Entró al aula de pociones una chica de cabello ondulado de un tono castaño, ojos cafés, facciones finas y mirada penetrante. Era muy linda, y la mayoría de chicos suspiraron como bobos al verla, a excepción de Draco, quien estaba de lo más concentrado hojeando su libro.
En el fondo se escucharon algunos chiflidos, y Snape les gritó que guardaran silencio. La chica nueva fue observando a cada uno de sus compañeros, hasta que detuvo su mirada en el rubio — ¡Hola a todos! — y él no levantó la vista — Me llamo Valery Eastwood — se llevó una mano al pecho — Anteriormente estudiaba en el colegio Ilvermorny, pero por asuntos de mi padre, tuvimos que mudarnos e irnos a vivir a Londres — habló mientras no le quitaba la vista de encima a Draco — y como obviamente yo no me iba a quedar sin estudiar — rodó los ojos — me inscribieron a este colegio. Espero nos llevemos bien.
Finalizó su pequeño discurso con una pequeña reverencia y los chicos comenzaron a aplaudir. Algunas chicas sonreían forzosamente mientras aplaudían y otras rodaban los ojos.
— Tome asiento al lado de la señorita Burton — ella asintió y se dirigió hacia los asientos del fondo, mientras contoneaba sus caderas. Ron casi se caía de su lugar al observarla caminar, y Snape se acercó al asiento del pelirrojo para darle un golpe en la cabeza con su propio libro — ya que por fin terminaron de bobear... ¡Que comience la clase!
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— Ya quiero que finalice este martirio — habló Valery mientras le daba un mordisco a su manzana verde — ¡Estoy aburrida y ya me quiero ir a descansar!
— Descuida. Solo falta una clase más — comentó Trixie Burton, su nueva amiga. Ojos pardos, su cabello castaño lo tenía recogido con una coleta y unas cuántas pecas adornaban su rostro. Se encaminaban a paso lento hacia el aula de defensa contra las artes oscuras — Te tengo una envidia de la buena.
— ¿Por?
— Es tu primer día y traes a casi todos los chicos del colegio babeando por ti.
— No es mi culpa ser tan hermosa — se encogió de hombros — además, ninguno de ellos tendría oportunidad conmigo. Los rechazaría de inmediato.
— ¿No te parecen lo suficientemente atractivos? — preguntó. Ambas se detuvieron.
— No es eso — la chica nueva se colocó frente a la ojiverde — Es solo que hay un chico que me llamó la atención. Aparte de que es súper atractivo, creo que lo he visto en alguna parte con anterioridad — frunció el entrecejo — pero no logro recordar en qué lugar — suspiró pesadamente — espero que sepas decirme quién es.
— Sí, pero primero necesito sa... — no terminó la oración ya que Blaise, Crabbe, Goyle y varios chicos de Slytherin se detuvieron frente a ellas.
— Señoritas — las saludaron al unísono. La castaña volteó y sonrió coquetamente.
— ¿Por qué tan solas? — dijo Crabbe.
— Pues ya ven — respondió.
— ¿Quieren que las acompañemos?
— Por mí no hay problema. ¿Qué opinas, Trixie?
— Eh... lo mejor es que vayan adelantándose. Tengo un pequeño asunto que atender — respondió la de pecas mientras jugueteaba con sus dedos.
— Como quieras — la chica hizo un gesto con la mano, dándole a entender que le daba igual — Entonces te veo allá. ¡Vámonos chicos! — chasqueó los dedos una sola vez, comenzó a caminar y los chicos corrieron tras ella.
Trixie esbozó una mueca. La verdadera razón por la cual inventó esa excusa, fue porque se sentía incómoda rodeada de tantos chicos — hiciste bien, Trixie. Tú no serías parte de su conversación — pensó en voz alta. Se dio la vuelta y chocó por accidente con alguien, ocasionando que un par de libros se cayeran — ¡lo siento, lo siento! Soy una torpe — ambos se agacharon de inmediato para levantar dichos objetos.
— No te preocupes. Y no digas eso de ti — al escuchar esa voz, comenzó a sentirse muy nerviosa. Levantó la vista y comenzó a sonrojarse al tener a cierto chico pelinegro tan cerca. La castaña le entregó los libros — gracias — ambos se incorporaron.
— N-no hay de qué.
Él sonrió — Te acompaño a la clase.
— ¿H-hablas en s-serio? — se pellizcó disimuladamente. Se sentía como una tonta al tartamudear frente a él.
— Por supuesto — dio un pequeño paso hacia atrás — después de usted, señorita Burton.
Ella sonrió ampliamente — Muchas gracias, señor Potter.
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— ¡¿Dónde lo dejé?! — Hermione se encontraba sentada en su asiento mientras buscaba su libro — estoy segura de que lo guardé — Draco entró al aula y negó con la cabeza mientras sonreía al escuchar las quejas de la Gryffindor. Se acercó silenciosamente, ya que quería sorprenderla, y le cubrió los ojos con sus manos — ¡Ay! — se quejó y él trató de reprimir la risa. Ella colocó sus manos encima de las de él y les dio un par de caricias — ¿Eres tú, Draco?
El rubio le destapó los ojos y se colocó frente a ella — ¡¿Cómo supiste que era yo?! — preguntó, fingiendo sentirse decepcionado de si mismo.
— Eso es sencillo — se agarró un mechón y lo colocó detrás de su oreja — tus manos... — esbozó una pequeña sonrisa — son cálidas y suaves — entreabrió los labios cuando el ojigris le tomó la mano.
— Y a mí me encantan las tuyas.
— ¿Ah sí? ¿Por qué lo dices?
— Porque encajan perfectamente con las mías.
En ese instante, Valery llegó al aula en compañía de Blaise, Crabbe, Goyle y Nott. Los demás chicos que venían con ellos, se esfumaron ya que eran de otros grados y no podían entrar. Ella frunció el entrecejo al ver a la Gryffindor y al Slytherin compartiendo sonrisas.
Ella debería ser a quien le estuviese sonriendo él.
No a esa chica.
Se acercó a un asiento vacío y dejó su mochila abruptamente, Goyle colocó su mochila en el asiento de al lado.
— ¿Quiénes son ellos?
— Él es Draco Malfoy. Pertenece a nuestra casa. Y está con Hermione Granger, una Gryffindor que es hija de padres muggles. Ella es la razón por la cual él no nos habla. Le ha lavado el cerebro a nuestro amigo.
— Espera... ¡¿Dijiste Draco Malfoy?! — él asintió. Valery sonrió perversamente — ahora sé por qué se me hacía tan conocido — alzó una ceja — interesante... muy interesante... — tomó asiento sin quitarles la vista de encima — "Y ese chico muy pronto será mío"