DOMAR A LA BESTIA (EL CLUB DE...

By lucylanda

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Hurs Waldorf, la bestia, como muchos lo llaman no es mas que un peleador salvaje y regenteador de un casino p... More

Prólogo.
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 31
Aviso.
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Epílogo

Capítulo 30

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By lucylanda

Hurs miró a sus amigos bebiendo y sonrió agradecido porque sabía que ellos estaban tratando de no hacerlo pensar en nada que le recordara todo el asunto de Scarlett y que al menos esa noche no sufriera. Ya al siguiente día tendría que pensar de nuevo en eso, pero seguramente ellos de nuevo estarían ahí.

—Gracias —dijo teniendo la atención de sus amigos—. No sé qué haría sin ustedes.

—Si alguna vez necesito de ustedes sé que estarán ahí —dijo Max—. Somos hermanos.

—Así es —dijo Maddox.

—Concuerdo —añadió Parker—. Max se cayó mucho de bebé pero es hermano al fin y al cabo, qué más da, hay que quererlo aún así.

—Imbécil —dijo el aludido—. Me caí de chiquito pero soy el mas sexi y conquistó muchas mujeres.

—Que triste debe ser aspirar solo a eso —dijo con sarcasmo—. Prometo decirle a mi hija que inicie una cadena de oración para salvar el poco cerebro que te queda.

   Maddox estalló en carcajadas al escucharlo.

—Yo mejor no hablo o la princesa empezará a desquitarse conmigo —dijo entre risas.

—Claro, los siervos son para eso, para servir y divertir a los monarcas —dijo y Maddox hizo un gesto de fastidio—. Tú por ejemplo eres mi plebeyo favorito, me divierte mucho tu telenovela. Una verdadera comedia.

—Deja te pido una botella, te la has ganado —dijo Hurs mirando a Parker.

—Gracias, pero la tuya me conmueve, ni las tragedias de Shakespeare tenían tanto drama —dijo bebiendo de su copa.

   Los tres estallaron en carcajadas antes de que él hiciera lo mismo.

—Igual voy a quererlas siempre —dijo tocando la mejilla de Max—. Son mis trillizas favoritas.

—Nosotros también te queremos, ricitos —dijo Max—. Estoy deseando la llegada de tu demonio.

—No lo verás —dijo divertido—. Perseo llegará antes a volarte la cabeza y ambas.

   Maddox comenzó a ahogarse de risa mientras veía las luces apagarse por completo y después se encendían unas luces muy tenues.

—Este es mi numero favorito —dijo Max.

—¿Es la hora de los travestis? —preguntó Parker—. Hurs debió traer su pene de hule y prestárselo a Max.

—Cómprale uno —dijo Maddox—. Deja de ser un tacaño.

—Temo que lo tome en el hocico y se exhiba por el casino pensando que es una mordedera —dijo haciendo que Max estallara en carcajadas.

—Voy a disfrutar cuando te llegue tu hora —dijo Max.

—Mientras tanto inclínate marginal —dijo con una media sonrisa—. Es más explícame qué es lo que viene de show ahora que han apagado las luces.

—Van a salir las chicas más bellas del lugar a bailar —dijo emocionado.

—Grandioso —dijo Parker—. Lo que he deseado toda la vida.

—Ya verás —dijo divertido—. Gatubela está bellísima.

—Gracias —dijo con fastidio—. Los gatos me dan alergia y las gatas peor. Cuido mi salud, ya sabes, algún defecto tenía que traer.

  La música comenzó y salieron siete mujeres enfundadas en disfraces de heroínas y personajes famosos que hicieron enloquecer a los hombres del lugar.

—¡Por Dios! —dijo al escuchar a los hombres—. Luego porque las mujeres dicen que somos simios que aplaudimos por todos.

—Tú solo disfruta —dijo Max.

—Me niego a ver eso —dijo Hurs—. Soy un hombre que no debe mirar a otra.

—Ella no te ve —dijo Max—. En el sentido literal.

  Recibió una palmada en la cabeza de parte de Hurs.

—Por Dios, no vas a ser infiel, solo vas a mirar —dijo Max—. Deja de ser tan miedoso.

   Las mujeres comenzaron a bailar mientras ellos veían el espectáculo y aplaudían lo necesario aunque Parker veía incómodo a Maddox y a Hurs, a Max lo veía emocionado y él solo se mantenía indiferente aunque debía admitir que el lugar le gustaba a pesar de todo.

   A Parker siempre le había gustado bailar y era un excelente bailarín como su padre, pero tras todo su infierno lo había dejado de lado, de hecho había dejado de lado toda su vida.

—Buenas noches —dijo Davenport llegando en ese momento y sentándose a lado de Parker.

   Los cuatro le dieron un saludo escueto antes de que volvieran a fijar la vista en el número de las chicas.

—Me alegra que hayas venido —dijo Parker—. Me sentía indefenso en medio de las señoritas hormonales que me acompañan.

—Puedo imaginar —dijo el sujeto—. Suele pasar cuando ya les colocaron el collar.

—Yo no tengo un collar —dijo Hurs—. Me siento ofendido.

—Claro que no pequeño —dijo Davenport—. Lo tuyo es un grillete, esa mujer te tiene cogido del pene.

  Hurs enarcó una ceja y miró al rubio.

—Eso no es verdad —dijo fingiendo estar ofendido—. Y si me tiene agarrado de ahí, es suavecito para que no me duela.

—Sí, así es —dijo Parker—. Así comienza la violencia.

—Dejen ver el espectáculo —los reprendió Max—. Parecen comadres.

   Comenzaron a reír y guardaron silencio mientras las chicas bajaban del escenario para bailar sobre los caballeros.

   Se acercaron a algunos hombres y fueron de mesa en mesa hasta que se dirigían hacia la de ellos.

—No por favor —dijo Hurs—. Va a darme un ataque.

   Comenzó a fingir ansiedad pero Davenport lo calmó diciéndole que sería su secreto.

   Una de las chicas se acercó a Max subiendo sobre él para bailar.

  Como era de esperarse sus manos volaron al trasero de la chica mientras Maddox se quedó quieto viendo a la chica que se acercó pero no rechazó.

  Hurs se movió un instante pero dejó que la chica bailará sobre él, Davenport recibió a la chica sin problemas y la última se acercó a Parker.

—No —dijo haciendo un gesto con las manos despidiéndola.

  La chica fue a bailar por otro lugar mientras él observaba a sus amigos y bebía.

  Afortunadamente para todos el espectáculo fue breve y las mujeres se fueron a bailar a otros.

—Sentí que fueron los segundos más largos de mi vida —dijo Hurs—. Imagínate que Scarlett estuviera aquí.

—O Brooke —dijo Maddox.

—Sería como tener a la muerte frente a frente —dijo un risueño Parker—. En fin, relajen la pelvis que no pasó nada.

   Davenport sonrió mientras veía a las chicas bailar a un grupo algo alejado y después desaparecían rumbo al escenario de nuevo.

   Sonrieron cuando el espectáculo terminó y siguieron bebiendo.

   Pronto las luces se encendieron y de nuevo la música empezó pero esta vez muchos se levantaron para ir a bailar.

—Es extraño que en este lugar haya tantas mujeres —dijo Davenport—. Por lo general estos lugares están plagados de hombres.

—Es que más tarde bailan los hombres —dijo Max.

—O sea que voy a ver hombres en bolas —dijo Hurs—. Cuando bromeó a ser gay no lo hago en serio.

—Pues bailan para ellas —dijo Max.

—¿Y mientras qué hago? —dijo Maddox—. ¿Me saco los ojos?

—Dejen de estar de apretadas, señoritas —dijo Parker—. Ya bailaron para ustedes, si lo aprovecharon o no es asunto suyo.

   Estuvieron bebiendo hasta que Hurs comenzó a beber sin parar y supieron que estaban empezando mal.

—Será mejor que nos vayamos —dijo Maddox justo cuando las luces de nuevo se apagaron.

—De acuerdo veremos bailar a los hombres y cuando enciendan la luz pedimos la cuenta —dijo Max.

—Pero la estamos pasando bien —dijo Hurs—. ¿No se están divirtiendo?

   Los cuatro se miraron sabiendo lo que venía. Un Hurs que se perdía.

—Sí bebé nos divertimos pero es hora de ir a casa —dijo Parker—. No hagamos espectáculos y vamos a dormir apenas te deleites la pupila mirando penes.

   Varios hombres salieron al son de la música y los gritos femeninos no se hicieron esperar.

—Quiero ir al baño —dijo Hurs.

—Espera —dijo Max.

—Quiero ir ahora.

  Parker se puso de pie sabiendo lo fastidioso que se ponía Hurs cuando estaba ebrio y lo ayudó a ir tras él mientras se movía en la oscuridad en el río de mujeres que se habían reunido en una sola área para ver a los tipos bailar.

  Pasaron entre algunas mujeres mientras no faltaba la que tocaba el trasero de ellos al pasar.

—¿Esa mano fue tuya? —preguntó un confundido Hurs.

—No cariño —dijo Parker—. No sé cuál de todas las féminas fue.

—Inaudito —dijo mientras reía.

  Se metieron al sanitario mientras Parker esperaba fuera y veía a las mujeres.

  Hurs se puso a su lado.

—Son terribles —dijo señalando al ver a las mujeres tocando a los hombres que bailaban.

—Y luego dicen que nosotros —dijo Hurs mientras lo empujaba para caminar.

   Maddox, Max y Davenport los alcanzaron diciendo que era hora de irse y que habían pagado la cuenta.

   Parker avanzó hasta que una chica ebria rebotó sobre su cuerpo y él la tomó de la cintura para evitar que se cayera.

   La chica bastante borracha y a oscuras se acercó a él y lo besó sorprendiendo no solo a él sino a sus amigos también.

   Se separó de él y siguió su camino mientras Parker se giraba para verla entrar a los baños y luego veía a sus amigos.

—No le vi el rostro —dijo Hurs—. Exijo una repetición.

   Parker seguía callado hasta que Maddox le sacó de sus cavilaciones jalando algo de su camisa.

  La pulsera de la chica se había atorado en su camisa y se rompió quedando en el cuello de esta.

—¿Era guapa? —preguntó Maddox—. No le vi el rostro.

—Yo tampoco —dijo Parker arrebatando la pulsera y sosteniéndolo en la mano—. Esto es mío.

   Davenport enarcó una ceja y sonrió.

—Al que besó fue a mí, por lo tanto es mío —puntualizó.  

  Miró hacia el baño de mujeres donde se suponía la chica debería estar.

—¿Quieres esperarla? —preguntó Maddox con diversión.

—¿Por quién me tomas? —respondió Parker con retintín—. Vámonos.

  Los cinco salieron de ahí mientras Davenport se despedía en la entrada para tomar su auto asegurando que tenía un pendiente.

  El resto subió al auto de Max para ir de vuelta al departamento de Hurs quien lucía bastante ebrio al igual que Maddox.

  Max y Parker al menos estaban conscientes. Este último miró en la luz la pulsera donde grabado estaba lo que suponía era el nombre de la chica.

   Sonrió al leerlo y guardó la pulsera en su bolsillo.

—No quiero imaginar si Melina encuentra eso —dijo Maddox.

—No revisa mis cosas —respondió.

—¿Así que cómo se llama? —preguntó Max—. Tiene nombre sexi. No me digas que en la pulsera viene la biblia escrita. Es obvio que su nombre.

—Que te importa —dijo divertido—. Solo espero que su padre no se llame Zeus.

   Los hombres fruncieron el ceño sin entender mientras Hurs le miraba.

—Quiero que sepas que siempre fui malo para la historia —dijo enfadado—. No hagas referencias a eso. Reprobé lengua y fui pésimo en geografía.

—¿Había alguna materia en la que destacaras? —inquirió burlón.

—Faltaba más, claro que sí —dijo orgulloso—. Era bueno en deportes.

  Maddox comenzó a reír.

—Brillante —dijo Parker—. Duerme Hurs, duerme.

—No te burles —dijo enojado—. Todos somos buenos en algo.

—Excepto Max —dijo Parker.

—Bueno hay excepciones —dijo Hurs—, pero no lo culpes, son cosas de Dios.

   Siguieron incordiando a Max todo el camino hasta casa de Parker que bajó del auto despidiéndose mandándole besos a todos pero miró a Maddox para demostrar su preocupación por el estado de Hurs.

  Los dos amigos restantes entendieron y se fueron no sin antes escuchar de Parker que iría por su auto por la mañana.

  Max condujo hasta el departamento de Hurs donde Maddox había dejado su auto y una vez bajaron lo ayudaron a subir a su auto o más bien, él ayudó a los dos a subir.

  Una vez el ascensor se detuvo en el piso de Hurs.

  Los tres se sorprendieron al ver a las personas frente a la puerta…

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