Mi vida intentando ser social

By Anyuli_2000

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A través de esta historia, una chica narrará su intento en caminar hacia la sociabilidad desde el colegio, su... More

PRÓLOGO
PRIMERA PARTE "EL DESCUBRIMIENTO" CAPÍTULO I Media Fortalecida
CAPÍTULO II Amor de mayo
CAPÍTULO III El refugio en grado octavo
CAPÍTULO IV Depresión amorosa
CAPÍTULO V El parecido de mi cantante favorito
CAPÍTULO VI Un cambio de ambiente
CAPÍTULO VII Feria de proyectos
CAPÍTULO VIII Mi usb
SEGUNDA PARTE "LA CONQUISTA" CAPÍTULO IX El día decisivo
CAPÍTULO X Compañía imprevista
CAPÍTULO XI Paseo al Centro Histórico de Bogotá
CAPÍTULO XII Hablando con él
CAPÍTULO XIII Maravillosa reacción
CAPÍTULO XIV El juego de la conquista
CAPÍTULO XV El baile y la desilusión
CAPÍTULO XVI ¿Es cierto que te gusto?
CAPÍTULO XVII La horrible verdad
CAPÍTULO XVIII Encuesta: MI VIDA INTENTANDO SER SOCIAL
CAPÍTULO XIX Anyuli M.
CAPÍTULO XX Mafe C.
CAPÍTULO XXI David Esteban C.
TERCERA PARTE "LA ÚLTIMA ESPERANZA" CAPÍTULO XXII Un chico inesperado
CAPÍTULO XXIII Brallan G.
CAPÍTULO XXIV Mentirosa decepción
CAPÍTULO XXV Me caíste bien
CAPÍTULO XXVI Walter C.
CAPÍTULO XXVII Edwin Z.
CAPÍTULO XXVIII Natalia D.
CAPÍTULO XXIX Mateo V.
CAPÍTULO XXX Jireh G.
CAPÍTULO XXXI Josué R.
CAPÍTULO XXXII Jessica P.
CAPÍTULO XXXIII Andrés F.
CAPÍTULO XXXIV Lina M.
CAPÍTULO XXXV Daniel M.
CAPÍTULO XXXVI Sebastián A.
CAPÍTULO XXXVII Stiven C.
CAPÍTULO XXXVIII Laura L.
CUARTA PARTE "EL DIARIO DE LOS ÚLTIMOS DÍAS" CAPÍTULO XXXIX Kevin y la foto
CAPÍTULO XL Genial en bici
CAPÍTULO XLI Elian P.
CAPÍTULO XLII La fiesta promoción
CAPÍTULO XLIII Permiso de visita a mi casa
CAPÍTULO XLIV Entrega de banderas y ensayo de ceremonia de graduación
CAPÍTULO XLV Escape de casa
CAPÍTULO XLVI Un día antes del grado
CAPÍTULO XLVIII Desde hacía tres años no te veía
EPÍLOGO

CAPÍTULO XLVII La graduación

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By Anyuli_2000

Martes, 12 de diciembre. En la tarde del día anterior mi mamá había contratado a una vecina llamada Paola de 19 años, para hacerme un cambio de estilo en mi cabello. Ella estudió en una academia hace poco y era sorprendente que ya tuviera experiencia en peluquería. Me hizo un peinado de una trenza especial para la fiesta promoción. También ya habíamos hablado con mi madre de hacerme unos rayitos en el cabello de color gris perla, pues como mi cabello es castaño claro, se vería muy bien con ese color.

A la mañana siguiente, ella llegó dispuesta a hacerme un peinado de otra trenza para el día más esperado del año: la ceremonia de graduación. Duré sentada desde las 7:00 hasta las 10:00 a.m., soportando la desenredada, el cepillado, la plancha y el peinado. Éste último fue un poco complicado para Paola, pues mi cabello no es tan fácil de manejar, a pesar de la suavidad que lo había dejado el cepillado. Mi mamá le ayudó a retener mi cabello que no quedaba a un solo lado.

Una vez que terminó el peinado, me maquilló. El cambio ahora sí era extremo. Casi nunca me he embellecido y ese fue el primer día donde me maquillaron profesionalmente. En pocas palabras, quedé irreconocible. Yo misma les decía a mis padres que no era Anyuli. Luego de que la chica hiciera el siguiente trabajo de planchar el cabello a mi madre, se fue dejándonos a ambas lindas para el evento. Con mi padre y mi madre salimos de la casa alrededor de las 10:45 a.m., un poco tarde, según mi madre que decía que teníamos que llegar temprano para tener puestos disponibles. Ese no era problema para mí ya que tenía el mío asignado previamente.

Cuando llegamos orientándonos por la gente que nos guiaba, ya había estudiantes e invitados esperando a que los dejaran entrar al edificio de la Gobernación de Cundinamarca. Un fotógrafo me tomó una foto ya que era estudiante. Al principio mi madre puso problema porque no sabía si era autorizado por el colegio para tomar la foto. Sin embargo, luego de que una señora le avisara a ella que el fotógrafo era legal, dio permiso para tomar esa, y otra foto con mis padres incluidos.

Supe pronto de una fila y me quedé allí con mis padres. Viendo todo a mi alrededor, al primer compañero que observé fue Jerson, mi ex competencia. No vi a nadie más cuando llegué, pero tiempo después, vi a Josué y por sorpresa, me invitó a tomarme una foto con él. Su padre que la tomó poco sabía del uso del celular, así que reí cuando preguntaba cómo enfocar la cámara. Al fin, luego de explicarle Josué y esperar, salió la foto, muy natural por cierto ya que me notaba muy, muy maquillada. Regresé a mi puesto, al lado de mis padres. De pronto, escuché mi nombre. Observé al otro lado desde donde había escuchado y vi al amigo de Elian que me saludó en su sitio, diciendo hola con su mano. En ese instante, Elian se acercó a mí y me saludó con un beso en la mejilla.

—Estás muy bonita.

—Gracias. Por eso te dije que era sorpresa.

No tuve más opción que presentarle a mi madre y después a mi padre. Con este último fue normal, pero con mi madre, fue algo muy gracioso para mí y miedoso para él. Elian se presentó y le dio la mano a ella lo más caballeroso posible. Lentamente mi madre con una expresión seria le recibió y pronunció su mensaje «mucho gusto, Gloria». Elian se fue con sus amigos, no sin antes avisarme. Pasó el tiempo y mi madre me preguntó si yo ya había visto a Sol, mi compañera. En ese momento le dije que no y le pedí que me diera permiso para buscarla, si es que estaba por allí. Caminé hacia adelante y no la vi. A quien sí pude encontrar, fue a Elian de nuevo que desde la distancia ya me esperaba.

—Oye... ¿Has visto a Sol?

—No.

—Ah ya. Bueno, no importa.

—Allí va tu padre.

—¿Mi padre?

Entonces, vi como mi padre se acercaba rápidamente a donde yo estaba. Así que fui corriendo, y cuando lo alcancé, me dijo que ya estaban entrando. Llegué al lugar donde estaba mi madre para recibir la bolsa con el traje de graduación. Entré y vi a Josué más adelante. Fui a donde él estaba y pasé cerca de Juan Daniel (el de 1102 de la tarde) y sus amigos. No pude evitar acordarme cuando él me gustaba, y también, cómo ese mismo día me había mirado al poco tiempo que llegué.

Me quedé con Josué en la plaza principal, esperando a donde tocaba dirigirnos. Definitivamente, era hermoso el lugar. Desde fuera parecía enorme y por dentro muy majestuoso y elegante. Hasta tenía una gran plaza, estaba sorprendida del lugar donde en poco tiempo recibiría mi diploma de bachiller. Aun recordaba cuando pensaba que quedaba fuera de Bogotá. —¡Qué vergüenza! No conozco muy bien mi ciudad natal.

Mientras miraba todo a mi alrededor Elian llegó y hablamos un rato. Después llegaron mis padres y por sorpresa mía, no estuvieron a mi lado como siempre lo hacían. Posteriormente, Elian y yo fuimos al teatro preestablecido. Nos guiamos por los estudiantes que iban al lugar. Me daba risa pensar que parecíamos un rebaño de ovejas azules bajando escaleras rumbo al sótano. Una vez que bajamos, nos encontramos ante otra gran plaza con un pesebre gigante en el medio y una plazoleta de comidas. Ese sótano más bien parecía ser un centro comercial subterráneo.

Allí me encontré con mis padres que hacían una fila para entrar. Luego los dejé para hablar con mi amigo, tal vez era el último día que lo iba a ver. Nos sentamos detrás del hermoso pesebre y hablamos. Él me habló acerca de que quería ver a su novia o «pastelito», según recuerdo como la llamaba ese día. También de su intriga por saber si le cayó bien a mi madre, pues la cara que ella le dio no daba muchas esperanzas. Intenté tranquilizarlo, mi madre siempre había sido así con alguien que no conoce.

Pronto tocó pasar hacia un espacio contiguo que rodeaba el teatro, y allí, nos podíamos colocar el traje de grado. Me acordé de pedirle a Elian que nos tomáramos una foto. Así que un amigo de él nos tomó la foto de cuerpo entero.

—Ay qué ternura —suspiró Elian apenas vio la foto.

Al instante, empezamos a ponernos la toga, el birrete y la estola. Por suerte mía y del horario en que estudiaba, sí alcancé a tener la estola dorada. El pobre de mi amigo y los de su curso no la alcanzaron a recibir y estaban esperando a que se la dieran. Al momento de ponerme la estola, le pedí a Elian con mucha pena de me la ayudara a colocar.

Luego salimos, y junto con sus amigos nos tomamos otra foto. Intenté salirme de la foto, pues sentía que era una intrusa al ser de la jornada mañana con una foto de los de la jornada tarde. Pero Elian exigió que me quedara, algo que nunca hizo nadie antes. Era la única con estola, así que me dio risa después ver esa foto en Facebook. En seguida, fui a donde mis padres preguntándome qué estarían haciendo. Sólo vi a mi madre.

—Hola mami ¿sabes dónde está mi padre?

—Te está buscando.

En ese preciso momento, me puse a buscarlo. Vaya, tan cerca que estaba y no me había encontrado. Alcancé a ver a mi amigo con su novia; ella ya había llegado y estaban hablando. Me sentí feliz pero preocupada por mi padre, —¿Dónde estará? —me subí encima del muro de aproximadamente diez centímetros de alto que rodeaba el gran pesebre. No lo vi, había muchos invitados por doquier y era difícil hallar a alguien con un esmoquin color gris por ahí. Bajé, y de nuevo encontré a Elian contándole a su amigo que su novia no le había permitido un beso.

—¿Has visto a mi padre?

—No, no lo he visto.

Sentí pena por mi amigo. Pero ahora era mi prioridad encontrar a mi padre. Subí de nuevo al pequeño muro redondo en miniatura y hallé el pez que quería encontrar. Fui detrás de él que iba hacia mi madre y lo asusté apenas llegó. Apenas me vio, me invitó a pasear por el lugar, viendo con más claridad la plazoleta de comidas. Pasamos por una repisa donde había periódicos y publicidad de la Gobernación. Él, al ser amante de éstos, cogió un periódico para leer. Cuando regresamos a donde mi madre, busqué a Elian que estaba haciendo fila para reclamar su estola. Pasamos el rato allí hablando y riendo. De pronto, alguien se me acercó y me sorprendió su visita. Era mi padre que quería que ya entrara al teatro.

—Papá, espera. No todo el mundo ha entrado. Además, yo me oriento donde queda mi puesto una vez haya entrado la mayoría. Quédate donde estabas. Debes estar pendiente con mi mamá para ver cuando les toca entrar. No te preocupes por mí.

Luego de que hablé y convenciera a mi padre que regresara a donde le tocaba estar, regresé a donde mi amigo aprovechando que aún no era tan necesario entrar en ese momento. Quería estar junto a Elian todo el tiempo. Y él, ya estando a punto de reclamar y que le pusieran la estola dorada, apareció Jireh.

—Ven, vamos al teatro.

—Lo siento, estoy aquí acompañando a mi amigo.

En ese momento, la señora que estaba colocando las estolas a los estudiantes, le dijo a Jireh que se la quitara ya que estaba mal puesta. Ella sin saber por qué, le ayudé a arreglarla, pero la señora luego se ocupó de ella. Después de esto, Jireh me dejó y adivinando la razón, fui detrás de ella para no hacerla sentir mal, y a la vez, tomarnos una foto con su celular. Antes de preguntarle, le toqué su hombro. Y ella sin prestarme atención, vio a Edwin y él la saludó. Creí que me saludaría también, pero me ignoró como si no existiera y ni siquiera me miró, eso me indignó y no tuve más alternativa que dejarlos. Jireh ya tenía alguien que la quería y la acompañara, sin ser yo.

Regresé a donde estaba Elian, y una vez que le pusieron la estola fuimos hacia un fondo sin gente, una hermosa pared donde aparecía un relieve, supongo que de Cundinamarca. Al fin nos tomamos nuestra foto con el traje de grado que tanto deseaba. Luego de esto, entramos al teatro. Él se quedó hablando con un profesor en la entrada, y yo, sin perder el tiempo, entré y vi a su novia Denisse que recibía a los estudiantes. Nos saludamos y bajé a sentarme en mi lugar correspondiente. Por primera vez, vi la gran cantidad de sillas que había. Nunca había estado en un auditorio tan grande como en el que ahora pisaban mis pies. Decidí esperar a Elian que ya estaba bajando, y cuando él se ubicó sin pensarlo, en la supuesta fila que le tocaba estar, entré yo en la mía. De pronto, cuando intentaba pasar con cuidado de no pisar a los estudiantes que ya estaban sentados, me di cuenta de que no era mi fila, no reconocía a esos estudiantes y los que sí, estaban una fila más adelante, donde por pura coincidencia Elian había accedido.

—Oye, ¡por culpa tuya entré donde no era! —le reclamé entre risas a mi amigo que ya estaba devolviéndose—. ¡A la próxima fíjate bien por donde te metes!

En unos minutos, ya la mayoría estaba adentro y el coordinador de la tarde nos explicó los pasos del juramento; además de llamarnos a uno por uno para ver si todos estábamos ubicados en el lugar correcto, y no faltó quien no lo estaba. Finalmente estuve ubicada en un puesto de número 22. Luego fuimos afuera para entrar fila por fila, según el orden del evento. Una vez afuera, Sol llegó apurada y roja, así que Lencen le ayudó a arreglarla; ya era costumbre que llegara siempre tarde. Momentos después, la chica que le tocaba al lado mío me preguntó si alcanzaba a entrar al baño, yo le dije que sí y se fue corriendo. De pronto, se acercó Karoll, la chica de 1101 de mi jornada.

—¿Por qué tan sola?

—No. Sólo estoy esperando a que entremos. En este lado no tengo amigos —sorprendiéndome de su visita, le pregunté—: ¿Y tus amigas?

—Me peleé con ellas. Me confesaron algo que no me gustó y ya no hablamos. Igual, ya hoy es el último día, así que ya no importa, no las volveré a ver y fue mejor haber sabido quiénes son en verdad.

—Sí, tienes razón.

—¿Vamos al baño?

Aprovechamos un momento para arreglarnos el cabello en el baño. Y yo alistándome al mismo tiempo para no tener sorpresas en el momento de la graduación, pues cuando esa chica me había preguntado si podía ir al baño, aumentaron mis ganas de ir también. Karoll por su parte, intentaba colocarse el birrete de la manera perfecta para no incomodarse. Su empeño por arreglarse me dio tiempo para mirarme en el espejo. Allí me di cuenta de que estaba más rubia de lo normal por los rayitos.

—Estoy tan rubia que ya no se diferenciar mi cabello con la estola dorada.

—Jajaja no Anyuli. Tampoco te pases.

Salimos y ambas nos dirigimos hacia la puerta de la entrada, pues vimos un círculo de estudiantes y notamos que entraban muchos padres de familia; mientras pasaban, los profesores controlaban el ingreso. La mayoría llevaba grandes ramos de flores con peluches a bordo para sus hijos. Sé que mis padres no lo harían, no había suficiente dinero para semejantes cosas.

Segundos después, vi a los estudiantes del otro lado que me hicieron acordar de Elian.

—Mi amigo está al otro lado... él fue con quien me molestaste la otra vez —le mencioné a Karoll esto último para que se acordara de qué persona se trataba.

—Ah ¿él?... él es muy bonito.

—¿Lo conoces? —pregunté yo sorprendida después de digerir la información.

—No. Sólo que cuando te vi con él, me pareció una buena persona.

—Sí, lo es —dije yo acordándome de su cara por última vez cuando lo vi sentado dentro del teatro.

—Ay, ¿dónde estará mi papito? —preguntó tiempo después Karoll M. intentando ver si llegaba o no su padre.

—No debe tardar —dije yo intentando tranquilizarla—. ¿Cómo es?

—Bueno, es bajito. Jajaja.

—Jajaja ¿y qué otra característica tiene?

—Pues... es único. Jajaja.

—Ah... bueno, intentaré ver un papá único y bajito entre todos. Jajaja.

—Es él, el de rosa —dijo Karoll, luego de que le enviara besos a su padre en la entrada.

—A mis padres no los he visto.

—Creo que ya debieron haber entrado.

—Pues sí, estaban casi de primeras en la fila.

Inmediatamente después de que ella viera a su padre, la invité a que diéramos un paseo al otro lado. Al primer intento, Karoll me devolvió sin sorprenderme a causa de ver dos personitas, con quienes ella andaba antes.

—Allí hay una persona que no quiero ver. Perdóname, soy así.

—No, tranquila. También soy así, pero a veces, paso por el lado.

—No. Ah sí, cuando uno está animado.

Tiempo después, de nuevo la invité pasando por el otro lado evitando que viera a esa persona otra vez. Mi mente, de manera rara estaba extrañando ver a mi amigo. Pero justo, cuando lo alcancé a distinguir entre todos los estudiantes, nos tocó irnos de allí. Ya era hora de entrar al teatro y todos estaban intentando organizarse. Fue un poco difícil regresar, pues parecíamos dos salmones nadando contra la corriente.

Una vez adentro del teatro, intenté ver a mis padres, pero no fue posible. A cada fila les tocaba ir al frente de la tarima. Subí al frente y puse mi cabeza en alto, pronto obtendría mi diploma de bachiller. También busqué a mis padres, era imposible entre tanta gente que había, entre mí me pregunté —¿dónde estarán? —Regresé a mi puesto y sin pensarlo, volteé a mirar hacia atrás y vi que me hacían señas de saludo, yo también los saludé y me mencioné a mí misma—: Ah, ahí están.

Después de mi fila, pasó la de Elian, y luego, las que faltaban. Empezó la ceremonia. Cantamos todos los himnos y con mucho orgullo lo hice, pues no sabía hasta cuando los volvería a cantar de nuevo. El último fue el del colegio, tal vez esa sí era la última vez que lo cantaba. Acordándome, el coordinador de la tarde había dicho mentiras de que cantaríamos sin música, en ese momento, había un grupo musical de compañía que se encargaba de colocar la música de los himnos. Este grupo sí parecía ser profesional de verdad, no como los supuestos «cantantes», estudiantes de la jornada mañana inexpertos que interpretaban en las izadas de bandera y presentaciones musicales dentro del colegio.

Pronto de las largas palabras de introducción por los directivos y docentes, llamaron a los estudiantes uno por uno. Las filas de estos últimos debían pasar completas a un lado de la tarima y subir allí el que era llamado. Luego de la primera fila, dos estudiantes, una de la mañana. Angie, y la otra de la tarde, Juliana, dijeron sus propias palabras de estudiantes a todos los presentes de la ceremonia. Después de esto, pasaron las demás filas, e indudablemente no faltó quien alterara el orden, como Karen adelantándose a su llamada, y retrocediendo dando saltitos ya que el anterior estudiante estaba adquiriendo su diploma y tomándose la foto con su director de curso. Una vez que pasó la tercera o cuarta fila, los músicos cantaron una canción emotiva para el evento. Por cada fila, la coordinadora de la mañana y el coordinador de la tarde decían una frase igualmente de emotiva para llamar a los siguientes afortunados de recibir su diploma de bachiller.

Luego llegó mi momento, Elian desde su puesto me deseó suerte, y con mi fila, me acerqué a la tarima. En todo el trayecto no miré a mis padres, me concentré en hacer bien las cosas. Una vez que me llamaron, pasé y recibí mi diploma esperando para la foto. Luego pasé al otro lado a que me tomaran otra foto, no pude evitar que el fotógrafo me arreglara la postura y seguidamente, bajé las escaleras. Sin imaginarlo, una señora me dijo que no cerrara mi cuadernillo, pues había otra foto a cuál posar. Luego de esta inesperada foto, al fin pude sentarme en mi puesto para seguir disfrutando del evento. Después pasó la fila de Elian y vi cómo mi amigo recibió su diploma. Fue emocionante ver a alguien de mi agrado recibir un título. Cuando él llegó a su puesto, me indicó que le dejara ver mi foto principal del álbum del diploma, se la mostré y el hizo unas caras pervertidas indicando lo bien que estaba, yo también hice lo mismo cuando él me mostró la suya, aunque sin ser tan pervertida.

Pronto pasó una chica enferma, lo cual llamó la atención de todos, hasta del fotógrafo que volteó la cámara de video. Ella, sin embargo, logró ir hasta la tarima sin problema alguno. Luego de que pasaron todas las filas, por sorpresa mía, empezaron a llamar a los afortunados, a los mejores estudiantes para reclamar su placa de mención de honor, ya sea de excelencia y sentido de pertenencia, de convivencia, de esfuerzo y dedicación, de mejor bachiller y de mejor Icfes. Por cada curso eligieron a uno, excepto de mejor bachiller y mejor Icfes que fue uno por cada jornada. Sin pensarlo, cuando llamaron a 1101 de la tarde por excelencia y sentido de pertenencia, dijeron el nombre de Elian, ambos nos miramos con una cara de gran sorpresa. Mi amigo tenía suerte y al parecer yo también, pues a la siguiente que mencionaron de 1102 de la mañana para recibir la misma mención de honor, fui yo, Anyuli.

Fue difícil salir de la fila, el espacio estaba muy estrecho y me tocó pasar lentamente para no pisar a nadie, aunque ya unos estaban incomodados, se les notaba en su cara. Una vez que logré subir a la tarima, Elian ya había recibido su premio, y a la chica de 1102 de la tarde que había llegado antes que yo, le estaban tomando su foto de mención de honor. En fin, pasé y mi director de curso, Eduardo, ya estaba esperando para entregármela, e inmediatamente nos tomaron la foto. Después bajé, esta vez sin otra foto inesperada y me dirigí nuevamente a mi querido asiento de número 22. Cuando ingresé a mi fila, Elian intentaba pasar lentamente con cuidado por el estrecho camino de su fila hacia su puesto, y yo también intenté hacerlo. Una vez llegamos a nuestros puestos, recibí de él un emotivo abrazo y beso en la mejilla, aprovechando que estábamos cerca para felicitarnos. No pude evitar que se me cayera mi birrete, y los de atrás me ayudaron a recogerlo. Sentí pena y alegría, él y yo, Elian y Anyuli, dos amigos que recibieron el mismo premio por casualidad.

Los chicos de mi curso que ganaron mención de honor fueron: por convivencia, Norvey (justa elección, dentro de los que se comportaron casi siempre de buena forma conmigo estaba él), y por esfuerzo y dedicación, Andrés, (se lo merecía, fue uno de los que más apoyó en el baile del curso todo el tiempo). De mi jornada: por mejor Icfes, Gipssy (siempre fue aplicada), y mejor bachiller, un tal Brandon (no lo conocí realmente ya que nunca estudié con él, pero tuve algún acercamiento y parecía ser un buen chico a pesar de que no fuimos amigos); ambos del mismo curso 1103. Los demás de la mañana por cada curso no los cuento, no tengo motivos para contar el por qué, ni es importante decirlo, y los otros de la tarde mucho menos ya que nunca los conocí.

Después de la emotiva e inesperada entrega de menciones de honor, hicimos el juramento. El coordinador nos ordenó que nos pusiéramos de pie, no obstante, los invitados también se levantaron. Así que el coordinador les pidió amablemente que se sentaran, pues el juramento sólo era para los estudiantes; yo no pude evitar reírme de aquello. A continuación, el grupo musical cantó una canción de despedida que hizo llorar a algunos estudiantes y supongo, a invitados también. A mí no me dieron ganas de llorar, solo un poco de tristeza por terminar mis estudios. Una vez esto, dijeron las palabras finales para culminar el evento y seguidamente tiramos nuestros birretes a lo alto, celebrando nuestra graduación. Mientras mi birrete se fue hacia el lado derecho, la chica que estaba al lado mío no lo tiró, temiendo de que cuando lo recuperara no fuera de su medida. Momentos después, era muy probable que nadie hubiera levantado su propio birrete, incluida yo, que recogí un birrete muy diferente tanto del material del lazo, y un poco en su color y tamaño, pues era muy grande para mi cabeza y noté que a una compañera le levantaron su supuesto birrete; yo pensaba que era mío al haberlo tirado a ese mismo lado.

Luego de esto, la mayoría empezó a salir del auditorio con ganas de ver a sus invitados. Sólo vi a mi madre que me esperaba. Después, estuvo esperando a ver si veía a algún fotógrafo, a mi ex director de curso Eduardo y a Josué, para hacernos el favor de tomar las fotos, si no veíamos a ningún fotógrafo. Queriendo buscar a mi padre, esperar sin ningún sentido todo ese tiempo, y viendo que casi todo el mundo estaba afuera, me fui con mi madre a ver si encontrábamos alguno ahí afuera. Salimos, y por ahí cerca estaba la madre de Angélica, una ex compañera con quien ya no hablaba, pero mantenía un lazo cercano con su madre que me felicitó por mi logro alcanzado. Afortunadamente encontramos de nuevo a mi padre que andaba perdido por ahí y andaba muy apresurado por el bus, al cambio de nosotras dos que esperábamos tomarnos fotos con el profesor, y a Josué para la cámara del celular. Finalmente, no logramos ver a ninguno de estos dos últimos.

—Eso creo, el profesor ya salió directamente para su casa —decía mi madre, ahora sin esperanzas de verlo.

Acordándome de Elian, lo busqué y lo observé con su novia al otro lado del gran pesebre ubicado en el centro del lugar. Le avisé a mis padres que me despediría de mi gran amigo y me dirigí hacia allá. Él vio que me acercaba y hablamos nuevamente, además hice un chiste a su novia sobre nuestra estatura (yo soy bajita, pero ella aún más bajita) que, jugando le hice creer lo bajita que era, y ella me enfrentó alzando sus pies para retar nuestra altura; y luego reímos. Después con mi amigo tuve un largo abrazo de despedida, deseándonos muchas felicidades.

—Te quiero Anyuli.

—Yo también te quiero Elian.

Luego nos despedimos y me despedí de su novia también. Rápidamente regresé para no hacer esperar a mis padres de mi ausencia por mucho tiempo. Cuando llegué, de pronto, con mi madre vimos a Jireh que cruzó rápidamente por el lugar sin tomarse la molestia de querer tomarse una última foto conmigo. También vi a Sol y con ella nos abrazamos, ella fue una de las poquitas personas que me trataron bien hasta el final, pero por desgracia, no tenía un celular para tomarnos una foto. El que sí tenía, era su novio (había visto que sus invitados le tomaban una foto con ella besándose), pero no tenía nada que ver conmigo.

—Lástima que no uses Facebook para hablar y enviarme la foto de nosotras en la fiesta de la promoción —decía yo, acordándome del momento de esa foto.

—Ya lo estoy usando, podemos hablar por ahí.

—Ah, ¿en serio? ¡Qué bien!

Nos despedimos y le dije a mi madre la noticia de Sol, y que luego podía ver esa foto de nosotras dos. Con mi padre apurado, vi que ya era hora de irnos. Ni siquiera tuvimos la oportunidad de tomarnos una foto con el profesor y antiguo director de mi curso, Francisco, pues él mismo había pedido una foto antes del grado. Salimos de allí y mientras pasaba los pasillos de ladrillo, nos dimos cuenta en qué invierten los impuestos que pagamos al gobierno, parte de eso, en hermosas estructuras que ahora pisaba. Una vez que llegamos a la salida de los pasillos, pude contemplar con mis padres lo que rodea a la Gobernación de Cundinamarca. Aquella se sitúa cerca de la Embajada de Estados Unidos, lugar que vi muchas veces cuando iba en bus. Nunca imaginé graduarme cerca de la embajada, donde soñaba ir algún día para obtener mi visa estadounidense.

A unos cuantos pasos fuera del edificio de la Gobernación, avisté a Josué y sus padres, ellos se dirigían al paradero del bus, al igual que mis padres y yo. Avisé a mi madre, y ella, justo en ese momento, se acordó de una foto mía que ellos habían guardado. Me sorprendí de mi foto inesperada, de hecho, fue una gran foto con un lindo mensaje sobre mi graduación. Josué me felicitó y me agradeció por haberlo ayudado en Media Fortalecida, yo también le agradecí, ya que sin la ayuda de ambos no nos hubiera ido bien. Él por cálculo diferencial y yo por circuitos digitales.

Mientras esperábamos el bus, hablé con su madre acerca del por qué quería coger una ruta, en vez de otra que supuestamente era «más veloz», pues yo quería ver de nuevo unas luces extrañas en el cielo que parecían ser estrellas sin titilar. Entonces, ella se acordó y me contó acerca de tres ocasiones en que había visto el cielo como nunca lo había apreciado. La primera, el cielo totalmente despejado y un arcoíris rodeándolo, y cuando su amiga lo fue a ver, ya había desaparecido el espectáculo; la segunda fue unas escaleras que conducían a una ciudad iluminada construida por las nubes y la tercera igual que la anterior, con un tono de gris único que normalmente no se observa en el cielo. Una vez que me contó sus anécdotas del cielo, llegó el bus y todos entramos en él, incluida Laura (una ex compañera de 1103 de mi jornada) y su madre. En grados anteriores, especialmente en noveno, fue mi compañera, nunca la íbamos tan bien y por esa razón me tuvo sin cuidado su llegada.

Durante la mayoría del trayecto, estuve de pie y sin comunicación con Josué y sus padres, pero Laura y su madre ya tenían su puesto. Mi padre sí tuvo asiento y se puso a dormir mientras mi madre y yo lo molestábamos varias veces para que no se durmiera, yo no paraba de reír y la señora que estaba al lado de él se daba cuenta de lo fastidiosas que estábamos con él. Luego de un rato, ya estábamos sentadas descansando y de pronto, observé un avión y una luz extraña que se movió para el lado derecho y al izquierdo, y después se fue hacia abajo donde la perdí de vista. Lo que aún me sigue pareciendo extraño es que esta vez se parecía más a un avión por su manera de titilar, sin embargo, sus movimientos no eran los que siempre hacía un avión. Fue algo misterioso y mi vista no me engañaba, pues lo había visto claramente.

Largo tiempo después, llegamos a nuestro destino. Mi padre fue el primero en dirigirse a la puerta de salida, y mi madre, sin esperar nada ni acordarse de otras personas, se fue con él. Mientras tanto, reaccionaba dentro del puesto, pensando —se suponía que íbamos a bajarnos con la familia de Josué, ¿acaso se les olvida? —me levanté y bajé del bus con ellos. Alcancé a notar que mi padre con la seña de su mano se despidió de Josué, ¡qué pena! No debimos haber hecho eso, pero claro, mi padre acelerado y mi madre cansada, ¿qué se podía esperar? Ni siquiera alcancé a despedirme de él ni de sus padres por seguir a los míos. Espero volver a verlos algún día no muy lejano para disculparme, y que disculpen a mis padres por no despedirnos como debió ser aquel día.

Miércoles, 13 de diciembre. A la mañana siguiente, me levanté sin ganas de hacer nada. Sin embargo, vi mi celular y noté que Elian me había publicado algo en Facebook. La primera notificación era del día anterior antes de ir al grado que decía: «¿Mona —puso emoji cara gato— lista para ahorita?» y viendo lo tarde que era decir «sí, lo estoy», se me ocurrió una idea mejor. Decidí colocar una frase sabia:

—El grado es sólo un acto... pero la secuencia de actos que siguen ahorita, son para crecer en el futuro —inserté una carita feliz y emoji cara de gato.

Y en respuesta, él colocó su aceptación:

—«Concuerdo ":3"».

Además, Denisse quiso aportar haciendo una broma de que no concordaba poniendo una cara feliz y Pac-Man.

Otra publicación que vi, fue una donde él publicó en mi biografía. En la cual aparecía una foto con nuestro traje de grado y un lindo mensaje que decía: —«La cara que pusimos al ganar el mismo premio... —insertó carita de sorpresa—. ¡Qué honor! Jajaja ":'v". Felicidades, María —(me llamaba así por sólo tener un nombre realmente) colocó emoji cara de gato—. Espero sigamos ganando más y más logros. ¡Un abrazo! —volvió a colocar la carita de gato—. ¡Se te quiere, Anyuli!» —volvió a colocar de nuevo la carita de gato—.

Y en respuesta, dije:

—¡Qué hermosura! Jajaja... en serio el mismo premio. ¿Casualidad o causalidad? También te quiero mucho amigo jejeje —coloqué carita feliz, emoji cara de gato y un corazón.

Él publicó también todas las fotos con cada uno de los que compartió en ese día, incluyendo sus padres, sus amigos y compañeros, su novia, y yo también. Me alegro ser parte importante de alguien, de un grandioso suceso en que pronto seguiría hasta hacer sus sueños realidad. Y yo acababa de tener un sueño realidad: Ser amiga de alguien muy social e influir en su vida de manera agradable.

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[ONGOING 🔞] #8 insanity :- Wed, May 15, 2024. #2 yanderefanfic :- Sat, May 18, 2024. After y/n became an orphan, she had to do everything by herself...