DOMAR A LA BESTIA (EL CLUB DE...

By lucylanda

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Hurs Waldorf, la bestia, como muchos lo llaman no es mas que un peleador salvaje y regenteador de un casino p... More

Prólogo.
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Aviso.
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Epílogo

Capítulo 17

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By lucylanda

Se detuvo frente a la casa de Scarlett completamente furioso y dispuesto a arreglar las cosas con ella de una vez por todas.

   Se dijo que no iba a permitir que ella tomara en control de su vida. Nunca lo había permitido y no iba a hacerlo ahora.

   Tocó la puerta con más fuerza de la que le hubiera gustado y fue su madre quien abrió sorprendida de verlo ahí.

—Buen día —dijo con su peculiar encanto—. He venido a ver a su hija Scarlett.

—¡Oh! Que pena mi hija no está —dijo borrando la sonrisa de Hurs—. Vino uno de sus amigos y se la llevó para que fuera con Brooke y no han vuelto, supongo que volverán juntas.

   El enfado de Hurs se volvió monumental al saber que claramente no estaba con su hermana.

—Entonces vengo después —dijo con fingida sonrisa.

—Yo le digo que has venido —dijo la mujer.

—Preferiría que no —respondió—. Ya después la busco, era algo sin importancia.

   Se dió la vuelta y subió a su auto con una tranquilidad que no sentía, con una sonrisa que no era natural y con un enfado que amenazaba con hacerlo estallar.

   Golpeó el volante de forma furiosa antes de empezar a conducir, esta vez de vuelta al casino.

   Miles de cosas pasaban por su cabeza, entre ellas que estuviera besándose con él o peor aún que hubiera vuelto con ese infeliz.

  Se desvió del camino para ir hacia algún lugar apartado donde pudiera sacar todas sus frustraciones.

   Condujo por la carretera hasta la zona boscosa fuera de la ciudad y una vez llegó bajó de su auto golpeando los árboles a diestra y siniestra mientras se repetía a sí mismo que no le importaba.

   Volvió a lastimar sus nudillos y cuando se cansó se dejó caer en el piso mirando las hojas secas.

  Tomó un puñado y las apretó en sus manos con fuerza mientras pensaba que se estaba comportando como un estúpido haciendo berrinches por nada. Al final de cuentas Parker tenía razón, él no debería enojarse si ella estaba con alguien más, era libre de hacerlo. El problema era que no solo sí estaba enojado sino que también estaba deseoso de saber dónde estaba para ir por ella.

  Tuvo la idea de marcarle a Brooke y preguntar por ella o al menos intentar saber dónde podía estar con ese imbécil pero se contuvo y permaneció horas sentado mirando a la nada tratando de calmarse.

   Al final se puso de pie, no estaba calmado por supuesto; al contrario, estaba más enojado que nunca pero terminó por volver a su auto y partir hacia el casino.

   Tenía una semana sin ir y dejando a sus amigos con el trabajo que no les correspondía y aunque sabía que ellos nunca se quejarían sintió que era injusto, después de todo ellos tenían sus propios pendientes.

   Sonrió al recordarlos y se dijo que les agradecería su apoyo en los momentos en los que siempre los necesitaba.

   Los cuatro llevaban tanto tiempo juntos que se sentían hermanos de corazón, tal vez no de sangre pero eran una familia y a pesar de que peleaban, discutían, se bromeaban y burlaban unos de otros siempre, aún con todo eso sabía que ninguno dejaría caer al otro, no importaba qué, siempre se tendrían en las malas y en las peores, ellos eran lo único que Hurs tenía y aunque estaba casi seguro de que Maddox tendría una vida diferente al resto, lo cierto era que le alegraba aún cuando sentía la nostalgia. Tal vez todos de forma inconsciente la sentirían.

   Maddox ya no pasaba tanto tiempo con ellos por su novia y aunque no lo admitiría ni bajo tortura era bien sabido por todos que estaba enamorado.

  Se alegró por él, la chica era buena y seguramente lo haría feliz, ya lo hacía se dijo a sí mismo, solo que él no se había dado cuenta.

   Sonrió con un poco de nostalgia. Se sentía que lo perderían un poco, tal vez porque los cuatro eran tan diferentes. Maddox era el más gruñón de todos, constantemente le bromeaban diciendo que su mal carácter era por juntarse con las abuelas; Max era el más tonto y mujeriego, tan carismático, pero odiaba la soledad, tal vez por eso buscaba constantemente compañía femenina y el silencio le aturdía, por ello siempre era ruidoso. Solía inquietarlos e incordiarlos porque detestaba pensar en su pasado, odiaba recordar y prefería ocupar su mente en cualquier estupidez con tal de no recordarla a ella; Parker, el más joven de todos y el más peligroso; él era quizás el indolente e insensible. No había nada que quisiera más que a su hija y a sus amigos. Se había dedicado durante una década a perfeccionar su conocimiento, a devorar todo lo que pasaba por sus manos. Parker, contrario a Max prefería ser solitario y con los años se volvió la mente de los cuatro, el que tuvo la idea del casino, el que planteó el proyecto y le dio forma, el que era la mente maestra tras ellos. Estaba esperando su momento, ese por el que años perfeccionó, por el que estudió sin descanso y por el que luchó hasta convertirse en lo que ahora era. Él iba a demostrar que era el mejor de su estirpe y solo esperaba el momento indicado para aparecer y tomar el lugar que le correspondía. Y él, Hurs era el chico rebelde, el que era compasivo y algo ermitaño, pero era el divertido junto a Max. Solía encerrar su tristeza con lo contrario, con risas y chistes. Le gustaba estar feliz aunque fuera de dientes para afuera y no fuera real.

  A Hurs le gustaba pensar lo mejor de todo y quería creer que era un hombre de esperanza quien a pesar de tener un aspecto rudo era el más sensible de todos y el más romántico.

  Contrario a Maddox que estaba herido y rencoroso, a Max que estaba lleno de odio y a Parker que vivía para su venganza, contrario a sus amigos, él no deseaba venganza, no deseaba nada más que el olvido. Que fuera la vida quien cobrara si es que había algún adeudo, pero él solo quería paz.

   Miró el semáforo en rojo y se detuvo mientras pensaba en sus amigos y en cómo la vida había unido cuatro personas tan diferentes entre sí pero con una vida parecida.

   Arrancó cuando el semáforo se puso en verde y desde ahí pudo visualizar las letras del Hellville.

   El Hellville era pues la vida y patrimonio de los cuatro, lo que los había hecho ricos y renombrados. Él amaba el lugar porque era el recuerdo de lo que para ellos significó todo.

   El Hellville fue para los cuatro inocentes un atisbo de esperanza.

   Se detuvo a la entrada donde vio dos autos mas que correspondían al de Maddox y al de Max.

   Se acercó hasta la entrada y sin más hizo el mismo recorrido de cada día hasta su oficina pero escuchó las voces de sus amigos en el despacho de Maddox.

  Entró y lo primero que vio fue a los dos tomando una copa.

—Hola Bella —dijo Maddox—. ¿Qué tal te fue con Bestia?

   Max comenzó a reír.

—¿Y Parker? —preguntó al no verlo.

—Fue al juzgado —dijo Max—. Ya no debe tardar, hace horas que se fue.

  Hurs asintió y se sentó. Tan solo unos segundos después Parker entraba siendo él, lo que sorprendió a los tres pero nadie hizo ningún comentario.

   Su rostro cansado e parco les hacía pensar cosas buenas y cosas malas pero nadie se atrevía a preguntar.

   La sonrisa que les dijo los hizo relajarse a pesar de que los tres sabían lo mucho que todo eso le afectaba.

—Lo he logrado —dijo con una media sonrisa—. La muy maldita no sabe lo que le espera. En fin cambiemos de tema que mi momento no ha llegado. Mejor cuéntanos cómo te fue. Me extraña verte vivo, al parecer Bella es un machito encerrada encerrada en el cuerpo curvilíneo de una dama.

   Hurs apretó los labios de solo recordar.

—No importa, no quiero hablar de eso —dijo con demasiada seriedad.

—¿Eso es un equivalente a que te mandaron al diablo? —preguntó Max.

—¿A qué no estaba y seguía con él? —inquirió Parker.

—¿A qué si estaba pero no te hizo caso? —siguió Maddox.

   Suspiró sabiendo que sus amigos no lo dejarían en paz.

—No había llegado.

—¡Nooooo! —dijeron al unísono antes de comenzar a reírse.

—Así que se fue con él —dijo Maddox—. Impactado.

—Salió brava —dijo Max—. En fin, solo voy a esperar aquí sentadito con las manitas sobre mi regazo a que ella vuelva y pueda tomar mi turno.

—Terrible —dijo Parker—. Después de todo Gastón no es tan tonto.

—¿Podrían dejar de hacer referencia a esto? —dijo Hurs un tanto molesto.

—Podríamos, claro —dijo Parker—. El problema es que es sumamente divertido hacerlas y burlarnos de ti.

—Exacto —dijo Max.

—Se han burlado de mí como han querido —dijo Maddox—. Es lo justo. Ya llegará el momento en que Perseo llegue a controlar al monstruo y en que el demonio llegue a tentar al ángel.

  Parker le miró como si fuera estúpido antes de sentarse y golpear con los dedos sobre el escritorio.

—Creo que su demonio tiene apellido ruso —dijo Hurs—. ¿Y por qué a Max sería Perseo?

—¿O Persea? —dijo Maddox—. Aunque si es un Perseo no me voy a enfadar.

—¡Que viva la diversidad! —dijo Parker—. Por cierto he visto a la chica que toca el violín.

   La réplica de Max murió al escuchar a Parker.

   Los tres lo observaron sabiendo que él nunca hablaba de mujeres pero al parecer ahora estaba interesado en hablar de alguien.

—Desde cuando miras chicas —dijo Hurs.

—Desde que me di cuenta que no era ciego, algo así como 25 años atrás —dijo con sarcasmo—. Solo que entonces no me daba cuenta si eran chicas o chicos y tampoco lo recuerdo pero estoy seguro de que vi chicas desde que abrí los ojos.

—Pero por qué ella ha llamado tu atención —dijo Maddox—. ¿Es bonita?

—No ha llamado mi atención —dijo haciendo movimientos con su mano—. Solo dije que la vi porque salió del restaurante justo cuando Melina y yo entrábamos.

—¿Estabas viendo a otra en la cara de Melina? —dijo Hurs—. Eso es ser valiente, no mariconadas. Mira que atreverte a hacer eso estando acompañado de tu mujer es más de lo que se pueda uno imaginar.

   Parker sonrió pero no hizo ningún comentario.

—No nos desviemos del tema comadres y vamos al punto —dijo mirando a Hurs—. ¿Qué vas a hacer?

—¿Sobre qué?

—Bella —dijo Max.

—Nada —respondió con un encogimiento de hombros—. Ella fue la que hizo mal así que cuando se dé cuenta va a venir a buscarme, así de simple y no voy a perdonarla, que lo sepan.

—Por supuesto —dijo Max a punto de reírse—. Así debe ser.

—Me siento orgulloso de ti —añadió Maddox—. Así es como se hacen las cosas.

—Faltaba más —dijo Max—. Que sepa que eres un macho alfa y no eres impotente como el diablo.

—Demuéstrale quien manda —prosiguió Maddox.

   Hurs sonrió agradecido por el apoyo y miró a Parker esperando una de sus frases para darle la razón.

  El aludido solo le miró y sonrió compasivo.

—Espera sentado. Bye —dijo antes de sacar su celular y escuchar las risas de sus amigos.

  Hurs salió de ahí enfadado pero dispuesto a no buscarla hasta que ella lo hiciera.

—Eres cruel —dijo Max riendo.

—¿Cuándo vas a decirle que estaba aquí con tu novia y le diste el día solo para molestarlo? —dijo Parker mirando a Maddox.

—En un par de días —dijo el mencionado—. Que sufra un poco más.

—¿Por qué son tan malos? —dijo Max sin dejar de reír.

—Lo hará fuerte y con carácter. —Finalizó Parker y estallaron en carcajadas...

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