Apenas se puso de pie Scarlett pidió que la bajara y pataleó tanto que terminó por lograrlo pero no lo soltó.
Lo besó entregándose por completo a la pasión que Hurs despertaba en ella y que nunca antes había sentido por nadie. Le quitó la camisa con desesperación mientras ambos emprendían el camino hacia la habitación sin dejar de besarse.
Ella caminaba hacia atrás mientras él la sostenía y le quitaba el cinturón lanzándolo por ahí.
Él hizo lo mismo arrancando su ropa a tirones y dejando la ropa esparcida por toda la sala hasta la habitación donde una vez entraron arrancó sin más la única prenda que lo separaba de ella.
Él solo tenía puesto el pantalón y la ropa interior.
Los zapatos se los había sacado en el camino al igual que los calcetines.
Se quitó lo que quedaba de la ropa mientras ella reía y se acomodaba en la cama esperando por él.
La escuchó dar un grito cuando los truenos y la lluvia se desató de la nada como siempre en un clima como el de ellos.
Hurs completamente desnudo se colocó caminó hacia la mesilla de noche de dónde tomó un preservativo y se lo colocó sin más.
—Creo que hoy voy a saltarme las conquistas y palabrería —dijo jalándola hasta la mitad de la cama—. Me has tenido varios días siéndote infiel con mi mano.
Scarlett comenzó a reír al escucharlo y lo abrazo dejando besos por su rostro, besos que sirvieron para dejar a la bestia en calma y hacer de Hurs el chico romántico.
Calmó un poco sus ansias y dejó que ella le acariciara con pericia y con tranquilidad.
Siempre había sido como un caballo desbocado, intranquilo y brioso pero de alguna manera ella sabía siempre ponerlo en calma o alterarlo aún más.
Lo invitó a que se recostara sobre la cama mientras ella se colocaba sobre él a horcajadas ayudada por Hurs.
Scarlett le sonrió y lo beso suavemente mientras Hurs se mentalizaba para esperar a que ella decidiera empezar aunque él ya estaba más que listo.
La pasión entre ambos era innegable también inocultable a ojos de todos.
Hurs estaba seguro de que tenía a la mujer más bella del mundo, no importaba si alguien más creía lo contrario, para él la chica frente a sus ojos era una belleza irrepetible y etérea.
Observó su cuerpo desnudo y lo recorrió con la mirada y más aún cuando ella se conducía y movía con seguridad, como si supiera que la hambrienta mirada de Hurs fuera suficiente para hacerla sentir especial y hermosa.
Lo besó nuevamente mientras la entrepierna de Hurs amenazaba con seguir sus instintos y no soportar más tomándola ahí mismo y sin preámbulos.
Sintió los pechos de Scarlett rozarse con el suyo mientras jugueteaba con sus pectorales al mismo tiempo y besaba su cuello alterándolo aún más.
Se movió sobre él con destreza de atrás hacia adelante, frotando su sexo con su bajo vientre mientras los besos subían de intensidad.
Ella fue dejando besos en su cuello y marcas tras pequeños mordiscos que a Hurs en ese momento ni le importaban ni le molestaban.
Poco a poco los besos se trasladaron al pecho de Hurs mientras poco a poco bajaba.
Tenía las rodillas a cada lado de su cuerpo y se arrastraba por la anatomía de su amante.
Los besos en el pecho lo hicieron jadear cuando dejó algunos mordiscos y jugueteó con sus pezones.
Frotó con sus dedos las tetillas de Hurs y jugó con sus dientes en el mismo sitio tirando a veces de los vellos de su pecho.
El pene de Hurs pulsaba erecto y deseoso de estar dentro de ella pero no estaba dispuesto a perderse la dulce tortura a la que lo estaba sometiendo.
Mientras ella bajaba por su abdomen bajó su mano derecha un poco más hasta encontrar su miembro.
Lo palpó con suavidad y lo tocó arriba y abajo mientras reía al escucharlo maldecir.
Quitó el preservativo que tenía puesto y lo masturbó despacio.
La respiración de su amante se volvió errática y sus labios se entreabrieron disfrutando de las manos de Scarlett.
Ella sentía el cuerpo ardiente de deseo pero quería verlo disfrutar, había sido generoso con ella siempre haciéndola disfrutar a ella en las veces anteriores y ahora quería devolver el compromiso, para ello había preguntado discretamente y estaba lista para poner en práctica sus averiguaciones.
Desconocía si lo estaba haciendo bien pero a juzgar por la respiración de Hurs pensaba que sí.
Sentía su miembro chocar contra su estómago por lo que apretó un poco más su mano sobre la erección haciendo que Hurs lanzará un gemido de expreso placer.
Pensó en lo que había escuchado, nunca lo había hecho pero a juzgar por sus gemidos se dijo a su misma que siempre había una primera vez y no podría saber si le gustaba o no si no lo probaba.
Guió su boca hasta el miembro de Hurs y lo introdujo de forma tentativa mientras lo sintió arquear la cadera hacia arriba, como si buscara un contacto más profundo.
Poco a poco llevó el pene dentro de su boca, chupándolo y ejerciendo un poco de presión sobre él; lo lamió, lo frotó ligeramente, volviendo loco a Hurs que pronto tuvo las manos sobre la cabeza de ella invitándola a hacerlo más profundo.
Scarlett sentía el pene de Hurs pulsar dentro de su boca pero ella incluso estaba disfrutando de la sensación por lo que con su mano tomó uno de los testículos y lo recorrió con su uña sensibilizándolo antes de que su lengua hiciera el trabajo.
Prestó la misma atención a ambos y disfruto de llevarse a la boca todo de él.
Hurs temblaba de deseo contenido y más cuando el ella cerraba los labios alrededor de su miembro. La sensación le resultaba increíble y no es que antes no lo hubiera hecho pero estaba seguro de que nunca antes se había sentido así.
Ella sabía que lo estaba enloqueciendo por lo que aceleró el ritmo y poco a poco su boca intensificó la manera de llevárselo dentro.
Subía y bajaba su cabeza sobre él con frenesí mientras se ayudaba con una de sus manos masturbándolo.
Las manos de Hurs apretaron el cabello de Scarlett y sin poder contenerse empezó a mover las caderas hacia arriba para ir al encuentro de su boca.
La sostuvo del cabello y pronto era él quien tenía el control de las embestidas dado que ella solo estaba quieta y espera de las acometidas de Hurs.
Ella se dejaba hacer a pesar de que usaba su lengua en cada embestida para acrecentar el placer elicitando más gemidos de auténtico placer en Hurs.
El pene de Hurs no podía más por lo que se detuvo de inmediato y la tomó en un solo tirón para colocarla sobre la cama.
Ambos apenas podían soportar el placer por lo que solo se atrevió a besarla y poseer su boca con verdadera desesperación, en una batalla donde sus lenguas buscaban salir victoriosas y las manos de ambos buscaban tocar cada centímetro del otro.
Hurs besó y tocó los erectos pezones de Scarlett mientras la escuchaba gemir de verdad. Escucho un pequeño siseo de ella mientras sus manos apretaban su cara a sus pechos buscando que la tomara sin reservas.
—Eres el mejor y me fascinas. —Escuchó que ella dijo pero en ese momento él no podía pensar, al menos no con claridad.
El deseo en la mirada de Hurs era inocultable y no pudo evitar susurrar palabras para ella.
—En ningún otro mundo hay una gema igual a ti —musitó apoderándose de su pezón y disfrutando de los gemidos de la chica.
La besó en los labios de nuevo mientras sus dedos se colaban en la cantidad de la chica y disfrutaba de la necesidad de ver su rostro contraerse al recibir su toque.
Ella sentía que la respiración le fallaba de sentir que estaba dentro de ella de cualquier forma.
—Te necesito ya dentro de mí —susurró en un ruego que desarmó a Hurs.
Se puso de pie de un salto y abrió el cajón de la mesilla de noche buscando desesperadamente un preservativo pero no encontró.
Fue con rapidez hacia su pantalón buscando pero fracasó.
—No ahora —dijo de forma lastimera mientras ella se incorporaba.
—¿Pasa algo? —preguntó sentada en la cama.
—Nada —dijo moviéndose por la habitación buscando uno.
«Solo uno» se dijo mentalmente.
Rebuscó pero no encontró y suspiró rendido antes de volver a su lado y dejarse caer a un costado.
—El preservativo que tenía puesto era el único —dijo con tono lastimero.
La vio hacer un gesto de derrota antes de verla.
—Lo lamento —dijo él.
Comenzó a besarla tratando de calmarla y buscando que al menos ella disfrutara.
La penetró con los dedos sintiendo la humedad de su sexo.
Lanzó una maldición antes de meterse entre sus piernas y observarla.
—No puedo esperar —dijo mientras la hacía consciente de su erección en la entrada de su sexo—. Por favor.
—Puedo quedar embarazada —dijo ella un tanto dudosa.
Hurs colocó su frente sobre la de ella con un gemido lastimero.
—Te daré una pastilla —musitó temiendo ofenderla—. Si eso no funcionará y aún así quedaras embarazada tienes mi promesa de que voy a protegerlos y a cuidarlos.
Scarlett escuchó lo que dijo y lo pensó. No temía ser madre, temía no poder cuidar de ellos, temía ser ella misma dependiente de alguien y ni siquiera conocer el rostro de su hijo; sin embargo, confiaba en que Hurs la cuidaría y que nada ocurriría.
Asintió mientras él la besaba y poco a poco se introducía en ella. De forma lenta, como la primera vez y cuando estuvo completamente dentro de ella se detuvo solo unos instantes para después moverse cual danza sobre su cuerpo.
Hurs tomaba a Scarlett de una manera diferente esta vez, estableciendo entre ellos una comunión y una unión imposible de ocultar.
Se acomodó mejor mientras ella enroscaba sus piernas a su alrededor y él aceleraba los movimientos una y otra vez apretando sus caderas con fuerza.
Por primera vez no tuvo miedo de estar con una mujer y embarazarla, desde que era un desterrado siempre era precavido pero si ella tuviera un hijo suyo estaba convencido de que estaría encantado de quedarse con ambos.
La escuchó gritar en medio de las olas del orgasmo mientras él aceleraba a punto de terminar.
—Creo que me estoy enamorando de ti —confesó mientras se liberaba dentro de Scarlett y la apretaba fuerte sin ser consciente de lo que había dicho y más aún sin darse cuenta de lo que eso significaba para ella.
Se dejó caer a su lado y la abrazó antes de llenar su rostro de besos pero ella seguía en silencio, tratando de que su corazón se calmara y no por el esfuerzo sino por la emoción de lo que había escuchado, más aún por lo que eso significaba y por lo que la obligaba a cuestionarse lo que ella sentía.
Llevaban muy poco tiempo juntos en algo que no tenía ni pies ni cabeza pero estaba segura de que no solo era un gusto pasajero.
Para Scarlett lo que se había instalado entre ambos era más que cama y sexo, había algo en él que desataba no sólo su deseo sino su acartonado corazón.
—¿Estás bien? —dijo Hurs.
—Sí —dijo ella con una sonrisa.
Lo sintió ponerse de pie y segundos después hablar por teléfono a donde estuviera haciéndolo pidiendo que le llevaran a domicilio la pastilla de emergencia.
Volvió a acostarse a su lado y la abrazó…