Lunes, 06 de noviembre. Estaba pensando en los días que transcurrían, debía aprovecharlos y empezar a hablar con personas nuevas. Sin embargo, no conocía a nadie, no me sentía segura de intentarlo con personas que fueran similares a Kevin y eso no lo podía soportar más. Sentía que mi intuición no acertaba en lo que era, pero no me rendiría, eso nunca era lo mío.
Por cosas de la vida ese día me tocó Media Fortalecida, pero como los estudiantes de la tarde entraban más tarde, los profesores estuvieron relajados y nos dejaron descansar más tiempo del almuerzo. Como ya había hecho mi objetivo de comer, pensé que no sería mala idea visitar al chico de la cafetería.
Aún me acordaba de esa calidez especial que me ofrecía. Además, el sábado 28 del pasado mes mientras estaba en el teatro ensayando las medidas del traje de grado, lo vi de reojo pasando un almuerzo a una persona encargada de medir los trajes, y cuando lo dejó en la mesa, pasó por mi lado tocando con sus dedos la parte de atrás de mi cuello y me dio escalofrío. Lo volteé a mirar y sonriente salió del teatro sin mirarme, como si nada hubiera pasado.
Me quedé pensando en eso mientras lo veía tan ocupado atendiendo, así que esperé cualquier momento libre para ir a saludarlo y comprar chicles. De pronto, me paré del lugar de la rotonda donde estaba, volteé a mirar hacia atrás donde estaban mis compañeros, vi a un chico en particular que lo recordaba y me sorprendió verlo en ese momento, —¡el chico de décimo de la tarde! ¿No se suponía que tenía que estar más tarde acá? Seguro se le olvidó que tenía que estar después —dije dentro de mí sonriendo, era mucha coincidencia que él estuviera temprano y no otro, sino él, sólo él porque no vi a otro u otra estudiante de la tarde por ahí.
No obstante, no olvidé mis planes y fui a la cafetería sin dejar de mirar al chico de décimo. Saludé al de la cafetería y le pregunté si podía ayudarme a responder una encuesta para un libro. Desafortunadamente me dijo que no porque tenía que estar trabajando, pero insistí preguntándole si tenía Facebook y de nada valió porque no tenía. Me frustré un poco, esperaba algo más cálido por parte de él. Me fui después de recibir mis chicles porque no tenía nada que hacer ahí si la persona que solicitaba estaba ocupada y no podía responder a mi interés.
Cuando volteé a mirar otra vez, el chico de décimo de la tarde ya se había sentado en el pequeño muro del pasillo de la rotonda y el lugar de estacionamiento de las bicicletas. De pronto, me quedé pensando si era buena idea hacerle la encuesta. Estaba claro que era el momento perfecto para hacerlo por el tiempo, pero me alcanzaba a gustar y temía temblar cuando le hablara, pero no iba a dejar pasar la oportunidad.
Fui a donde mi compañera Yomary y por cosa rara quise decirle de lo que pensaba hacer. Cuando le dije, ella me dijo «no tiene amigos», pero le dije que no me importaba, la encuesta también estaba dirigida a las personitas que no fueran tan sociables como yo. Luego de decir esto, me fui a donde el chico, no sin antes pasar de largo hasta la puerta de entrada y salida del colegio, y después devolverme con nervios hacia este misterioso chico.
Apenas lo vi de cerca, mis ojos contemplaron ese rostro tan hermoso y angelical que me hacían recordar a Emmanuel, pero como él no lo era, proseguí con mi saludo e introducción de la encuesta.
David Esteban nació el 29 de agosto, tiene 18 años. Vive con su padre de 50 años, madre de 50, y su hermano de 10.
—¿Cómo es tu convivencia en el hogar? Califícate del 1 al 10.
—Bien. 8.
—¿Cómo te sientes en tu hogar? Califícate del 1 al 10.
—Bien. 8.
—¿Quiénes de tu familia que viven contigo trabajan?
—Mamá y papá.
—¿En tu casa son súper conservadores o te dejan salir a disfrutar de tu vida? Califícate del 1 al 10.
—Más o menos. 5.
—¿Qué te pones a hacer cuando llegas a tu casa?
—Revisar el celular y organizar mi cuarto.
—Ahora sobre el colegio. ¿Cómo es tu convivencia en el colegio? Califícate del 1 al 10.
—Bien, normal. 7.
—¿Cómo te sientes en el colegio? Califícate del 1 al 10.
—Bien. 10.
—¿Eres juicioso o desjuiciado? Califícate del 1 al 10.
—Más o menos. 6.
—¿Eres arriesgado al participar en algo? Califícate del 1 al 10.
—Sí, me arriesgo sólo cuando es necesario. 6.
—¿Qué haces después de salir del colegio?
—Ir a la casa o a jugar fútbol.
—¿A la mayoría les caes bien o mal?
—Bien.
—¿Tienes cero, pocos o muchos amigos?
—Muchos.
—¿Tienes amigos fuera del colegio? ¿Muchos o pocos?
—Sí claro, tengo como cinco (más o menos pocos).
—¿Has tenido relaciones de noviazgo aquí? ¿muchas o pocas?
—Sí. He tenido seis (muchas).
—¿Has tenido relaciones de noviazgo afuera? ¿muchas o pocas?
—Sí. He tenido dos (pocas).
—Ahora sobre el amor. ¿Crees en el amor? Califícate del 1 al 10.
—Más o menos. 6.
—¿Cuándo estás con alguien lo das todo?
—Sí. Depende de la persona. 6.
—¿Si esa persona especial te deja, sufres mucho o poco?
—Sí. Mucho.
—¿Si te rompen el corazón cambias con todos?
—No tanto, pero sí. 6.
—¿Cuál es el tipo de persona que te gusta? Dame una descripción.
—En su actitud al hablar, no lo sé especificar bien. Físicamente depende, pero tampoco podría especificarlo.
—¿Te gustaría casarte y tener hijos?
—Sí. Dos.
—Ahora sobre el odio. ¿Piensas que tienes enemigos?
—No, ahora no.
—¿Si te subestiman, te aíslas o te enfrentas a ellos?
—Los dejo, me vale (creo que igual).
—¿Tienes miedo o sensación extraña cuando los ves?
—No. Nada de eso.
—¿Cuál es el tipo de persona que nunca te agradaría? Dame una descripción.
—Que moleste por todo y hable mal de las personas.
—Ahora sobre los pasatiempos. ¿Cuál es tu pasatiempo favorito?
—Jugar fútbol, con el celular y juegos de mesa.
—¿Prefieres juegos mentales o físicos?
—Mentales.
—¿Qué música te gusta escuchar? O ¿Cuál género de música te gusta más?
—La electrónica, el rap, hip hop y reggaetón.
—¿Qué libros te gusta leer? O ¿Cuál género de libros te gusta más?
—De historia y novela.
—¿Qué películas te gusta ver? O ¿Cuál género de películas te gusta más?
—De acción.
—¿Qué animal te gusta más? ¿Tienes mascota? ¿Cuál?
—El gato. No tengo.
—¿Cuál es tu deporte favorito?
—El fútbol.
—¿Cuál es tu instrumento musical favorito?
—La batería.
—¿Cuál es tu color favorito?
—El negro.
—¿Cuál es tu país o ciudad favorita?
—Colombia (me gusta que sea patriótico).
—¿Cuál es tu comida favorita?
—Arroz con pollo.
—Ahora sobre la infancia. ¿Cómo fue tu infancia? Califícate del 1 al 10.
—Bien, me la pasaba jugando con juguetes. 9.
—¿Cuál fue tu anécdota o decisión que más recuerdas?
—Cuando fuimos a piscina en Villavicencio. Tenía diez años.
—¿Tuviste cero, pocos o muchos amigos?
—Muchos.
—¿Tus padres jugaban contigo?
—Sí.
—¿Te dejaban salir sin problemas afuera? Califícate del 1 al 10.
—Sí. 7.
—Ahora sobre la adolescencia. ¿Cómo te sientes en esta etapa? Califícate del 1 al 10.
—Pues bien, gozoso por la vida. 8.
—¿Cuál fue tu anécdota o decisión que más recuerdas hasta ahora?
—Tengo como decisión en mirar hacia adelante y no atrás, es decir, lo que pasó ya pasó, y no hay vuelta atrás.
—Ahora sobre los sueños. ¿Imaginas el futuro?
—Sí.
—¿Qué piensas hacer cuando salgas de estudiar?
—Estudiar en arreglar celulares y computadores.
—¿Qué carrera quieres estudiar?
—Diseño gráfico.
—Ahora sobre el mundo. ¿Qué piensas del mundo?
—En este mundo hay peleas y discusiones. Muy poca paz.
—¿Quieres cambiarlo?
—Me gustaría ayudar a que no se peleen o que reconozcan sus errores.
—Ahora sobre lo social. ¿Te consideras una persona social? Califícate del 1 al 10.
—Pues muy poco. 7 o 6.
—¿Qué haces para sociabilizar?
—A veces saco tema, o estoy ahí y comienzo a hablar.
—¿Cuál sería tu consejo para ser más sociable?
—Saber hablar o conocer de lo que la persona habla, o poder sacar la charla hablando. A veces se saca como si nada.
Mientras realizaba la encuesta, pude darme cuenta que en ningún momento estuvo nervioso, y más bien, todo lo contrario: serio y relajado. Me sorprendí que tenía 18 años y muchos amigos, a pesar de verlo solo a veces y al parecer, sin nadie con quién hablar. Pero él es una persona abierta y amable frente a las personas, algo que Yomary nunca pudo haber creído ese día.
Estaba tan feliz y distraída con David Esteban que no me di cuenta a qué horas llegaron los estudiantes de la tarde, y si no hubiera sido por una profesora que nos llamó la atención, habría terminado ese mismo día la encuesta con él.
—Luego seguimos cuando nos volvamos a ver —le dije brindándole sin querer una tierna sonrisa.
El poco tiempo que faltaba para salir del colegio, dificultó completar la encuesta, pero por mi inteligencia e insistencia en el tema se pudo lograr, ya que el jueves 9 de noviembre me decidí y fui a preguntarle como encontrarlo en Facebook.
Cuando me acerqué, David Esteban se encontraba mirando un partido de fútbol sin importarle mucho, pues ya había sonado el timbre del final del descanso. Quedé sorprendida de lo alto que era, parecía tener la altura de mi cantante favorito, y sin darme cuenta ya se lo estaba contando. Luego de decirle, me dijo que un amigo, el arquero que estaba jugando en una cancha parecía el más alto, pero él le ganaba, aunque no pareciera. Asentí y después le pregunté no sin nervios, su nombre de Facebook y le presté mi celular para escribirlo, ya que pronunciaba unas palabras que no las distinguía: Edinok Ty, nunca lo había escuchado.
Al día siguiente, aceptó mi solicitud de amistad en Facebook y empezamos a hablar. No obstante, algunas veces se demoraba y no respondía rápido. Una vez se demoró un mes en contestarme y estuve a punto de perder las esperanzas de completar la encuesta con él, pero poco a poco seguimos avanzando hasta que terminamos. A la final me alegró mucho que no se hubiera molestado en ningún momento, pocos chicos habían sido así de lindos conmigo, así que siempre tendré un buen recuerdo de él.
Tiempo después lo visitaría en el colegio a la hora de la salida para ver cómo estaba, y cómo no es tan juicioso, tenía una que otra materia por recuperar. También descubrí por qué se iba en bicicleta todos los días, y era que vivía en esta misma localidad, pero al límite de la ciudad. Y, por último, me enteré que él se iba para Cali el próximo año, otra ciudad para conseguir más oportunidades de empleo, parte de lo que Bogotá puede dar, pero apoyé su decisión. En fin, supe que estaba bien y fue lindo verlo después de seis meses. No lo volvería a ver más por ahora, no obstante, cabía la posibilidad de que algún día lo volvería a ver y quizás, llegaría a saber si todos sus sueños se harían realidad.