Una vez abrió la habitación se acercó con ella a la cama y la dejó caer con suavidad mientras ella sonreía.
Le pareció incluso que se veía más bonita o quizás solo era que él estaba caliente por la chica.
Ella se acomodó recorriéndose hacia arriba mientras él le quitaba los zapatos y comenzaba a desvestirla por completo.
Quitó la blusa y el pantalón dejándola solo en ropa interior y aunque no era precisamente la lencería más sexy debía admitir que se veía perfecta y que tenía una figura preciosa.
Le quitó el sostén y la vio cerrar las ojos avergonzada pero él la besó para distraerla mientras sus manos quitaban la última prenda del cuerpo de Scarlett.
Se incorporó un poco sacando únicamente su cartera y dejándola a un costado de su cabeza mientras se quitaba los zapatos y la veía a ella.
Se quitó la camisa y el pantalón mientras veía su cuerpo y se recreaba mirando a la chica frente a sí.
Le hubiera encantado que ella pudiera verlo, tal vez como una forma de engordar su ego. De verla con la mirada ardiente e incluso se la imaginó totalmente apasionada.
Se quedó en ropa interior mientras se frotaba por encima de la tela la prominente erección y buscaba la manera de controlarse.
Se subió a la cama de nuevo y ella al sentir el peso sobre el colchón intentó incorporarse pero fue recibida por un nuevo beso mientras sentía el pecho de Hurs frotarse sobre el de ella.
Sus labios esta vez saqueaban los suyos mientras sus manos empezaban a recorrerla de abajo hacia arriba.
Lo sintió tocar sus piernas y subir por su cadera hasta su cintura y continuar el recorrido ascendente hasta detenerse en sus senos. Con la mano izquierda acarició el pezón de la joven, lo oprimió y dio un pequeño y ligero masaje a su turgente seno, tanto que la hizo gemir despacio ante la sensación jamás sentida, al menos no con las manos de un hombre.
Por supuesto en su afán de conocer se había tocado pero definitivamente no era lo mismo que lo que sentía ahora.
Scarlett se dejó llevar por Hurs que a su criterio y tocando su fibroso cuerpo debía ser bastante atractivo y en su mente comenzó a hacerse una imagen de él.
De forma inconsciente subió una de sus piernas sobre la cintura de Hurs que de inmediato acarició su piel mientras con su lengua producía placer mordisqueando su seno y acariciándolo, jugando con él.
Hurs escuchó su respiración empezar a acelerarse un poco más por lo que prestó la misma atención a su otro seno, prodigando caricias y pequeños mordiscos a sus pezones que la hacían arquear un poco la espalda y lanzar un pequeño gemido que trataba de retener.
Dejó un beso en sus senos y se alejó de ella de nuevo arrodillándose en medio de las piernas de Scarlett viendo su sexo empezando a humedecerse.
Llevó su mano hacia la entrepierna de la chica que dió un pequeño respingo.
—Tranquila —dijo acercándose a darle un beso—. Si quieres que pare solo debes decirlo.
Lo dijo aunque en realidad y muy dentro de él no deseaba que lo hiciera. No quería que lo detuviera.
Ella negó y sonrió antes de volver a negar mientras él de nuevo acariciaba con sus dedos los labios de su sexo e introdujo un dedo en ella, despacio y solo un poco.
La vio morderse el labio inferior y ponerse un tanto incómoda pero la calmó de nuevo con un beso sacando su dedo y moviéndose hasta quedar con la cabeza entre sus piernas.
Le dio un pequeño masaje y dejó besos en la cara interna de sus piernas antes de acercar sus labios a su sexo.
Pasó su lengua arriba y abajo mientras su dedo que parecía tener vida propia acariciaba y frotaba con intensidad la hendidura de la joven que cada vez más gemía un poco más ruidoso.
Poco a poco la fue preparando en medio de besos, caricias. La tocó con los dedos humedecido cada vez más y más hasta que ella gemía sin control y él se apoderaban con los labios de su sexo y con la lengua frotaba el cúmulo de nervios que estaban llevándola a la cima.
Scarlett tomaba el cabello de Hurs mientras se retorcía en medio de la cama con las sensaciones y gemía cada vez más fuerte aunque intentaba no hacerlo.
Mordía sus labios pero llegó un punto en el que le era imposible callar y sin más solo se dejó arrastrar por el placer.
Gimió fuerte y pidió lo que deseaba, que la tomara de una vez y que intensificara las sensaciones pero Hurs seguía lamiendo y penetrando su sexo de forma suave con los dedos.
La mano y labios expertos de Hurs la estaban llevando a un punto en que apenas podía pensar con claridad y podía expresar palabra coherente.
La maestría de los movimientos de su lengua eran más de lo que podía soportar por lo que sin poder soportarlo estrujó su cabello y arqueó la espalda en su primer orgasmo producido por un hombre.
Hurs estaba más que excitado por lo que se acercó a ella para besarla y besar su cuerpo mientras abría su cartera y sacaba un preservativo.
Estaba mentalizándose para no tener el mismo problema que su amigo. El nivel en el que se encontraba le hacía pensar que apenas estuviera dentro de ella se liberaría sin más.
La vio recuperarse apenas del orgasmo mientras él volvía a su sexo con sus labios, saboreando la humedad de la chica mientras sus dedos cada vez más fácil entraban en ella.
Su lengua tocaba su clítoris buscando intensificar el placer escuchando como de nuevo empezaba a gemir e incluso se retorcía bajo su cuerpo.
Las manos de Scarlett le tomaron con fuerza del cabello presionando contra sus sexo buscando mucho más placer e intensidad.
La tocó y lamió por última vez antes de volver a incorporarse y quitar por completo su ropa interior.
Se masturbó un par de veces y colocó el preservativo sobre su miembro.
Separó aún más la piernas de la chica y se colocó en medio de ellas para penetrarla.
Fue despacio, poco a poco, tranquilizándola y besándola a ratos.
La veía hacer pequeños gestos de dolor tras el avance de su miembro dentro de ella por lo que se acomodó bien y la besó antes de dar una última embestida y sentir los labios de la chica morderlo y enterrar sus uñas en la espalda.
Se mantuvo quiero tranquilizándola y besándola mientras sentía el sabor de la sangre tras la mordida de la chica.
En cuanto la sintió más cómoda comenzó a moverse despacio. Con movimientos profundos pero lentos, tratando de calmarse y no terminar antes de tiempo.
Poco a poco comenzó a moverse más rápido tomando como señal cuando ella se cubrió la boca con la mano para no gritar.
—No te detengas —dijo en un suspiro que solo lo incentivó a ir más profundo y rápido hasta que terminó por perder el control.
Poco a poco las embestidas se volvieron más demandantes y mucho más rápidas. El movimiento del cuerpo de Hurs sobre ella era fuerte y con ritmo, olvidando por un momento que estaba con una recién desvirgada y es que a ella parecía no importarle dado que gemía y pedía que lo hiciera más rápido.
Le hubiera gustado durar un poco más pero en cuanto la escuchó gemir y arrastrar sus uñas por toda su espalda con tanta fuerza mientras escondía su rostro en el cuello y le mordía el hombro no pudo soportarlo más y se liberó con un gruñido furioso.
Cayó sobre el cuerpo de la chica que trataba de recuperar la respiración y le apresaba fuerte aún.
Poco a poco salió de ella y miró sobre la cama la muestra de lo que la chica le había dado esa noche.
La miró sobre la cama despeinada, sonrojada y con el maquillaje corrido pero le pareció que se veía aún más guapa que nunca.
Se formó un silencio en el que Hurs pensaba en lo que acaba de pasar. Se quitó el preservativo, lo anudó y lanzó a la basura antes de girarse a verla.
Ella tenía los ojos en el techo y Hurs sonrió mientras pasaba sus nudillos por los senos de la chica que cerró los ojos y aspiró dejándose invadir por la sensación.
—Quiero que se repita —dijo él con sinceridad—. Las veces que quieras, que queramos.
—No quiero ser tu novia —dijo ella.
—No tienes que serlo —respondió—. Solo esto, aquí en mi casa, las veces que se nos antoje.
Scarlett entendió y de inmediato a lo que se refería y no es que fuera una puritana pero se preguntó qué consecuencias tendría.
—Vas a cuidarme —dijo dejando en claro lo que quería.
—Por supuesto —dijo él—. Sin riesgos.
La vio sonreír y asentir.
—Nadie debe saberlo —dijo con una risilla—. Mi madre va a matarme y de paso a ti y Brooke te comerá vivo.
Se abstuvo de decir que su hermana no tendría que decir nada cuando hacía exactamente lo mismo, pero al final guardó sus comentarios.
—Lo prometo. —Juró dando un beso en sus nudillos.
Miró el reloj, era tarde así que la ayudó a levantarse viendo cómo hacía un pequeño gesto de dolor y la llevó a la ducha donde de nuevo tuvo una erección pero no la importunó más, solo la tocó y se masturbó hasta liberarse.
La ayudó a vestirse y salieron de ahí rumbo a su casa.
Scarlett esperaba que su hermana no hubiera llegado ya o tendría mucho que explicar, pero afortunadamente entró a su casa en silencio y dado que conocía su hogar se movió con facilidad hasta su habitación.
Afuera Hurs sonrió un poco preocupado pensando a dónde lo llevaría eso pero quería vivirlo, al menos de momento era lo que quería.
Condujo a departamento de nuevo y se dejó caer sobre el sofá quitándose la camisa y si más se quedó dormido.
***
Escuchó el sonido del timbre por lo que despertó de inmediato.
Un ligero dolor en el labio le hizo recordar que lo había mordido y sonrió.
Abrió la puerta para ver a Max y Parker al otro lado mirarlo con atención.
—¿Qué demonios te pasó? —dijo Max señalando su labio y entrando—. ¿Tuviste una pelea?
Hurs no iba a decir nada, por lo que solo asintió y se metió tras Max con Parker de detrás de él.
—¿Era un peleador que tenía uñas acrílicas y la boca pequeña? —inquirió un divertido Parker que señaló su hombro donde había una mordida y su espalda con los rasguños—. Supongo que te agarró a chupetones para causar hematomas en tu piel. Te esperaba una muerte lenta con eso, menos mal pudiste escapar.
—¡Vaya! —dijo Max riendo—. Era una gata peleando. Son peligrosísimas, gracias a Dios que la estás contando.
—Gata persa. —Siguió Parker—. Son bastante salvajes. Mira como le ha dejado el cuello y el labio, mejor no hablemos de la espalda. Dios nos libre de encontrarnos una contrincante así.
—Te han dado una tremenda paliza —dijo Max—. Pobre de ti, no me gustaría que te maten y sería un pésimo amigo si lo permito. Cuando vayas a lugares tan peligrosos a pelear, llévame contigo, si vamos a morir desangrados por los mordiscos y rasguños pues que así sea.
—Amén —dijo Parker—. Y yo que me negué a ir contigo. Debiste decirme que ibas a la batalla de tu vida y seguro que hacía gala de mis mejores recursos luchísticos. Yo hubiera dado la vida por ti. Mira nada más como te han dejado.
—¡Váyanse al diablo! —dijo enojado—. ¿A qué han venido?
Sus amigos borraron la sonrisa de inmediato antes de verlo directamente a los ojos...
Ya estoy aquí. Nos leemos el martes y bueno. Más tarde con la buena esposa.