Cinco.
Había dejado que Amelia se fuera, y no porque quisiera, si no que mi cabeza estaba completamente metida en encontrar el dueño del ojo que encontré en el apocalipsis, estaba seguro que él era el causante de todo el desastre.
[...]
Me encontraba en la dirección que nos había dado el hombre de la cafetería la noche de ayer, con mi prótesis ocular en mano, en este lugar fabricaban prótesis de cualquier tipo; de brazos, piernas, manos, incluso ojos.
---¿Te ayudo en algo?
Volteé a mis espaldas, se encontraba un hombre un poco mayor, con una bata del lugar puesta.
---Quiero saber de quién es esto.--- le comenté mientras me acercaba a él y le mostraba el ojo.
---¿De dónde lo sacaste?
---¿Qué te importa?--- le pregunté.
El hombre me miro con una cara extrañada. Diablos, si quiero información, tengo que ser más "amable".
---Lo encontré...en un parque de hecho, supongo que...---hice un ruido con mi boca.---...debió salirse.--- el hombre me sonrió.--- Quiero devolvérselo a su dueño.
---Oh, eres muy amable.--- me comentó la recepcionista del lugar.
---Si...busca el nombre, ¿quieres?--- le pregunté, con una sonrisa sarcástica.
La mujer me vio extrañada.--- Lo siento, pero la información de los pacientes es confidencial. Significa que no puedo...
---Si, ya sé que significa.--- lo interrumpí.
---Pero, te diré que hacer; deja el ojo aquí conmigo y yo se lo devolveré al dueño.--- me aseguró el señor.--- Seguro que él o ella estarán muy agradecidos , así que...---el hombre trató de agarrar el ojo en mi mano, pero no se lo permití.
---No toques el ojo.--- le advertí.
---Escúchame bien, joven...
No deje que el sujeto terminara cuando lo tome del cuello de su bata, acercando su rostro al mío.
---¡No, tú escúchame a mi, tarado! Sufrí muchas cosas por esto; cosas que tu cerebrito ni siquiera podría comprender, así que dame la información que necesito y me iré tranquilamente.--- le sugerí.--- Y si me dices "jovencito" una vez más, te voy a aplastar la cabeza contra esa pared.--- lo amenacé.
---Ay, no.--- comentó la recepcionista, viendo toda la escena.
---Llama a seguridad.--- le pidió el hombre.
La mujer hizo caso a su orden y tomo el teléfono que se ubicaba en su escritorio, solo fulminé al hombre con la mirada y lo empuje para después retirarme.
Por una mierda, necesito esa información a como de lugar.
[...]
Amelia.
Era casi medio día, desde ayer en la noche no había visto a Cinco, y ahora me estaba arrepintiendo por la manera en que me había comportado y dejarlo solo en la camioneta, quizá él tenía buenas razones para ocultarlo, y no tenía sentido que le reclamara nada, por lo cual decidí irme a disculpar con él.
Me encaminé a su habitación, que estaba a un lado de la mía, al asomarme vi la puerta abierta y como Cinco veía fijamente a la ventana.
---Oh, que bueno que estas aquí.--- le hablé.---Estaba preocupada, y más por la manera en que me comporte ayer.
---No tienes nada que decir, creo que yo hubiera reaccionado igual si estuviera en tu lugar.--- me confesó.
---Solo venía a disculparme, no es tu obligación contarme todo lo que pasaste ahí.--- le mencioné.
---Yo debo disculparme, no debí ocultártelo en un principio.--- me comentó, mientras volteaba en mi dirección.
---No tienes nada que disculparte, creo que fui yo la que no supo procesar las cosas, quizá mi cerebro aún no lo asimilaba del todo; los sujetos de la cafetería, todo lo que me contaste del apocalipsis, lo que tuviste que hacer, creo que por eso reaccione de tal manera.--- le confesé.--- Y creo que aún no puedo asimilarlo, para ser sincera.
---Quizá no debas tomarme en serio.--- me comentó Cinco, ya cuando estaba en frente mío.--- Tal vez todo lo que paso no fue real; se sintió real, pero no lo sé. El viejo decía que viajar en el tiempo contaminaba la mente, y creo que tenía razón.
---No creo que estés loco, o que haya sido todo tu imaginación.--- lo apoyé.--- Simplemente...debí ser más comprensiva con lo que me contaste. Si quieres seguir hablando de eso, sabes que puedes decirme lo que sea...
---Te lo agradezco, pero creo que por el momento solo descansaré un poco. Llevo tiempo sin dormir como se debe.--- me confesó.
---Claro, entiendo.--- le sonreí levemente.--- Hablaremos después, ¿de acuerdo?
No espere a que Cinco me contestará para ir saliendo de su habitación. Estaba a nada de entrar al mío, cuando escuche ruido en la habitación anterior, ¿en verdad Cinco iba a descansar?, ¿o nuevamente me iba a mentir?
Cinco.
No quería seguir mintiéndole a Amelia, pero era necesario, debía obtener la información del dueño de ese ojo, todo sea por salvar al mundo de su fin, todo sea por salvarla a ella. Estaba a punto de asomarme para asegurar que Amelia ya no estuviera cerca, pero no fue hasta que Klaus salió del ropero al que lo había metido, haciendo demasiado ruido con él.
---Fue tan...hermoso. Todo eso de la familia, del viejo, el amor joven es tan hermoso, siempre lo he dicho.--- habló Klaus.
---Cierra la boca.--- le hablé por lo bajo.--- Te oirá Klaus.
---Me moje todo.--- dramatizó el mayor.
---Te dije que debías lucir profesional.--- le recordé, al ver su atuendo; consistía en un tipo saco verde con detalles en rojo, pantalón negro básico y tenis, se veía ridículo.
---Esta...es mi mejor ropa.--- mencionó mientras se apuntaba a si mismo.
Solté un suspiro de rendición.--- Vayamos a buscar al ropero de papá.
---Lo que quieras mientras me pagues.--- me recordó número 4.
---Cuando el trabajo este hecho.--- le mencioné.
Ya habíamos salido de mi habitación, íbamos rumbo a la habitación de papá, hasta que una voz nos interrumpió.
---¿A dónde van ustedes dos?
---Mierda.--- dije por lo bajo.
Al voltear hacia atrás, pude ver como Amelia estaba parada en el marco de su habitación, con los brazos cruzados y el ceño fruncido.
---Que bien descansas Cinco.--- me mencionó la chica con un tono sarcástico.
---Puedo explicarlo...
---Lo haré yo, mejor.--- habló Klaus, pero lo interrumpí de inmediato.
---Nadie pidió que hablaras, Klaus.
---Yo sí, vamos Klaus, que este niño no te interrumpa.--- le aconsejó.
---Cinco quiere que lo acompañe a cierto lugar para obtener información, pero para esto debo fingir ser su papá, me da escalofríos de solo pensarlo.--- mencionó el chico, dramatizando como solo él sabía hacerlo.
---De acuerdo, iré con ustedes.--- respondió segura.
---No es buena idea.---la interrumpí.
---No pedí tu opinión.--- me contesto, con un tono rudo.--- Iré.
Bufé.---De acuerdo, andando.
---Esperen un momento, primero debemos aclarar los últimos detalles.--- habló Klaus.---Solo debo ir a ese lugar y fingir ser tu querido padre, ¿correcto?
---Si.--- le respondí.---Algo como eso.
---¿Cuál es la historia de fondo?--- volvió a preguntar el mayor.
---¿Qué?, ¿de qué estas hablando?--- le pregunté confundido.
---Esto será interesante.--- habló Amelia por lo bajo, con una sonrisa divertida en su rostro.
---¿Era muy joven cuando te tuve?, ¿Cómo de 16?, ¿joven y...terriblemente perdido?---dramatizó número 4.
---Si, seguro.--- le respondí sin interés.
---Tu madre, esa zorra...quien quiera que haya sido, la conocí en...la disco, ¿de acuerdo? Recuérdalo. Y para el sexo era...asombrosa.--- mencionó el chico mientras jugueteaba con sus manos.
---Que vistazo tan perturbador a eso que llamas cerebro.--- le comenté.
Antes de que Klaus pudiera decir otra cosa, decidí caminar en dirección al cuarto de papá, por ropa para él, mientras detrás mío venían él y Amelia.
---A mi me gusta tu facilidad para inventar historias.--- le aplaudió la chica.
---Gracias, es un don.--- comentó Klaus.
Esta va a ser una misión larga.