Suspiró y se acercó sabiendo que le esperaba una reprimenda.
Scarlett era una cría celosa en su apreciación pero él era un crío más celoso así que no la podía culpar, por supuesto no lo admitiría ni bajo tortura y estaba dispuesto a defenderse.
Las vio reír por algo que Brooke decía y que tenía entretenidas a las dos acompañantes por lo que se sentó a su lado.
Se dió cuenta de inmediato que estaba enojada desde que se tensó al sentirlo a su lado.
—Hola —dijo pero ella no respondió, seguía con atención hacia las chicas—. ¿Podrías dejar de ignorarme? No entiendo que te tiene molesta.
—No me tiene molesta nada —dijo sin alzar la voz.
—¿Entonces no estás molesta? —preguntó de nuevo.
—No —respondió—. Estoy furiosa y no tengo problema en admitirlo, es más justo ahora no quiero saber de ti, ni que te acerques ni que me hables ni nada.
—¡Por las llamas del Tártaro! —dijo elevando la voz—. ¿Qué es lo que te tiene furiosa? No hice nada malo, de hecho son mis amigos.
Ella no respondió y él dió un suspiro resignado.
—No entiendo —dijo pero ella no respondió—. ¿Vas a estar enojada?
—Eres un mentiroso —dijo cuando Maddox bajó y se sentó con su novia burlándose de él.
La tomó del brazo y la alejó para que pudieran hablar.
—¡Suéltame! —dijo ella mientras él se quería arrancar el cabello—. No quiero hablar contigo, quiero ir con mi hermana y que te alejes. Eres un cínico.
—¿Ahora soy un cínico? —dijo ofendido—. No entiendo nada y mi paciencia se está agotando.
—¿Es tu ex no? —dijo y Hurs cerró los ojos—. La misma Megan me lo acaba de decir.
—Sí, pero es eso, mi ex —dijo bajando el tono—. No tiene importancia.
—Dijiste que no hablabas con ellas —aseguró y él suspiró—. Me has hecho una pelea cada vez que mi ex me habla con todo el cinismo del mundo pero tú haces lo mismo.
—No, no es así —dijo él defendiéndose—. Él te busca por otros intereses, Melina y yo no, incluso tiene una nueva pareja.
—¿Pero por qué me mientes? —dijo al borde del llanto—. No puedo con eso. No me gusta. No me importa si tiene una nueva pareja o no, me importa que me engañes. Dijimos ser honestos al menos, si no será así es mejor que lo dejemos en paz.
—No vamos a dejar en paz nada —dijo Hurs—. Yo quiero estar bien contigo y no mentí, solo omití porque soy imbécil y creí que te enojarias pero bueno resultó peor. No puedo dejar de hablar con ella, es mi amiga y su novio también, así que no puedo hacerlo pero no hay nada más. Lo de tu ex va a seguir molestándome y mucho porque él sí quiere volver contigo y no soy estúpido para no verlo.
Scarlett no dijo nada solo se quedó seria mientras él la observaba.
—Perdóname por no decirlo —dijo dejando un beso corto en sus labios—. No sigas enojada por favor.
Scarlett se quedó pensando si le había mentido u omitido algo más.
—No me gusta que me mientan —dijo colocando su cabeza en el pecho de Hurs—. No vuelvas a hacerlo porque para mí no existe nada más repugnante que la mentira y el engaño. Es un acto de cobardes. Una mentira más y se acaba.
Hurs no respondió, solo observó al frente pensando en las veces que el mismo se había autoproclamado cobarde. Hizo a un lado sus pensamientos y la tomó de la barbilla para atraer sus labios a los suyos.
—Nunca más —dijo y ella sonrió antes de asentir.
Caminó de vuelta a donde todos esperaban pensando en que al menos ya sabía lo que la molestaba y podía conocerla un poco más.
Se sentó a su lado en una de las mesas durante varios minutos observando a sus amigos en un ir y venir de risas y diversión, aunque sabía que aún seguía molesta con él solo que al menos ya no tanto.
El festejo continuó hasta bastante entrada la noche y una vez el último invitado se fue y el personal abandonó el lugar, solo permanecieron las Kannavage, Maddox, Melina, Max y él solo que a nadie le pasó desapercibido que Max miraba por la ventana desde hacía rato.
Maddox decidió que debería tomar la palabra y hacer partícipes a todos de su emoción aunque en opinión de Hurs no lo admitiría.
—Quiero compartir con ustedes algo —dijo y Max salió de su ensoñación para incorporarse a ellos.
Se paró a lado de Melina que lo miró y acercó su mano a su mandíbula para acariciarlo.
Max le sonrió con cinismo y la tomó de la cintura.
Gesto que no le pasó desapercibido a Brooke que pensó en que tal vez después de todo Megan no estuviera tan equivocada y realmente Melina fuera amante de al menos uno más de los socios.
Siguió los movimientos de la mano de Max sobre la cintura de Melina y se dió cuenta de que la acariciaba con su pulgar y que ella a ratos le sonreía de forma rara.
—¿Está todo bien Max? —dijo Brooke—. Te ves raro.
—Supongo que sí —dijo con una sonrisa—. No lo sé en realidad, ¿no les parece que la noche está rara?
—No —dijo Hurs—. El raro eres tú, vaya a saber cuántas veces te le caiste tu mamá de bebé.
Melina abrazó a Max por la cintura y le dió un beso en la mejilla acariciando su rostro mientras esté reía de lo que Hurs decía sabiendo que quería animarlo.
—Mi monstruo hermoso tiene que volver —dijo y Max sonrió.
Sujetó su cintura y dejó un beso en su frente.
Maddox y Hurs observaron sabiendo que algo no andaba bien con él pero no era ni el momento ni el lugar para hablar del asunto.
—No importa —dijo espabilándose—. Cuéntanos ya el chisme.
—No es un chisme —dijo Maddox.
—Me disculpo entonces, estoy tan acostumbrado a tus chismes que ya no distingo —dijo y Brooke no pudo evitar reír pero se calló al instante para no enfadar a su novio.
—En realidad queremos compartir esto con ustedes porque son la familia de Maddox —dijo Brooke—. Bueno, hace falta Parker.
—Si Melina está aquí no pasa nada —dijo Hurs—. Esta mujer es un periódico, te aseguro que sabe hasta lo que no ha pasado aún. Viene del futuro.
—Calla pene corto —dijo Melina sacando carcajadas—. Prosigue e ignora a estos hombres.
Brooke miró a su hermana a quien evidentemente no le hacían gracia las bromas entre ellos, al menos no lo suficiente.
—Sé que ustedes son importantes para él y seguramente son con quiénes a Maddox le gustaría dar la noticia antes que a nadie —continuó tomando la mano de Maddox—. Vamos a casarnos.
Sus amigos sonrieron pero fue Hurs el más ruidoso y el que parecía estar más entusiasmado que los prometidos. Disfrutaba molestar a sus amigos.
—¡Ya cálmate! —dijo Max.
—Lo siento, soy un manojo de emociones —dijo causando una explosión de risas—. Creo que el pollo hormonado soy yo.
Se acercaron a felicitar a la pareja uno a uno, incluso Max que disfrutó incordiar a su amigo abrazando más tiempo del necesario a Brooke.
Todos disfrutaron cuando Hurs destapó una botella para brindar, incluso Scarlett que estaba tan feliz por su hermana que tenía los ojos acuosos.
Hurs le dió una copa que dejó en sus manos antes de darle un beso en la mejilla.
Scarlett olvidó por un momento su enojo y le pidió que le hiciera un relato de las expresiones de su hermana y por supuesto de su novio.
Hurs así lo hizo, detallo absolutamente todo lo que vio en las expresiones de ambos, incluso hizo hincapié en la cara de idiota de Maddox mirando a Brooke.
Se pusieron de pie para felicitarlos a ambos y ella después de felicitar a Maddox se sentó y este hizo lo mismo.
Hurs los vio hablar por lo que se entretuvo felicitando a la novia y dando vueltas por ahí, incluso vio a Parker sin la chaqueta y con el cabello suelto desde el otro lado del cristal observar atento.
Las fotos se hicieron y el festejo continuó entre bromas de todos ellos hacia los novios, en especial hacia Maddox, sin embargo, Max seguía callado y poco participativo mientras él veía a Scarlett reír y divertirse.
Hurs la vio incluso más bonita que nunca, son sus hoyuelos y su picardía atendiendo y hablando de forma concentrada con su amigo.
Se dio cuenta de que entre ella y Polette había una diferencia enorme. Un abismo entre las dos.
Polette fue falsa siempre, incluso para sonreír, Scarlett era auténtica aún más cuando sonreía.
La vio tomar la mano de Maddox con los ojos llorosos y supuso que lo hacía para dejar claro que adoraba a su hermana y no deseaba verla sufrir.
Ella haría cualquier cosa por su melliza tanto como Brooke daría la vida por Scarlett.
Le causaba un poco de envidia que fuera así dado que él había creído en un hermano que no había hecho otra cosa que engañarlo y cegarlo.
Se preguntó por qué no lo noto antes, por qué no se dió cuenta de que su hermano no lo quería, de que su novia lo engañaba.
Recordó el día en que decidió dejar su vida en una propuesta.
«—¿Crees que soy muy joven? —preguntó—. Tal vez debería esperar un poco más.
—¡Tonterías! —dijo su hermano—. Si es la mujer que quieres entonces ve por ella. Yo he platicado con ella y te quiere mucho, le he preguntado si le gustaría ser tu esposa y ha dicho que sí mil veces.
—¿En serio te ha dicho eso?
—Sí —dijo divertido—. Creo que deberías comprarle un anillo.
—Pero mi dinero es poco —respondió—. Ya sabes, papá está molesto porque no quise estudiar lo que él quiere.
—No hagas caso —dijo su hermano—. ¿Te quieres casar o no? Si quieres hacerlo tú no la sé merece el anillo más caro del mundo.
—¿De dónde voy a sacar dinero? —inquirió.
—Tienes lo que has ahorrado para tu auto —dijo tentativamente.
—Pero llevo años ahorrándolo, Geoffrey —dijo mirando al frente—. Llevo años queriendo un auto.
—¿El auto vale más que tu novia? —inquirió—. Después podrán hacer un patrimonio juntos, no seas tacaño y compra un anillo para ella.»
Hurs lo había pensado y por supuesto terminó por hacerlo, gasto cada moneda que tenía en una cena, el servicio, las flores y el anillo más caro para el que le alcanzó para aquella noche.
Se compró un traje caro, pagó la música y esperó paciente la llegada de Polette a la cena.
«—¿Qué es todo esto? —preguntó cuando vio la mesa—. ¿Qué celebramos?»
Hurs no le había dicho nada, incluso se había pasado la noche tan nervioso que no había cenado y practicó mentalmente su propuesta.
«—Polette —dijo con un nudo en la garganta y acercándose a ella—. Sabes que te amo y bueno he estado pensado. —Hizo un silencio—. ¿Te quieres casar conmigo?»
Hurs cerró los ojos recordando la manera en que ella se echó a reír al instante en que escuchó la pregunta.
Se rió tanto que Hurs se sintió avergonzado al instante.
«—¿Es una broma? Tiene que serlo —dijo entre carcajadas—. Por Dios Hurs eres tan payaso. Obvio no quiero casarme contigo, ¿de dónde has sacado eso?
—Creí que me querías —dijo abochornado.
—Sí, pero es ridículo. —Continuó riendo—. En fin, olvidemos esto y sigamos, no pasa nada.»
Por supuesto sí había pasado y mucho...