Liberación | EN FÍSICO |

By kiwii1004

3M 285K 68.1K

Después de haber conseguido dejar el café atrás, Kelsey Davenport tendrá que lidiar con los nuevos problemas... More

Advertencias + Sinopsis
👑🌹 Capítulo 1
👑🌹 Capítulo 2
👑🌹 Capítulo 3
👑🌹 Capítulo 4
👑🌹 Capítulo 5
👑🌹 Capítulo 6
👑🌹 Capítulo 7
👑🌹 Capítulo 8
👑🌹 Capítulo 9
👑🌹 Capítulo 10
👑🌹 Capítulo 11
👑🌹 Capítulo 12
👑🌹 Capítulo 13
👑🌹 Capítulo 14
👑🌹 Capítulo 15
👑🌹 Capítulo 16
👑🌹 Capítulo 17
👑🌹 Capítulo 18
👑🌹 Capítulo 19
👑🌹 Capítulo 20
👑🌹 Capítulo 21
👑🌹 Capítulo 22
👑🌹 Capítulo 23
👑🌹 Capítulo 24
👑🌹 Capítulo 25
👑🌹 Capítulo 26
👑🌹 Capítulo 27
👑🌹 Capítulo 28
👑🌹 Capítulo 29
👑🌹 Capítulo 30
👑🌹 Capítulo 31
👑🌹 Capítulo 32
👑🌹 Capítulo 33
👑🌹 Capítulo 34
👑🌹 Capítulo 35
👑🌹 Capítulo 36
👑🌹 Capítulo 37
👑🌹 Capítulo 38
👑🌹 Capítulo 39
👑🌹 Capítulo 40
👑🌹 Capítulo 41
👑🌹 Capítulo 42
👑🌹 Capítulo 43
👑🌹 Capítulo 44
👑🌹 Capítulo 45
👑🌹 Capítulo 46
👑🌹 Capítulo 47
👑🌹 Capítulo 48
👑🌹 Capítulo 49
👑🌹 Capítulo 50
👑🌹 Capítulo 51
👑🌹 Capítulo 53
👑🌹 Capítulo 54
👑🌹 Capítulo 55
👑🌹 Capítulo 56
👑🌹 Capítulo 57
👑🌹 Capítulo 58
👑🌹 Capítulo 59
👑🌹 Capítulo 60
👑🌹 Epílogo

👑🌹 Capítulo 52

21.3K 1.9K 621
By kiwii1004

Ann.

Unas horas antes.

—No podemos entrar por la principal, debemos acceder por la parte de atrás para evitar ser vistos —comenta Axel mientras señala el recorrido en el plano que hay sobre la mesa para que todos y cada uno de los presentes lo veamos.

Nos hemos reunido alrededor de veinte personas en nuestro pequeño local, el que encontraron Kelsey y Andriu, para poder tener a punto el último golpe del plan. Durante toda esta semana hemos estado reuniendo las armas necesarias, a las mismas personas que nos ayudaron a quemar el polideportivo y buscando a más herederos que quisieran ponerse de nuestro lado. No ha sido muy difícil, todas las personas que estamos en este lio por herencia, queremos salir.

Ahora mismo, el parque de atracciones abandonado es nuestro objetivo. Allí es donde está la sede de los Árticos, donde se mueven los jefes organizando la mayoría de cosas delictivas que nos obligan a hacer a la mayoría, donde interrogan a la gente a base de torturas para sacarles esa información que les es beneficiosa para el negocio y para ellos, donde el infierno se alza ante nuestros ojos, que se hacen los ciegos por el miedo a perder algo que nos sea valioso en nuestras vidas. El corazón latente de la mafia en la que estamos metidos se encuentra allí, por lo que tenemos que atacar justo en ese lugar si queremos acabar con todo de una vez por todas.

—Por desgracia, Axel, todas las entradas están vigiladas —interviene Jayden—. Lo mejor sería dividirnos en pequeños pelotones y atacar por todos los francos.

—Si hacemos eso, muchos moriremos —dice uno de nuestros nuevos compañeros.

—Esto es una guerra —expone una chica con la mitad de la cabeza rapada—, nadie dijo que fuese fácil. Está claro que no todos saldremos con vida de ahí.

—El problema es que somos muy pocos para atacar de esa forma —declara Axel—. Ni siquiera sabemos cuántos son ellos, pero seguro que nos superan en número. Moriremos antes de acabar lo que hemos venido a hacer.

El lugar se queda en silencio. Únicamente se escuchan quejas y maldiciones por lo bajo acompañados de suspiros de frustración extrema. Llevamos horas discutiendo lo que haremos mañana y aún no hay nada en claro. "Six Flags" es una fortaleza que resulta casi imposible penetrar sin ser captado por alguno de los guardias que custodian el lugar.

Cruzo los brazos sobre mi pecho y me permito unos segundos para apartarme del grupo. Respiro hondo e intento pensar en algo que nos pueda ser de ayuda. Me siento una completa inútil, ya que no sé usar armas, tengo una muy mala puntería, me considero una persona bastante débil, tanto física como mentalmente, y todavía no he sido capaz de dar una buena idea. Todo esto me supera, siempre me he mantenido al margen porque el miedo me corroe las entrañas. Era Andriu quien me mantenía a salvo, quien me defendía de las injusticias del grupo y de esas misiones que ponían en grave peligro mi vida y salud mental. Ella era el pilar más importante de mi vida y ahora no está. Siento que me desmorono por momentos.

Echo un vistazo a mi alrededor y miro las letras que pintamos mi hermana y yo en la pared: Los leales. Recuerdo que nosotras dos preparamos el local para que pudiésemos utilizarlo como base de operaciones. Me cuesta estar aquí y no pensar en ella después de todo; aquí es donde todo inició, donde la revolución cogió un significado y un objetivo común, y también donde todo acabó para ella, donde su vida se nos escurría de los dedos sin poder hacer absolutamente nada. Donde la traición y la muerte era lo único que podía respirarse en el ambiente.

La puerta del local se abre, dando paso a uno de nuestros aliados, quien había salido a fumar mientras el resto tomábamos una decisión. Con esa pequeña acción, mis ojos dan con la alcantarilla que hay justo a la entrada, provocando que una idea me cruce por la mente como si fuera un rayo. La puerta se cierra y el chaval se acerca al grupo para preguntar lo que se ha decidido. Abro los ojos un poco más de lo normal y la respiración se me corta por unos instantes.

—Las alcantarillas... —susurro, pero al parecer, los presentes han sido capaz de escucharme.

—¿Qué has dicho, Ann? —me pregunta Axel.

Me doy media vuelta con lentitud y me encuentro con que todos tienen sus ojos puestos en mí, callados a la espera de que repita mis palabras.

—Las alcantarillas —repito alto y claro—. Podemos acceder al parque por medio del sistema de alcantarillado.

—Es una buena idea, pero necesitaríamos un plano de los túneles y herramientas para destapar las alcantarillas —objeta otro chico.

—Todo eso lo puedo conseguir esta noche —declara el dilatas—. Lo podré encontrar en el local de los Árticos, de allí conseguí este plano. —Señala el gigantesco papel extendido en la mesa.

El silencio se vuelve a hacer presente en el lugar, pero este no dura mucho porque Axel opta por romperlo preguntando lo siguiente:

—¿Estamos todos de acuerdo con eso?

Nuestros aliados asienten con la cabeza sumándose al plan o articulando un firme "sí".

—Pues bien, mañana acordaros de estar aquí a eso de las doce de la noche. —Jayden finaliza la reunión con solo esas palabras.

Todas las personas que nos han acompañado hoy, se despiden entre ellas y se disponen a marcharse a sus respectivos hogares o cualquier otro sitio donde se requiera su presencia. Durante el desalojamiento, Axel se aproxima a mí con una sonrisa tan amable que logra tranquilizar los nervios que llevan dando por saco en mi interior desde que asimilé que, posiblemente, pierda a varios de mis amigos en esta batalla. Puede que, incluso, muera hasta yo. Porque a pesar de que no sé pelear, quiero estar allí luchando con ellos para recuperar lo que se nos arrebató hace bastante tiempo: nuestra ansiada libertad. Aunque sé que no permitirán que les acompañe.

El novio de Kelsey, en el instante en el que se posiciona a mi lado, pasa uno de sus brazos por mis hombros y me aprieta contra él para darme ese apoyo que necesito. Su mano sube y baja por mi brazo para acariciarlo con suavidad.

—Muy bien, Ann —me susurra en forma de felicitación por la idea que he sacado a la luz.

Él se aparta de mí y se dirige con pasos normales hacia la entrada de nuestro local. Cuando comprueba que ya no queda nadie aquí dentro a excepción de Jayden y yo, cierra la puerta y vuelve a caminar hacia aquí. Jayden está cerca de la mesa tecleando con insistencia en su teléfono móvil. Supongo que seguirá intentando contactar con el chico que le ayudó a crear una nueva identidad para Kels. No hemos sido capaces de hablar con él por ninguno de los medios posibles. Ese muchacho debería de haber estado hoy aquí, pero no ha aparecido.

—¿Vas a ir ahora a por lo que nos falta? —inquiere Axel acercándose a su amigo, quien asiente con la cabeza—. Voy contigo.

—No. —Niega Jayden—. Necesito que hagas otra cosa.

Axel frunce el ceño a la espera de que el dilatas continúe hablando y le diga qué es eso que tiene que hace ahora.

—El jefe de Kelsey. Dijo que nos ayudaría en todo lo posible siempre y cuando no sea ilegal —prosigue—. Ve a hablar con él y explícale lo que está pasando, le gustará saber que tu novia sigue con vida. Luego pídele que nos dé un chaleco antibalas para cada uno.

—No creo que nos pueda dar veinticuatro chalecos de esos —objeta.

—Por intentar no perdemos nada. —Se encoge de hombros—. Y la seguridad es lo primero. Al menos tendremos un poco de protección si accede a proporcionarnos lo que queremos.

—Haré lo que pueda. —Asiente Axel.

—Aquí nos despedimos, chicos. Nos vemos mañana —dice Jayden mirándonos con una expresión que se me antoja triste.

Dicho esto, ambos chicos caminan hacia la salida, pero en el momento en el que yo empiezo a andar tras ellos, les freno. Más específicamente, a Jayden. Cuando él se da media vuelta para poder tenerme dentro de su campo de visión, me hace un gesto con el mentón para que hable. Así que respiro hondo y, temiendo que me diga que no, se lo digo.

—Si Axel no va contigo, me gustaría ser yo la que te acompañe —declaro—. Quiero hacer algo que no requiera quedarse sentada y de brazos cruzados.

El dilatas le echa una rápida mirada a su amigo, como si necesitase de su opinión para darme una respuesta. Axel no dice absolutamente nada, tampoco hace ningún gesto que nos indique lo que piensa. Jayden vuelve a poner sus ojos azules en mí al mismo tiempo que se coloca en condiciones la chaqueta verde que lleva encima. Acto seguido, mueve la cabeza en respuesta afirmativa, dejándome ir con él. Sé de sobra que no quieren ponerme en peligro, dado que no sabría qué hacer para defenderme, pero también saben que, después de la muerte de Andriu, necesito ser partícipe de esta lucha.

🐈

Jayden saca las llaves del local de los Árticos del interior de uno de los bolsillos delanteros de sus pantalones vaqueros haciéndolas sonar entre sus dedos. Una vez que las saca, mete la correspondiente en la cerradura y abre la primera puerta. Él se echa a un lado para dejarme pasar, cosa que hago sin perder el tiempo. En cuanto él hace lo mismo, cierra la puerta a su espalda y ambos nos encaminamos a la segunda y última, la cual se encuentra al final del oscuro pasillo.

Lo único que se puede escuchar por los alrededores son nuestras respiraciones agitadas, posiblemente por la inquietud de que haya alguien indeseado dentro. Mi acompañante mete otra llave en la cerradura y la abre. El interior está oscuro, no hay nada que pueda llegar a iluminarnos un poco el camino. Subimos el pequeño escalón y escucho como la puerta vuelve a cerrarse. Miro a todas partes a la espera de que Jayden encuentre el interruptor de la luz. Él parece dar con lo que buscamos, ya que a los pocos segundos ya podemos ver con claridad todo lo que tenemos ante nuestras narices.

El corazón me da un vuelco en cuento veo como hay un cuerpo cubierto de sangre y, posiblemente, muerto en el suelo, a pocos pasos de nosotros. Me giro hacia mi amigo y llamo su atención con un par de golpes en su brazo. Este me hace caso y sigue la trayectoria de mi mirada, topándose con lo mismo que yo. El dilatas camina hacia el chico y se acuclilla cerca de su cara.

—Es Boby, mi amigo. El que me ayudó con la identidad de Kelsey —comenta con la voz entrecortada mientras lleva los dedos a su cuello para tomarle el pulso—. Está muerto —observa con detenimiento su cadáver—, tiene cuatro tiros en el estómago.

—¿Quién le ha hecho esto? ¿Y qué hace aquí? —cuestiono sin moverme del sitio.

—No sé qué hace aquí, pero creo que es obvio quien es el culpable de su muerte —responde poniéndose en pie—. Cojamos lo que necesitamos y vayámonos, rápido. Aquí ya no estamos seguros.

Jayden se incorpora y camina hacia a mí con prisa, sin embargo, una voz al fondo del local nos saca de la poca tranquilidad que nos queda en nuestro interior.

—Te estábamos esperando, Jayden —pronuncia Bastian, su tío.

El nombrado se da la vuelta y, tras agarrarme de una de mis muñecas, me esconde detrás de él. Trago saliva al ver cómo Bastian sale de dentro de una de las habitaciones que hay en el lugar junto con Elias y... y Fred. Los tres se acercan hasta posicionarse tras el cuerpo sin vida de Boby. La mirada de al que antes consideraba una persona especial en mi vida se mantiene fija en el suelo ensangrentado, sin atreverse a mirarnos a la cara.

—¿Habéis sido vosotros? —pregunta mi amigo refiriéndose al asesinato de su colega.

—Así es —contesta Elias—. Le hemos estado sacando información y, he de decir, que hemos conseguido lo que queríamos saber.

—¿Quién lo diría? Mi propio sobrino traicionándome —agrega Bastian—. Has estado ayudando al enemigo y has estado protegiendo a la poli que queremos ver muerta. Admito que me has sorprendido, Jay. Te creía un cobarde, pero veo que te gusta desafiarme.

Me deshago del agarre del dilatas y entrelazo mis dedos con los suyos, apretándole la mano con fuerza, cosa que él también hace.

—¿Algo que decir en tu defensa? —continúa hablando.

Jayden no dice absolutamente nada, solo respira hondo y espera a que pase el mal trago. Bastian se ríe y desenfunda el arma que lleva en la cinturilla de sus pantalones para, después, apuntarle a su sobrino a la cabeza. Me echo hacia atrás como acto reflejo, a diferencia que el dilatas, quien no se mueve ni un centímetro.

El jefe se acerca a nosotros con pasos lentos, manteniendo con firmeza la pistola hacia su objetivo, hasta que la boca del arma de fuego está a tan solo unos centímetros de la frente de mi amigo. Bastian le quita el seguro y vacila unos segundos en el gatillo a la vez que nos muestra una sonrisa de medio lado.

—No puedes dispararle —hablo con la voz temblorosa—. Es tu sobrino, pertenece a tu familia. Compartís la misma sangre.

Sus ojos se fijan en los míos, haciéndome empequeñecer en el sitio. Este ensancha su sonrisa y, luego, procede a abajar el arma. Un suspiro de alivio sale de mis adentros al ver que he logrado que recapacite. Jayden acaricia el dorso de mi mano con su dedo pulgar y me mira durante un corto periodo de tiempo por encima del hombro para comprobar que me encuentro bien.

—Tienes razón —admite su tío alejándose un poco de nosotros—. Fred, termina con él.

Bastian se gira y camina hacia el moreno. El jefe le entrega el arma y Fred le observa con una expresión neutra en su rostro. Él, sin intercambiar palabra alguna, camina hacia donde nos encontramos y, cuando está a una distancia muy corta del dilatas, apoya la boca de la pistola contra su frente. Su dedo índice se mantiene sobre el gatillo, sin ejercer la fuerza que podrá acabar con la vida de mi amigo en el acto.

—Adelante —le anima Jayden, tragando saliva—, aprieta el gatillo. Ya no me queda nada.

—Fred, no. Es tu amigo —le suplico notando las lágrimas amontonarse bajo mis ojos—. No puedes hacer esto... tú no eras así. No eres así —me corrijo.

Mi ex sujeta su labio inferior entre sus dientes con fuerza, sin apartar el arma letal de la cabeza del que era su amigo. Siento como su pecho sube y baja de forma irregular, le está costando mantener una respiración moderada. Está nervioso. Tiene miedo. Incluso me atrevería a decir que no quiere hacerlo, pero es demasiado suponer después de todo lo que nos ha hecho pasar a todos.

Al ver que Fred no realiza la orden que le han dado segundos atrás, Bastian le arrebata otra pistola a Elias y anda con rapidez y firmeza hacia él. Levanta el arma de fuego y la pone en la parte trasera de la cabeza de su aliado. El jefe le da un empujón con ella.

—Dispara o te disparo —amenaza el tío de Jayden.

Fred se estremece levemente, siendo casi imperceptible para los que le estamos mirando. Pero yo he sido capaz de notarlo. La pistola tiembla en su mano y el dedo se afloja en el gatillo, lo que me da esperanzas de que se niegue a matar a nuestro amigo.

El dilatas suelta mi mano y me empuja hacia atrás para que no esté cerca de él. Intento volver a acercarme, pues no quiero dejarle solo en una situación como esta, pero él vuelve a apartarme con un empujón más fuerte.

—Hazlo —insiste Jayden—. Ya me lo habéis quitado todo. A Andriu, a nuestro futuro hijo o hija, mi libertad. Así que acaba de una vez y quítame la vida. —Su voz suena tan dura, que consigue erizarme el vello—. Por suerte, también me habéis quitado el miedo.

—Fred... no lo hagas —sollozo.

El moreno tensa su mandíbula y Bastian presiona con mayor fuerza la pistola contra su cabeza para meterle prisa y miedo. Si Fred se niega a colaborar y matarle, le matarán a él. El tío de Jayden, con la paciencia al borde del colapso, empieza una cuenta atrás que pronuncia en voz alta y con toda la rabia contenida.

—Tres, dos, uno...

El sonido del disparo penetra en mis oídos, provocando que todas las lágrimas contenidas salgan en cascada por el barranco de mis ojos, humedeciendo mis mejillas a la vez que las vuelve rojas y pegajosas. Siento como si el corazón no me latiera en el pecho. Siento como si mis pulmones se negasen a seguir proporcionándome el aire que necesito para seguir en mis cincos sentidos. Siento que mi mundo se desvanece a cada segundo que pasa.

Cuando, finalmente, el cuerpo de Jayden cae sin vida a mis pies, mi llanto cesa y mi respiración y pulso vuelven a la normalidad. Como si no hubiese pasado nada a pesar de que ha pasado demasiado. Subo la vista hacia Fred, quien mira como nuestro amigo se desangra por el orificio que le ha abierto en la cabeza. Me atrevo a mirarle; sus ojos azules se han quedado abiertos y puedo ver como la luz desaparece de ellos.

—Ahora deshazte de los cuerpos —ordena Elias aproximándose hacia sus dos compañeros—. Ann, tengo un mensaje para Axel.

A duras penas, poso la mirada en el segundo jefe.

—Dile que hemos dado con el paradero de Kelsey, que ya no hay nada que pueda hacer para salvarla. Ni él, ni tú, ni nadie —prosigue—. Rendiros y haremos cuenta de que entre nosotros no ha pasado nada. Olvidaremos vuestra traición.

No abro la boca para dar una respuesta, solo observo como Bastian y Elias se dirigen a la entrada del local y salen, dejándonos a Fred y a mí a solas. El moreno sigue sin mirarme. Aprieto los puños a ambos lados de mi torso y me precipito hacia a él con la ira controlando mis movimientos.

Lo primero que hago es propinarle un puñetazo en la cara, haciendo que él gira la cabeza por el impacto. A continuación, le doy un severo empujón en el pecho y, luego, vuelvo darle otro puñetazo, esta vez en la nariz. Un alarido sale de sus adentros y la sangre empieza a brotarle de las zonas que le he golpeado con todas mis fuerzas. Sin embargo, él no hace nada por defenderse.

Le arrebato la pistola de entre sus dedos y le apunto al pecho. Fred, tras escupir la sangre que se ha acumulado en su boca y limpiarse el resto que hay en las comisuras de sus labios, al fin me mira directo a los ojos. Cojo una bocanada de aire y lo expulso por la nariz mientras decido si apretar o no el gatillo.

El chico al que tanto quise una vez y al que, muy a mi pesar, sigo queriendo, me observa sin mediar palabra. No se aparta del cañón de la pistola, ni siquiera intenta quitármela para impedir que le mate. Sus ojos marrones se mantienen en los míos en todo momento, expectantes de lo que haré.

Aprieto el gatillo, expulsando la bala. Esta no impacta contra Fred, he desviado la pistola antes de disparar porque no soy capaz de quitarle la vida a alguien, y menos a él. Le tiro el arma al pecho y me doy media vuelta para salir del lugar cuanto antes. Las lágrimas vuelven a resbalar por mis pómulos sin parar. En el momento en el que estoy en la calle, me siento en el suelo y lloro todas mis penas.

Al acordarme del mensaje que me ha dado Elias para Axel, saco de inmediato el dispositivo de los bolsillos de mi chaqueta y contacto con él. Aparto la agüilla salada de mi piel y espero respuesta. En cuanto escucho como descuelga el teléfono, no le dejo pronunciar palabra, voy directa al meollo.

—Axel, tenemos un grave problema.

Continue Reading

You'll Also Like

17.9K 2.1K 51
A veces, los muertos dejan en su sitio una huella, que aún muertos, no se les deja de mencionar. Queda prohibido, sin autorización escrita del autor...
78.5K 7.3K 100
Lindsey Peterson es una romántica empedernida que vive su vida sin preocupaciones dejando todo en manos del "destino". Christian Foster es todo lo co...
37.8K 1.4K 13
Buenos será un crossover entre kokujin no kensei no ru bnha y jujutsu no kansei
97.9K 11.7K 54
Apariencias 1. 👠 Creen que ella es la mala. Solo él podrá ver a través de la máscara de perfección. 👠 Todo el mundo conoce a Sky. Rica, guapa, malv...