señora, no es cierto! —gritó defendiéndose.

—¡Gwilym Lee, ven acá ahora mismo! —se escuchó la voz de Amelia resonando por la casa.

El castaño caminó entre saltos de frustración hacia la puerta. —Eres un tramposo, Benjamin.

Y así fue como terminó, con Juliette frente a él mirándolo con sus grandes ojos azules expectantes a lo que iba a decirle después de ese "¿Podemos hablar, Julie?" mientras su madre y la señora Virginia cocinaban algo en su cocina, el señor Joseph preparaba jugo, Gwilym y Rami tenían un sorpresivo momento de tranquilidad charlando sobre el autor de un libro y de fondo el sonido de la televisión con el programa que Lucy y Joe estaban viendo.

La noche anterior acordaron todos reunirse para hacer un recorrido por los principales atractivos de Londres; su mañana del domingo empezó desde muy temprano con un inusual ajetreo por toda su casa que a Benjamin ni a Frankie les molestaba, al contrario.

Tener a tantas personas compartiendo su espacio le hacía sentir como si por fin, fuese un hogar.

—¿Entrenador Ben? —le llamó Juliette y el rubio se espabiló recordando el motivo de esa charla.

—Antes de todo, ¿cómo sigues de tu tobillo?

—Me duele un poquito pero solo cuando camino.

—Me alegro, peque. Seguramente mañana podrás andar en tu colegio sin problemas —. Le sonrió. —Escucha... el día de ayer, cuando te lesionaste, utilicé unas palabras que sé que te hicieron sentir mal y lo lamento. Es solo que me preocupé mucho por ti y no iba a permitir por nada del mundo que volvieras al campo así. Solo quería protegerte pero mis palabras te asustaron.

La niña bajó el rostro y aún así Ben pudo notar como ella abultó su labio inferior.

—Está bien —. Se encogió en hombros como si quisiera restarle importancia.

—¿Segura?

Asintió.

—¿Segurita? Porque yo sé que no.

Juliette elevó la mirada y sonrió un poco.

—Sus palabras me hicieron sentir mal.

—¿En qué parte de tu cuerpo te hicieron sentir mal, Julie?

—Aquí —. Señaló sin titubeos a la altura de su corazón.

Benjamin entornó la mirada. —Lo siento, Gwilym dice que fui demasiado bestia contigo.

Ese comentario hizo reír a la niña. —No se preocupe, entrenador. Está usted perdonado.

—¿De verdad?

Ella asintió. —En el próximo torneo, daré lo mejor de mí.

—Estoy seguro de ello, peque.

Después de hablar con la niña, Gwilym a la distancia le hizo la seña de "ok" con sus manos gesticulando después un "ahora habla con Joe" que Ben le respondió entre ademanes que no lo haría. Lo único que consiguió fue que Lee vociferara un "¡Joe, dice Ben que quiere hablar contigo!" Y que Benjamin mascullara con molestia un "claro, ahora si te acuerdas de su nombre, ¿verdad?".

Si estaba nervioso de hablar con Juliette, con Joe las cosas no se comparaban. A pesar de que el padre tuviera la mirada más tranquila a comparación que la de su hija, eso no parecía disminuir la sensación de incomodidad que nacía en la boca de su estómago.

—¿De qué quieres hablar conmigo? ¿Es sobre los lugares que visitaremos hoy?

—No realmente.

—¿Entonces?

Suspirando, Ben frunció los labios. —Gwil quiere que me disculpe contigo.

Joe lo miró confundido. —¿Tú disculparte conmigo?

Benjamin asintió.

—¿Pero de qué? —emitió Joe una sonrisa dudosa.

—Ayer, cuando Juliette se lesionó le hablé de una manera un tanto... tosca y la hice sentir mal. Lo admito, no utilicé las palabras adecuadas considerando que era el primer torneo de tu hija y pues... Gwilym me recomendó disculparme con Julie y ahora yo lo hago contigo. —terminó de relatar bajando el tono de voz.

En este punto, Joe dejó salir una corta risa. —Pero no estoy molesto si es que eso te preocupa.

Jones le miró con un ligero deje de sorpresa. —¿No?

—Claro que no. Eres su entrenador e hiciste lo que tenías que hacer. Además conozco a mi hija, Juliette puede llegar a encapricharse con algo hasta conseguirlo y si no le hablas con firmeza ella terminará haciendo lo que desea y no siempre puede ser así.

Benjamin se sintió con un peso menos de encima.

—Y si te soy honesto —continuó Joe —No me molesta en lo absoluto que marques autoridad con ella incluso fuera de la cancha. Gwilym y Rami son lindísimos con Juliette y siempre buscan lo mejor para ella, pero también caen en sus encantos y pueden llegar a consentirla demasiado; y está bien, incluso yo lo hago. Pero siempre trato de remarcar mi autoridad frente a ella y Dios... en ocasiones se me complica. El día de ayer yo iba a prohibirle seguir jugando los siguientes partidos pero al ver su carita toda desilusionada no pude hablar, entonces tú lo hiciste, y lo agradezco. Así que, con toda confianza... te doy permiso de regañar a mi hija en los entrenamientos e incluso fuera de ellos si así lo requiere.

Le respondió con una sonrisa tranquila, una que demostraba lo sorpresivamente halagado que se sentía con esa peculiar confianza que Joe le estaba dando. Sin embargo, pronto ese gesto se convirtió en una mirada inquisidora y en una sonrisa de lado.

—¿Básicamente me estás dejando a cargo de la disciplina de tu hija?

Joe resopló y respondió con un tono de obviedad —¿Qué no viene incluido en el pago de la mensualidad de rugby?

Chasqueando la lengua, Benjamin fingió valorarlo. —Creo que para eso tendrás que pagar honorarios extras.

Uh... no lo creo. —contestó Joe después de recordar algo.

—¿No?

—Te ofrezco un trato.

Intrigado, Jones asintió.

—Dejemos el pago de los honorarios extras aparte ya que si no haces lo que te pido, yo le diré a todos tus pequeños alumnos que su entrenador Ben tiene pacto directo con el hada de los dientes y que movió sus influencias para que a Juliette le dejara dinero extra. Esos niños se pondrán muy, muy celoso.

Benjamin se alejó un poco mirándolo acusatoriamente. —Eso es jugar sucio, Mazzello.

Joe se encogió hombros. —Tú decides.

Agh... Suena tentador tu trato.

—¿Lo harás? —preguntó sorprendido.

Con una sonrisa traviesa, Benjamin respondió: —Quizá.

—¡Hey! —le señaló con el dedo lanzándole un golpe sin tanta fuerza a su hombro izquierdo. —Dios, harás que odie esa palabra...  















☁️













"¿Es enserio, Ben? ¿Te mando a disculparte con Joe por regañar feo a su hija y el hombre te termina dando libertad para hacerlo?" Le murmuró Gwilym con incredulidad. Benjamin simplemente se encogió en hombros. "No me culpes a mí, todo fue idea de Joe". Fue la breve conversación que tuvieron el par de amigos esa mañana antes de desayunar.

Pasaron momentos realmente agradables. El domingo recorrieron los principales lugares turísticos de la ciudad asegurándose de tomar los suficientes videos y fotografías; fueron múltiples las peripecias que tuvieron que hacer para conseguir salir los siete en un mismo plano y que además saliera el fondo, pero lo lograron.

Probablemente Juliette fue la más consentida pues al tener su tobillo lastimado los hombres se turnaban para llevarla en sus hombros y ella simplemente se dejaba mimar yendo de brazos en brazos.

Esa noche, a petición popular (y por petición popular entiéndase: Juliette, Virginia, Joseph y Amelia) Ben les enseñó la técnica de tackle. Sentándose los cuatro muy cómodamente en el porche del jardín trasero de la casa de Jones presenciaron en primera fila los vagos intentos de los más jóvenes por derribarse.

—Antes de enseñarles cómo se tacklea, necesito que alguien sea el saco de tackle.

Explicó frente a todos adoptando su actitud de entrenador.

—Rami, tú serás un saco de tackle.

—¿Qué yo qué? —respondió con mirándolo con una mezcla de incredulidad combinado de temor.

Jones solo hizo una seña con el dedo índice a su costado y a Rami no le quedó de otra mas que aceptar. Gwilym retuvo torpemente una risa entre sus manos que rápidamente se vio interrumpida por Ben.

—Gwilym, tú también.

—¡Hey! ¿Yo por qué?

—Primero enseñaré a Lucy a tacklear a Rami pero para eso debo de dar un ejemplo.

Soltando un bufido en desacuerdo, alzó ambos brazos —¡Tu siempre me tackleas, incluso cuando no estás dando un ejemplo o una clase!

Benjamin elevó ambas cejas y lo observó con un gesto de obviedad. —Deberías sentirte halagado Gwil, eres algo así como mi asistente personal.

—Compañero de trabajo.

—Asistente, Gwil. Eres pésimo en el deporte.

—Disculpa... —murmuró Joe levantando la mano con nerviosismo.

—¿Si?

Antes de continuar, Joe dudó un poco.

—¿Puedo llamarte Ben o tengo que llamarte entrenador?

—¿Tú que crees?

Joe pestañeó valorando la respuesta. Luego, continuó:

—Entrenador ¿Y yo tacklearé o me golpearán?

—Oh, no te preocupes Joe —. El tono suave que Ben utilizó tranquilizó a Joe. —Tú golpearás, pero también serás golpeado.

—¿Qué?

—¡Muy bien, primera indicación!

Benjamin les mostró como debían hacerse los movimientos, como manejar la fuerza y a que altura hacer el tackle al contrincante. Hizo énfasis en que gran parte del truco residía en la fuerza que tú mismo ponías al impuso de tus piernas y a la forma en como prensabas las piernas del contrincante haciendo un par de ejemplos que Gwilym sufrió entre quejidos.

Rami se sentía tranquilo, confiaba que la nula experiencia de Lucy combinada con esa delicadeza que su novia expiraba haría de sus tackles apenas simples rosones. Pero apenas pudo procesar la mirada decidida que Lucy le brindó antes de correr hacia él cuando ya estaba sintiendo un impacto a la altura de sus piernas que seguramente le dejaría un moretón.

Felicitando a Lucy por su rápido aprendizaje, Benjamin dejó que Rami practicara el tackle contra él. Mirándolo con un deje de desconfianza, el mayor se posicionó frente al entrenador aún dudoso de hacerlo.

—¿Es una especie de trampa?

—No, ¿por qué lo sería?

—Después de verte tacklear a Gwilym, créeme, estoy bastante convencido de que con la fuerza de uno de tus brazos me dejarías en el suelo.

—¡No lo haría! –expresó Jones ofendido.

—Corrección, si podría hacerlo, pero se contiene con nosotros –agregó Lee.

—Gwilym, no ayudas... Bien Rami, ¡Ahora!

Tomando impulso, Rami corrió hacia Benjamin quien recibió su embestida sin retroceder ni un centímetro amortiguando el peso con su cuerpo.

—¡Excelente! –lo felicitó.

—Dios... esto se siente tan liberador, es terapéutico —. Murmuró Rami estirando sus músculos.

Joe observaba todo con curiosidad que cuando Benjamin le llamó, no pudo evitar dar un pequeño saltito.

—¿Y a quien se supone que voy a tacklear?

—¡A mi! –paró la mano Lucy con una gran sonrisa que contrastó completamente con el gesto de temor que Rami hizo.

—¡Nadie va a tacklear a mi novia! –expresó con voz firme abrazando protectoramente a la mujer.

—Lucy... no lo tomes a mal, pero ninguno de nosotros nos sentiríamos cómodos haciéndote eso...

—Pues a excepción de Ben, no es como si ustedes tuvieran mucha fuerza... —comentó mordazmente ganándose rostros cargados de ofensa por parte de Joe, Gwilym y Rami.

—Gwilym, tu contra Joe.

—¡Si!

—Oh no...

Tomando impulso, Gwil corrió contra Joe impactándose y provocando que ambos retrocedieran unos pasos pero sin lograr caer al césped.

—¡Muy bien! —felicitó Jones y los dos hombres sonrieron con orgullo.

—Ahora Joe, tu contra Ben —. Propuso Gwilym.

—¿Por qué contra mí?

—Rami ni si quiera te hizo daño, vamos Benjamin, tú también mereces sufrir como nosotros dos.

—Apoyo eso —. Secundó Malek alzando la mano.

—Cómo sea, –Ben rodó los ojos con desinterés. —¿Listo, Joe?

—Eso creo... —

Exhaló un par de veces, tomó distancia y corrió contra Jones dispuesto a hacer el tackle que terminó en un golpe sordo que míseramente lo hizo rebotar y caer contra el césped.

Todos hicieron un sonido de dolor.

—Joe —. Se inclinó Ben hacia el mayor extendiéndole la mano –Se supone que debías abrazar las piernas y tirar de ellas también.

—Tengo un silbido en mi oído izquierdo...

Tampoco olvidarían todos los museos visitados, las exposiciones de arte, los eventos callejeros, las cenas improvisadas en los vagones del subterráneo que consistían en cualquier bocadillo que encontraban en el camino, sus visitas a ciudades y pueblecillos cercanos, sus recorridos en jardines y castillos importantes, el zoológico de Londres, la pista de hielo y sus incontables caídas que los dejaron adoloridos por un par de días y aquellos parques temáticos infantiles donde todos volvían a ser niños y se divertían a la par con Juliette entre todos los juegos.

Así como disfrutaron de los lugares del exterior, también gozaron de la calidez que les brindaba el departamento de los Mazzello y la casa de Benjamin. Esas cenas tan complicadas como asados o tan simples como tazones de cereal y pan tostado, las conversaciones apretujados en el balcón o sentados bajo las estrellas, los partidos de soccer en el jardín de Ben; las pijamadas y las tardes y noches de chicas que Lucy y Julie compartieron vestidas de princesas y con Rami portando un improvisado traje de Olaf hecho de papel crepe, las partidas de Just Dance en donde Joe salió victorioso en todas las ocasiones y las improvisaciones narrativas que Gwilym les regalaba.

Y seguramente todos recordarían de esa peculiar tregua que Rami y Gwilym tuvieron debido a su nerviosismo ante cuestiones del amor...

Rami y Lucy tomaron unos días para visitar a la familia de la chica y previo a eso el pobre hombre estaba muy nervioso pues sería la primera vez que conocería a sus suegros; en cambio, Gwilym por fin había tomado la decisión de pedirle a Emily que fuera su novia. Todo que comenzó con un "Uh, Rami... ¿de verdad te presentarás frente a los padres de Lucy como su novio? Eso es muy mal visto en Inglaterra. Primeramente debes conocer a sus padres, y luego dar el siguiente paso, justo como yo" y cuando Rami, con el ceño fruncido le dijo que no le creería, Lucy mordió sus labios dando la razón a Lee lográndole sacar un susto a su novio con esa pequeña broma.

Ambos hombres terminaron sentados sobre el sofá brindándose una especie de apoyo mutuo basado en palabras de ánimo, consejos y recomendaciones que a la vez, de alguna manera el resto del grupo se terminó involucrando. El día en que ambos regresaron victoriosos lo tomaron como un pretexto más para reunirse y celebrarlo con una deliciosa cena y unas buenas bebidas.

Cada uno tomó con asombro el descubrimiento de lo mucho que congeniaron formando ese pequeño círculo de amistad que la idea de separarse en días próximos no les causaba ninguna gracia...















☁️















—¿Qué más nos falta por comprar?

—¡Helado de chocochispas!

—Juliette, el helado se compra al final ya que puede derretirse —. Le recordó su tío Gwil y la niña bajó los brazos inflando sus mejillas.

—Tío Gwilym, tío Rami y mi papi le quitan lo divertido a las compras.

A su lado, Benjamin bufó. —Tienes razón.

—¿De qué hablan? La estamos pasando muy bien comprando las cosas para la pijamada, ¿verdad Lucy?

La nombrada respingó un poquito y luego murmuró un "A-ha" con un rostro dudoso que a Rami pareció no importarle pues solo le sonrió de regreso.

—Una vez dije que hacer las compras con mi novio era un asunto largo y complicado y que no habría algo peor que eso... —murmuró la mujer a Benjamin y a Juliette una vez que los tres hombres restantes giraron por un pasillo —Pero me equivoqué. Hay algo peor que eso y es venir al supermercado con Rami, Gwilym y Joe.

Ese era el último fin de semana de la visita en Londres y ellos festejarían con esa gran pijamada que por tantos días Juliette estuvo esperando con ansias.

Tenían todo cubierto, Virginia, Joseph y Amelia se quedaron en el departamento encargándose de la cena mientras el resto vagaba por el supermercado comprando las golosinas y demás cosas para botanear; pero lo que debería de ser una visita rápida a la tienda para tomar lo esencial se convirtió en un recorrido extenuante pues las tres personas más entusiastas y meticulosas para escoger un producto coincidieron en espacio y tiempo provocando que una simple compra de nieve y galletas en una revisión completa de cada artículo electrodoméstico con su merecida lista mental de pros y contras.

¿Lo peor de todo? Que ni si quiera compraron algo de eso.

Cuando Rami por fin anunció que irían por las cosas de la pijamada, Benjamin y Juliette despertaron de su letargo de aburrimiento: el entrenador se apresuró a tomar el control del carrito de compras, subió a la niña en él y como si de un barco se tratara la pequeña adoptó pose de marinera mientras dirigía a Jones por los pasillos hasta llegar a la zona de dulces donde con rapidez escogieron los chocolates que tanto les gustaban.

—Tenemos una situación complicada... ¡Lucy! ¿Chocolates con almendras o chocolates cookies and cream?

—Ambos —. Respondió con rapidez.

—Excelente —chasqueó con una sonrisa. —Eres una buena compañera de compras—. Alabó Benjamin a la mujer provocando rostros atónitos por parte del resto de los hombres.

—¿Por qué a nosotros no nos pediste una opinión? —preguntó exasperado Joe.

—Porque ustedes hubieran tardado más de cinco minutos dialogando acerca de las ventajas y desventajas de la almendra y del contenido calórico del chocolate —. Señaló Ben.

—¡Eso no es cierto!

—Eso es cierto, papi —. Desmintió la niña desde el carrito de compras.

Rami, Gwil y Joe hicieron un sonido que denotaba total indignación y por el resto de su estadía en el supermercado no volvieron a emitir palabra o recomendación alguna sobre los productos a comprar proclamándose así en una especie de huelga por los comentarios recibidos.

...Aunque más bien Lucy creía que era una simple rabieta o berrinche infantil.

Con la cajuela del jeep de Gwilym lleno de chucherías para esa noche, todos volvieron al departamento de Joe dialogando en el camino sobre el itinerario perfectamente organizado que Rami había creado para esa ocasión y el cual marcaba actividades como películas, juegos de mesa, karaoke y partidas en el Just Dance.

A Benjamin le sorprendía ver a un departamento tan pequeño albergar a ocho personas yendo de un lugar a otro chocando en el proceso, escuchando todas las conversaciones a la par, teniendo que recorrer ciertos muebles para hacer más espacio y que aun así, todo se sintiera tan cómodo y fluido que esos roces y bebidas derramadas por accidente no parecían molestar a nadie.

Incluso fue él quien le propuso a Joe que esa pijamada fuera en su casa para así tener más espacio pero recibió como respuesta un "Lo agradezco, Ben. Sé que estaremos todos muy apretujados en mi departamento pero vamos a estar en esta ciudad por un buen tiempo y quisiera que Juliette guarde recuerdos de nuestro pequeño espacio convertido en un hogar" acompañado de una sonrisa y ojos brillosos que a Benjamin le confirmó que no solo buscaba que la niña formara esos recuerdos, sino que él también los necesitaba.

Y vaya que estaban formando grandes recuerdos; no solamente Joe y Juliette.

Él también.

Porque estaba seguro que difícilmente olvidaría esas fotografías mentales que tomó de los rostros de los demás tenuemente iluminados por la luz de la televisión mientras veían Lilo y Stich, ni las risas de todos que llegaba a las lágrimas por presenciar a Joe y Gwil hacer una vaga interpretación de "He Mele no Lilo", terminaron con la garganta seca y dolor en la barriga como un recordatorio de lo divertido que fue ese momento.

En el karaoke todos demostraron que eso del canto no se les daba tan mal así que -a petición de Lucy- Joe, Gwilym, Rami y Benjamin trataron de recrear bailes y coreografías de Backstreets Boys y NSYNC ganándose aplausos y vitoreos que ellos agradecían entre reverencias con la promesa de que "cuando consigamos un quinto integrante, esto se escuchará mejor". Aprovechándose entonces de la cantidad, Amelia, Virginia y Joseph no se quedaron sin la oportunidad de pedirles interpretar canciones exitosas de grupos como The Beatles, Kiss o Queen siendo eso un total éxito.

Benjamin y Rami demostraron ser realmente buenos en el ajedrez y Joe continuó ganando el primer lugar en el Just Dance; Virginia sorprendió a todos con sus pasos de baile y comprobaron con alegría que el talento era de familia cuando Juliette también participó mostrando sus mejores movimientos en el juego.

Al momento de cenar se sumieron en una larga conversación en la cual planearon su siguiente viaje, los padres de Joe ofrecieron su casa para albergar a los británicos prometiéndoles llevarlos a conocer los mejores lugares y hacerlos probar las mejores comidas.

—Incluso podríamos ir a acampar, hay parques muy bonitos entre los bosques y es una magnifica experiencia —. Propuso Virginia.

—Realmente nos gustaría mucho poder ir, ¿en qué época del año nos recomiendan viajar a su ciudad? —Cuestionó Amelia.

—En primavera hace buen tiempo.

—Chicos, ¿primavera les parece bien?

Benjamin y Gwilym intercambiaron miradas y asintieron casi al instante.

—Cruza con las vacaciones, me parece perfecto.

—A mí también.

El resto aplaudió de gusto.

—Entonces los esperamos en primavera. —Aseguró Joseph con una gran sonrisa.

Los últimos momentos de la noche lo pasaron todos juntos apretujados en el balcón del departamento; su plática se basó en diversos temas saltando de una conversación a otra con rapidez; sus risas hacían eco con la noche y sus tazas se rellenaban de té y café con rapidez.

Juliette coloreaba sobre la pequeña mesita pues quería darles a sus abuelitos y a sus tíos Rami y Lucy muchos, pero muchos de sus dibujos para que ellos los pusieran en sus refrigeradores; también hizo otros especiales para sus tíos Mary y John y para sus primitos a quienes extrañaba mucho.

Todos vestían ya sus pijamas y se cubrían con cobijas cálidas debido a la frescura nocturna pero eso no fue impedimento para que continuaran un par de horas en aquel lugar.

Los primeros en irse a dormir fueron Ginnie y Joseph, quienes entre abrazos y besos en la mejilla desearon buenas noches al resto. Luego, Amelia anunció que tenía demasiado sueño y se despidió de todos abrazándolas con fuerzas. Juliette abrió sus brazos para ser alzada y le dijo que podía dormir en su súper cama de barco pirata haciendo sentir a Amelia "con un gran honor por usar los increíbles aposentos de la pirata Julie" que provocó carcajadas en la niña a la par que era atacada por besos que dejaron marcados labial por las mejillas pecositas de la pequeña.

Minutos después de acompañar a la señora Amelia a su habitación, la niña volvió con una bolsa de tela.

—Tía Lu, ¿Nos pintamos las uñas?

Boynton dejó su taza de té sobre la mesita y recibió la bolsa encontrando en ella varios esmaltes.

—Me parece una gran idea. ¿De qué color quieres tus uñas pintadas?

Juliette lo pensó un poquito golpeando su dedo índice derecho en su mentón.

—¡Verdes! Quiero que estén pintadas en color verde, como los ojitos de tía Lucy y el entrenador Ben —pidió con una sonrisa que dejaba ver esos hoyuelos en su mejilla.

Lucy asintió con un gesto tierno, tomó el color que más se asemejaba a sus ojos y comenzó a pintar las pequeñas uñas de las manos de Julie agregando al final una fina capa de esmalte con brillitos y estrellitas.

—¡Listo! Ahora tienes que mover tus manitas así —ejemplificó la mujer —para que se sequen más rápido, pero no las muevas muy fuerte o el esmalte se moverá de tus uñas y quedará feo —Indicó.

Juliette prestó atención e hizo lo que su tía le mostró meciendo sus manos suavemente de un lado a otro. A su lado, Joe dejó la conversación que tenían sus otros tres amigos de lado para observar calmo esa interacción y complicidad que tenía Julie con Lucy preguntándose internamente si tal vez así hubiera sido una noche cualquiera en compañía de Anna.

No le extrañó ver como su hija se había vuelto bastante cercana a la figura de Lucy en esas dos semanas, la buscaba cada mañana para asegurarse de darle su beso de los buenos días y no se iba a la cama hasta desearle una buena noche y besar su mejilla; en las tiendas y centros comerciales se probaban los sombreros, lentes y bufandas mientras reían y el día en que todos compraron ropa ellas dos organizaron un desfile en la habitación de Juliette y jugaron a ser modelos.

En una ocasión, mientras Lucy se aplicaba maquillaje en la sala del departamento, Julie la observó con detenimiento y un pequeño deje de admiración sorprendiendo instantes después a su papá cuando su voz infantil dijo "Tía Lucy, yo también quiero maquillarme como tú" y la mujer, con una gran sonrisa accedió a hacerlo pasando con delicadeza sus brochas por los párpados de la niña aplicando sombras en tonos claros y un gloss con sabor a cereza en sus labios.

Joe nunca olvidará el gran gesto de asombro en el rostro de Juliette cuando observó el resultado frente al espejo ni esas risas que ambas mujeres dieron minutos después mientras retiraban el maquillaje de su carita porque mechones de su alborotado y travieso cabello se pegaban a su rostro mientras jugaba. "Creo que esto del maquillaje no es lo mío, tía Lucy" expresó la niña con un gesto de decepción, "Pues yo creo que tú eres lindísima así como eres" fue lo que Lucy le respondió.

—¡Papi, mira!

La voz animosa de su hija lo sacó de sus pensamientos obligándolo a observas las manitas que Juliette le mostraba con orgullo.

—¡Pero qué bonitas!

—Tía Lucy me las pintó.

—Tía Lucy pintó tus uñas muy bien... cuando yo lo hago te pinto también tus dedos —. Se lamentó Joe con gracia.

—Necesitas práctica, Joe —. Señaló Boynton.

—Ya lo creo, un día seré mejor que tú, ya verás.

—Mira papi, incluso tiene estrellitas y chispitas de colores.

—Oh Juliette... harás que me sienta muy celoso de tus uñas bonitas.

La niña parpadeó un par de veces y luego miró a su papá. —¿Quieres que tía Lucy te las pinte a ti también?

Fingiendo pensarlo por unos momentos, Joe aceptó.

—Papi, las mías son color verdes como los ojitos de tía Lucy y el entrenador Ben. ¿De qué color quieres las tuyas?

—Yo quiero las mías en color... azul, como los ojitos de mi Juliette —respondió acunando con sus manos el rostro de su hija ocasionando que así, sus mejillas se marcaran en un par de bolitas regordetas.

—¡Muy bien! Azules como los ojos de Juliette —. Repitió Lucy sacando el esmalte indicado.

—¡Oh! ¡Tío Gwilym también tiene sus ojitos azules! —. Señaló Julie de pronto.

—Joe pintará sus uñas en color azul, como los ojos de su hija y los míos ¿no puede ser acaso mas lindo? —Señaló Gwil con un tono meloso demostrando que con eso, ellos también estaban atentos a la conversación.

—¡Joe! ¿Pintarás tus uñas como los ojos de Gwilym y no como los míos? —reclamó Rami acomodándose en su asiento.

—Eh... — tartamudeó como respuesta —Los tuyos también son azules, Rami.

—¿Qué no son grises? —La voz dudosa de Ben hizo que todos voltearan a ver los ojos de Rami con atención.

—Su mirada me pone nervioso, chicos...

—Ahora se ven grises porque es de noche, pero de día los he visto azules —. Dijo Gwilym.

—Tío Gwil tiene los ojos azules como el mar y tío Rami tiene los ojos azules como el relleno de los chicles mora azul.

—En definitiva, Juliette acaba de dar la mejor analogía del color de mis ojos.

Julie no comprendió la palabra analogía pero le lanzó un beso tronador a la distancia a su tío Rami y este se lo devolvió.

—Bien, terminé de pintar las uñas de Joe. ¿Alguien más quiere pintarse sus uñas o ya guardo los esmaltes? —Preguntó Lucy después de unos minutos.

Al instante, los tres hombres restantes pararon la mano. 















☁️















El tiempo pasó y ellos seguían conversando en el balcón bastante conscientes de que sería su último momento estando los cinco juntos en ese viaje, poco importancia le dieron a que el día siguiente seguramente tendrían ojeras y mirada cansada; ellos seguían ahí platicando de múltiples cosas tan banales como importantes, tomando bebidas calientes cada uno con sus uñas pintadas y procurando no elevar tanto la voz con sus risas para no despertar a los vecinos.

En algún momento, Juliette cayó dormida mientras su tío Rami la arropaba en un abrazo y fue él quien la llevó a la sala para acostarla sobre los tendidos del suelo. Gwilym no lanzó comentarios mordaces ni trató de llevar a la niña por su cuenta, en ese par de semanas fue testigo de lo mucho que quería Malek a su sobrina y del gran vínculo de años que ambos guardaban y lejos de toda broma y comentarios graciosos, bastante consciente estaba de que él nunca podría con esa unión que los dos tenían y lo aceptaban. Gwilym se sentía contento con ser el tío de Londres.

Poco a poco, cada uno fue consumido por el sueño. Primero fue Lucy, después le siguió Gwilym y al final fue Rami dejando a Joe y Ben solos en el balcón en una profunda plática acerca de cuál serie de los Power Rangers fue la mejor seguida de una gran lista de argumentos dados por Joe sobre porqué el personaje de Ana le gustaba más que el personaje de Elsa en la película de Frozen.

—Te lo juro, Benjamin, Ana era fuerte, un tanto terca pero también muy audaz y valiente, es por eso que me gustó más que el personaje de Elsa.

—Quisiera poder opinar al respecto, pero no he visto Frozen.

Joe lo miró incrédulo. —¿No has visto Frozen? ¡Todo mundo lo ha hecho!

Se encogió en hombros negándolo de nuevo.

—Oh claro. Te hace falta una hija o sobrinos Ben, así verías todas las películas y programas infantiles y tú y yo podríamos extender este debate por más tiempo.

Benjamin miró dubitativo la taza vacía entre sus manos. —Lo que sí puedo decir, es que desde que conocí a Juliette he visto más películas y caricaturas que en el último año.

—¿Eso significa que tal vez volveremos a tener una conversación de Elsa vs Ana?

—Yo creo que si —. Contestó con una sonrisa.

Se sumieron en un silencio, de esos que solían aparecer mientras platicaban cara a cara o mientras lo hacían por teléfono.

Silencios que distaban mucho de ser incómodos.

Jones aspiró con profundidad. —¿Son las flores? Huele bonito.

Joe sonrió, —Sí. Son las flores. Juliette ha estado muy entusiasmada cuidando de ellas.

Benjamin dejó la taza sobre la mesita y con voz cautelosa, habló.

—Una vez, Julie me dijo que a su mamá le gustaban las flores.

La frase le salió en un tono bajo, como si temiera de nueva cuenta hacer enojar a Joe y sin embargo, la suave sonrisa que se formó en el rostro del hombre le indicó con certeza que su comentario había causado el efecto contrario.

—Anna realmente amaba las flores, perdón... me corrijo. Anna realmente ama las flores —. Miró de costado a Benjamin y ambos se sonrieron —. También ama los pasteles, los helados de chocochispas y cantar canciones en el auto, su fruta favorita son las fresas y durante el embarazo me dijo muchas veces que deseaba que la bebé heredara mi color de cabello y cuando así fue se puso muy feliz; su cabello es largo y en tonos castaños de esos que brillan cada vez que el sol le ilumina y...

Se voz se detuvo de pronto. Respiró con profundidad sin retirar su mirada en las luces parpadeantes del balcón.

—Se siente bien, ¿sabes? —murmuró Joe con voz ronca.

—¿Qué cosa?

—Hablar de ella en tiempo presente. Se siente...

Cayó tratando de encontrar las palabras adecuadas.

—¿Cómo si ella aún siguiera aquí? —completó Ben.

—Exacto —. Aspiró el olor a flores —. Como si ella aún siguiera aquí.

Joe volteó a ver a Benjamin, su perfil definido, sus grandes ojos y sus rubias pestañas. —Tu sí que sabes de estas cosas —pronunció en apenas un suspiro que no pudo ser escuchado por la otra persona.

Silencio.

De nueva cuenta otro silencio.

No sabrían con claridad cuanto tiempo pasaron así, concentrados en las luces que parpadeaban, rodeados del olor de las flores o escuchando a lo lejos el bullicio de los automóviles que andaban por la calle en madrugada.

Bien pudo pasar un par de minutos, diez o hasta veinte.

Pero de nueva cuenta, Benjamin fue quien volvió a romper el silencio.

—Creo que ahora lo necesito yo.

—¿Qué? — preguntó Joe con confusión ante la repentina frase que Jones lanzó al aire.

El rubio jugueteaba con los dedos de sus manos en un gesto inconsciente.

—¿Alguna vez amaste tanto a alguien que aun sabiendo que estabas condenado a no estar con ella, no pudiste detener tu corazón?

Joe se reacomodó en su asiento atónito ante el hecho de que Benjamin estaba hablando de algo que seguramente era bastante personal y emocional para él, algo completamente inusual en el rubio pues las conversaciones de este siempre marcaban con firmeza la línea que dividía aquello íntimo de aquello que no lo era.

—Sí. —contestó.

—¿Anna?

Joe asintió.

—¿Kat? —se aventuró a preguntar.

Con lentitud, Benjamin asintió.

—Tú dijiste que no fue una mala experiencia, no del todo.

—Eso es lo que quiero creer. Gwilym me ha dicho que cuando uno ama, por más que duela, no deja de ser una buena experiencia.

—Pero... ¿qué es lo que tú crees?

—Que hay amores que nunca debieron ser —. Musitó como respuesta.

Luego de unos segundos, Benjamin volvió a hablar:

—¿Y tú que crees, Joe?

Suspiró con pesadez, cerró sus ojos y talló sus párpados.

—Que el amor es caprichoso, Benjamin. Aun cuando sabe que terminará mal se esfuerza en colarse entre las rendijas y un día, sin que te des cuenta, ya te consumió. Anna y yo estuvimos destinados a ser, pero no estuvimos destinados a un seremos sino a un: habríamos sido. Y sin embargo, a pesar de todo... no me arrepiento de esa decisión tomada.

—Supongo que... hay personas por las que vale la pena tomar ese tipo de decisiones.

Ambos se miraron.

—Definitivamente —. Contestó Joe.

Benjamin se levantó del pequeño sofá, estiró sus músculos y lanzó un bostezo que a Mazzello se le figuró bastante al de un cachorro.

—Es todo. Gracias por escucharme, Joe. Lo necesitaba.

—¿Seguro?

El rubio asintió tallando uno de sus ojos con el dorso de su mano.

—Tengo sueño, iré a dormir. ¿Te quedarás aquí más tiempo?

—Solo unos minutos.

—Buenas noches, Joe.

—Buenas noches, Ben.

Se despidieron, el más joven pasó a su lado ingresando al departamento dejando a Joe solo sumido en la quietud del balcón.

Aspiró de nueva cuenta.

El olor de las flores ahora estaba combinado con el olor de la menta. 

















☁️















No le gustaban las despedidas. Siempre las odió.

Cuando era niño se aferraba con fuerza al brazo de su madre o de su padre cada que estos debían de hacer un viaje laboral que los harían ausentarse por varios días.

Cuando sus abuelos murieron, se aferró a las rosas blancas aun sabiendo que las espinas se clavaban en la piel de sus manos hasta hacerlo sangrar.

Cuando Juliette tuvo su primer día en el kínder, ella se aferró a su cuello soltando hipidos sollozantes que le hicieron más complicado el separarse de ella para dejarla entrar a su escuela.

Las cosas no cambian y ahora en el aeropuerto se encontraba abrazando a sus padres con tanta fuerza que esperaba fundirse con ellos y no separarse.

Le hacía sentir como un niño que no quiere quedarse en el campamento escolar.

A su lado Juliette lloraba y envidiaba esa transparencia en las emociones de la niña, ella solamente dejaba fluir sus sentimientos sin importarle lo demás.

—Te voy a extrañar mucho, abuelita Ginnie.

—Hermosa, yo también te extrañaré muchísimo pero nos veremos muy pronto.

—¿De verdad?

—De verdad. Así que pórtate muy bien, obedece a tu papá en todo y come tus verduras. Cuando alguien te tire jugando rugby, recuerda siempre levantarte y entrenar muy duro.

La niña sonrió. —¿Ya te guste que juegue rugby?

—Me demostraste ser muy fuerte, esa es mi nieta —. Alabó pellizcándole la mejilla derecha.

—Extrañaré tus besitos y el arroz que siempre preparas, abuelita.

Virginia rio con dulzura. —Y yo extrañaré tus besitos y tu voz cantarina.

—¿A mí también me extrañarás, Julie? —Preguntó Joseph.

—¡Muchísimo! —abrió sus brazos para ser cargada y llenó de besos el rostro de su abuelito.

—Estudia, haz tu tarea y juega todas las tardes. No lo olvides. —Le ordenó su abuelito.

—Nunca lo olvidaré —. Aseguró con una sonrisa.

Del otro lado, Joe se despedía de Rami con un fuerte abrazo.

—Ya, lo abrazaste suficiente shu-shu deja a mi novio —. Bromeó Lucy tratando de separarlos.

—¿Qué? Tengo derecho de antigüedad —. Le recordó Joseph y Rami simplemente asintió. —Gracias por hacer que mis padres vinieran, gracias por todo lo que has hecho —. Pronunció con voz melancólica volviéndose a abrazar.

Lucy rodó los ojos y se dirigió a Gwilym y a Ben.

—Fue un enorme placer conocerlos, chicos. Adoro su amistad y me divertí bastante, espero verlos pronto.

—Estaremos de enfadosos en el chat grupal, así que no nos extrañarás tanto —comentó Benjamin y Gwilym secundó diciéndole que todos los días enviaría selfies de su lindo rostro para que no lo olviden.

—¡Tía Lucy! —la voz de la niña interrumpió el momento. —Te extrañaré mucho, mucho.

—Y yo extrañaré a la pelirroja más bonita de todas.

—Cuando nos volvamos a ver, ¿haremos más tardes de chicas?

—Todas las que quieras —le aseguró agachándose a su altura y abrazándola con fuerza.

—Solecito... —le llamó Rami después de unos momentos —¿Me darás un abrazo?

La niña sonrió con sus ojos iluminados y de un saltito dejó que Rami la cargara.

—Voy a extrañar a mi tío más guapo de todos —. Aseguró con su mejilla pegada a la mejilla del hombre. Detrás, Gwilym dirigió una mano a su pecho en señal de estar ofendido.

—Yo voy a extrañar a mi solecito de luz —acarició los cabellos de la niña aún sorprendido de lo mucho que había cambiado esa regordeta bebé con piel blanquecina y cortos mechoncitos rojizos.

—También extrañaré que me ayudes en mi tarea de matemáticas, papi no es muy bueno explicando —. Todos, a excepción de Joe, soltaron una risa.

—Siempre podemos hacer videollamada y yo te explicaré todas las veces que quieras.

—Te quiero mucho, tío Rami.

—Y yo a ti, Juliette. Por cierto... —se acercó para susurrarle —. Sé que te dejo en buenas manos con Gwilym y Ben, ¿verdad? —La niña asintió —. Son agradables aunque Gwilym a veces me da miedo.

Juliette rio cubriendo su boca con sus manitas.

—Creeme, tío Rami. A mí también me daba miedo pero ya después te acostumbras.

—¿Enserio? Confío en ti.

Virginia y Joseph se acercaron a Gwilym y a Benjamin, les agradecieron por la hospitalidad brindada y les recordaron que tenían la invitación abierta para viajar a Estados Unidos con ellos.

—Es una pena que Amelia no haya podido venir, Benny.

—Lo sé, pero ella les desea un buen viaje con la promesa de verlos pronto.

—Mucho éxito en todo lo que hagan, chicos.

Les dieron un afectuoso abrazo a cada uno con palmadas fraternales en sus rostros.

—Benjamin... —Le llamó Joseph una vez que quedaron solos mientras el resto seguía despidiéndose. —¿Qué opinas de los abuelitos que Juliette te prestó?

—Bastante increíbles, si me permite decirlo —. Contestó con una genuina sonrisa.

—Eres un buen muchacho y me alegro mucho que mi hijo y mi nieta te hayan conocido, ¿pero sabes que me alegra más?

Benjamin negó enmudecido.

—Que Juliette se haya encargado de incluirte a la familia. Sé que te veré más tiempo entre nosotros, de eso se seguirá encargando mi nieta, ¿verdad? —alzó la voz dirigiéndose a la niña y ella le respondió guiñándole el ojo.

Sintiéndose conmocionado y un tanto confundido, Ben solo pudo asentir con lentitud ganándose una risa carente de toda burla por parte de Joseph.

Una voz por el altoparlante anunciando información respecto a su vuelo les indicó que era tiempo para separarse. Joe caminó de nuevo hacia sus padres junto con Julie para unirse los cuatro en un largo abrazo.

—Sigue siendo el magnífico padre que has sido estos siete años, Joe.

—Oh vamos, que no soy ni la mitad de lo increíble que ustedes han sido todo este tiempo.

Cuando su familia cruzó la puerta que los llevaría a la otra sala del aeropuerto, Joe sintió como si una parte de su alma se fuera con ellos.

Solo podía escuchar los sollozos suaves de Juliette contra su oído, sus lágrimas mojando su cuello, sus piernitas y brazos rodeándole el torso con fuerza y esas palmas de Gwilym y Ben que sujetaban su espalda y hombro con empatía y comprensión.

No le gustaban las despedidas. Siempre las odió. 

☁️

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.

.

¡Hola, hola! Llegamos al final del capítulo 16. Cuenten, ¿qué les pareció? Espero les haya gustado~

Veamos algunas cosas que sucedieron:

🍒Gwilym siendo un amigo protector que obliga a Ben a remendar sus errores... ¡Entrenador! era el primer partido de la niña :c no tenías que ser taaan duro con ella. Sin embargo a Joe pareció no importarle en lo absoluto askjshaskj

🍒Nuestros chicos tienen una gran complicidad dentro y fuera de la película, traté de plasmarla en estos escritos y espero haberlo logrado uwu 

🍒La conversación de Joe y Ben en ese balcón es muy importante para los dos <3 

🍒A mi tampoco me gustan las despedidas, Joe:( Extrañaremos mucho a todos!!

Quisiera tomarme un momento para agradecerles a todos ustedes por el cariño brindado. Lejos de las leídas y sus votos (que venga, ¡me han sorprendido! somos ya 39.7k y 4.38 estrellitas) sus comentarios han estado cargados lleno de amor, buenas vibras y sugerencias y de verdad yo quiero tomar a cada uno y llenarlos de abrazos. Es mi primer longfic con capítulos así de largos y una trama mas profunda a las que estoy acostumbrada a manejar (si se dan una vuelta por mis otras historias, podrán notarlo) además somos un fandom relativamente pequeño y ustedes se han lucido estando aquí. Tengo años escribiendo, es cierto. Pero tengo fallas, también es cierto... Aún así agradezco enormemente cada comentario tan bello que me dejan, la forma en como se relacionan con los demás lectores, sus fanarts, sus ediciones y sus mensajes que me envían al inbox de la página y al de mi perfil aquí en wattpad en donde me cuentan lo mucho que les gusta la historia y los lazos de empatía que lograron crear con los personajes. Realmente alivian mis días cansados. 

Me siento tan unida a ustedes, me encantan. 

Así que, de todito corazón deseo que les vaya muy bonito en estos días. Abril ha estado muy traicionero con su clima en el lugar donde vivo ¿también allá con ustedes? Disfruten a su familia, apapachen a sus seres queridos y acaricia a algún animalito que veas por la calle. 

Apapachar... me gusta esa palabra ¿a ti también? 

Para quienes no la conozcan, apapachar es una palabra en nahuatl que significa  "abrazar y acariciar con el alma"  A que es muy bonita ¿verdad?

¿Hacemos una encuesta?
¿Cuál fue tu momento favorito de Rami, Lucy y los abuelitos con los demás en Londres?

Te quiero mucho. Eres importante. 

Ten una linda semana, Cherry se despide por hoy. ¡Bye!

...🌻...

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