CORASHE | albalia.

By lovingalbay

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¿Qué ocurrirá cuando el pasado vuelva a hacerse presente en la vida de Natalia? Los textos están escritos por... More

Prólogo
1 - Stop the time
2 - Sleepless nights
3 - Bang
4 - Back to the past
5 - María
6 - Nabú
7 - El pasado vuelve una vez más
8 - Volver
9 - El arrepentimiento a veces no sirve de nada
10 - Changes
11 - Secretos del pasado
12 - Tensión
13 - Frágil
Nota importante.
Estás encoñada

14 - A medias

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By lovingalbay

Natalia había vuelto a desaparecer, y hacía ya una semana y algunos días que no la había vuelto a ver. Intentaba entenderla, pero era como un rompecabezas imposible de armar.

Aquella noche que hablamos me había prometido no alejarse de mí, y al día siguiente volví a despertar sola en su casa. La había esperado por horas, pero nunca llegó. Sentí que aquello era una indirecta para que me vaya de su casa, y eso fue lo que hice. Aunque después me dí cuenta de que aquello no era una indirecta, sino que literalmente se había marchado.

María me dijo que no la había visto por la empresa en toda esta última semana, y que tampoco le decía en donde estaba. Solamente le mandaba mensajes de que estaba bien, y por desgracia era a la única persona que le contestaba los mensajes. Aunque todos ellos eran a medias, le contestaba.

La empresa de la morena había quedado a cargo de Paul, y a María le había molestado muchísimo aquello, aunque no se lo había hecho saber a la morena, había tenido la suficiente confianza conmigo para contarme lo que sentía.

Deducí que la rubia estaba un poco celosa por el hecho de que le había dado al mando a él, ya que según ella Paul estaba interesado en el dinero de la morena y no por su amistad.

Después de aquella declaración por parte de María no pregunté más sobre el tema, porque no quería sacar conclusiones apresuradas sin saber sobre ello, ni tampoco había pruebas de aquello.

Todos los días le enviaba mensajes a Natalia, y estos ni siquiera marcaban el visto por partede de la morena, lo cual me frustraba muchísimo. No entendía el por qué de su comportamiento, y además de ser frustrante, me dolía.

En mi cabeza ya tenía bastante claro que sentía cosas por la morena, no sé si tan fuertes, pero las sentía, y no quería sentirlas. Sabía perfectamente que ella me iba a hacer daño en un futuro, aunque ya me lo estaba haciendo comportándose de esa manera. No le había contado a nadie sobre aquello, pero creía que algunas personas intuían algo. Y cuando hablo de algunas personas, me refiero a María, Camila, África y Marta.

Estás dos últimas me habían visto un poco decaída y claramente no dejaban de hacerme miles de preguntas de qué me pasaba, preguntas de las cuales no obtenían ninguna respuesta de mi parte. No sabía qué decirles, o más bien, cómo explicarles que me gustaba alguien que desaparecía cada dos por tres sin dejar ni un maldito rastro de vida, así que mejor me lo guardaba para mí.

-ALBA. -Gritó Marta sacándome del trance en el que me encontraba.

-Madre mía. -Exclamó África alargando la última vocal. -A ver, hija mía, que en nada salimos a jugar y tú estás empanada. -Chasqueó la lengua elevando ambas cejas. -Céntrate en el partido, no en N...

-No en tus problemas. -Cortó Marta a África de una forma apresurada y nerviosa, acción que me hizo fruncir el ceño. -Tenemos que ganar este partido si queremos jugar contra Miami, y necesitamos dar el cien por cien hoy.

-Éstas son buenas, y no es un partido amistoso, Alba. -Comenzó a hablar África. -Siempre quisimos jugar en otros países, y esta es nuestra oportunidad de hacer realidad aquello. No podemos perderla. -Asentí de acuerdo.

-¿Te imaginas conocer distintos países, y además, gratis? -Preguntó Marta con los ojos brillosos y soltamos una carcajada.

-Deja de hacernos ilusiones, que luego no ganamos nada y me quedo con la ilusión. -Admití.

-¿Pero como que no vamos a ganar?, ¡si tenemos a Alba Reche en el equipo! Al final te llamarán para jugar en equipos más importantes y te irás. -Dijo Marta como si aquello fuese algo obvio, y África asintió de acuerdo.

-Dejad de decir gilipolleses.- Amenacé fulminándolas con la mirada. -Nunca dejaría este equipo. -Aclaré.

-Gilipollas serías si te pierdes la oportunidad de crecer haciendo lo que te gusta, además, obviamente tendrás miles de oportunidades fuera de aquí, porque eres maravillosa, cariño. -Dijo África y yo rodé los ojos. -¿A qué sí, Marta? -Le preguntó buscando apoyo.

-Creo que no hace falta aclarar obviedades.

-Me piro, que me tienen hasta el coño las dos. -Me dí la vuelta y para dirigirme al baño de los vestuarios a paso rápido.

-¡No huyas de la realidad! -Oí como gritó Marta dramáticamente, y África soltó una carcajada que retumbó por todo el vestuario.

Eso de huir de la realidad se me hacía bastante familiar, pensé.

Faltaba una hora para el partido, y los nervios se estaban haciendo presentes en mí cada vez más. La mayor razón de mis nervios eran por mi pie, que aunque ya lo tenía curado, seguía teniendo un poco de miedo. En los entrenamientos no había tenido ningún problema, pero de igual manera me daba miedo.

Me cambié con mi camiseta blanca y verde, la cual me fascinaba. Terminé de ponerme el uniforme del equipo y me dirigí hacia las demás, que también estaban todas con su respectivo uniforme.

María y África no estaban, y como no tenía mucho trato con las demás jugadoras, me alejé de ellas, no sin antes coger mi móvil para distraerme un poco.

Mala idea.

Cuando encendí la pantalla la primera notificación era un mensaje de la morena, y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo al leer su nombre allí. Se me había puesto la piel de gallina, y con mi mano temblorosa, abrí el mensaje.

Estoy la habitación que está al lado de tu vestuario, ¿puedes venir?

Eso era todo lo que decía.

Había vuelto a aparecer como si nada, y me había hablado como si no hubiese desaparecido por un montón de días sin darme ningún tipo de explicación. Estaba harta de lidiar con eso, y se lo haría saber.

Me levanté rápidamente con todo mi enojo acumulado, bajo la atenta mirada de mis compañeras que me miraban curiosas, pero las ignoré completamente.

Salí del vestuario y me dirigí hacia la puerta que daba hacia una habitación en la que guardaban artículos de limpieza. El lugar era bastante amplio, pero sin embargo no entendía como se había metido en aquel lugar ¿Cómo coño había pasado de la seguridad? no tenía ni puta idea.

Abrí la puerta y efectivamente allí estaba la morena, sentada en una de las tantas sillas que estaban acumuladas en aquel lugar. Cuando me vió, se levantó apresuradamente con la intención de acercarse a mí.

-Alba.. -Comenzó a hablar pero la interrumpí.

-¿Qué coño haces aquí? -Pregunté firmemente. -¿A qué estás jugando, Natalia?

-¿A qué te refieres? -Preguntó con un gesto confundido, acción que me hizo enfurecer aún más.

-Mira, paso de esto, de verdad. -Le dije con rabia. -No sé qué pretendes con tus idas y venidas, pero estoy harta de que desaparezcas cada vez que se supone que estamos bien.

-Todo tiene una explicación, Alba, te lo prometo. -Habló calmadamente.

-No me prometas más nada. No me valen de nada las promesas falsas. -Le dije con dureza. -Me prometiste que no volverías a desaparecer y no lo lograste sostener ni un par de horas, Natalia. ¿Por qué no me contestaste ningún mensaje? -Le pregunté intentando obtener alguna respuesta de su parte, pero a cambio lo único que obtuve fue silencio.

Y ese silencio me decía más de lo que pudiese haberme dicho hablando.

Ese silencio que salía de sus labios, me decía muchas cosas, porque aquel silencio no era ausencia de ruido, aquel silencio me gritaba todo lo que no podía salir de ella con palabras.

-¿Por qué te interesa tanto en dónde estuve? -Preguntó cambiando de tema y por un momento se me pasó por la cabeza la idea de irme y dejarla allí por lo gilipollas que era.

-¡Porque me preocupo demasiado por tí, imbécil! -Le grité haciendo que se asustara por mi tono de voz. -Me preocupo por tí porque me importas más de lo que deberías, y a pesar de que me duele que me mientas y me ocultes cosas me sigo preocupando por tí. -Admití.

-No deberías preocuparte por mí, Alba. Lo único que hago es alejar a las personas de mí. -Se encogió de hombros. -No sirvo para tener estabilidad, me da fobia apegarme a las personas.

-Lo que pasa es que tienes miedo, Natalia. -Asentí convencida de mis palabras. -Piensas que te va a volver a pasar lo mismo que hace unos años, y no confías en las personas. Tienes miedo de que te hagan daño otra vez, pero alejando a las personas de tu vida lo único que vas a lograr es quedarte completamente sola.

-Tal vez mi destino sea estar sola. -Se defendió.

-Vale, te da absolutamente igual lo que te diga, entiendo. -Asentí lentamente para mí misma. -Lo único que te pido es que dejes de hacerme daño, a mí y a todas las personas a las que les importas. Que por si no te das cuenta, somos un montón.

-Hablas como si fueses mi maldita novia. -Soltó de repente y esa fue la gota que colmó el vaso. Me acerqué a ella amenazante dispuesta a soltarle todo lo que tenía dentro.

-¿Qué coño estás diciendo? -Escupí con rabia. -Pareces una niñata de mierda a la que le importa una mierda los demás. Si tú sufres, entonces, ¿nosotros qué? ¿Te das una idea de lo preocupado que está Miki a causa de tu comportamiento? El pobre no tiene una idea de lo que te pasa y se supone que es tu mejor amigo. ¿Y María? María ya no sabe que hacer para que le digas lo que te pasa, y hace unos días cuando me vino a contar todo casi se largó a llorar. ¿Cuántas veces has visto a María llorar? te apuesto a que muy pocas. -Comencé a dar pasos hacia atrás. -Si no quieres que nos preocupemos por tí, entonces vete a tomar por culo de nuestras vidas y dejamos en paz, porque nos estás haciendo daño cuando lo único que queremos es ayudarte.

-No quiero ayuda. -Negó.

-¿Entonces qué coño quieres?

-Querer a las personas sin miedo a que cuando se los diga se vayan. -Admitió.

-No se van a ir. -Le recordé.

-Siempre se van. -Se encogió de hombros.

-Sólo te pasó una vez, y eso no significa que te vuelva a pasar.

-Tú no sabes nada sobre mí. -Dijo bruscamente.

-Vete a la mierda. -Solté y me dí la vuelta para posteriormente abrir la puerta con la intención de marcharme de allí, pero antes de que me vaya, la morena me cogió del brazo y me estampó contra la pared. Cerré los ojos y gemí de dolor ante aquello, y cuando iba a reclamarle, sentí sus labios chocar con los míos bruscamente.

Me sorprendió bastante aquello, y mi primera impresión fue alejarme poniendo mis manos en su abdomen, pero por reflejo me cogió mis manos y las posicionó por encima de mi cabeza, dejándome inmovilizada mientras me besaba con hambre.

Correspondí el beso porque me moría de ganas por hacerlo, aunque no tan en el fondo sabía que luego me arrepentiría de aquello. Coló su lengua en mi boca y la succioné con lentitud, sacando varios gemidos por parte de ella.

Soltó el agarre de mis manos y bajó sus manos a mi espalda baja, tocando por debajo de mi camiseta y logrando que mi piel se erizara por completo.

De un momento a otro cogí sus manos con fuerza y la alejé, respirando con dificultad e intentando calmarme para volver a hablar.

-No quiero esto. -Dije firmemente. -No así. No a medias. -Concluí y ahora sí abrí la puerta para salir de allí lo más antes posible y me dirigí hacia las demás.

Marta y África me miraban interrogantes, aunque por suerte no me dijeron absolutamente nada.

Era hora de jugar.

Fuimos al campo y la gente comenzó a gritarnos en forma de aliento, y eso a pesar de que me fascinaba, me ponía más nerviosa. Me daba miedo defraudar a las personas que nos apoyaban, entoces mandé a la mierda todas mis inseguridades sobre mi pie, y cuando oí el pitido que daba comienzo al partido, comencé a correr con la intención de darlo todo. Teníamos que ganar, quería ganar.

Tenía a dos del equipo contrario detrás mío, mientras que mis compañeras no podían sacarles el balón a las otras. Bufé aliviada cuando el balón se fue fuera de campo y nos tocaba sacar a nosotras.

África me miró haciéndome una seña de que me dirija hacia la derecha, y eso hice. Amagó con tirar el balón al lado izquierdo, logrando distraer a las dos que me estaban marcando, y posteriormente lo lanzó para mi lado.

Corrí con todas mis fuerzas, habíamos logrado dejar a las otras atrás y tenía campo libre hasta que me alcanzasen. Marta iba a unos metros de distancia adelantada, entonces decidí pasarle el balón a ella y aumentar más mi ritmo para alcanzarla.

De un momento a otro dos del equipo contrario alcanzaron a Marta con la intención de quitarle el balón, pero ella rápidamente me lo pasó a mí haciéndole un caño a la del equipo contrario. Cuando alcancé el balón noté como África estaba muy cerca del arco y entonces esta vez me tocó a mí hacer la misma jugada de siempre.

Medí mi centro pateando el balón y así logrando que de justo en la cabeza de África, la cual marcó un gol al ángulo.

Todo el equipo corrió hacia ella, y nos tiramos encima de África para festejar aquello.

-¡Eres la puta ama! -Exclamé repartiéndole besos por toda la cara.

-Os como el coño. -Dijo nuestra compañera Alexa dando saltitos de alegría.

-A GANAR. -Gritó Marta.

Cuando íbamos a ponernos en posición para volver a jugar, dos chicas del equipo contrario se me acercan con una expresión chulesca.

-Eh, rubia. -Chistó. -Tienes toda la pinta de haberte comido varias pollas para llegar a donde estás. -Me habló en un inglés que entendí perfectamente.

-Puede que me haya comido una que otra polla, sí. Pero he llegado hasta aquí por mi propia cuenta, porque no necesité de ninguna polla para tener lo que tengo. -Asentí con una sonrisa torcida. -Es más, prefiero los coños. -Les sonreí dejándolas con la boca abierta y me alejé para ponerme en posición.

El pitido volvió a sonar y perseguimos a jugar el primer tiempo, aunque no logramos meter ni un gol más, pero tampoco dejamos que nos metan uno a nosotras.

En el entretiempo bebí bastante agua y notaba la mirada de las del equipo contrario en mí, y aquello me hacía muchísima gracia porque parecían las típicas niñas del instituto que te tienen bronca por alguna razón y tú no las conoces.

Decidí dejar de prestarles atención y me centré en las gradas y en la cantidad de personas que nos estaban mirando y alentando. Me llenaba de orgullo estar haciendo lo que me gusta y que tanta gente nos apoye.

Observando atentamente a las personas, noté como Natalia estaba en las gradas y me miraba fijamente con una expresión seria. Automáticamente desvié mi vista de la suya pero sabía perfectamente que la morena había notado mi mirada en ella.

Bufé y volví a recordar lo que había pasado minutos antes de comenzar el partido. Lo único que logré pensando en aquello fue enojarme más por haber cedido a besarla.

El entrenador dió la orden de volver al campo, y me había prometido a mi misma ganar este partido. Luego le daría atención a lo demás, pero en este momento mi principal preocupación era no perder.

Esta vez logramos mantener el balón nosotras, mientras que las del equipo contrario fallaban con sus intentos de sacárnoslo.

Alexa corría a toda velocidad con el balón hasta que de un momento a otro una de las tias que me había insultado minutos atrás, le puso el pie delante a mi compañera para caiga de boca al césped.

El pitido por parte del árbitro no tardó en sonar.

-¡FUERA! -Le gritó a la jugadora contraria y ésta no tuvo mejor idea que escupirle en la cara al árbitro.

ignoré aquella especie de pelea mientras me acerqué a Alexa rápidamente para ayudarla a levantarse.

-¿Estás bien? -Le pregunté preocupada y ella asintió.

-No te preocupes. -Intentó tranquilizarme. -Menuda hija de puta esa tia.

El partido siguió y cada vez eran más reducidas las posibilidades de meterles gol, ya que estaban atentas a cualquier movimiento que hacíamos. Aunque nosotras no les dábamos tregua y no dejábamos que se acercasen a nuestro arco.

Cuando logré tener el balón a mi disposición, corrí rápidamente para el lado de África y Marta, que para mi buena suerte se encontraban prácticamente juntas.

Alexa se unió a mí y le pasé el balón, logrando que llegue a África que no dejaba de correr en ningún momento.

Yo corrí sin parar para estar cerca del arco contrario, y sin darme cuenta África había pateado el balón hacia mí, logrando que esté al alcance del equipo contrario. Me acerqué a la chica y en menos de cinco segundos logré tener nuevamente el balón, y no podía desaprovechar aquella oportunidad.

Estaba a pocos metros del arco, y pateé el balón con todas mis fuerzas haciendo que la arquera salte para el lado contrario.

Logrando meter el segundo gol.

* * * * * * * * * *

-¡Es que eres la puta ama, rubia! -Me achuchó en sus brazos una María eufórica. -No me cansaré de repetirte que eres la mejor. Sin menospreciar a vosotras, claro. -Les dijo a África y a Marta que miraban la situación divertidas.

-Ya le hemos dicho hoy que era la mejor y que llegará muy lejos. -Aseguró África haciéndome rodar los ojos.

-Que os calleis. -Las amenacé pero me ignoraron completamente.

-¡Que nos vamos a Miami, zorras! -Gritó Marta dando saltos por todo el vestuario.

-¿Cómo que os vais a Miami? -Preguntó María confundida.

-Si ganábamos hoy, nos tocaba jugar contra el equipo de Miami. -Le expliqué.

-Y GANAMOS. -Volvió a gritar Marta logrando que todas soltemos una fuerte carcajada.

-Pues a eso yo no me lo pierdo ni de broma. -Dijo María firmemente y la miramos confundida. -No me miréis de esa manera, que así como me veis yo viví tres años en Miami.

-¿Lo dices de verdad? -Le preguntó Marta anonadada.

-Claro, cantaba en bares con algunos chavales que conocí allí y nos ganábamos la vida. -Se encogió de hombros. -Luego me aburrí y me vine a vivir a Madrid otra vez y bueno, lo demás ya lo sabéis. Conocí a Natalia y terminé trabajando en su empresa. -Cuando terminó de hablar, frunció el ceño. -Oye.. hablando de Natalia.. llamadme loca pero creería verla visto hoy en las gradas. O igual me estoy volviendo loca en serio.

-No estás loca ni nada, era ella. -Admití y todas me miraron interrogantes.

-¿La has visto? -Me preguntó África bastante sorprendida y yo asentí lentamente. -Ahora entiendo la cara de culo que tenías cuando estábamos por comenzar a jugar el partido.

-Hemos discutido. -Me encogí de hombros. -No quiero hablar de ella, la verdad. Y menos aquí. -Admití desganada.

-No, Alba. Necesito saber que pasa entre vosotras. -Dijo María firmemente.

-Pues yo creo que es bastante obvio, ¿no? -Dijo África.

-África... -La fulminé con la mirada.

-¿Qué es lo obvio? -Preguntó María ignorándome.

-¡Pues que están encoñadas las dos!

-¡MARTA! -Le grité avergonzada.

-Madre mía Albita, te has metido en la boca del lobo. -Dijo María con pánico.

-Lo sé. -Susurré para mi misma y todas se rieron. -¡Que no! dejad de reiros de mí, que estoy en la mierda.

-Cuéntanos, cariño. -Me animó África.

-Ha dormido conmigo tres veces. -Dije y todas abrieron los ojos como platos.

-¿Dormido o dormido dormido dormido en plan de no dormir? -Preguntó María apresuradamente y yo fruncí el ceño sin entender. -Me refiero a que si han follado o han dormido literalmente. O quizás ambas.

-¡María, que no! -Exclamé. -Sólo ha dormido. Bueno, y me ha besado.

-QUÉ DICES. -Gritó llamando la atención de todas las personas que estaban en el vestuario, aumentando mis ganas de matarla. -¿Cuándo ha pasado? ¿Cómo? ¿Qué?

-La primera vez fue la segunda vez que dormimos juntas. ¿Recuerdas el día que nos encontraste durmiendo en el sofá de mi casa? -Le pregunté y la rubia asintió sabiendo de lo que hablaba. -Bueno, cuando te marchaste la invité a dormir y me dió un beso. Y el segundo fue hoy.

-¿Y por qué han peleado entonces? No entiendo nada. -Dijo confundida.

-Yo tampoco entiendo nada. -Me encogí de hombros. -Siempre que estamos bien se aleja.

-Tiene miedo. -Me aseguró María. -No ha logrado dejar sus miedos de lado, y se comporta como una gilipollas.

-Pues lo único que logrará con eso es perderme. -Me encogí de hombros desanimada. -Aunque seguramente le de igual tenerme o no en su vida.

-Estás completamente equivocada si crees eso, Alba. -Oí una voz detrás mío que de inmediato supe que era de ella, y me dí la vuelta para confrontarla.

-Actuas como si te importase una mierda. ¿O no recuerdas nada de lo que haces?

-Lo siento. -Dijo y negué.

-Un "Lo siento" no me sirve de nada. También recuerdo haber escuchado aquella frase de tu boca cuando discutías con Paul, pues ahora entiendes a lo que me refiero. -Dije esto último y me fui dejándola hablando sola.

No podía caer en sus mentiras, no esta vez.


Mi twitter. @recheslacun

Respondo cualquiera de sus preguntas allí.

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