Suspiré y miré la hora en mi celular. Jin se estaba tardando más de lo que esperaba.
Finalmente le había propuesto a SeokJin si quería salir un rato de casa, no me pareció una mala idea después de todo y si rechazaba mi propuesta yo seguiría insistiendo hasta que aceptara. Aceptó no muy convencido y yo salí de su habitación para que se vistiera.
El único problema era, que Jin se estaba tardando más tiempo de lo deseado. Y yo, me empezaba a aburrir.
El sonido de una puerta abriéndose sigilosamente se escuchó apenas por la casa. Volteé la cabeza y noté que era Jin saliendo de su habitación. Iba vestido con una camiseta azul y unos pantalones blancos.
Sonreí. Él se veía lindo con todo.
—Di-disculpa la demora —tartamudeó dulcemente y bajó la mirada en dirección a sus zapatos.
—¿Vamos a desayunar? —le pregunté señalando que bajáramos del segundo piso. Quería ir a desayunar con él afuera, en algún lugar cálido y de comida de buena calidad, como una... pequeña cita.
—¿En casa, cierto? —me preguntó, destruyendo todas mis ilusiones rápidamente—. No quiero desayunar afuera, digo, si no te molesta.
Suspiré y sonreí. Todo por él.
—En casa, está bien —dije yo, empezando a bajar las escaleras.
Alcancé a escuchar cómo suspiraba profundamente y bajó las escaleras también, siguiéndome hasta la cocina. Al llegar, Min-Ha estaba encima de la mesa, caminando de un lado a otro en el mesón para cocinar.
Me sorprendía la normalidad de mi gato.
—Hola, Min-Ha —saltó de inmediato la voz de Jin.
Min-Ha brincó hasta llegar al piso y acarició las piernas del chico que había a mi lado con su felpudo cuerpo, actuando cariñosamente. Sinceramente no comprendía a mi propio gato, odiaba a cualquier persona que se me acercase y cuando llegaba Jin prácticamente luchaba por estar con él.
Definitivamente no era muy bueno comprendiendo a los animales.
—¿Qué vamos a desayunar? —preguntó Jin alzando la mirada y fijándola en la mía.
Ojos marrones, unos hermosos ojos marrones.
—Podemos hacer crepes. Aprendí a hacerlos hace un tiempo —respondí yo, pensando en algo a último momento.
El arqueó ambas cejas sorprendido.
—No sabía que supieras repostería —comentó acomodando sus gafas.
Sonreí inevitablemente y me encogí de hombros, contagiando en él también una pequeña sonrisa. Saqué los ingredientes que necesitaba y empecé a cocinar, mientras que Jin observaba cómo lo hacía.
Sinceramente me gustaba hacer crepes, y me concentraba bastante normalmente, pero sintiendo cómo Jin seguía cada movimiento que hacía, sintiendo el cuerpo de Jin al lado del mío, sintiéndolo tan cerca, no podía concentrarme demasiado.
—¿Puedo intentar hacer uno? —preguntó tímidamente.
Lo miré por el rabillo del ojo y él me miraba con sus dulces ojos marrones. Mierda, con él no podía negarme a nada.
—Está bien —dije mientras me apartaba para que él tomara mi lugar en la cocina.
Me alegré al ver que le saqué una sonrisa tan sincera y emocionada.
—Gracias —susurró y empezó a imitar lo que yo había hecho anteriormente.
Yo lo guiaba algunas veces claramente y él seguía mis pasos a la perfección, ese chico era bello e inteligente, no podía ser más perfecto en realidad. Cuando terminó de cocinar, yo serví los crepes en dos platos.
—Fue divertido —mencionó él esbozando una pequeña sonrisa. Asentí estando de acuerdo—. Am... —musitó observando sus manchadas manos, rió levemente—. ¿Me puedes pasar el paño de cocina?
Sonreí torcidamente.
—¿Las palabras mágicas? —exigí en un tono burlón, comportándome como un niño pequeño.
Por su rostro se asomó una sonrisa al mismo tiempo que volcaba los ojos.
—Te odio —dijo haciendo énfasis en las palabras de una manera entretenida.
—Tú me amas —dije encogiéndome de hombros.
—Entrégame el paño de cocina —repitió intentando lucir profesional y elegante.
—Admite que me amas —bromeé. Me arriesgaba a que se formara un momento incómodo, pero hasta ahora iba bien.
—Yo amo al paño de cocina. Pásamelo —siguió exigiendo reprimiendo una clara sonrisa que quería salir. Reí levemente y le entregué el paño para que limpiara sus manos.
Nos sentamos a la pequeña mesa a comer los crepes, y los terminamos rápidamente entre pequeñas bromas, de parte mía para que Jin no estuviera nervioso, sonrojos leves de parte de él y maullidos del gato que estaba bajo de la mesa.
Sí, un perfecto desayuno.
***
—Entonces... ¿qué haces en tu tiempo libre? —le pregunté.
Él me miró arqueando una ceja.
—Leer —respondió reprimiendo sus obvias ganas de reír—. Hazme preguntas más interesantes —bromeó él y yo solté una risa un tanto avergonzada.
Habíamos ido al parque, al parecer se había vuelto el lugar favorito de Jin ya que él lo había propuesto. Estábamos sentados en el pasto y la idea de jugar a «las veinte preguntas», no lucía ser tan mala.
Saber veinte cosas de él... y que él supiera veinte cosas sobre mí. Y claramente sus preguntas iban a ser más inteligentes que las mías.
—¿Te consideras racista? —preguntó él frunciendo el ceño.
De acuerdo, no esperaba que esa clase de cosas le importaran.
Atiné a encogerme de hombros.
—La verdad no —respondí siendo sincero. Él asintió levemente y una pequeña sonrisa se asomó en su rostro.
—¿Tu animal favorito? —pregunté curioso. La verdad esa pregunta me andaba rondado hacía unos días, sinceramente lucía ser que eran los gatos, por el hecho de que le gustaba Min-Ha pero... ¿quién sabía con seguridad? Yo no.
—Supongo que... —hizo una mueca pensativo—. Antes eran los pandas, ya que los encontraba tiernos, pero creo que por culpa de tu gato... bueno... —se encogió de hombros sonriente dándome a entender que ahora le gustaban los gatos, o al menos eso había entendido yo.
Los gatos... quizás algún día podría regalarle uno.
—¿Tu película favorita? —preguntó él pasando su mano por su cabello.
—Em... "Tren a..." —empecé a responder, cuando una voz que sinceramente no quería escuchar se presentó.
—¡Jin! —exclamó alegremente mientras caminaba hacia nosotros, como lo había hecho la vez anterior cuando también nos había interrumpido en el parque.
Jin y yo volteamos la cabeza al mismo tiempo y nos encontramos con el torpe chico cuatro ojos: TaeHyung. Jin sonrió mientras que yo sólo podía hacer una mueca de fastidio. ¿Qué hacía él aquí? No lo quería cerca, no ahora.
Llegó a nuestro lado e interrumpió nuestra privacidad con una sola pregunta.
—¿Cómo estás, Jin? —le preguntó amigablemente al chico dulce que tenía a mi lado.
Claro, claro, que yo era la sombra del árbol de la esquina, no importaba nada.
—Hola, TaeHyung. Estoy bien, es bueno verte —respondió él con aquella sonrisa que me encantaba pero que pocas veces me regalaba.
—Lo mismo digo —sonrió abiertamente él y se sentó al lado de Jin, por lo que ambos quedaron enfrente de mí.
Era como que la jodida realidad estuviera ahí, burlándose de mí, diciendo «te ponemos al chico al que adoras junto al chico al que odias justo enfrente tuyo para joderte la vida por completo».
Maldita realidad que conspiraba contra mí.
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Pobre Namjoon,el solo queria pasarla bien con Jinnie :( y me olvide de preguntarles si les gustaba la nueva portada :),queria cambiarla y me quedo asi,bye lindxs~