Siempre me ha gustado conducir, a cualquier lugar, en cualquier hora, adoro conducir en días soleados, nublados, y ni se diga de los lluviosos... pero nada se compara a conducir de noche, hay algo en eso que simplemente me llena con una gran tranquilidad, no debo preocuparme por el tráfico, o por llegar tarde a mi destino, por conductores idiotas, la conducción nocturna es un mundo totalmente distinto; sin embargo, hay algo que siempre me ha llamado la atención de todo esto, y son todo el tipo de leyendas que uno puede escuchar en distintas partes de la autopista, gente diciendo que vio algo frente al cofre de su auto, atrás del porta equipaje, a un lado de la carretera, o incluso hay personas que han llegado a decir que vieron algo dentro de su coche, atrás de ellos, observándolos por el retrovisor.
En todos los años que yo he conducido, jamás he visto nada parecido a todo lo que he escuchado, ni siquiera en dónde vivo. Cuentan los pueblerinos, que en la autopista para llegar a la ciudad más cercana, por eso de las 3:00 a.m., justo en el puente que está arriba de un río, se aparece una anciana cargando leña, exclaman con terror nunca verla directamente porque volteará a regresarte la mirada, con unos ojos de fatiga que te obligarán a detener el auto y ayudarla llevándola a su destino, una vez dentro de tu auto te empezará a relatar una historia sobre la carretera, tú no pondrás atención a su historia por estar concentrado conduciendo, hasta que lleguen a la curva más pronunciada de todo el trayecto, ahí la anciana callará, se te hará raro que simplemente se haya silenciado, y cuando voltees a verla, ella exclamará con un grito desgarrador "¡AQUÍ FUE, AQUÍ FUE DONDE YO MORÍ!", en ese momento tu auto se saldrá de control, y perderás la vida, lo único que la policía encontrará en los restos, será tu cuerpo. Los que llegan a sobrevivir, nunca más volvieron a pasar por ahí en la madrugada.
Las carreteras, caminos, autopistas, vías, todas guardan secretos.