GITANA✓

By GenevaMorte

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Me encontré segura en el sitio menos seguro. *** Queda prohibido, sin autorización escrita del autor, bajo la... More

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By GenevaMorte

Pasado mañana era el día del juicio.

Los días habían pasado demasiado rápido. El bulto en mi vientre era apenas reconocible, pero estaba ahí.

Lety se había comunicado conmigo por teléfono hace unos días, para dejarme saber el día del juicio y para percatarse de que supiera que ella también asistiría.

En cuanto a mi pequeño bebé, está sano y perfectamente feliz, según mi pediatra. Fátima va conmigo a las sesiones en las que me toca hacerme la revisión y se emociona cada vez más.

Ni hablar del día que me sacaron una copia de la imagen en la pantalla que mostraba a mi bebé. No mostraba mucho pero se veían dos brazos y dos piernas pequeñas.

Bueno, pues tuve que hacer nueve copias de esa foto. Cinco para los chicos, incluyendo al padre, quien tuvo la excelente idea de tatuarse la imagen en su piel, pero le frené a tiempo, diciéndole que era mejor esperar al día que naciese, para poder tatuarse mejor su nombre.

Paul se pasaba día y noche con la foto, inventándose que se podía ver una cabellera negra igualita que a la de Tristán, lo cual nos hacía partirnos de risa.

Otra copia era para Fátima, quien fue la primera en llevarme a la sala de impresoras para hacerse ella misma una copia.

Otras dos fueron para mi hermana y mi madre que quedaron encantadas en la tarde que vinieron a conocer a Tristán.

Mi hermana se enamoró del guardia y cada vez que viene intenta seducirle, fallando. Mi madre me emocionó al dejarme saber que estaba en buenas manos, ya que estaba más que encantada con el padre de mi hijo.

Y finalmente la última copia era para mí. La cual besaba cada noche antes de dormir.

Todos a mi alrededor parecían haber alcanzado la felicidad gracias a la criatura que estaba en mi interior, la cual creo que estaba también feliz de ser tan querida sin aún haber nacido.

Me encontraba con Rob y Cris, mientras los demás chicos ayudaban a Dora a mover cosas de mi habitación a la de Tristán. Ya que según ellos era como si estuviera casada con él, pero sin anillo.

El piso de Rob a veces me daba miedo. No sé, las fotografías de gatos negros y serpientes que tenía por doquier, me hacían sentir muy observada.

-¿No os molesta? - señalé con la cabeza la pulsera negra que llevaban atada al tobillo.

Cris permaneció con los pies encima de la mesa.

-Qué va, casi ni la sientes. Pero no sabes la guerra que da si intentas salir del edificio- le miré con una ceja alzada.

Rob asintió, de acuerdo con las palabras de su amigo.

-Sin exagerar, la mitad de las patrullas de Sydney estarían en la puerta en menos de dos minutos- mi boca se abrió exageradamente y fulminé a Rob cuando me metió una uva de las que estaba comiendo.

La mastiqué asumiendo el gran grado de protección  que tenían encima.

-¿Sigue sin haber luz en tu apartamento? - negó con la cabeza y me levanté para caminar hacia la ventana, ignorando una de las tantas velas que había para alumbrar la estancia.

-Ni en mi apartamento ni en todo el edificio. Dicen que el electricista viene mañana temprano- informa y yo asiento, observando la luna blanca en todo lo alto.

Unos golpes sonaron en la puerta de Rob y mientras Cris iba a abrir, yo caminé esquivando las velas.

-Deberías quitar algunas Rob, podría quemarse algo- le dije cogiendo su mano para ayudarme a esquivar algunas.

-Bah, no pasa nada.

Cuando llegué al pasillo me vi envuelta por los brazos de Tristán.

Aspiré su olor y me secuestró entre risas para caminar hacia su apartamento, conmigo a cuestas.

-Debo de pesar el doble, o eso creo. ¿No te molesto? - digo bajándome una vez que estuvimos en su apartamento.

Elevó una ceja.

-¿El amor de la vida de uno molesta?

Y sin más se dirigió al baño para ducharse, sin ser consciente del efecto que tuvieron esas simples palabras en mí.

Puse mi mano sobre mi vientre al sentir mariposas y sonreí inconscientemente.

-Tu papi es muy cursi, pequeño.

-¡Mentira!

Reí negando con la cabeza mientras entraba a la cocina a por un vaso de agua. Al menos éste apartamento no estaba lleno de velas.

Me senté escuchando su regadera echar agua de vez en cuando y apoyé mi cabeza contra el muro, sintiéndome mareada.

Unos sonidos de sirenas y hélices  me hicieron levantarme con el ceño fruncido y caminar hacia la ventana del salón de Tristán, que daba a la calle.

Mi boca se abrió al ver al
S. W. A. T en furgonetas negras. Varios hombres en la calle enfundados en negro se bajaron apuntando con pistolas hacia la entrada.

Las hélices del helicóptero me impedían oír lo que estaban gritando, pero al ver a los chicos al frente de la puerta, mi respiración se entre cortó.

-¿Gitana?

Un Tristán vestido y con el pelo mojado me miró confundido desde el pasillo. Unos golpes fuertes en la puerta me hicieron correr hacia allí.

Al abrirla, una Dora alterada estaba jadeando.

-¡Se ha encendido una cortina en el apartamento de Rob y todo está en llamas! ¡Los chicos han salido corriendo para salvarse y creo que lo han confundido con una fuga! - justamente cuando dejó de hablar, un disparo sonó.

-Mierda.

No pude detener a Tristán el cual salió corriendo hacia abajo.

Dios mío, como hayan matado a alguno no sabía lo que pasaría. Miré a Dora y bajamos corriendo como pudimos las escaleras.

Casi me ahogo tosiendo al pasar por delante del apartamento de Rob. Se lo dije, ¡se lo dije, maldita sea!

Cuando llego al vestíbulo, dos disparos suenan y yo me paralizo en mi sitio.

Dora sigue corriendo y yo me quedo mirando a la puerta, con un agujero de repente en el corazón que me impide avanzar.

Escucho el grito de Dora.

Escucho al guardia de seguridad gritando que bajasen armas.

Escucho los golpes de mi corazón al avanzar hacia la puerta lentamente.

Escucho los gritos del jefe del pelotón diciéndoles que nunca disparen.

Escucho la voz rota de Matt pidiendo una ambulancia.

Y escucho mi corazón partirse al ver a mi hombre en el suelo.

Es cuando caigo de rodillas, que reacciono.

-¡TRISTÁN, TRISTÁN!

Mis gritos hacen que Dora y los chicos me cedan el paso hasta él.

Me tiro a su lado y observo las dos balas sobre su camisa blanca. Dios mío, una está casi debajo del corazón.

Sangre empieza a salir por su boca y una de sus manos me coge del brazo. Empiezo a gritar y a sollozar por ayuda pero nadie se mueve.

¡¿PORQUÉ NADIE SE MUEVE?!

-¡TRISTÁN, MÍRAME CARIÑO, MÍRAME! - sus ojos llenos de lágrimas se enfocan en los míos y me niego a dejarle ir- Tristán cariño, no asustes a tu hijo, no nos asustes, cariño- pongo su mano sobre mi vientre.

Fuerza una sonrisa.

-Os amo Annie... O-os amo más que a na-nada- solloza por el dolor- Por favor, háblale de mí. Dile que n-no soy malo, que no soy l-lo que todos dicen...

Niego, niego y sujeto su cara para plantarle besos por doquier.

-No digas eso, no digas eso ahora. La ambulancia está cerca cariño, van a llegar y sólo va a ser un susto- susurro sobre sus labios- Sólo va a ser un susto.

Pongo mi mano sobre la herida de su hombro, intentando cortar la hemorragia pero sólo parece hacerle más daño.

Empieza a respirar costosamente y yo niego a la vez que mis manos tiemblan y mis sentimientos se derrumban.

Alarga su mano para acariciar mi mejilla a la vez que con la otra acaricia mi vientre.

-Gitana...

Y su último susurro, fue dedicado a mí.

Como todo en ésta vida. Él fue dedicado a mí. Sus pedazos fueron dedicados a mí...

Su amor, fue dedicado a mí.

Dejo mi frente caer sobre la suya, mientras sollozo, agonizo y tiemblo.

Y entonces, Sydney es testigo del grito de dolor de una mujer que acaba de perder una gran parte de ella.

Al amor de su vida








Una semana más tarde.

-Damos paso a la psicóloga.

Mis pies caminan seguros y firmes sobre la alfombra que forra el suelo de la sala de juzgados.

Camino hacia la jueza, dejándole mi informe redactado.

Me posiciono en mi sitio, mientras la observo a través de mis gafas de sol.

-Señorita Annie Frall, usted es la psicóloga que ha estado dando terapia a los sujetos que hoy tenemos presentes- señala a su derecha, pero yo no me giro, sólo me limito a asentir- Según estoy leyendo en su informe, han progresado y para bien. ¿Usted cree que están preparados para mostrarse al mundo tal como son?

Carraspeo.

-Así es, señoría.

-¡Protesto!

Me estremezco al escuchar su voz. En el fondo lo sabía.

Sabía que era una hija de puta y que haría algo para frenar el buen curso de éste juicio.

-¿Porqué razón protesta usted, Lety?

Escucho sus tacones avanzar hasta quedar de pie a mi derecha.

-Le aseguro señoría que las palabras que ésta... Señorita dice, son sólo por compasión, por haberse enamorado de uno de éstos criminales- aprieto mis manos en puños- Por ello yo impugno lo que está diciendo. Éstos criminales no pueden convivir con los humanos. Son peligrosos.

La jueza retira su mirada para clavarla en mí.

Su mirada ahora es dura y crítica. Eleva una ceja y se cruza de brazos, echándose hacia atrás.

-¿Alguna razón para que no rompa su informe en dos, señorita Frall? - mis manos temblaron, pero a pesar de la tensión, asentí.

Lentamente me quité las gafas.

Me quité las gafas de sol y dirigí mis ojos hacia la jueza. Pude ver cierta vacilación en sus ojos al ver mis ojos rojos e hinchados.

Destrozados.

-¿Alguna vez a estado enamorada, jueza? Créame, es el peor de los suicidios. Hay muchas formas de morir. Pero si quieres morir sin resucitar, pruebe a enamorarse. Estoy hablando del amor como un dolor, pero no ha sido así para mí, señoría. A mí me han arrebatado al amor de mi vida. Al padre de la criatura que llevo dentro. Sí, me he enamorado de un ex preso, ¿acaso eso es algo ilegal? ¿acaso se puede controlar el corazón? El amor de mi vida está muerto, señoría. Por un malentendido. Salimos todos porque había un incendio, y la pulsera que tienen en los tobillos, alertó a seguridad. La seguridad la cual le proporcionó dos tiros en el pecho al padre de mi hijo.

>>Nunca digo lo que siento porque luego me avergüenzo de ello, pero parece mentira, señoría. Con lo vacío que estaba y cómo me llenaba. Dicen que hay un juez llamado tiempo y que pone a todos en su sitio. ¿Pero porqué me ha arrebatado a lo que más quería? Lo que dice ésta mujer es mentira, señoría. Sí, pude haberlo hecho. Pude haber testificado a favor sólo por lástima. Pero créame, el verdadero monstruo está a mi derecha, llamando criminales a las mejores personas que he podido conocer en toda mi vida. Las personas hacemos cosas malas, señoría. Algunos hacen cosas peores, pero al fin y al cabo, cada uno lo hace por una razón. Me tocaron el alma y yo les toqué el corazón. Los cuatro hombres que ve allí, se convirtieron en mi familia, señoría. Son más humanos que yo y usted ya que han sufrido más, y saben más de la vida de lo que algunos puedan entender.

>>Es cuando a un actor le dañan, que sus lágrimas emocionan. Es cuando a un escritor le rompen el corazón, que sus letras cobran sentido. Al igual que es cuando a un humano le rompen el alma, que su corazón flaquea. Si hay alguien capaz de hacerte daño, también hay alguien que puede curarte, señoría. Y ese alguien para mí, es la criatura que llevo dentro. Ahora está en sus manos el destino de éstos hombres, confío en que tomará la decisión correcta. Con su permiso.

Asentí y me dí la vuelta para ponerme las gafas y echar a caminar por el largo pasillo que me llevaba a la puerta, donde podría salir y reunirme con mi madre.

-Queda limpio el historial de los hombres aquí presentes, al igual que su condena. ¡Se levanta la sesión!

Paro en seco al escuchar la voz de la jueza y no me giro, sólo sonrío.

-¡¿Qué?! ¡¿Está demente?! ¡Impugno este juicio e impugno su elección! - escucho la voz frenética de Lety.

-Impugne usted lo que quiera, pero aquí soy yo la jueza. ¡Y como no se calle la mando a usted al calabozo, hombre ya!

Empiezo a avanzar de nuevo.

-Annie.

Me detengo cuando siento una mano sobre mi hombro.

Trago saliva y giro solamente un poco la cabeza, para observarlos por encima de mi hombro.

-¿Sí, Paul?

Silencio.

-Queríamos agradecerte, todo. Todo lo que has hecho por nosotros. Nunca podremos devolverte todo ésto.

La voz ronca de Matt me deja saber lo emocionado que está.

-Si queréis devolverme el favor, solamente tenéis que ser buenos. Ya no más tonterías. Buscad un trabajo y sentad cabeza- inspiro.

Me giro lentamente para abrazar a cada uno.

Y antes de irme, les miro en silencio.

-Hacedlo por vosotros... Y hacedlo por Tristán.

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