Sadistic Night: Bloody Sabbat...

By wronggukie

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❝ Solo nos perteneces a nosotros, así que manda a volar la razón y enloquece, porque ya no tienes escapatoria... More

Prefacio
Capítulo Uno
Capítulo Tres

Capítulo Dos

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By wronggukie

𝘊𝘳𝘪𝘴𝘵𝘰 𝘯𝘰𝘴 𝘭𝘪𝘣𝘦𝘳𝘵ó 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘷𝘪𝘷𝘢𝘮𝘰𝘴 𝘦𝘯 𝘭𝘪𝘣𝘦𝘳𝘵𝘢𝘥. 𝘗𝘰𝘳 𝘭𝘰 𝘵𝘢𝘯𝘵𝘰, 𝘮𝘢𝘯𝘵é𝘯𝘨𝘢𝘯𝘴𝘦 𝘧𝘪𝘳𝘮𝘦𝘴 𝘺 𝘯𝘰 𝘴𝘦 𝘴𝘰𝘮𝘦𝘵𝘢𝘯
𝘯𝘶𝘦𝘷𝘢𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘢𝘭 𝘺𝘶𝘨𝘰 𝘥𝘦 𝘦𝘴𝘤𝘭𝘢𝘷𝘪𝘵𝘶𝘥.

—Gálatas 5:1

Cuando Lyra comenzó a recobrar la consciencia ya no sintió la frialdad y dureza del suelo, de hecho se encontraba ligera y estaba bastante cómoda. Abrió los ojos lentamente y con dificultad sintiendo su vista un tanto borrosa al principio, pero finalmente observando todo claro.

Su cabeza estaba sobre una almohada, al girarla hacia la izquierda pudo observar una mesa de noche y que aparentemente ella misma estaba recostada en una cama de colchas lilas con blanco, había por igual un ropero un tanto grande junto a la puerta y también un escritorio donde se encontraba su maleta cerrada. A su izquierda había un bonito balcón que le podía indicar que ya era de día y a su derecha yacía una puerta que seguramente dirigía al baño, pues la que era para salir de la habitación estaba a varios pasos frente a donde estaba.

Se sentó de golpe en la cama, dándose cuenta y recordando todas las cosas que habían sucedido el día anterior, los chicos, los colmillos, los insultos y toda la charla sobre ser la novia sacrificada de la familia Ryu; se llevó las manos al cuello desesperada, buscando que algún ardor o herida punzante que le indicara que le habían hecho daño...pero no, al parecer no la habían mordido, no le habían hecho nada en absoluto.

Se miró a sí misma, traía puesto un pantalón rosa pastel holgado de pijama y una blusa blanca de tirantes, así que enseguida frunció las cejas, ella había llegado con su ropa normal, eso evidentemente quería decir que alguien la había cambiado mientras estaba inconsciente.

Recordó su ropa y la buscó desesperadamente con la mirada, pudo verla en la silla frente al escritorio, así que se levantó de prisa y corrió con suma velocidad hacia esta. Se encorvó para comenzar a buscar en los bolsillos del pantalón caqui que tenía puesto el día anterior sin encontrar nada; gimió ansiosa y con un rostro de pánico total siguió removiendo su ropa con las manos.

—Espero que no estés buscando esto—escuchó una voz masculina que incluso le hizo dar un breve salto de la impresión. Levantó la cabeza y pudo ver el cabello negro reluciente, los hinchados labios rosados y los brillantes ojos grises de SeokJin, tenía su mano extendida y le mostraba claramente su teléfono sin carcasa—Porque, sin ofender, pero sería bastante tonto imaginar que te dejaríamos tu teléfono.

Lyra palideció sin saber bien que decir, luego se reincorporó e intentó imitar su postura, SeokJin tenía la espalda recta, los anchos hombros ceñidos hacia atrás y el mentón arriba en señal de dominancia; Lyra únicamente pudo poner la espalda recta, pero se encogió un poco intimidada y bajó la cabeza hostigada.

—Toma—él volvió a hablar en vista de que la fémina no respondió; Lyra se sintió ilusionada al pensar que le daría su teléfono, pero por el contrario le entregó algunas prendas de ropa.

—¿Qué es esto?—preguntó mirando lo recién entregado mientras fruncía las cejas.

—Tu uniforme, las mucamas sacaron tus medidas anoche y mandamos a alguien por él—SeokJin alzó una ceja incrédulo—¿Pensaste que solo porque estás aquí con nosotros ibas a dejar de ir a la escuela?—negó con su cabeza, de hecho Lyra pensaba precisamente eso; enseguida el chico suspiró cambiando de tema—¿Cuántos años tienes?

—Diecisiete—respondió sin ninguna emoción en la voz, esta vez un poco más relajada mientras miraba al mayor.

—Diecisiete—repitió él como para guardar en su memoria la edad de la chica—Debes estar en el grado de Jimin entonces.

Lyra no hizo ningún comentario, pero su mirada estaba directamente puesta en la mano del chico que contenía su teléfono ¿Había una manera de que se lo quitara? ¿En dónde podría él dejarlo como para que lo tomara sin que se diera cuenta? Su cabeza maquinaba miles de estrategias, pero SeokJin siguió con sus ojos la mirada de la chica, percatándose por completo del lugar donde su vista estaba puesta.

El chico levantó la mano, asegurándose de que efectivamente toda la atención de Lyra estaba puesta en el aparato; enseguida apretó sus dedos y unos cuantos crujidos pudieron escucharse, junto con la oscura pantalla del teléfono quebrándose a manos de SeokJin y doblándose por mitad casi totalmente.

—Toma, te lo regreso para que no estés tan agobiada—le entregó el objeto, no completamente destruido, pero si completamente inservible, ella simplemente lo aceptó en su mano con una expresión de completo disgusto y recelo—¿Qué? ¿Te molesta? Te puedes ir en el momento que quieras.

Lyra se tardó en responder, pero de algún modo encontró el poco coraje que había estado perdido dentro de ella:—Me dijeron que si intentaba irme me moría.

SeokJin sonrió, dándose media vuelta y caminando a la puerta:—Hay un hecho que debes comprender plenamente, Lyra—mencionó su nombre por primera vez y eso la hizo sentir terrible—El hecho de que jamás vas a poder librarte de nosotros—puso su mano en la perilla para girarla y salir de la habitación después—Ahora vístete, el auto se va en quince minutos—habló por último para después cerrar la puerta desde fuera.

Ella por fin dejó de retener el aire que había en sus pulmones y lo soltó en un agobiado suspiro, dejó el teléfono destruido sobre el escritorio y luego se revolvió el cabello completamente frustrada.

¿Ahora qué plan podía tener? Pensó que lo más coherente sería observar su panorama con detalle y ya luego decidir que haría. Lo primero que podía anotar en su lista era que en esa casa vivían siete hombres, todos hermanos, todos apuestos y todos vampiros, el mayor de ellos era SeokJin–y aparentemente era él quien iba a encargarse de informarle a Lyra sobre cómo funcionaban las cosas en ese lugar–, por último, ella debía irse a la escuela alrededor de las siete cuarenta.

Su cabeza enlistó esos detalles, mientras que sus manos pronto desdoblaron el uniforme que yacía en ellas, luego comenzó a quitarse la ropa para arreglarse.

¿Qué es lo que sabes sobre vampiros, Lyra? Piensa, su mente habló, queriendo tener una estrategia para irse cuanto antes de ahí.

Según Lyra, los vampiros eran criaturas que se alimentaban de sangre, la luz solar les quemaba, el ajo los debilitaba, no tenían reflejo en los espejos, las reliquias religiosas los alejaban y eran seres inmortales que vivieron durante siglos, sin embargo una estaca de madera podía matarlos si se era clavada en el pecho.

Pero eso era el criterio de ella, era lo poco que sabía e igualmente no tenía la certeza de que todo fuera cierto.

Se miró en un espejo una vez se vistió, el uniforme consistía en una blusa blanca–al igual que las calcetas–de tela ligera y botones, un saco, falda y zapatos negros y por último una corbata tinta que pendía del cuello; sacó un cepillo de su maleta para peinarse el cabello y dejarlo suelto ¿Quién diría que el primer día en su nueva escuela comenzaría así?

Terminó de arreglarse y optó por caminar hacia la salida de su habitación, no sabía que más llevarse, pudo haber tomado sus audífonos, pero ya no tenía teléfono como para escuchar música siquiera; así que simplemente terminó saliendo del cuarto y observando el desconocido pasillo donde estaba.

Aparentemente yacía en la planta alta de la casa, pues no reconocía para nada el espacio. Caminó un poco y de manera lenta, observando a sus alrededores las demás puertas que habían en ese pasillo, aparentemente más habitaciones; giró en el final de este para así ver el balcón de la escalera desde donde ya se podía notar la planta baja completamente vacía...casi como si todas las personas que vivían ahí hubieran desaparecido.

Bajó las escaleras de forma lenta, concentrándose en la casa, después de todo lo mejor sería conocer el lugar lo mejor que pudiera, jamás se sabe cuando necesitaría correr precipitadamente a algún espacio de la mansión...aunque no quisiera pensar en eso. Pasó por la sala para caminar a la puerta, pero antes de avanzar mucho pudo ver su bufanda tinta sobre el alargado sofá azul; lo pensó un momento, pero terminó tomándola y poniéndosela, combinaba con su uniforme y la cubría bien del frío.

Dudosa fue hasta la puerta, nadie le había dicho que llegara hasta allá, pero SeokJin le aclaró que el auto la esperaba, así que asumió directamente que debía salir; antes de que pudiera tocar la manija de la puerta, esta le fue abierta desde fuera por el hombre que la había recibido el día anterior en la casa.

—Gracias—murmuró ella, caminando hacia afuera, el hombre simplemente le dedicó una reverencia y cerró la puerta tras de ella, entrando a la casa.

Lyra miró sus alrededores, notando que había una limusina que esperaba fuera del portón de metal negro pasando la fuente y el jardín, así que se precipitó hasta allá a paso rápido. Abandonó el área perteneciente a la familia Ryu y consiguientemente observó al chófer que estaba fuera de la limusina abrirle la puerta para que pudiera pasar, luego así lo hizo ella.

Entró al auto con las piernas temblando y dentro pudo observar a cinco de los siete hermanos sentados en los asientos de este.

—Buenos días, Lyra—escuchó la lasciva voz de Jimin dirigirse a ella, luego al mirarlo pudo notar su sonrisa coqueta y descarada.

La fémina no respondió, en cambio bajó la mirada completamente incómoda.

Pronto fue reprendida por el pelinegro de Namjoon, quien podía verla directamente pues los asientos de la limusina estaban frente a frente:—Te están hablando, no seas maleducada—Lyra se sobresaltó y alcanzó a verle, él tenía la postura recta, las piernas juntas, los brazos cruzados y la penetrante y feroz mirada sobre de ella; la chica luego tragó en seco.

—Bue...buenos días—murmuró observando otra vez a Jimin que tenía la misma traviesa expresión.

Lyra en ese momento ya pudo ver bien quienes estaban con ella, pues sintió todas las miradas sobre sí misma. En los asientos frente a ella se encontraban: Jimin, quien tenía una sonrisilla infantil y bonita, la cabeza ladeada apoyada en la palma de su mano, la corbata floja y al menos tres botones de la camisa abiertos. Jungkook, que tenía el cabello peinado hacia la izquierda descubriendo su frente, las piernas cruzadas de forma varonil, la mano en la filosa quijada, con el dedo índice rozando sus propios labios y los ojos oscurecidos de una manera bastante sensual sobre de ella. Namjoon, con esa postura sofisticada e intimidante, mirando a Lyra de arriba a abajo sin discreción y con deseo inminente, como tratando de encontrar algún defecto en ella y corregirla, pero sus labios fruncidos se mantenían cerrados. Ya en cambio junto a ella estaban: Hoseok, que se notaba más tranquilo y menos intimidante, tenía una expresión serena, el cabello negro y ondulado peinado hacia los lados, el pantalón del uniforme arriba hasta las rodillas y los ojos negros que se encontraban observando a Lyra con un sentimiento de aparente inocencia, pero las pupilas inmensamente dilatadas podían denotar lo contrario. Taehyung, por último, estaba mal sentado y tenía media espalda en el asiento, el despeinado y rubio cabello le cubría la frente, tenía el codo en la puerta del coche y sus profundos y afilados ojos azules agobiaban a Lyra, pero ella se relajó más cuando él crispó su lengua con fastidio, volvió la vista a la ventana y siguió mordiéndose las uñas con aire pensativo.

Namjoon suspiró y se encorvó un poco para tomar algo del suelo, levantando una mochila violeta y extendiéndosela a la chica:—Tus cosas—aclaró, ella aceptó las que ahora eran sus pertenencias y las colocó junto a ella, como queriendo mantener su distancia con Hoseok—SeokJin me indicó que vas en el mismo curso que Jimin, así que le pides a él que te indique todo respecto a tus clases y demás—la miró severo—A las siete cuarenta nos vamos de aquí, así que procura organizar tus horarios para que puedas hacer todo lo que tengas que hacer sin prisa y no nos retrases—ladeó su cabeza, Lyra en su lugar asintió sumisa, observando un poco más calmada a Namjoon—Nos recogen de la escuela a las tres cuarenta, así que si no estás sobre el auto a esa misma hora no dudaremos en irnos sin ti ¿Entendiste?

Lyra asintió, pero él no pareció muy conforme con su respuesta así que se vio obligada a hablar:—Entendido.

Namjoon se notaba tan intimidante que a Lyra le daba miedo mover un dedo cuando su mirada estaba sobre ella, aunque solo aparentara como dieciocho años o menos.

—Perfecto—el pelinegro terminó por imitar su asentimiento—Si necesitas algo más puedes preguntarle a Jimin que va a estar a cargo de guiarte en tiempo de clases.

Lyra inevitablemente dirigió su rostro al peliplata, quien alzó sus cejas un minúsculo momento:—Voy a cuidar muy bien de ti, no te preocupes.

De todos los que estaban ahí presentes, no sabía si Jimin había sido la peor opción para estar a cargo de ella, pero lo único que le importa era poder pasar el día–y con suerte la semana–en paz, para elaborar su propio plan de escape e irse lo más pronto posible de ahí.

Pronto en el vehículo se asentó un sepulcral silencio, ninguno de ellos hablaba o se veía, cada quien parecía estar pensando en lo suyo, pero de hecho la situación no parecía para nada incómoda, a decir verdad se notaba natural el nulo contacto o atención que se tenían el uno al otro.

Son hermanos ¿No?, Lyra se preguntó en su cabeza, ¿Por qué no se hablan? ¿No se llevan bien?

Pero no pudo formular una respuesta, al menos no por el momento.

(...)

Cuando todos bajaron del auto cada quien siguió su propio camino sin despedirse o al menos dedicarse alguna mirada, así que Lyra se mostró desconcertada ante aquello. Ni siquiera pudo caminar, solo miró el exterior de lo que parecía ser esa gigantesca escuela religiosa...mucho más extravagante que la escuela pública a la que asistía antes.

—Lyra—la voz de Jimin la sacó de su trance, volviendo la mirada hacia él—Camina—le pidió haciéndole una seña con la cabeza y siguiendo su paso, ella pronto aceleró sus pies para posicionarse tras de él.

Se sentía nerviosa y no tenía como negarlo, pero al menos en un lugar público y con tanto gente al rededor no podrían hacerle nada ¿Verdad? De cualquier manera prefería no pensar en eso para analizar su nueva fuente de conocimiento.

Había varios edificios bastante bonitos a lo largo del terreno, al igual que un patio grandísimo con dos porterías no muy grandes como para jugar hockey sobre pasto, las paredes blanquísimas le mareaban un poco y la inmensa cantidad de gente por ahí no le parecía tan diferente a la que había en su otra escuela.

Lo único que sí le llamaba la atención era como todo el mundo saludaba o le dedicaba una mirada amable a Jimin a medida que iban caminando por las escaleras de uno de los edificios.

¿Nadie sabe que es un posible depredador sexual...? ¿Y un vampiro? su cabeza se planteó, pero pronto descubrió que la respuesta era negativa. No hizo ningún comentario, en cambio mantuvo su distancia de metro y medio y siguió los pasos del chico sin ningún problema, únicamente con la incertidumbre comiéndole la cabeza.

—Te puedes acercar, no muerdo—se burló, Lyra se pudo imaginar la sonrisa socarrona que tenía en el rostro y a ella se le removieron las entrañas con coraje.

—Aquí estoy bien—murmuró con las cejas fruncidas, sorbiendo su nariz y tratando de enderezar su espalda con más seguridad.

No caminaron mucho más tiempo, puesto que en dado segundo Jimin se adentró en un aula y la castaña le siguió. Al pasar Lyra se vio obligada a detenerse junto al chico, pues una monja de cabello gris se posicionó frente a ellos.

—Buenos días—Jimin saludó con una encantadora mirada amable, sus ojos se encogían y sus mejillas se ensanchaban cuando sonreía...y de no ser porque Lyra le tenía miedo habría pensado que era bastante lindo.

—Buenos días, Jimin—saludó la mujer, tenía el típico vestido negro puesto, el cabello plateado estaba pegado a su nuca y no pasaba de ahí, las huesudas manos jugaban entre ellas y de su cuello colgaba un reluciente crucifijo de oro; la mujer luego pasó su mirada a la chica—Oh, tú debes ser Lyra, me informaron que llegarías hoy—extendió su mano para estrecharla con la de ella—Soy la madre YuKim, mucho gusto.

—El gusto es...es mío—se aclaró la garganta mientras tomaba su mano y la estrechaba sin mucha fuerza, al momento de reverenciar un poco con su cabeza.

—Siempre es bueno recibir a otra chica de parte de la familia Ryu—asintió contenta, Lyra no comprendió bien, pero la señora al ver su confundida expresión comenzó a explicar—La familia de Jimin es bastante caritativa, permiten que chicas se queden en su casa para estudiar en esta escuela...así como tú.

—Ah, ya veo—ella le dedicó una pequeña sonrisa, claro que no era la primera novia sacrificada que llevaban ahí.

—Con permiso—Jimin se excusó, queriendo más que nada zafarse de la conversación y poder caminar hacia su asiento.

—Oh, Jimin, siéntate con Lyra, para que puedas explicarle todo lo que estamos viendo—pidió la mujer moviendo la cabeza de arriba a abajo brevemente en señal de aprobación, debido a que las mesas eran compartidas y dos personas podían sentarse en cada una.

Él frunció sus cejas un poco:—¿De verdad me tengo que sentar con ella?

—Si, si tienes que hacerlo, no rezongues—volvió a asentir sin cambiar de opinión.

La mirada del chico se dirigió al rostro de ella, luego alzó las cejas un pequeño momento:—Camina, Lyra—le hizo nuevamente una seña con la cabeza y ella pronto obedeció caminando hacia una mesa al final del aula, pero cuando sintió la mano del contrario en su espalda baja se le escapó el aire de los labios—Yo que pretendía dejarte en paz al menos en clase.

—No tienes que hablarme, no te preocupes—ella respondió, estremeciéndose ante su contacto.

—Voy a procurar ignorarte lo más que pueda, te haré el favor el día de hoy—una pequeña risa de su parte se hizo escuchar y aún con la mano en su espalda la obligó a sentarse en la silla tras la última mesa de la fila, consiguientemente se sentó a su lado.

Y Lyra rezaba para que lo que él decía fuera cierto.

(...)

Cuando llegó la hora del descanso y Jimin salió del aula sin dirigirle la mirada, Lyra pudo respirar tranquila y sentarse más cómodamente en la silla, olvidándose de esa postura retraída que tenía unos momentos atrás. Su cabeza le daba vueltas de miles de maneras, descartando en su lista mental de debilidades vampíricas el uso de objetos religiosos, porque de lo contrario algo le habría sucedido a Jimin al estar alrededor de tantas reliquias de ese tipo.

Lyra cerró sus ojos con fuerza y se revolvió el cabello frustrada ¿Y si intentaba solo salir de la escuela y escapar? No, eso era muy arriesgado y bastante estúpido, solo provocaría que algo malo le sucediera en manos de esos hermanos tan extraños.

Pasados algunos segundos, la chica sintió una presencia frente a ella por lo que se vio obligada a abrir los ojos de golpe y sobresaltarse un poco, casi pegando un brinco aún en la silla. Había una chica frente a ella, a la que pareció causarle gracia el pequeño salto de espanto que surgió en Lyra, cosa que pudo demostrar con esa media sonrisa que se asomó en sus labios.

—No quería asustarte, lo siento—le aclaró con simpatía, su voz era un tanto aguda, casi irritante, pero soportable cuando menos.

Lyra la analizó, era tal vez un poco más bajita que ella, tenía una complexión muy delgada, la piel blanquecina y en apariencia suave cual seda, el cabello marrón debajo de los hombros, las facciones del rostro inmensamente finas y sofisticadas, la cintura extremadamente pequeña y esa carencia total de pecho en la que Lyra no pudo evitar fijarse.

—Ah, no te preocupes...—se las arregló para responder, mientras sonreía únicamente por educación.

—Te ves algo tensa, me pasó también en mi primer día de clases—le correspondió la sonrisa, pero con una expresión mucho más amable.

—Si, estoy un poco nerviosa—Lyra tenía certeza de que la chica no había estado así de tensa en su primer día de clases por las mismas razones que ella, de hecho sentía que no se comparaba con la sensación de terror que tenía dentro de ella.

—Es normal—asintió achicando los ojos, luego guardó silencio un segundo—¿Me puedo sentar?—señaló la silla a su lado, Lyra asintió desconcertada—Soy Kaehee, mucho gusto—se presentó extendiendo una mano en su dirección para que pudieran estrecharla.

La contraria aceptó su mano y la saludó:—Mi nombre es Lyra—esta vez sonrió de manera más genuina.

—Tu cabello es muy bonito, Lyra—halagó soltándola y señalándole lo dicho con la cabeza.

—Oh, muchas gracias...—pensó que no estaría de más socializar con la chica, a lo mejor podría ayudarla—No sabía si teñirlo de color violeta, pero terminé haciéndome las mechas rubias.

—Fue una buena decisión—le guiñó un ojo asintiendo con la cabeza, luego entrelazó sus propios dedos y los dejó en su regazo—¿Eres de aquí?

—No, soy de Ulsan, me mandaron acá para...—pensó en las palabras correctas, encargándose de no exponer nada que pudiera ponerla en peligro; rodó los ojos—Reivindicar mi comportamiento.

—Oh, ¿Eres rebelde? Siempre quise ser amiga de una rebelde sin causa—rio con felicidad, a Lyra le sorprendió que directamente asumió que serían amigas.

Igualmente soltó una pequeña risa:—No, la verdad es que no lo soy—luego suspiró, jamás había extrañado tanto a sus progenitores como en ese momento—Pero mis padres son un tanto estrictos conmigo.

—Ya veo...—Kaehee asintió en señal de comprensión, luego se acomodó para mirarla con más interés—¿Y cómo es vivir con los hermanos Ryu?

La sonrisa de Lyra se borró de golpe, pero intentó disimularlo con una mueca pensativa:—No lo sé, no los he tratado mucho...—murmuró, luego negó con su cabeza—Pero tampoco me agrada mucho la idea de vivir únicamente con hombres.

—Ah ¿Cómo no? Daría lo que fuera por vivir con ellos, son tan guapos—la pelinegra suspiró enamorada, a Lyra casi le da un tic nervioso en el ojo ante sus palabras—Todas dicen que debe ser como el cielo vivir en la casa Ryu.

No sabes lo que estás diciendo, se dijo a sí misma.

—¿Qué...? ¿Qué sabes de ellos?—preguntó Lyra, desconcertando un poco a la otra chica, luego se excusó—Digo, para saber con quién estoy viviendo.

—Oh, son una de las familias más influyentes en el estado...aportan muchísimo dinero a la escuela también—explicó, pensándolo un poco—No tienen mamá y su padre está de viaje siempre, así que la mayor parte del tiempo SeokJin es la cabeza de la familia—se echó el cabello a la espalda con una mano, hablando con un inmenso rostro de euforia al hablar de ellos—Los dos mayores, SeokJin y Yoongi ya se graduaron, Hoseok y Namjoon están en su último año, Jimin como pudiste ver está en nuestro mismo grupo y Taehyung y Jungkook son un año más abajo que nosotros—asintió segura de sus palabras.

—¿Cómo sabes todo eso?—frunció las cejas confundida.

—Todo el mundo lo sabe—le observó como si fuera totalmente obvio—No puedes ser de Daegu y no conocer a la familia Ryu...menos si estudias en la misma escuela que los hermanos.

—Entiendo—suspiró, aparentemente todos los conocían...pero no tenían idea de ciertos detalles sobre ellos.

Kaehee aprovechó para cambiar de tema:—No tienes amigos ¿Verdad?—le dijo directamente, Lyra frunció las cejas y negó con la cabeza—Ah, pues mira, estás de suerte, porque me agradas, podemos ser amigas—le golpeó el hombro sin mucha fuerza.

A Lyra le pareció que Kaehee se acercaba a ella más que nada por interés...pero después de todo no perdía nada siendo su amiga, igual no pretendía estar ahí por mucho más tiempo.

—Cuenta con ello—le sonrió solo un poco, pero su sonrisa fue correspondida rápidamente.

(...)

La clase estaba en silencio–a excepción de pequeñas y no muy ruidosas conversaciones que se llevaban a cabo entre los estudiantes–, mientras que la madre YuKim escribía algunas cosas en la pizarra y todos los demás las pasaban rápidamente a sus cuadernos. Lyra tenía la mirada perdida en el papel en blanco frente a ella, pues su cabeza estaba en otra dimensión; lo que Kaehee le había contado la sacaba un poco de quicio, el hecho de que aparentemente la familia Ryu era bastante querida por esos lares, eso la hacía sentir como que si en algún momento se decidía a hablar, nadie iba a creerle...todo debido a la buena fama que conservaban.

La melodiosa voz de Jimin la sacó de sus pensamientos:—Estás distraída ¿En qué piensas?—preguntó, dejando de lado la pluma con la que estaba escribiendo momentos atrás.

—En nada...—murmuró negando con su cabeza, no atreviéndose a levantar la vista hacia él.

—Pero no estás escribiendo nada—le señaló, mientras alzaba una ceja, luego una sonrisa divertida cruzó sus labios—Tal vez necesitas un pequeño incentivo para concentrarte.

Lyra no había comprendido bien, pero su respiración se aceleró cuando sintió una mano en su rodilla por debajo de la mesa y con una expresión de sorpresa total pudo observar la cara de Jimin esta vez. El peliplata, en cambio, tenía un rostro tranquilo y su garganta emitía dulces ronroneos a medida que dejaba suaves caricias sobre la piel de la chica, luego eventualmente su mano empezó a subir por su muslo, tanteando con sus dedos y apretando a su antojo.

—¿A alguien le gustaría ir a la bodega por más plumones?—la madre YuKim levantó la voz.

—¡A...A mi!—Lyra levantó la mano para luego ponerse de pie, lo único que quería era zafarse de la bochornosa situación en la que estaba; Jimin soltó una risilla traviesa.

—Muy bien—la señora sonrió agradecida mientras que Lyra se acercaba a ella y consiguientemente a la puerta—El almacén está en el primer piso, junto a la enfermería—aclaró ella, provocando que la chica solo asintiera y abandonara el aula.

¿Había algo peor que eso? ¿Peor que tener a un desconocido tocándote por debajo de la mesa cada vez que quisiera? ¿Así sería su día a día apartir de ahora?

Sin embargo, Lyra estaba a punto de darse cuenta de que si había algo peor.

Bajó las escaleras hasta el primer piso sin observar mucho a su alrededor, pues a decir verdad no había tanta gente, todos estaban en clase; lo más probable es que caminara aún más lento de regreso para hacer tiempo, pero ya había llegado a la enfermería y posteriormente al almacén. Empujó con sus manos la puerta y luego la cerró tras de ella, para después caminar hacia la caja que tenía la palabra 'plumones' escrita en ella, aparentemente no iba a ser muy difícil encontrar lo que buscaba.

Metió las manos en la caja, pero una voz interrumpió sus acciones:—Que lugar tan perfecto para encontrarte sola—Lyra pegó un brinco de susto y luego se puso las manos en el pecho.

Dio media vuelta para poder ver a Jungkook dentro del almacén con ella, la puerta seguía cerrada y ni siquiera había notado que esta fuera abierta por él en lo más mínimo:—Ya...ya me iba—asintió ella rápido mientras daba grandes zancadas hacia la puerta, sin embargo las manos del chico se posaron en sus hombros para detenerla.

—¿Adónde crees que vas?—gruñó mientras la obligaba a retroceder, chocando con las cajas que había a sus espaldas—Namjoon me impidió morderte ayer, pero hoy voy a demostrarte que eres completamente mía—le observó directo a los ojos, Lyra estaba extremadamente asustada, sin embargo el rostro de él estaba tan cerca que podía notar los pequeños lunares que había en su rostro—Nuestra—se corrigió casi forzosamente.

Las piernas de Lyra comenzaron a temblar, todavía más cuando las manos de Jungkook se posicionaron en su cintura:—Si...si me haces algo voy a gritar—alcanzó a decir con un hilo de voz, mientras intentaba apartarlo con sus manos.

—Si gritas te asesino—una sonrisa de superioridad se esbozó en sus labios—Así de sencillo, tonta, no serías la primera—suspiró, apartando con una mano la bufanda tinta y así poder llevar su nariz al hueco del cuello de la contraria para ofatearla—Así que será mejor que cierres tu sucia boca—murmuró, el aliento de él contra su piel le hizo sentir un escalofrío interminable.

Optó por guardar silencio, no serviría de nada llamar por ayuda, así que solo se mordió los labios completamente nerviosa por la cercanía del chico. No pasaron muchos segundos para que un dolor punzante se instalara sobre su cuello cuando los dos colmillos se clavaron ahí, tanto que la hizo gemir con aflicción, la lengua de Jungkook pasaba por su piel mientras que sus labios succionaban causándole una sensación horriblemente devastadora a Lyra, una que la hizo querer gritar.

—De...detente...—suplicó con los ojos cristalizados, cerrándolos con fuerza y tratando de apartar al chico con las manos en su pecho.

Este se separó para mirar el rostro de Lyra, ella con terror alcanzó a observar sus pupilas rojas oscurecidas, sus cejas alzadas y un hilillo de sangre bajando por sus labios. El pecho de Jungkook subía y bajaba con adrenalina y sus ojos estaban inyectados de un éxtasis tan intensamente inefable, pero el detalle que hizo la primera lágrima de pavor bajara hacia las mejillas de Lyra fue esa macabra sonrisa psicótica con los dientes y colmillos de un color carmesí intenso.

—E...eres un humano de sangre dulce—murmuró, la chica pudo percatar en lo terrorífica que su voz había sonado, su espanto incluso la distraía del dolor en su cuello—Tu sangre es la más deliciosa que he probado en toda mi vida—gruñó mientras volvía a tomarla por la cintura con una fuerza totalmente brusca, como si quisiera romperle los huesos.

Nuevamente sintió como si dos navajas perforaran la piel de su cuello, mientras ahora lloraba y gemía desesperada, tenía la boca contra el hombro del chico para que ninguno de los gritos que quería exclamar abandonara su garganta.

Sus piernas casi no respondían, se mantenía de pie más que nada por el agarre de Jungkook contra su cuerpo, este luego de un rato se separó para murmurar algo contra sus cortadas, ella lo supo pues el aire le quemó un poco:—Voy a romperte, Lyra—pasó su lengua por las heridas, lamiéndolas y haciendo que ella se estremeciera—Voy a romperte de una manera tan horrible que me vas a terminar pidiendo más—sus labios besaron de una manera bastante suave las rasgaduras de su piel.

Ella ahí se percató que prefería tener la mano de Jimin entre sus piernas que al inmenso dolor que le causaba tener los colmillos de Jungkook perforando su cuello.

KAEHEE

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