CORASHE | albalia.

By lovingalbay

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¿Qué ocurrirá cuando el pasado vuelva a hacerse presente en la vida de Natalia? Los textos están escritos por... More

Prólogo
1 - Stop the time
2 - Sleepless nights
3 - Bang
4 - Back to the past
5 - María
6 - Nabú
7 - El pasado vuelve una vez más
8 - Volver
9 - El arrepentimiento a veces no sirve de nada
11 - Secretos del pasado
12 - Tensión
13 - Frágil
14 - A medias
Nota importante.
Estás encoñada

10 - Changes

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By lovingalbay

Flashback

AÑOS ATRÁS, MADRID.

Hacía ya un mes exactamente desde que me había mudado a Madrid, que me había alejado de todo, y me fascinaba esta cuidad.

En Pamplona vivía tras un acoso constante. Allí me había vuelto una persona intolerante, eran muy pocos los lugares en los que me los pasaba realmente bien y soportaba a muy pocas personas. A decir verdad las podía contar con los dedos de una mano, y eso era triste.

pero aquí era todo diferente. Podía pasear libremente por la calle sin que nadie me insultase o intentase darme palizas. Eso ya no pasaba porque aquí nadie me conocía, nadie sabía quién era. Nadie conocía mi pasado y sólo era una más del montón de gente. Me sentía libre.

La empresa que me dieron mis padres cada día crecía más, y a pesar de que era consiente que ellos movian todo con dinero, me seguía sorprendiendo cada día más la cantidad de modelos que acudían a mi para que le sacara fotos.

Fueron tantas que tuve que recurrir a buscar nuevos fotógrafos, pero el problema era que no tenía ni puta idea de donde buscar, ni tampoco tenía idea de como manejar una empresa con tan solo veinte años.

Mis padres al darme el mando de la empresa lo único que me dijeron fue "Natalia, es lo único que te daremos. O lo tomas o lo dejas" esas fueron las palabras textuales de mi padre hace dos meses. O estudiaba algo que no me gustaba, o aceptaba lo que me daban mis padres.

Y acepté. No me preció una mal idea, ya que además de que iba a tener muchísimo dinero para viajar, haría algo que me gusta.

La fotografía.

Para mi cumpleaños número ocho me regalaron mi primera cámara. Recuerdo que era una de las más nuevas e innovadoras de esa época, y la gente se sorprendía de que una niña tan pequeña sabía usarla, y además de eso, hacia fotografías geniales.

Llevaba la cámara a todos los sitios a los que iba, y siempre fotografiada todo lo que veía. Me fascinaba hacer aquellas fotografías, y a los catorce años, tuve mi primera sesión de fotos con una modelo para una revista que manejaba mi tío.

Mi padre, al ver lo entusiasmada que estaba con hacer fotos, no se le ocurrió nada más ni nada menos que traerme a una modelo. A día de hoy me seguía sorprendiendo todo lo que podían hacer mis padres con el dinero.

Pero a pesar de eso, el dinero a mi me daba igual. Para mi el dinero no era nada más que un simple papel.

El dinero nunca me había dado la felicidad, sino que me había sacado a mis padres porque vivían viajando por negocios que al fin y al cabo, si que les daban más dinero, pero los alejaba cada vez más de mi porque lo único que yo necesitaba era atención y cariño por parte de ellos. Y nunca me dieron eso.

Tenía tanto amor para darles pero nunca lo había recibido por parte de ellos. A veces sentía que les era un peso, algo que no les interesaba. Que si estaba bien, pero si no estaba les daba igual. Era horrible sentirse de esa manera.

Siempre tuve la ilusión de que mi padre o mi madre me esperen a la salida de la escuela, pero con lo único que me encontraba era a un taxi que me llevaba a mi casa.

Ahora me encontraba caminando por el centro de Madrid. No tenía absolutamente nada que hacer y me pareció una buena idea recorrer un poco ya que no había tenido mucho tiempo este último mes con el tema de la mudanza y el trabajo.

A diferencia de Pamplona, claramente aquí había muchísima más gente. Eran sobre la diez de la noche y cuando estaba pensando en volver a mi casa, encontré un bar que me llamó bastante la atención y decidí entrar.

Había una barra gigante con todos los tragos que os podéis imaginar a la vista de las personas. También había varias mesas que daban a las ventanas y una pista de baile en la cual había no más de treinta personas.

Me dirigí hacia la barra y pedí una cerveza. No era muy aficionada con el tema de tomar alcohol, pero de vez en cuando no me parecía mal tomar. Cogí la cerveza y me dirigí hacia una de las mesas más alejadas del lugar que daba contra una ventana en la que podía ver la cuidad.

Mientras intentaba pasar por toda la gente, me choqué con una rubia que me miró de mala manera.

-¡Que me has tirado la puta cerveza, me cago en todo! -Exclamó en un tono enojado mientras se miraba la ropa totalmente mojada.

-Lo siento, de verdad. -Le dije apenada y ella clavó su vista en mí.

-¿No miras por donde caminas o qué? mira como tengo la ropa ahora por tu culpa. -Me reprochó. -Y lo peor de todo... ¡Mi maldita cerveza, joder!

-Vamos al baño y te ayudo a limpiarte.

-¿Y me compras otra cerveza? -Preguntó mirándome con ojos de cachorrito.

-Toma la mía, la acabo de comprar. -Le tendí mi cerveza y automáticamente sus ojos brillaron. Yo me reí por aquello.

-Sígueme. -Me dijo y nos dirigimos a los baños.

Abrió el grifo y se lavó la cara, ya que la pobre tenía cerveza por todas partes.

-La que me has liado, eh. -Dijo con su vista en el espejo.

-Lo siento. -Me encogí de hombros.

-¿Cómo te llamas? -Preguntó ahora mirándome.

-Natalia, ¿y tú?

-María.

* * * * * * * * * *

Alba.

-¿Qué? -Preguntó Natalia, sin entender nada.

-Nada. -Rodé los ojos y me dí vuelta para mirarla. Al darme vuelta, casi salto del susto al verla tan cerca.

-¿Te parezco guapa? -Soltó de repente.

-¿A qué viene eso? -Pregunté confundida.

-A lo que dijo tu amiga la otra noche cuando me la presentaste.

-Pues sí. -Dije intentando sonar calmada.

-¿Si, qué? -Se hizo la loca y yo rodé los ojos.

-Sí a lo que me has preguntado. -Rodé los ojos.

-Dilo.

-Me pareces guapa. ¿contenta? -Bufé y ella sonrió.

-Normal, si estoy buenísima. -Dijo en un tono chulezco y yo solté una carcajada.

-Vaya ego, ¿no? -Elevé las cejas. -Tampoco te flipes, que mis amigas también me parecen guapas. En plan, siempre suelo decirle a alguien cuando me parece atractivo. -Añadí.

-Que decepción, y yo que pensaba que me lo decías solo a mí. -Habló con cierto dramatismo que me hizo reír, y ella me siguió. -Vale, te dejo cambiar en paz. Me piro con las otras. -Dicho esto, se dió la vuelta y sin decir nada más salió por ella.

Cogí mi ropa y no tardé más de 5 minutos en cambiarme. Salí de aquel lugar y visualicé a las demás esperándome en el estacionamiento, y me dirigí hacia ellas a paso rápido. Cada paso era desgarrador en aquellos momentos, ya que el dolor en mi tobillo izquierdo se había vuelto a manifestar. Realmente me había olvidado de revisarlo, pero me estaba maldiciendo mentalmente por no haberlo hecho.

-Alba, tienes que ir a un médico ya. -Sentenció África, y las demás me miraban frunciendo el ceño.

-¿Qué te ha pasado, rubia? -Preguntó María preocupada.

-Supongo que me esguincé o algo. -Me encogí de hombros.

-¡¿Y lo dices así tan despreocupada?! -Medio gritó Marta, haciendo señas con sus manos.

-No quiero arruinar el momento, vamos a celebrar el triunfo, ¿no? -Pregunté con la esperanza de que dejen el tema de mi tobillo a un lado, porque realmente no quería arruinar los planes que teníamos.

-No. -Hablaron África y Marta al mismo tiempo.

-Claramente no. -Sentenció Natalia, con su vista clavada en mi pie afectado.

-Tú te vas a un médico ya mismo, antes de que eso empeore. -Habló por primera vez Sabela, la cual había estado atenta a la conversación.

-De verdad que no quiero arruinar los planes. -Susurré y gemí de dolor al dar un paso. No me sentía bien. Nada.

-Alba, déjate de tonterías. Lo dejamos para cuando estés bien y punto. -Dijo Miki y yo bufé.

-Y no hay peros. -Añadió Julia.

-Vale, está bien. -Suspiré rendida.

-¿Te llevo, Alba? -Ofreció María.

-Vale. -En otro momento posiblemente me hubiese negado porque no quería molestar, pero ahora mismo necesitaba que este dolor se vaya cuanto antes.

Con la ayuda de María logré llegar a su coche, y al subirme sentí una punzada de dolor en mi tobillo que me hizo soltar un gritito.

La rubia cerró mi puerta y mientras daba la vuelta para subirse en su lugar y conducir escuché como la puerta trasera se abría y se volvía a cerrar, indicando que claramente alguien se había subido además de María que ya estaba a mi lado.

-¿Estás bien? -Me sobresalté al escuchar la voz de Natalia.

-¿Qué haces aquí? -Le pregunté intentando darme la vuelta para mirarla a los ojos.

-Pues he venido con María. -Se encogió de hombros.

-Me ha obligado a que la traiga. -Corrigió la Mari elevando las cejas. -Tenía más ganas que todas nosotras de venir al partido. -Agregó burlona.

-¡Oye! que eso no es verdad. -Se defendió y María la miró entrecerrando los ojos. -Vale, es que nunca había venido a un partido y me hacía ilusión.

-¿Te gusta el fútbol? -Le pregunté interesada y ella asintió.

-Desde pequeña.

-¿Y por qué nunca fuiste a un partido?

-Porque cuando se lo pedía a mis padres decian que el fútbol era para niños. -Dijo desganada, y sabía perfectamente que no quería hablar más del tema, entonces decidí no preguntar más.

Después de 10 largos y dolorosos minutos llegamos al hospital. Con la ayuda de las chicas, y a paso lento, llegamos a urgencias en donde automáticamente una doctora nos atendió.

-¿Alba Reche? -Preguntó la doctora con una sonrisa al verme y yo fruncí el ceño. -Estábamos viendo el partido de hoy cuando teníamos descansos. Felicidades.

-Gracias...? -Susurré e hice una mueca de dolor.

-Cristina, soy cristina. Un gusto. -Se presentó. -Necesito que me acompañes hacia una camilla para observar bien tu pie. -Dijo y asentí.

Afortunadamente la habitación en donde me llevó no quedaba muy lejos de allí. Me saqué mis zapatillas y con cuidado bajé la media de mi pie afectado, encontrándome con algo totalmente asqueroso.

Tenía un moretón gigante por debajo del tobillo, y en el talón tenía pequeños raspones llenos de sangre. Tuve que apartar la vista de mi pie para evitar que me den arcadas.

-¿Te duele mucho? -Me preguntó y asentí. Posteriormente tocó la parte del moretón haciendome casi gritar de dolor. -La hinchazón se debe a que se te han roto los ligamentos. -Comenzó a hablar y yo no entendía nada.

-¿Qué significa eso? -Pregunté confundida.

-Tienes un esguince de segundo grado, por lo que tendrás que hacer reposo de tres a seis semanas hasta volver a hacer actividad física normalmente.

-Me cago en mi vida. ¿O sea que no voy a poder jugar en todo ese tiempo? genial. -Bufé.

-Lo siento, pero si haces algun movimiento bruzco esto puede ponerse peor y pasarás al tercer grado. Lo que significa que se te romperan completamente los ligamentos y si no hay suerte necesitaremos cirugía, aunque rara vez se llega a eso. Pero lo peor es que si llegas al tercer grado necesitarás como mínimo dos meses de reposo. Yo que tú me quedo tranquila estas próximas semanas.

-Vale, lo haré.

-Necesito lavarte eso y vendartelo. -Dijo y después de varios minutos de dolor por fin había terminado con aquello.

-Gracias. -Le dije sincera.

-No agradezcas. -Sonrió. -No olvides ponerte hielo por lo menos dos veces al día. Si te duele mucho pica hielo y ponlo en agua mientras te haces masajes, eso ayudará a disminuir el dolor y el moretón.

-Si necesito algo volveré.

-No creo que vuelvas, solo procura no moverte más que lo necesario.

* * * * * * * * * *

-¿Ósea que tienes que hacer reposo tres semanas? -Preguntó María sentada en el sofá que estaba delante mío.

Después de salir del hospital, María insistió en llevarme a su casa e invitar a todas las demás. Y con todas las demás me refiero a Natalia, Sabela, Julia, África, Marta y Miki, quienes habían aceptado gustosos cuando María nombró la palabra "comer" y "cerveza".

-De tres a seis semanas, sí. -Me encogí de hombros.

-¿Te duele? -Preguntó la gallega con una leve mueca.

-No, pero si hago muchos esfuerzos sí. -Contesté.

-¿Y cómo harás con los partidos y eso? -Habló ahora Natalia.

-Pues ni puta idea. Supongo que irá mi suplente. -Bebí un sorbo de coca-cola. -Obviamente yo no puedo ir, que ni siquiera voy a poder salir de mi maldita casa. Me voy a volver loca encerrada tanto tiempo. -Bufé y todas se rieron. -Os lo digo de verdad, que odio estar encerrada sin hacer nada.

-Pensé que tú vivías con África y Marta. -Miki frunció el ceño y yo negué.

-Hace dos años vivíamos las tres juntas, luego África nos cambió por su novio y se fue a vivir con él, y un año más tarde Marta se fue también a vivir con su novio. -Hablé con un leve tono de dramatismo y enfado. -Me han dejado sola, son unas zorras.

-Ya te hemos dicho que te consigas a alguien pero por lo visto no superas a tu ex. -Soltó África burlona y yo la fusilé con la mirada.

-Calla, imbécil. -La morena soltó una carcajada bajo la atenta mirada divertida de todas las demás, menos la de Natalia que miraba al piso, tenía la vista perdida y cuando iba a hablarle, sonó el timbre de la casa sobresaltándonos a todas.

-¡Ha llegado mi amiga! -Exclamó María pegando un salto del sofá y corriendo hacia la puerta. Segundos después apareció con una chica de pelo fucsia a la altura de su mandíbula, tenía un septum parecido a el de Natalia y vestía con ropa básica. -Esta es Camila. Camila, estas son Alba, Natalia, Julia, Sabela, África, Marta y Miki. -Nos señaló mientras decía nuestros respectivos nombres y la chica nos saludó con un beso en la mejilla a cada una. -No conoce a muchas personas entonces me ha parecido bien invitarla aquí.. -Dijo María y todas la recibimos animadas. Se sentó a mi lado, que era el único espacio libre y enseguida frunció el ceño al ver mi pie.

-¿Qué te pasó? -Preguntó y al instante noté que no era Española.

-Me esguincé jugando al fútbol. -Me encogí de hombros.

-¡Ah, vos sos Alba! Ví el partido hoy, felicidades por la victoria, y a ustedes, claro. -Señaló a África y a Marta.

-Madre mía, ¡qué eres Argentina! -Casi gritó Marta. -Háblame, háblame más. -Camila soltó una carcajada nerviosa al escucharla y yo rodé los ojos.

-Déjala en paz, que la atormentas. -Le dije y Marta me mostró el dedo medio generando una sonora carcajada de mi parte.

-No pasa nada. -Dijo tímida.

-¿Qué significa ese pañuelo colgado en tu mochila? -Preguntó África frunciendo el ceño.

-Es a favor de la legalización del aborto en Argentina, estamos luchando porque nos den ese derecho.

-¿Me estás diciendo que todavía no es legal? madre mía, yo flipo. -Suspiré profundamente.

-Hace unos meses se votó y el resultado fue 38 votos en contra y 31 a favor. Lamentablemente no es ley y lo único que lograron es que se sigan muriendo mujeres.

-Ya, yo he visto por twitter todo y a día de hoy sigo flipando con todo lo que he escuchado por parte de las personas que están en contra de la ley. -Habló Marta pausadamente. -¿Sabéis qué es lo peor? que la mayoría de las personas que estaban en contra eran varones.

-Varones opinando sobre un tema nos pertenece, ¿les sorprende? porque a mí no. -Habló Camila y soltó una risa sin gracia.

-Va a ser ley, verás que sí. -La alenté y ella sonrió debilmente.

-Eso espero.

Miki, Sabela, Julia y María se habían ido a comprar comida mientras Natalia estaba en uno de los sofás alejados mirando atentamente su móvil que no dejaba de sonar en ningún momento. Tenía un gesto serio, y de vez en cuando soltaba leves suspiros que yo notaba desde la lejanía.

Cogí mi móvil y al verla en línea decidí mandarle un mensaje. Tampoco quería molestarla, pero estaba bastante preocupada porque desde que habíamos vuelto del hospital estaba super ida.

¿Qué te pasa?

A los segundos levantó su vista y me miró seriamente por un leve período de tiempo, y luego volvió a mirar su móvil.

Nada.

Rodé los ojos por su forma cortante de contestar y opté por mandarle otro mensaje.

Ven a hablar con nosotras por lo menos, no estés allí sola con cara de culo.

-Y Alba no aceptó... -Escuché a África terminar una frase al salir en el trance que me había metido y fruncí el ceño.

-¿De qué hablas? -Le pregunté intrigada por lo que había escuchado.

-Le contaba a Camila que te han llamado hace poco más de un año para un equipo de Estados Unidos y que no has aceptado, que no te enteras eh. Estás super distraida.

-¿Por qué no aceptaste? -Preguntó Camila.

-Porque no quería dejar a las personas que me rodeaban. -Contesté simplemente, porque aquello era la verdad, aunque no del todo.

Mi móvil sonó y nuevamente me sumí en mis pensamientos dejando de lado la conversación de las chicas.

Mejor no, no me siento muy bien.

Levanté la vista nuevamente para verla pero esta vez no me devolvió la mirada, generando un suspiro profundo de mi parte.

* * * * * * * * * *

Natalia.

Cuando todas se fueron de la casa de María, le ofrecí a Alba llevarla a su casa ya que me quedaba de paso. No estaba de humor para hablar, y para que el silencio no sea incómodo decidí poner mi playlist de Billie Eilish.

-¿Me vas a decir que te pasa? -Habló Alba rompiendo el silencio.

-No me pasa nada, Alba. -Respondí intentando sonar tranquila y creíble.

-No soy tonta. Tú misma me dijiste que no te sentías bien. -Recordó.

-Me duele la cabeza. -Mentí.

-Ya. -Dijo sin creerme y dejó la conversación ahí mismo.

10 minutos después había aparcado frente a su piso y me bajé del coche con la intención de ayudarla, pero cuando llegué al otro lado, ella ya había salido.

-Alba, coge las muletas. -Le dije firmemente.

-Puedo sin ellas. -No llegó a dar ni tres pasos que soltó un grito de dolor.

-Eres una cabezota. -Bufé.

-Mira quién habla. -Soltó una carcajada y yo la ignoré.

-Pasa tu brazo por mis hombros. -Al principio me miró confundida pero luego al darse cuenta de lo que pretendía hacer me hizo caso pasando su brazo derecho por mis hombros. Me tuve que agachar un poco por la notable diferencia de altura, y pasé mi brazo izquierdo por su cintura para evitar que se caiga.

Llegamos al ascensor y nos dirigimos al piso siete. Me sorprendió el hecho de que viviese tan alto, pero cuando llegamos a su piso me dí cuenta que aquello valía realmente la pena.

Al abrir la puerta de su piso, lo primero que vieron mis ojos fue una ventana gigante que daba a toda la cuidad, aquellas vistas eran una maldita fantasía.

-Menudas vistas tienes, eh. -Le dije.

-No son nada de otro mundo. -Se encogió de hombros.

Se formó un silencio incómodo entre las dos y por alguna extraña razón mi mano derecha comenzó a temblar de los nervios. No tenía ni idea de el por qué me pasaba aquello cada vez que estaba cerca de la rubia, pero en cierto modo no quería saberlo.

-Bueno.. creo que me voy. -Metí mis manos en los bolsillos de mi abrigo y me dirigí a la puerta, con Alba detrás.

-Natalia...

-Estaba hablando con Paul. -La corté y me dí la vuelta para mirarla a los ojos.

-¿Perdona? -Preguntó confundida.

-Hoy en la casa de María, estaba hablando con Paul. -Aclaré y ella elevó las cejas.

-¿Qué pasa entre vosotros?

-Quiere que hablemos, pero yo ya no sé que hacer con esta situación. Me está superando todo esto, Alba. -Una lágrima cayó y resbaló por mi mejilla rápida, con todo el dolor acumulado que tenía dentro.

-No llores, por favor. -Dió dos pasos hacia mí.

-Me duele que actuemos como desconocidos sabiendo que le quería tanto. -Otra lágrima cayó ahora seguida de dos más. Me sobresalté al sentir la mano de la rubia coger la mía y tiró de mi hacia el sofá que estaba a menos de dos metros.

-¿No te parece que tendrías que escuchar lo que tiene para decir? -Me preguntó suavemente.

-Es que no sé si quiero escucharlo. -Me encogí de hombros.

-En el fondo sabes que si quieres escucharlo, porque a pesar de todo él ha sido alguien importante en tu vida. Dime algo, ¿pierdes algo con escucharlo?

-No.

-¿Entonces? -Sonrió. -Dale una oportunidad. No te digo que le perdones, pero creo que deberías de escuchar lo que tiene para decirte.

-Gracias por escucharme. -Le dije sincera y ella negó.

-No me des las gracias por esto.

-Claro que te tengo que dar las gracias. Te hablo borde y tú a pesar de eso eres super amable e intentas entenderme, aunque no me entienda ni yo.

-Ya llegará el momento en el que logres entenderte. -Se acercó más a mí y me abrazó. Al principio me sorprendí y me tensé, pero luego al sentir sus caricias en mi espalda comencé a sollozar descontroladamente.

-Perdón. -Susurré entre sollozos.

-Desahógate, cariño.

Agradezco todo el apoyo que le están dando a esta historia y pido perdón por tardar tanto en actualizar.

Si veo que les gusta y votan, a mitad de semana subo otro capítulo💛

pd: SÍ SON, COÑO.

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