GENDER BENDER

By bwthluv

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ambos están cansados de sus monótonas vidas. él del instituto sólo para hombres. ella de las constantes bur... More

Gender Bender.
01.
Fichas I
Fichas II
02.
03.
04.
05.
06.
07.
09.
10.
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Epílogo.

08.

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By bwthluv

Decir que Donghyuck estaba sorprendido cuando al otro día vio, frente a la puerta de la habitación de su hermana, una pila de libros, era quedarse corto. Y se sorprendió aún más cuando, al hojearlos, descubrió que eran fotocopias de los libros de clase. Tal vez alguien haya visto el espectáculo del día anterior y se apiadó de ella — él —.

Agradecido por la persona cuya identidad él no sabía, guardó las fotocopias de los libros que necesitaría ese mismo día en la mochila, y salió de la habitación como alma que lleva el diablo: Se había quedado dormido.

La verdad es que esa persona anónima lo había salvado de un gran regaño y posible castigo que le darían los directivos por no llevar el material escolar. La noche anterior no había podido dormir casi nada pensando en cómo hacer para que no le pongan ningún incumplimiento ya que no sería él quien saldría damnificado de eso, si no su hermana. Pero, gracias a las fotocopias que alguien dejó frente a su puerta durante la noche, ningún profesor se enteraría de nada.

En el instante que su pie tocó el suelo del edificio escolar, la campana que daba inicio a las clases retumbó en el lugar. No había ni un alma en los pasillos, pues todos ya se encontraban en sus salones para evitar llegar tarde. Donghyuck comenzó a correr hacia su salón de clases y, al entrar, el profesor ya se encontraba allí. Como castigo por haber llegado tarde, tuvo que quedarse fuera del salón elevando los brazos hasta que su clase acabase.

Lamentablemente para él, su clase duraba dos módulos de cuarenta minutos cada uno.

— ¡Chica! — Exclamó sorprendida Iseul. Ahora se hallaban en la cafetería almorzando. — ¿En serio te has quedado los ochenta minutos con los brazos hacia arriba?

«¿"Chica"?» Repitió Donghyuck en su mente.

— Chica, — Donghyuck hizo énfasis en esa palabra, con enojo. Sin embargo, Iseul no lo notó. — ¿En serio crees que haría eso? Solo levantaba las manos cuando oía sus pasos acercándose a la puerta, pues sabía que iría a comprobar si estaba cumpliendo con el castigo. — Donghyuck llevó a su boca un poco de arroz, y continuó hablando con la boca llena. — Luego pásame los apuntes de hoy.

Accidentalmente, un grano de arroz voló de la boca de Donghyuck hacia el rostro de Iseul.

— ¡Ew, Dongsook! — Exclamó la chica, con asco. — ¡¿A dónde se han idos tus modales?! Solías regañarme cada vez que hablaba con la boca llena.

Donghyuck terminó de masticar, y tragó.

— Mala mía. — Se excusó.

— Ah, me quedé sin dinero... — Ambas oyeron la voz de Jaemin a unos pasos de ellas.

Estaba en la barra de comida, y ellas se habían sentado en una mesa a pasos de la misma. Y la maldita escuela cobraba por cada plato de comida a pesar de pagar cada mes la cuota para permanecer allí.

— Eso te sucedió por habértelo gastado todo hoy temprano. — Oyeron ahora la voz de Minkyung. Jaemin lanzó otro bufido rodando los ojos.

— Préstame algo de dinero, me muero de hambre. — Pidió descaradamente.

A todo esto, Iseul había callado por acto reflejo. Dongsook y ella siempre dejaban de hablar cuando alguno de los integrantes del pandemonio rondaba cerca, puesto que solían molestarlas por cualquier cosa. Donghyuck recordó aquello, e hizo silencio de inmediato.

Aunque, después de todos los problemas que había causado desde que había cambiado de lugar con su hermana, lo que ahora era raro era que se quedase callada en vez de pelear.

— ¡¿Qué?! — Exclamó indignado Minkyung. — ¡Eso no está bien, hyung! ¡No puedes aprovecharte de tus menores y quitarles dinero! — Jaemin comenzó a vagar su mirada por la cafetería en búsqueda de alguien más para pedirle dinero, cuando divisó a Donghyuck e Iseul sentados en una mesa cerca de ellos. Rápidamente se tensó. — ¿Por qué has hecho eso? ¿Por qué has gastado todo tu dinero en la mañana?

— ¡Cállate! — Ordenó Jaemin, sin embargo Minkyung no obedeció.

— ¡No, hyung! ¡Escúchame! ¡Incluso te has levantado más temprano que lo común para ir y sacar fotocopias de todos los libros de clases! — Jaemin rodó los ojos nuevamente, luciendo enormemente nervioso.

¿Así que quien había dejado las fotocopias de los libros había sido Jaemin?

— ¡Qué cierres el maldito pico he dicho! — Exclamó. Minkyung lo observó sorprendido.

— ¿Por qué me gritas así? ¿Es porque no quiero prestarte dinero? ¡Si has sido tú el que lo ha gastado en cosas inservibles! — Volvía a protestar el muchacho.

— ¡Solo cállate! — Gritó Jaemin. Echó una mirada hacia Donghyuck, quien lo observaba curioso y divertido. Luego de dar un bufido más, salió corriendo de la cafetería sin mirar atrás.

— ¡Hyung! — Exclamó Minkyung, pero Jaemin ya había salido de la cafetería.

Dirigió su mirada hacia donde había visto que Jaemin la había dirigido antes de salir corriendo, y divisó a Dongsook e Iseul sentadas. Sonrió divertido, y se acercó a ellas.

— ¿Ya se han ido? — Preguntó Iseul en un susurro.

— ¿Quiénes? — Dijo Minkyung apareciendo detrás de ella, y haciendo que dé un respingo del susto. Miró hacia el plato de comida de Iseul, y negó con el rostro. — Tsk. Esto es muy poca comida para ti, gordis. — Sonrió de lado, notando cómo el rostro de Iseul se tornaba rojo.

Ahora los alumnos que estaban sentados en mesas continuas observaban atentamente lo que sucedía.

— No... — Susurró ella.

Donghyuck cerró sus manos en un puño debajo de la mesa, pero no hizo nada.

Por ahora, no haría nada.

— ¡Sí! ¡Es poquísimo! — Tomó comida del plato de Donghyuck y comenzó a colocarlo en el de Iseul. — ¿Es que estás a dieta? — Se detuvo unos segundos para observar el rostro de la niña. Sus ojos comenzaban a llenárseles de lágrimas debido a la vergüenza y humillación. — ¡Eso es ridículo, no podrás bajar de peso jamás! — Exclamó Minkyung luego de unos segundos sin respuesta. — ¡Debes comer mucho, gordis! — Tomó una porción de arroz con los palillos, y la volvió a mirar sonriente. — ¡Ahora, di "Aaaaah"! — Iseul abrió su boca, y Minkyung embarró todo el arroz en sus mejillas y barbilla. — Ups, se me resbaló.

Donghyuck azotó su puño cerrado sobre la mesa, y se puso de pie con mirada desafiante. Toda la cafetería quedó en silencio mientras Minkyung observaba sorprendido y divertido a Dongsook.

Lo que él estaba intentando lograr era que ella reaccione de esa manera. Luego de verla saltar por la ventana hacía poco, le entró curiosidad.

— Déjala en paz de una maldita vez. — Gruñó Donghyuck.

— ¿O qué? — Lo desafió Minkyung.

— Minkyung. — Una tercera voz, femenina, se escuchó por encima del silencio. Ambos, Donghyuck y Minkyung, voltearon hacia donde la voz provino, y vieron a Yoora en una mesa frente a ellos. — Es divertido molestarlas, lo sé. Pero, ¿Tiene que ser a la hora de la comida? Estas causándome indigestión. — Protestó. Miró su comida, y alejó el plato de ella. Se puso de pie, y lo miró. — Como sea, se me ha ido el apetito. — Dijo, caminando fuera de la cafetería siendo seguida por la mirada de Minkyung.

Luego de que Yoora cruzase la puerta doble de la cafetería, Minkyung volvió su mirada hacia las dos niñas.

— Buen provecho. — Dijo, reincorporándose puesto que había estado apoyado sobre la mesa. — Recuerda comer bien, gordis. — Volvió a burlarse mientras despeinaba el cabello de Iseul para luego irse victorioso.

Iseul continuaba llorando, y todos en la cafetería cuchicheaban acerca de lo que acababa de suceder, mientras las observaban.

— ¡¿Qué mierda miran?! — Espetó Donghyuck, logrando que algunos se encojan en sus lugares.

Tomó el brazo de Iseul y la sacó a rastras de allí, antes de que comiencen a tomar fotografías de lo sucedido.

Una vez fuera de la cafetería, la dirigió hacia el baño de mujeres. Cuando llegaron, tomó un papel de los que se usan para secarse las manos y lo humedeció. Acto seguido comenzó a limpiar el rostro de Iseul, intentando no arruinar mucho su maquillaje.

— Está bien... — Susurró Iseul. — Puedo hacerlo yo sola. — Dijo, tomando el papel. Sin embargo, Donghyuck volvió a tomarlo.

— Está bien, déjame ayudarte. — Cuando el papel comenzó a ensuciar más de lo que limpiaba, tomó uno nuevo y lo humedeció. Luego volvió a limpiar el rostro de su amiga. — Fue mala suerte que sucediese esto justo cuando a la cocinera se le ocurrió colocarle salsa al arroz, ¿Cierto?

Iseul sonrió desganada.

— Mucha mala suerte. — Concordó.

El almuerzo acabó justo cuando Iseul terminó de retocar su maquillaje, y ambos salieron juntos hacia el salón de clases.

...

— Así que, ¿Has sido tú? — Espetó Donghyuck hacia Jaemin.

Se encontraban nuevamente detrás de la cancha de futbol, después de clases.

— No sé a qué te refieres. — Mintió Jaemin.

— No te hagas el idiota. — Ladró Donghyuck. — Las fotocopias. Has sido tú, ¿Cierto?

Jaemin suspiró resignado.

— Sí. — Volvió a suspirar, esta vez dirigiendo su mirada directo a los ojos de Donghyuck. — Lo de tus apuntes ha sucedido porque Danbi se puso celosa debido a que has pasado el rato con Mark. Y como yo te he dicho que lo seduzcas, me sentí culpable. — Se encogió de hombros. — Fue solo eso, y no tengo ningún otro motivo oculto. No necesitas preocuparte.

— Gracias. — Lo interrumpió. Jaemin lo miró boquiabierto.

— ¿Qué? — Preguntó.

Sin embargo Donghyuck no lo repitió. Tan solo se dio media vuelta, y se largó de allí sin siquiera voltearse a mirar a Jaemin por última vez.

Por suerte, Jaemin sí había oído.

"Gracias."

...

Esta vez, Donghyuck se había puesto un poco más de relleno en las tetas de silicona. Se había colocado una camisa algo holgada y había dejado desprendido, nuevamente, un botón más que de costumbre en el escote.

Vamos, sí, era un hombre. Pero si iba a seducir a otro, iba a esforzarse lo más posible en hacerlo. Él era bien conocido en su internado masculino por su nivel de competitividad.

Colocó su falda un poco más arriba, intentando mostrar más piel, y colocó la camisa por debajo del elástico de la falda. Se colocó unas medias que le llegaban por encima de la rodilla, y unas zapatillas negras con un poco de plataforma sin usar que encontró en los más oscuros rincones del armario de Dongsook. Él mismo se las había regalado para su cumpleaños, y ella nunca las había usado.

También tenía puesto un brasier de encaje rojo que también había encontrado oculto en un cajón de Dongsook, y le asustaba la idea de que su hermanita tenga de esas cosas. Definitivamente, cuando los tres meses acabasen, se llevaría dicho brasier y lo quemaría junto con la tanga negra que había encontrado en otro cajón.

Su hermana no tenía por que usar cosas así, no señor. Ella misma solía repetir que se le hacían incómodas.

Lo que más le asustaba pensar era, ¿Quién se las había regalado? Porque ella no los compraría, es una niña demasiado inocente que se asusta al ver a un hombre a cinco metros de distancia. Jamás podría ir a comprar lencería de ese tipo.

En cuanto averigüe quién era la persona que le había regalado ambas cosas, lo quemaría junto con ellas.

Se miró al espejo, y en verdad quiso que la tierra lo tragase. ¿Qué estaba haciendo con su vida?

Negó con el rostro y se dijo a sí mismo que era todo para ayudar a su hermanita. Tomó algo de labial, delineador y máscara que aún tenía el precio y se aplicó un maquillaje un poco natural. Asintió pensando en que había hecho un buen trabajo. Cualquier hombre caería de rodillas por él.

Aunque al único que necesitaba era Mark, para luego dejarlo tirado y con las ganas.

Caminó con paso seguro y con la barbilla en alto hacia la biblioteca en donde había quedado con Mark para avanzar con la investigación de biología. En cuanto entró a la misma, lo vio sentado en la mesa sin ningún libro a su alrededor y jugando con su teléfono. Antes de acercársele, buscó unos cuantos libros que le servirían. Una vez con los libros en mano, caminó hacia Mark y los dejó caer en la mesa frente a él.

Mark dejó caer el teléfono por el susto, y miró hacia Donghyuck con la intención de gritarle por haber hecho que su celular se deslizara y cayera.

Sin embargo, su garganta no pudo emitir sonido alguno al verla. Se preguntó cómo había hecho para no notarla antes.

¿Siempre tuvo las tetas de ese tamaño?

Sin dudas. El escote dejaba ver que ese era el tamaño, y no era producto de un relleno en el sostén.

«Si supiera que el truco está en, justamente, las tetas.»

Oh, por Dios. Tenía un sostén rojo, lograba traslucirse debido a lo blanco de la remera. Y, debido a la luz que le daba por detrás, podía diferenciarse su delicada cintura por debajo de la camisa.

Donghyuck agradeció tener un cuerpo tan femenino y que su hermana lo tenga tan masculino.

Además, ¡Sus piernas! Eran largas y bien formadas. Nada de piernas esqueléticas, ni con celulitis. Y su rostro. Oh, por Dios nuevamente.

Oh, sí. Iba a disfrutarlo.

— Cierra la boca o te entrará una mosca. — Bromeó Donghyuck sonriendo de costado al notar la reacción de Mark al verlo.

El primer paso estaba dado. Había hecho que desee acostarse con él no solo para luego usarlo en su contra, sino porque le había parecido atractiva.

«Pobre de ti, Lee Mark.» Pensó Donghyuck. «Poco a poco, vas cayendo en las redes de Lee Donghyuck.» Se sentó frente a él, y lo miró sonriente. «Y esto te lo ganas por molestar a mi hermanita.»

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