Eijirou Kirishima y la cámara...

By Tori_Lovegood

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Eijirou pasa su segundo año en Hogwarts con una amenaza que se cierne sobre él y sus compañeros. ¿Quién estar... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17

Capítulo 5

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By Tori_Lovegood

Al día siguiente todo fue de mal en peor. Mientras desayunaban, Errol atravesó el Gran Comedor estrellándose contra el bol de cereales de Katsuki. El chico sacó a la lechuza y su cara cambió al ver el sobre que tenía en el pico.

-¿Qué pasa? -preguntó Eijirou.

-Me han enviado un howler.

-Será mejor que lo abras, Katsuki-dijo Sato-. Si no lo hicieras, sería peor. Mi abuela una vez me envió uno, pero no lo abrí y... fue horrible.

Eijirou no entendía por qué todos estaban tan asustados por ese sobre.

-¿Qué es un howler? -dijo.

Pero nadie le hacía caso. Katsuki sujetaba el sobre con las manos indeciso sobre si debía abrirlo o esperar las posibles consecuencias. Al final, con mucho cuidado, fue rasgando el papel para leer la carta, pero una potente voz se escuchó por todo el comedor, haciendo que Katsuki soltase el sobre inmediatamente. Los gritos de Mitsuki Bakugo, que procedían del interior del sobre, asustaron a todos lo alumnos que allí se encontraban, e internamente se alegraron de no ser Katsuki en esos momentos.

-KATSUKI BAKUGO, MALDITO HIJO IDIOTA. ¡CÓMO TE ATREVES A ROBAR EL COCHE! ¡TU PADRE SE ENFRENTA A UNA INVESTIGACIÓN EN CASA Y ES POR TU CULPA! Y DENKI KAMINARI, TÚ TAMPOCO TE ESCAPAS. SE LO PIENSO DECIR A TUS PADRES Y VAIS A ESTAR CASTIGADOS TODAS LAS VACACIONES DE VUESTRAS VIDAS. COMO OS PASÉIS OTRA VEZ DE LA RAYA, OS TRAEREMOS DERECHITOS A CASA.

El sobre les sacó la lengua y acto seguido ardió y se conviertió en cenizas. Todo el comedor quedó en silencio durante unos segundos, pero al final volvió el habitual alboroto de por las mañanas.

-Bueno, lo mejor será ir a clases, ¿no?

Sero intentó calmar el ambiente, y se levantó de la mesa con Mina y con Denki, que seguía un poco aturdido. Katsuki fue devuelto a la realidad por Eijirou, que le tocaba repetidas veces el hombro.

-Vamos Blasty, tenemos herbología con los de Hufflepuff.

En el camino se encontraron con Kyoka y Ochako, y se fueron juntos al invernadero en el que los esperaba el profesor Amajiki. Estaba en el centro, detrás de una mesa montada sobre caballetes. Sobre la mesa había unas veinte orejeras. Una vez se fueron a sus sitios, el profesor habló:

-Hoy nos vamos a dedicar a replantar mandrágoras. Veamos, ¿quién me puede decir qué propiedades tiene la mandrágora?

Sorprendentemente, Ochako fue la primera en levantar la mano, y el profesor le dio la palabra.

-La mandrágora, o mandrágula, es un reconstituyente muy eficaz. Se utiliza para volver a su estado original a la gente que ha sido transformada o encantada.

-Excelente, diez puntos para Hufflepuff. La mandrágora es un ingrediente esencial en muchos antídotos. Pero, sin embargo, también es peligrosa. ¿Quién me puede decir por qué?

-Porque el llanto de la mandrágora es fatal para quien lo oye -dijo Ochako instantáneamente.

-Exacto. Otros diez puntos. Bueno, las mandrágoras que tenemos aquí son todavía muy jóvenes.

Mientras hablaba, señalaba una fila de bandejas hondas, y todos se echaron hacia delante para ver mejor. Pero aunque Ochako las había descrito como peligrosas y letales, Eijirou no las sintió para nada así, le parecían completamente vulgares.

-Poneos unas orejeras cada uno, y aseguraos de que vuestros oídos quedan completamente tapados. Cuando os las podáis quitar, levantaré el pulgar. De acuerdo, poneos las orejeras.

Una vez todos las tenían puestas, el Profesor Amajiki tiró de la planta que tenía delante y la sacó con fuerza, dejando ver una especie de bebé gordo y marrón en vez de raíces. En vez de pelo tenía las hojas. Emitió un grito agudo que hizo que les doliesen los oídos, incluso con las orejeras puestas.

El profesor Amajiki cogió una maceta grande de debajo de la mesa, metió dentro la mandrágora y la cubrió con una tierra abonada, negra y húmeda.

-Como nuestras mandrágoras son pequeñas, sus llantos todavía no son mortales. Sin embargo, os dejarían inconscientes durante varias horas, así que tenéis que llevar mucho cuidado.

Estuvieron toda la hora trasplantando a las mandrágoras. A pesar de llevar puestas las orejeras, se podían escuchar sus chillidos, y no eran para nada agradables teniendo en cuenta que eran muchas a la vez.

Después tuvieron Historia de la Magia y Transformaciones, y por fin llegó la hora de comer. Denki intentaba reparar su varita con un rollo de celo que le había dejado Dimitry y la había envuelto en él, pero seguía sin funcionar del todo bien.

-¿No es más fácil que le pidas una nueva a tus padres?

-No quiero recibir un howler. Seguro que la tía Mitsuki ya les ha contado todo.

Se siguió quejando y Tetsu les preguntó a los demás para relajar el ambiente.

-¿Qué tenéis esta tarde?

-Defensa Contra las Artes Oscuras -Contestó Shoto rápidamente.

-¿Por qué has rodeado todas las clases de Takeyama con corazoncitos?-preguntó Tetsu cogiéndole el horario

Shoto se lo arrebató de las manos. Estaba rojo.

Terminaron de comer y salieron al patio. Allí pudieron ver a Yaoyorozu y a Iida con un montón de libros sentados en el césped estudiando. Se acercaron y pasaron unos minutos hablando con ellos hasta que se acercó un chico bajito con una cámara de fotos. Los chicos se le quedaron mirando mientras que el chico tenía su vista posada en Eijirou.

-¿Me dejas que te haga una foto Eijirou? Soy Kota Izumi. Estoy en Gryffindor también.-dijo levantando la cámara.

-¿Una foto?

-Con ella podré demostrar que te he visto. Lo sé todo sobre ti. Esto es estupendo, ¿verdad? Yo no tenía ni idea de que las cosas raras que hacía eran magia, hasta que recibí la carta de Hogwarts. Quiero que mi familia vea todo cuando vuelva. Son muggles, así que no pueden venir aquí y no saben nada de este mundo.

-Eh... Sí claro.

Se hizo un millar de fotos con Kota, hasta que se tuvieron que ir a clases. Entraron en el aula y se sentaron esperando a Yu Takeyama, que debía llegar en cualquier momento. De la puerta que daba a su despacho apareció la deslumbrante figura de la mujer, que parecía que se había maquillado más de lo necesario.

-Yo soy Yu Takeyama, vuestra nueva profesora de Defensa Contra las Artes Oscuras. De la Orden de Merlín de Tercera Clase y premiada cinco años consecutivos con el premio a la mejor sonrisa por la revista Corazón de Bruja.

Todos los chicos (o la mayoría) la miraban extasiados. La chica se puso frente al escritorio apoyándose suavemente en él. A su lado había una tela lila y debajo lo que parecía ser una jaula que se movía con fuerza.

-Ahora, ¡cuidado! Es mi misión dotaros de defensas contra las más horrendas criaturas del mundo mágico. Pero sabed que no os ocurrirá nada malo mientras yo esté aquí. Todo lo que os pido es que conservéis la calma. Tengo que pediros que no gritéis. Podrían enfurecerse.

Yu agarró la tela y la quitó de sopetón dejando ver a lo que parecían ser unos duendecillos azules.

-Duendecillos de Cornualles recién cogidos.

Todos se reían, esos pequeños monstruitos no parecían para nada un peligro. Se podría decir que hasta eran bastante graciosos de ver por cómo se movían en la jaula.

-¿Os parece gracioso? Los diablillos pueden ser endemoniadamente engañosos. Ya que parece que no teméis, ¡Veamos qué hacéis con ellos!

Y abrió la jaula.

Los duendecillos salieron disparados en todas direcciones. Dos cogieron a Koji por las orejas y lo colgaron en la gran lámpara que había en el techo. Algunos salieron volando y atravesaron las ventanas, llenando de cristales rotos a los de la fila de atrás. Destruían la clase rápidamente y no podían atraparlos.

-Vamos ya, sólo son duendecillos... -decía Yu.

Sacó su varita al ver que ninguno de sus alumnos iba a hacer nada e iba a pronunciar un hechizo, pero un duendecillo se la quitó y la tiró por la ventana rota. Los alumnos huían de la clase quitándose a los duendecillos de encima, dejando a los cinco amigos solos junto con Koji que seguía colgado de la lámpara. Yu se giró hacia ellos, y mientras que alcanzaba la puerta de su despacho les dijo:

-Bueno, vosotros meteréis en la jaula los que quedan. -Y se encerró en él.

Los chicos se quedaron solos allí, y para abreviar tiempo Sero fue a lo fácil.

-¡Petrificus totalus!

Todo se quedó en calma, y los siguientes minutos realizaron una competición para ver quién atrapaba a más y cuando terminaron bajaron al pobre Koji y se fueron a la siguiente clase, que por suerte era Encantamientos.

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