Tal vez no soy el mejor ni mucho menos el príncipe del que tus sueños surgió pero tan solo con el café de tus ojos encienden mi corazón. Jamás olvidaré el día en el que te vi, tan solo eso, porque en realidad no te conocí, era indudable, irrefutable y una falta de hombría no reconocer que me cautivaste. Con tu vestido azul marino con una especie de degrado en la parte inferior, algunas rosas estampándolo, rosas que también eran tu perfume. Un poco despistada admirando el lugar, no era tan hermoso como ahora, no tenía la misma historia que tal vez en algún momento pueda terminar de contar. Carita de princesa, piel suave como terciopelo, no espinado y cortante, en cambio, suave, como mariposas, las mismas que revolotean por mi estómago al verte caminar.
Me enamoré de ti al instante en el que te detuviste en el mostrador y me miraste, con esos grandes y hermosos ojos color café - ¡Que mirada tan penetrante!- Pensé. Ahí la recordé, no eran iguales a los de Mirta pero si tan poderosos como los de ella, el amor no era el mismo, el sentimiento iba un poco mas allá, algo me estremecía. Me pediste un café y ¡Vamos!, era un completo desperdicio pedir uno teniendo dos de los mejores granos de café, tus ojos. Igual tome tu pedido e intentando no tartamudear te invite a pasar, solo a eso, a tomar asiento, a ser sincero solo quería admirar tu belleza un rato mas.
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Sean bienvenidos, espero les guste la historia. Ahora es que comienza CAFUNÉ 💜
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