¿Destinados a estar juntos? (...

blue_woods

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-¿No quieres meterte en problemas conmigo? Su madre en su segunda luna de miel y su hermano preocupado por t... Еще

¿Destinados a estar juntos?
Capítulo 1: Sentimientos frustrados.
Capítulo 2: Haría lo que fuera por ti
Capítulo 3: Adiós inmadurez... creo.
Capítulo 4: La utilidad de los tacones.
Capítulo 5: "... Me gusta ir un poco más allá de la línea"
Capítulo 6: Dudas.
Capítulo 7: B de cristal y B de deseo.
Capítulo 8: Iván Lynn
Capítulo 10: Lazos irrompibles
Capítulo 11: Mentiras y códigos secretos
Capítulo 12: Paso en falso.
Capítulo 13: Resolviendo y cayendo.
Capítulo 14: Adiós, Joe.
Capítulo 15: Desconcierto.
Capítulo 16: Mentiras y reencuentros.
Capítulo 17: Las cartas sobre la mesa.
Capítulo 18: Regresar al pasado.
Capítulo 19: Batalla final
Capítulo 20: Bala perdida.
Epílogo: Destinados A Estar Juntos
Capítulo extra
IMPORTANTE

Capítulo 9: Debo cuidarme de ti.

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blue_woods

Sorpresa! Espero que les guste :)

Abro mis ojos encontrándome en la fría cama de Rolly, como su trabajo le lleva la mayor parte de la noche me dejo descansar aquí. Apenas pude dormir porque estaba pensando en planes, alternativas por si Iván Lynn no tiene respuestas para nosotros y me frustre. Porque en realidad no tengo idea por donde seguir, qué camino tomar. Estoy tan perdida. Suelto un suspiro mientras me levanto para ir al baño y cepillarme los dientes. Observo mi reflejo en el espejo y entonces lo comprendo. Termino de cepillarme con rapidez y salgo del baño casi corriendo.

—¡¿Qué demonios tienen Derek y Olivia?! —exclamo despertando a Peter y Joe que estaban durmiendo en la sala.

El sillón de Rolly es uno en forma de L y es bastante amplio, por lo que cada uno duerme en un extremo. Peter que estaba durmiendo en la parte sin respaldo, se cae hacía el otro lado de la sorpresa. Mientras que Joe se incorpora con rapidez listo para enfrentarse, como si estuvieran atacándolo.

—¡¿Qué demonios tienes tú?! —exclama Peter sentándose en el suelo y viéndome con el ceño fruncido.

Joe se relaja al ver que soy yo, pero su ceño fruncido sigue intacto.

—¿Qué quieres decir con eso? —pregunta sentándose en el sillón con mirada cansada y algo soñoliento aún.

—¿Qué podrían tener para que los secuestraran? Son agentes del gobierno, algo más tendrían que tener para que los quieran tener, además de información, claro —me encojo de hombros.

Me recuesto en el umbral de la entrada a la sala y observo a Joe. Sus ojos verdes van hacía el suelo, procesando mi pregunta. Me cuestiono a mí misma y al universo como es que puede estar tan bueno. Con sólo una playera blanca y unos pantalones de chándal negros, y recién despertado, se ve tan atractivo como siempre. Mientras que yo, con mi pijama de seda rosa —que por cierto, es hermoso—, ojos achinados y mi cabello revuelto debo verme como algo que alguien vomitaría.

—Son las seis de la mañana, ¿en serio me despiertas para esas preguntas? —me dice Peter, a regañadientes levantándose del suelo.

—No, espera —le detiene Joe, elevando una de sus manos y aún con la mirada en el suelo. Peter espera que continúe— Tiene un punto. Uno bueno —le mira y eleva sus cejas.

Sonrío.

—Gracias —asiento orgullosa.

Joe posa su mirada en mí. Su ceño estaba relajado antes de escanearme de pies a cabeza, entonces, su ceño se frunce y se pone de pie pareciendo molesto. Arqueo una de mis cejas.

—Haré unas llamadas para responder tu pregunta. Con permiso.

Me abstengo a rodar los ojos por su temperamento. ¿Realmente siento algo por este idiota que solamente parece jugar con mis sentimientos? Muy a mi pesar, la respuesta es afirmativa. Aunque, eso deberá cambiar, no sé cómo, no sé cuándo, pero no puedo seguir enamorada de Joe. Una de las cosas más feas y tristes de pasar es no ser correspondido. No dejaré que él me lleve nuevamente a ese poso depresivo del que tanto me costó salir.

Vuelvo a irme a mi habitación —bueno, la de Rolly— y tomo mi celular. Tengo treinta mensajes de Thomas exigiendo detalles de cómo fue mi beso con Joe. Entorno mis ojos y lo llamo, pensando si me contestará o no por la hora qué es. Sorprendentemente, lo hace.

Demonios, ¿acaso estás en el ejército? —me río al escuchar su voz. Realmente lo extraño.

—Te extraño, idiota —le digo sonriendo con tristeza. Hace solo cuatro días que no lo veo, pero siento que son meses— ¿Cómo está todo por allá?

No, respóndeme tú. ¿Qué diablos está ocurriendo? ¿Por qué intentabas atraer a un mafioso? —mi sonrisa desaparece un poco. Thomas suena preocupado.

—Secuestraron a Olivia y Derek. Debemos traerlos de vuelta y lo del mafioso, no preguntes, tiene que ver con eso —respondo. Escucho como suelta un lamento. Suelto un suspiro cansada— Todo es tan mierda.

Y se pone mejor, amiga —arqueo una de mis cejas— Tienes una semana.

—¿Disculpa? —pregunto confundida.

Emily regresa en una semana de su luna de miel, ¿Qué crees que hará cuando se enteré de que no estás en Los Ángeles y si en alguna parte del mundo atrayendo mafiosos?

Lo que me faltaba, tener el tiempo contado. Mamá no me dejará seguir participando en esto cuando llegue a Los Ángeles y no puedo negarme a desobedecerla —más— porque tengo diecisiete años, aún sigo siendo menor de edad. Lo peor de todo esto es que no quiero dejarlo. Quiero encontrar a mi padre.

—¿Podrías planear algo? —pregunto haciendo una mueca.

A ver... podría decir que estás en rehabilitación, en un reformatorio... —entorno mis ojos— ¡Oh, espera! Digamos que estas en un retiro espiritual.

—Que divertido. Hablo en serio, no creo que en siete días podamos encontrarlos.

Es Emily Harrison, ¿Realmente crees que la detendrás? —entorno mis ojos.

—Yo... em... —suspiro— Veré que puedo hacer. Te llamo luego, estúpido.

¡Sophie! Espera...

Arqueo una ceja.

—¿Sí?

Un silencio incómodo y extraño teniendo en cuenta de que estoy hablando con Thomas Woods, charlatán compulsivo. Carraspea su garganta.

Cuídate, Soph.

Me río.

—Hey, no te vengas a poner sentimental. No pienso morirme en un largo tiempo.

Hablo en serio, estúpida. Ten cuidado.

Sonrío confundida.

—Lo haré. No te preocupes, Thommy. Hablamos después.

Al colgar me quedo observando mi celular extrañada. Un raro sentimiento queda en mi interior, es como una pequeña mancha que si sigo pensando en ello, crecerá. Así que sólo lo ignoro y lanzo mi celular en la cama. Peter se recuesta en el umbral de la puerta, cruzando sus brazos y entrecerrando sus ojos en mi dirección.

—¿Se te perdió algo? —pregunto arqueando una ceja— ¿Tu madurez, quizá?

Peter suspira.

—Acompáñame al supermercado —me dice y se voltea comenzando a caminar otra vez.

—¿Ese es tu intento de tregua? —pregunto lo suficientemente alto para que pueda oírme.

—Tengo hambre y aquí no hay nada. No es mucha ciencia, Sophie —escucho que dice con tono divertido y entorno mis ojos.

Me cambio de ropa colocándome algo deportivo y cómodo. Al verme en el espejo extraño un poco verme con un vestido y tacones, preparándome para ir de compras o salir con Skyler, Thomas o Brooke. Niego con la cabeza. Basta de sentir melancolía. Yo misma me metí en esto y no puedo salir hasta encontrar a Derek. Asiento para mí misma mientras salgo de la habitación.

—¿Dónde está Peter? —le pregunto a Joe cuando estoy en la sala.

Me siento un poco incomoda de su presencia. Al verlo no puedo evitar pensar en la secuencia de cómo me besó, me rechazó y abrazo. Las dos primeras en menos de veinticuatro horas. Es un idiota. Pero, ¿saben qué más me molesta? Que mis sentimientos siguen allí.

—Afuera —me dice poniéndose de pie. Sin decirle nada me volteo, pero me llama— Soph.

Me quedo estática pensando en ese apodo. Lo pronuncia de una forma tan dulce y con tonto arrepentimiento que me volteo un poco temerosa.

—Dime Joe —digo elevando mi mentón.

Camina unos pasos hasta acercarse a mí. Ya no lleva la playera blanca, ahora lleva una campera deportiva negra que hace juego con sus pantalones. Mis labios, al hacerle un recorrido rápido, se abren un poco. Mi ceño se frunce al notar su cercanía.

—Tienes... —posa uno de sus pulgares en la comisura de mis labios y me paralizo ante su roce— Pasta dental aquí.

Presiona unas dos veces más con una fuerza muy leve y nos quedamos así, observándonos en silencio y confusión. Sus ojos verdes se quedan fijos en mis labios y entonces adiós a todo el autocontrol de un maldito año siendo mi guardaespaldas.

Esta vez soy yo quien toma las riendas de esta situación confusa. Como nuestro primer beso, no soy nada sutil y él, esta vez parece alejar la idea de que soy de cristal. Sus manos se posan a ambos lados de mi rostro y me acerca cada vez más a él, inclinándose un poco para estar a mi altura. Poco a poco, el fuego que parecía estar formándose entre nosotros comienza a apagarse. Los besos pasan a ser cada vez más lentos y delicados, finalmente juntando nuestras frentes para poder respirar.

Me alejo sonriendo triunfante.

—¿Qué vas a decirme ahora? ¿Nuevamente fue un acto de impulsividad? —arqueo una de mis cejas.

—Lamento decirte que sí —responde con seriedad y suelto una risa seca— Lo lamento. No significa otra cosa y no fue nada más que un beso.

Dos veces. Joe me hizo sentir dos veces mal, pero no tres. Así que reemplazo mis sentimientos de tristeza por enojo. Antes de golpearlo para hacerle sentir por lo menos un poco de dolor físico que intente igualarse al emocional que me está causando, suspiro.

—¿Sabes qué? Puedo estar rodeada de mafiosos, asesinos, quién sea —me encojo de hombros sintiendo las lágrimas acumularse en mis ojos— Pero de la única persona que debo cuidarme es de ti.

No espero su respuesta y salgo del departamento. Bajo las escaleras sintiendo cómo esto debe terminar. Mis sentimientos por Joe deben acabar. A él claramente no le importo más que por su trabajo, porque de lo contrario lo pensaría antes de lastimarme de esta forma. Diablos, por supuesto que sabe que me gusta. Lo sabe y está divirtiéndose con ello. Pero no le daré el gusto de hacerme sentir mal otra vez.

Al llegar junto a Peter, no dice nada al respecto de que tarde como quince minutos, ni sobre mis ojos cristalizados, ni mucho menos sobre mi silencio sepulcral. Y lo agradezco. Llegamos al supermercado que estaba a solo unas calles de donde Rolly vive y bajamos. No decimos ninguna palabra, solo cruzo mis brazos mientras él busca que llevar para comer, sinceramente no tengo hambre. Joe se encargó que no tenga ganas de nada en estos momentos, pero tampoco le daría el gusto de quedarme deprimida en la habitación.

—Estuve pensando en lo que dijiste sobre qué podría tener Olivia —Peter rompe el silencio. Le observo— Ella es la prometida de Cameron, por supuesto que tiene información importante. Mucho más que tu padre, seguramente.

—¿Tienes alguna pista de qué información? —pregunto arqueando una de mis cejas.

—No, pero alguien podría conseguirme esos datos —asiento con la cabeza— Ya me encargue.

—Bien —asiento con tono duro, mirando donde están los lácteos.

—¿Estás bien? —pregunta frunciendo el ceño.

—Excelente, Peter.

—¿Te das cuenta de que han pasado como treinta minutos y ninguno ha insultado o tratado mal al otro?

Me río.

—Quizás por fin maduraste —una pequeña sonrisa se mantiene en mis labios.

—Admito que estaba un poco celoso y molesto —elevo mis cejas. Peter entorna sus ojos, divertido— Kraist confía más en ti que en mí. Sin ofender, pero yo no confiaría en alguien de diecisiete años.

Me encojo de hombros.

—Yo tampoco —acepto— ¿Por qué confía tanto en mí?

Ahora él es quién se encoje de hombros.

—Quizás porque esto se trata de tu padre. Harás lo que esté a tu alcance para traerlo devuelta. Además, hay que admitirlo, eres buena —vuelvo a sonreír— Hey, baja de las nubes, tampoco fue la gran cosa.

—Tú también eres bueno. No tan inteligente como yo, pero para golpear quizás si sirvas —él me observa con el ceño fruncido y al verme sonriendo, se da cuenta de que es una broma y se ríe, negando con la cabeza— Además, tú también te preocupas mucho por Olivia.

Arqueo una de mis cejas. Peter se queda unos segundos pensativos hasta que guarda unos muffins en el canasto de compras que estaba sosteniendo.

—Sí, es... una gran amiga.

Entorno mis ojos. Me di cuenta de que esto va más allá de la amistad que puedan sentir entre ellos dos. Peter quiere a Olivia, dudo que sea correspondido de la misma manera, es decir, Liv va a casarse. Pero no la considera solamente una amiga.

—Ella una vez me dijo que cuando alguien te gusta, se nota en tu mirada —digo con una pequeña sonrisa— Si Olivia estuviera aquí, te obligaría a que confieses tus sentimientos.

Peter se ríe y me señala con una lata de frutas.

—No vuelvas a mencionar nada de esto, niña de kínder —me dice antes de prácticamente salir corriendo hacía la caja.

De vuelta al departamento me siento mucho mejor. El enojo que sentía cuando salimos —gracias a Joe—, se esfumó y no puedo creer que fue gracias a Peter. Venimos subiendo las escaleras mientras charlamos de cómo fue cuando Olivia casi le fractura el brazo a él. Me río porque entre el relato, agrega bromas sobre cada cosa y eso hace que escucharlo sea refrescante. Siento como si estuviera hablando con Ashton.

Recordar a mi hermano mayor hace que deje de reírme con tantas ganas. Finalmente sonrío fingiendo haber escuchado la última parte del relato de Peter, como si recordar a Ashton no hizo que me sienta un poco mal por no hablarle más.

Abro la puerta y escucho una voz femenina que no reconozco. Peter y yo nos miramos extrañados. Al parecer nadie conoce a la dueña de esa voz. Él deja las bolsas sobre la encimera de la cocina y vamos hasta la sala donde una mujer de cabello negro, corto hasta los hombros y un vestido demasiado elegante está charlando con Joe.

—Así que tienes invitada y no presentas. Que maleducado, Joe —le dice Peter con diversión sonriéndole cálidamente a la mujer que se encuentra seria observándome.

Joe y la mujer se ponen de pie. Arqueo una de mis cejas poniendo rostro de indiferencia, como muy en el fondo no sintiera una pequeña molestia por pensar que ellos dos tienen algo. Después de largos segundos en silencio, él es el primero en hablar.

—Sophie, ella es Jaqueline —dice Joe posando su vista en mí— Tu tía.

Ahora mi rostro de indiferencia pasa a ser uno de sorpresa. ¿Está elegante mujer parada a unos metros de mí es mi tía? Ella, muy ajena a mi sorpresa, sonríe y tiende una de sus manos.

—Es un gusto conocerte, Sophie —me dice alegremente— Puedes decirme Jade. 

Holaaaaaaaaaaaaa, sé que no es día de actualización pero lo terminé y dije why notttt. De nada ahre. Lluvia de pregggs:

¿Qué dicen? ¿Secuestraron a Derek y Olivia porque poseen información o algo más, importante? Y si creen que sí, ¿Quién de los dos? ¿Qué piensan de Sophie y Joe? ¿Ella por fin se rendirá con él o seguirá intentando? ¿O quizás él le da vuelta a las cosas? ¡Tienen una semana para encontrarlos! ¿Lo harán a tiempo? ¡Ah, y! ¿No les suena conocida Jade? gggg 

¡Espero que les haya gustado el capítulo! 

Gracias por leer, votar y comentar.

Nos leemos. 

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