CORASHE | albalia.

By lovingalbay

55K 2.4K 388

¿Qué ocurrirá cuando el pasado vuelva a hacerse presente en la vida de Natalia? Los textos están escritos por... More

Prólogo
1 - Stop the time
2 - Sleepless nights
3 - Bang
4 - Back to the past
5 - María
6 - Nabú
7 - El pasado vuelve una vez más
8 - Volver
9 - El arrepentimiento a veces no sirve de nada
10 - Changes
11 - Secretos del pasado
12 - Tensión
14 - A medias
Nota importante.
Estás encoñada

13 - Frágil

1.7K 103 8
By lovingalbay

No recuerdo exactamente el momento en el que logré dormirme anoche, pero si recuerdo las vueltas que dio en mi cabeza aquel beso que me dió Natalia antes de dormise.

Me preguntaba por qué Natalia había hecho aquello, pero no encontraba ninguna respuesta lógica a aquella pregunta.

Abrí los ojos y noté que estaba abrazando algo, y ese algo era queen. Natalia se había ido mientras yo estaba durmiendo, y ni siquiera lo noté.

Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo al acordarme como Natalia se había dormido abrazada a mí, y como su respiración chocaba contra mi cuello. También recordé como me abrazaba mientras dormía, se aferraba a mí como si tuviera miedo de que me fuese a alguna parte.

Un nudo en mi garganta se formó al pensar que la morena no querría hablar conmigo después de aquel beso.

Y desafortunadamente, estaba en lo correcto.

Los días pasaban y no tenía ninguna noticia de Natalia. Le había dejado varios mensajes, de los cuales había obtenido un visto como respuesta. Me sentía frustrada, y necesitaba, de alguna manera, contactarme con la morena.

María solía visitarme casi todos los días, y era la única persona que me hablaba de Natalia. La rubia me contó que Natalia estaba más seria de lo normal y se comportaba muy distante con su mejor amiga.

También me dijo que tenía más ojeras de lo normal, y yo supuse que su comportamiento era a causa de sus pocas horas de sueño.

María me había dicho que le preguntaba por mí y la morena solo la ignoraba, cambiando de tema o yéndose sin decir nada. A mi me pareció muy raro que se comportara de aquella manera, no entenderla me frustraba muchísimo.

Yo no le había dicho absolutamente nada de lo que había pasado entre Natalia y yo a Maria, pero sabía que esta última algo intuía, porque de tonta no tenía ni un pelo.

Dos semanas habían pasado y Natalia seguía sin responderme los mensajes, y lo peor de todo, no la había vuelto a ver.

Bueno, en realidad si la había vuelto a ver. Más o menos.

Seis días habían pasado desde que no había vuelto a ver ni rastro de Natalia, y María intentaba subirme el ánimo de cualquier manera.

Mi pie estaba mejor, caminaba con facilidad y ya no me dolía, pero sin embargo no podía excederme y hacer tonterías.

Habíamos quedado en una cafetería que estaba situada a una cuadra y media de mi casa, decidimos ir allí para que me quedase cerca y fuera caminando.

Cuando llegué a aquella cafetería visualicé a María, Miki, y a Camila, las cuales estaban sentadas en la mesa del fondo, en donde podíamos ver a la gente caminar por la calle gracias al enorme ventanal de cristal que teníamos al lado.

-¡Al fin apareces! -Exclamó Miki bastante animado y sonreí ante aquello.

-Si, que me estaba muriendo de hambre. -Dijo María dramáticamente y yo rodé los ojos escuchando las risas de las demás. Saludé a todas con dos besos y pedimos algo para merendar.

La chica que nos atendió era muy maja, y por alguna extraña razón, me recordaba a algo, como si la conociese de algún lado, pero no sabía de donde.

Una patada por parte de María me sacó de mis pensamientos, haciendome reaccionar. La fulminé con la mirada y ella rodó los ojos.

-¿Vienes o no, Alba? -Miki me miraba como esperando una respuesta a su pregunta, y yo claramente no sabía que responder porque ni siquiera sabía de lo que hablaban.

-¿A dónde?

-¿No has escuchado nada de lo que dije? -Preguntó elevando una ceja y yo negué avergonzada. -¡Madre mía, que estás muy empanada hoy! -Gesticuló graciosamente y solté una risita. -Lo que decía es que mis padres tienen una casa en Barcelona que usamos para el verano, y ya sé que no es verano ni mucho menos pero quería invitaros un finde allí y de paso recorremos un poco.

-¿Y cuándo sería eso? -Pregunté entusiasmada por aquella idea.

-El próximo mes.

-Vale, me apunto. -Acepté animada y él elevó sus brazos con un gesto alegre que me hizo sonreír más.

-Yo me encargo de llevar cervezas y vosotros os encargais de lo demás. -Añadió María luego de darle un sorbo a su café.

-Yo les voy a llevar una bebida alcohólica que tomamos en Argentina, me hace ilusión ver sus reacciones al probarla. -Habló ahora Camila.

-Seguro que no nos intoxicarás, ¿no? -Pregunté bromeando y ella soltó una carcajada.

-Les va a gustar, de verdad.

La puerta de la cafetería se abrió llamando mi atención, ya que de reojo podía ver cada vez que entraba alguien, pero ese alguien ahora era Natalia.

En un principio pensé que Miki la había llamado para que se una a nosotros, pero me dí cuenta que no había sido así puesto que la morena ni siquiera nos había visto, es más, se estaba dirigiendo hacia el lado contrario en el que nosotros estábamos situados.

Cerré los ojos pensando en la posibilidad que Miki no la haya visto, pero para mi mala suerte, así fue.

-¡Eh, Natalia! -Medio gritó intentando captar la atención de Natalia, y ésta última abrió los ojos como platos al vernos, al verme.

Se paró automáticamente y se dirigió hacia la puerta de salida, mirándola varios segundos como si estuviese pensando en si irse o quedarse, hasta que decidió abrirla y salir de allí sin siquiera saludar a su mejor amigo.

La cara de Camila era un cuadro, y la de Miki aún más. Y por otro lado estaba María que no supe descifrar en qué pensaba, pero tenía el ceño levemente fruncido.

Aquella charla entre los cuatro se había tornado un poco incómoda, así que decidí terminar de comer y me fui con la excusa de que algo me había caído mal. Parecieron haberme creído, menos María, claramente.

Intenté comprender y buscar todas las razones posibles ante su comportamiento, pero mi cabeza era un lío.

Cada vez que pensaba en aquél beso se me erizaba la piel, y mi pulso se aceleraba. Me sentía una completa idiota por sentir todo aquello, ya que la morena había dejado claro en varias ocasiones que no le interesaba en lo más mínimo involucrarse con alguien sentimentalmente.

El sonido de mi móvil me sacó de mis pensamientos, sobresaltándome, y atendí sin siquiera ver quién llamaba.

-¿Hola? -Contesté distraída, mirando como queen se removía entre las sábanas blancas de mi cama.

Oí varios suspiros detrás de la línea, lo que me hizo fruncir el ceño. Lo siguiente que escuché, hizo que prácticamente me paralizara.

-Alba. -Susurró una voz la cual automáticamente me había dado cuenta a quién correspondía. La morena soltó un sollozo desesperado y a mi ya me temblaba la mano. -Te necesito. -Volvió a hablar ahora entre sollozos.

-¿En dónde estás? -Logré formular aquella frase luego de varios segundos, todavía intentaba entender la situación en la que me estaba encontrando.

-En mi casa. -No esperé ni tres segundos y corté, levantándome rápidamente de mi cama y me puse lo primero que encontré.

Miré mi pie el cual ya no tenía ningún rastro de moretones y opté por no ponerme ninguna venda, deseando no tener ningún problema más tarde con ello. Lo único que me faltaba ahora mismo era joderme más el pie a tres días de volver a entrenar.

Bajar por aquel ascensor nunca se me había hecho tan eterno como ahora mismo, aquellos segundos que tardaba en bajar para mi fueron horas.

Llegué al estacionamiento y cogí mi coche para dirigirme hacia la casa de Natalia.

No tenía ni la más mínima idea de qué cojones estaba haciendo y qué pretendía hacer cuando llegase y la viese después de dos semanas. Estaba enfadada, me sentía una gilipollas por ir detrás de una tia a la que le daba igual.

Pero aún así, me encontraba en la puerta de su casa, tocando timbre y esperando a que me abriera.

Mis manos temblorosas sudaban, intenté esconderlas en los bolsillos pero eso no hizo que parasen de temblar, claramente.

La puerta de abrió con la figura de Natalia completamente destrozada, con la vista clavada en el suelo, como si estuviese mirando a la nada misma.

Se corrió dándome a entender que entrase y eso fue lo que hice, todo esto en completo silencio.

-Natalia.. -Comencé a hablar pero ella me ignoró completamente, yéndose hacia el salón. Abrí la boca completamente indignada, pero no omití ningún sonido, lo único que hice fue seguirla.

Cuando llegué a su salón me encontré con botellas de alcohol tiradas por todo el lugar, colillas de cigarrillos en la mesita que tenía delante del sofá, y el televisor encendido pero en mute.

Su casa era un completo desastre, todo lo contrario a como la solía tener ella, ya que era casi obsesiva por tener todo limpio, ordenado.

La morena se había parado al lado de su increíble y extremadamente grande tv. ¿Por qué tener una pantalla tan excesivamente grande? en fin.

-Yo.. -Comenzó a hablar la morena con la voz totalmente rota, pero no pudo seguir porque le dió un ataque de catarro. Se sentó en el sofá apoyando los codos en sus rodillas y escondió su rostro en sus manos. No pasaron ni diez segundos que comencé a escuchar como sollozaba.

Yo seguía parara en el medio de su enorme salón, observando toda la escena con atención. Realmente no tenía ni la más mínima idea de cómo actuar, porque una parte de mí me decía que vaya a consolarla, pero la otra me recordaba que Natalia se había alejado de mí sin siquiera interesarse en hablar conmigo sobre lo que había pasado.

A pesar de ello, decidí acercarme a ella de forma lenta y sentarme a su lado, acción que pasó desapercibida por ella. Su llanto se había incrementado aún más y una pizca de tristeza se hizo presente en mí. Sabía que la morena no había tenido una vida fácil por las cosas que me había confiado, y también por las que no.

Me animé y posé mi mano derecha sobre su espalda, haciéndole caricias de arriba hacia abajo con la intención de que se calmara, aunque eso, hizo que se sobresalte y que se aleje de mí al instante, acción que me tomó completamente por sorpresa.

-Lo siento. -Susurró entre lágrimas, sin subir su mirada. -Por todo. -Añadió.

-¿Por qué te has comportado así conmigo? -Le pregunté en un susurro, pero gritando por dentro que me respondiera de una maldita vez.

-Porque soy gilipollas. -Soltó y casi se me sale una sonrisa, porque era lo mismo que pensaba.

-Además de eso.

-Porque tuve miedo a perder la amistad que teníamos. -Admitió haciéndome fruncir el ceño.

-¿Por qué perderíamos la amistad? -Pregunté con cautela.

-Por el beso. -Sacó su cabeza de sus manos, pero no me miró. -Y porque siempre alejo a las personas de mí.

-Si tú no me alejas yo no me alejaré, Natalia. -Me encogí de hombros aunque ella no me vió.

-¿No me odias? -Despegó su vista del suelo para clavarla en mí. Sus ojos estaban completamente rojos y sus ojeras eran muy notables a pesar del maquillaje.

-No te odio, pero no me hizo gracia que no me hables por dos semanas. -Admití desviando mi vista de la suya, porque me había puesto demasiado nerviosa el hecho de que me mirase de esa manera.

-Lo siento. -Apoyó nuevamente sus brazos en sus piernas y volvió a esconder su cara entre sus manos, soltando un fuerte suspiro que logré oír.

Me levanté del sofá y me situé frente a ella, poniéndome en cuclillas y apoyando mis manos en sus costados. Mis manos temblaban, pero me daba absolutamente igual en estos momentos.

Natalia al notar mi presencia levantó su rostro e hicimos contacto visual enseguida. Levanté mi mano derecha y con mi pulgar limpié el resto de sus lágrimas, obteniendo una sonrisa cansada de su parte.

-No llores más. -Le pedí sin quitarle la vista de encima, y ella cerró los ojos con fuerza para luego de unos segundos volver a abrirlos.

-Vale. -Susurró asintiendo. -Vale. -Repitió. -¿Me abrazas? -Pidió ahora ella, mirándome directamente a los ojos los cuales gritaban que lo haga, y lo hice.

Natalia abrió las piernas y me puse entre ellas, todavía en cunclillas. Pasé mis brazos por sus costados hasta llegar a su espalda y la abracé con todas mis fuerzas. Ella hizo lo mismo, pasando sus brazos por mis hombros y apoyando su mandíbula en mi cabeza.

Mi cabeza estaba a la altura de su pecho, y podía notar a la perfección los latidos de su corazón, los cuales estaban muy acelerados, causando una sonrisa por mi parte que claramente no notó.

No fui consciente de la cantidad de tiempo que estuvimos de aquella manera, pero volví a la realidad cuando noté la mano de la morena pasándose en mi espalda, logrando que me sobresaltara, y segundos después, escuché una leve risita.

Levanté mi cabeza y ahí estaba, mirándome como siempre solía hacerlo. A veces sentía que intentaba descifrar lo que estaba sintiendo o pensando, y que lograba hacerlo de alguna manera.

-He pensado bastante estos días. -Habló sacándome de mis pensamientos.

-¿En qué? -Pregunté notablemente interesada.

-En todo. -Se encogió de hombros. -Y en tí. -Soltó de repente, haciendo que mi pulso se acelerara con rapidez.

No dejaba de suspirar después de cada frase, y sentía que estaba sufriendo por dentro, aunque intentase ocultar su tristeza.

Sentirse triste e intentar ocultarlo era algo muy jodido.

Podríamos disfrazar a la tristeza de enojo, de miedo, de soledad. Pero aunque intentásemos disfrazarla, sabíamos que en el fondo seguiría siendo triste.

-¿Hace cuanto no duermes? -Le dije en un susurro.

-Un día y medio. -Respondió al instante, bastante desganada por hablar sobre aquello. -No he podido dormir bien desde la última vez que he dormido contigo. -Añadió, dejándome de piedra.

-Tienes que dormir, Nat. -Le advertí en un tono demasiado bajo.

-No puedo. -Habló en un tono de desesperación. -No quiero tener más pesadillas, prefiero mantenerme despierta tomando café.

-No puedes estar sin dormir tanto tiempo. -Contesté. -No es sano vivir de esa manera.

-No. -Negó frenéticamente. -Necesito dormir, pero no quiero. -Me miró con los ojos brillosos. -Tengo miedo. -Agregó.

Iba a contestarle pero mi móvil sonó. Era un mensaje de África preguntándome si vendría a su casa, que me estaba esperando junto a Marta. Suspiré frustrada y me levanté dando algunos pasos hacia atrás, permitiéndome contemplar a la morena dede arriba.

-Me tengo que ir. -Le dije. -Mañana vendré a verte, pero prométeme que intentarás dormir.

Natalia se levantó con rapidez, acercándose hacia mí temblorosa.

-No te vayas. -Pidió desesperada. -No me dejes sola, Alba. -Una lágrima cayó por su mejilla, deslizándose por su mandíbula. -Quiero dormir, por favor.

-¿Por qué no quieres que me vaya?

-Porque no puedo dormir sin tí. -Admitió por primera vez, y se me formó un nudo en la garganta. -Necesito que me ayudes a dormir, por favor. -Rogó.

Me miraba con desesperación, su mirada prácticamente se sumergía en la mía haciéndome temblar.

-Vale. -Acepté rendida. -Pero vamos a dormir ya mismo, necesito que descanses. Lo necesitas. -Asintió frenéticamente, posteriormente cogió mi mano y me llevó a su habitación con rapidez.

Me tendió una camiseta negra extremadamente grande y ella se cogió otra, dirigiéndose al baño para cambiarse.

No pasaron ni cinco minutos que ya había salido del baño totalmente desmaquillada, y a pesar de que sus ojeras se notaban con maquillaje, ahora las podía ver mejor.

Nos acostamos en su cama, tapándonos completamente con el nórdico.

Automáticamente se aferró a mí con fuerza, y apoyó su cabeza en mi pecho, dándose la libertad de escuchar los latidos de mi corazón.

Mi mano izquierda estaba posada en su espalda, dándole leves caricias para que se relaje aún más. Respiraba tranquila, y eso logró hacerme sentir satisfecha.

Me sorprendió que luego de unos diez minutos la morena había consiliado el sueño, y me sentía bastante inquieta por el hecho de poder hacer que se duerma.

Estaba durmiendo en mis brazos por tercer vez, y no podía sentirme mejor.





Al final me he hecho twitter para poder contactarme mejor con ustedes.

Si quieren seguirme, mi user es @recheslacun

Continue Reading

You'll Also Like

167K 4.4K 30
la tipica historia de universos viendo otros universos atraves de pantallas flotantes que aparecerán en sus mundos aunque también agregare otras cosa...
474K 9.8K 7
𝙃𝙤𝙪𝙨𝙚 𝙊𝙛 𝘽𝙡𝙖𝙘𝙠 || 𝐒𝐚𝐠𝐚 𝐇𝐚𝐫𝐫𝐲 𝐏𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫 "Ser una Black digna de su apellido" Madelyn siempre tuvo esos pensamientos al saber q...
1.5M 135K 41
¡Está historia ya no está disponible para su adaptación!. →Dónde Jungkook es el padrastro de Jimin y descubre que Jimin tiene OnlyFans← - Quiero que...
512K 52.4K 131
La verdad esta idea es pervertida al comienzo, pero si le ves más a fondo en vastante tierno más que perverso. nop, no hay Lemon, ecchi obviamente, p...