CORASHE | albalia.

By lovingalbay

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¿Qué ocurrirá cuando el pasado vuelva a hacerse presente en la vida de Natalia? Los textos están escritos por... More

Prólogo
1 - Stop the time
2 - Sleepless nights
3 - Bang
4 - Back to the past
5 - María
6 - Nabú
7 - El pasado vuelve una vez más
9 - El arrepentimiento a veces no sirve de nada
10 - Changes
11 - Secretos del pasado
12 - Tensión
13 - Frágil
14 - A medias
Nota importante.
Estás encoñada

8 - Volver

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By lovingalbay

Si tienen un tiempito lean la nota final.💚

Volver al lugar al en el que crecí me traía tanto buenos como malos recuerdos. Para mi desgracia, la mayoría de ellos eran malos. Pero existía esa minoría que había sido la razón por la que me daban ganas de seguir en aquellos momentos en los que pensaba que mi vida no podía ser peor. Paula y mis hermanos.

Solía volver a Pamplona cada mes, pero desde la última pelea que tuve con mis padres no había sido capaz de volver a hacerlo. Hasta hoy, después de dos meses y poco más decidí que era momento de volver.

Una de las razones de mi tristeza este último tiempo había sido por aquello. Me sentía vacía, extrañaba muchísimo a mis hermanos y los necesitaba. Era la primera vez que habíamos estado tanto tiempo sin vernos, y eso me dolía tanto a mi como a ellos.

-¡Natalia! -Gritó mi hermana al verme, tirándose hacia mi sin dudarlo dos segundos.

-Qué guapa estás.

-Tu no te quedas atrás.

-¡¿Natalia?! -Ahora fue el turno de mi hermano, el cual me miraba sorprendido desde la puerta.

-¿Tú no me vas a abrazar? -Dije con un falso gesto triste el cual causó una risa de su parte, luego se abalanzó hacia mi y los tres nos fundimos en un abrazo.

-Nat, que no nos has dicho que venías. -Murmuró Elena en mi cuello.

-Quería sorprenderlos.

-Venga entra, que a Paula le va a dar algo cuando te vea. -Dijo Santi divertido y solté una risita para luego entrar.

-Chicos, la comid.... NATALIA. -En cuanto me vió dejó los platos encima de la mesa y dió pasos rápidos hasta llegar a mi, para luego darme uno de los abrazos que tanto me gustaban. -Mi niña, te he extrañado muchísimo. -Habló en un tono nostálgico y a mi se me formó un nudo en la garganta.

-Y yo. -Le dije sincera.

-¿Cómo estás? ¿Has almorzado?

-Bien, y no. He dormido durante todo el viaje.

-¡Genial! estamos a punto de comer, llegaste justito. -Sin dejarme responderle, se dirigió rápidamente a la cocina dejándonos a mi y a mis hermanos solos.

-¿Qué ha pasado con nuestros padres y tú? larga todo. -Dijo Elena de brazos cruzados y yo fruncí el ceño.

-¿Por qué lo preguntas? -Dije haciéndome la desentendida y ella rodó los ojos. Vale, que mi hermana de idiota no tenía ni un pelo.

-Ni siquiera te nombran aquí y no vienes hace más de dos meses, y cuando vienes, justo da la casualidad que ellos no están.

-Además, cuando hablamos de tí cambian de tema a los segundos. -Agregó Santi y yo solté un suspiro.

-Tuvimos una pelea la última vez que me fueron a ver.

-¿Qué te han dicho ahora? -Preguntó Santi.

-Quedamos en uno de esos restaurantes horribles y extremadamente caros a los que van. -Comencé a explicarles. -Y lo único que hacían es decirme que me consiga un novio y cuestionarme cosas sobre mi trabajo. Me harté y comenzamos a discutir hasta que me fui, ignorándolos y dejándolos solos. -Me encogí de hombros como si aquello no me importase, cosa que era verdad.

-¿Por eso no has venido en dos putos meses? -Bufó Elena y yo bajé la mirada nerviosa. -No estoy enojada contigo, Nat.

-¿De verdad? -Levanté la vista y la miré con tristeza.

-Tú no tienes la culpa de tener a unos padres así.

-Ninguno de los tres la tenemos. -Corrigió Santi. -Nosotros no la estamos pasando muy bien en casa cuando están ellos. -Ahora fue Elena la que bajó la mirada al escuchar a mi hermano, y yo los miré confundida.

-¿Por q...

-¡La comida está lista! -Interrumpió Paula, llegando con una fuente la cual contenía lasaña. Decidí dejar el tema para cuando estemos solos. No es que no le tenga confianza a Paula, pero tampoco quería forzar a mis hermanos a hablar.

Cuando terminamos de almorzar, con Santi y Elena decidimos que sería una buena idea salir a tomar un poco de aire, y de paso recorrer un poco el lugar que me traía tantos recuerdos.

Luego de caminar varios minutos llegamos a la plaza. Automáticamente se me vinieron a la mente las tantas veces en las que quedábamos en aquel lugar con Maia y Paul.

Negué varias veces intentando borrar esas imágenes que venían a mi mente, pero desgraciadamente ya era lo suficiente tarde para no pensar en ello.

-¿En qué piensas? -Me pregunto Elena, atenta a mis gestos.

-Nada. -Dije en un susurro casi inaudible.

-¿Piensas en ellos, no? -Preguntó Santi, atento a nuestra conversación. Yo fruncí el ceño al escucharlo.

-¿Cómo lo sabes? -Pregunté entre sorprendida y confundida.

-Es obvio. Ya sé que te has encontrado con Paul.

-¿Pero qué dices? -Abrí los ojos como platos al escucharlo. ¿Qué cojones? Pensé.

-Maia nos lo ha dicho. -Dijo Elena.

-¿Vosotros habláis con Maia o qué?

-Lo siento. -Susurró Santi nervioso, y yo lo miré sin entender.

-¿Por qué me pides perdón?

-Somos amigos de Maia hace bastante. No queríamos decírtelo por miedo a que te enojes. -Se excusó Elena hablando rápidamente, notablemente nerviosa.

-No tenéis por qué pedirme perdón. No me molesta que habléis con ella. -Dije escogiéndome de hombros con total sinceridad. -Sólo quiero que me digas que te ha dicho de mí.

-Ella realmente está arrepentida. Ambos, en realidad.

-No me sirve de nada el arrepentimiento. -Dije desanimada. -He discutido con Paul hace poco.

-¿Qué ha pasado? -Preguntó Santi interesado.

-Quiere hablar conmigo a toda costa pidiéndome perdón. Me ha preguntado si alguna vez lo perdonaré y volveré a ser su amiga, le dije que no sabía.

-¿No te has planteado en darle una oportundidad? -Dijo Elena y yo hice una mueca.

-No tengo ni puta idea de que hacer. Por una parte cada vez que lo veo me dan ganas de dejar mi orgullo y abrazarlo con todas mis fuerzas, pero por el otro lado recuerdo que me ha dejado sola y me dan ganas de mandarlo a la mierda.

-¿Y a Maia?

-Pienso exactamente lo mismo que de Paul. Aunque a ella no la he visto más.

-Sigue viviendo aquí en Pamplona, trabaja en un bar junto a su pareja. -Dijo Santi haciendo énfasis a las ultimas dos palabras.

-¿Quién es su pareja? -Le pregunté entrecerrando los ojos.

-A eso lo tendrás que descubrir tú. -Contestó con una leve sonrisa.

-Te vas a caer de culo cuando te enteres, te lo juro. -Habló Elena en un tono que me generó aún más intriga.

-¿No me lo dirán, verdad? -Negaron y yo bufé rendida.

-Ahora vamos a lo interesante.. -Comenzó Elena.

-¿Tienes novia? ¿Amante? ¿Algo? -Preguntó Santi cortando a Elena.

-No. -Respondí simplemente y ambos me miraron entrecerrando los ojos.

-No te creemos. -Dijo Elena.

-¡Que no hay nadie! -Exclamé para luego soltar una carcajada por las caras que hacían.

-Hagamos de cuenta que le creemos, ¿vale? -Hablaban entre ellos y yo rodé los ojos.

-Les estoy diciendo la verdad. Lo juro.
-Dije intentando sonar convincente para que me crean. Aunque realmente aquello era verdad. -¿Y vosotros que tal?

-Todo bien, ¿y tú? -Dijo Santi bromeando y solté una carcajada porque era idiota.

-¿Hay alguien? -Pregunté mirando fijamente a mi hermano.

-No, no hay nadie. Te lo prometo. -Lo miré intentando ver si mentía, pero me dí cuenta que lo que había dicho era cierto.

-¿Y tú? -Le pregunté ahora a Elena, clavando mi vista en ella y noté como se puso nerviosa.

-Que yo qué. -Habló apresuradamente y de reojo ví como Santi intentaba disimular una risa. -No te rías, imbécil. -Le dió un manotazo a mi hermano y esto hizo que él soltase una sonora carcajada, haciendo que Elena se ponga más roja aún.

-¿Me lo contarás o qué? -Le pregunté con cautela, intentando calmar su nerviosismo de alguna manera.

-Me gusta una chica de mi clase, ¿vale? -Volvió a hablar apresuradamente.

-Ay, bebé. Pero no te pongas nerviosita. -Me acerqué a ella y la abracé mientras le daba leves caricias en su pelo. -¿Te corresponde? -Asintió. -¿Cuál es el problema entonces?

-Papá y mamá. Si se llegan a enterar me echan de casa. -Dijo con tristeza.

-Si te sacan de la casa te vienes conmigo. -Le dije sin pensar.

-Si me voy contigo me alejaré de ella, Nat.

-Lo arreglaremos, ¿vale? lo prometo.

-Vale.

* * * * * * * * *

Alba.

Como la mayoría de mis mañanas, hoy tocaba entrenar. Desde mi suspensión no había tocado un balón ni había corrido una mísera cuadra, y estaba notando eso muchísimo.

El entrenador se había puesto bastante pesado hoy con el entrenamiento, aunque lo veía normal puesto que en nada tendríamos que jugar.

Corrimos durante una hora o incluso más, y a pesar de que había momentos en los que mis piernas decían basta, intentaba correr más y más. Mis músculos me dolían, no me quedaban más fuerzas para seguir corriendo pero me daba absolutamente igual en estos momentos. Así que a pesar de estar a punto de desmayarme, decidí aumentar mi ritmo.

Tenía tantas cosas en mi cabeza que ni siquiera tenía noción de que estaba corriendo, simplemente lo hacía por inercia.

Miré a mi alrededor y mis compañeras estaban a unos metros mío frente al entrenador enlongando, joder, estaba tan metida en mi mundo que ni siquiera me había dado cuenta que me había quedado sola corriendo.

-Ponerse de a tres y comiencen con los pases. -Gritó el entrenador desde la banca y yo solté un bufido mientras me dirigía al lado de las chicas.

-Que humor traes hoy. -Se burló África mientras me pasaba el balón.

-No he dormido mucho, solo eso. -Me encogí de hombros para luego tirar el balón el dirección a Marta.

-No te creo ni una palabra de lo que has dicho, que lo sepas. -Dijo África en tono acusador. -Tú siempre duermes bien, así que no me cuentes cuentos.

-¡Te estoy diciendo la verdad! -Exclamé enfadada.

-¿Qué cojones te pasa a ti? yo tampoco me trago eso del sueño. -Dijo Marta y yo rodé los ojos.

-Vale, luego os lo cuento. Pero ahora no. -Dije rendida.

-¡Lo sabía! si es que te conozco como si te hubiera parido, cariño. -Hablaba África mientras corría hacia mí intentando quitarme el balón, pero antes de que llegase a mi noté sus intenciones y le hice un caño.

-Toma, listilla. -Solté una carcajada al pasar por su lado y me dió un manotazo.

* * *

Habíamos venido a una pequeña cafetería que quedaba a pocas cuadras del lugar en el que entrenábamos habitualmente.

-¿Nos vas a contar qué te pasa o qué? desde ayer estás media tonta. -Rodé los ojos al escuchar eso último y solté un suspiro.

-Me ha llamado Alex.

-QUÉ. -Medio gritó Marta, escupiendome en la puta cara el refresco que se estaba bebiendo.

-¿Eres imbécil? -Gruñi mientras cogía una servilleta para limpiarme.

-¿Le has atendido? -Preguntó África y yo asentí. -Gilipollas. -Susurró por lo bajo y le di una patada por debajo de la mesa.

-Te he escuchado.

-Me da igual, lo gilipollas no te lo quita nadie. -Exclamó enfadada. -No me jodas que también van a quedar.

-No lo sé. -Me encogí de hombros sin saber que decir al respecto.

-¿Sigues enamorada de él? -Preguntó Marta, atenta a mis acciones y yo negué rápidamente.

-Claro que no.

-A eso no te lo crees ni tú. -Soltó África, haciendo que la mire entrecerrando los ojos.

-No siento absolutamente nada por él. Me ha hecho mucho daño. Pasado pisado.

-¡Así se habla! -Exclamó Marta y me hizo un gesto para chocar los cinco, el cual correspondí divertida.

-Tia, que es jueves y mañana no tenemos nada que hacer. Hay que salir. -Dijo África de repente y asentí.

-Me han invitado las chicas de la otra vez. -Dije refiriéndome al grupo de Julia, Sabela, Miki, María y Natalia. Aunque esta última no estaba segura de si había vuelto de Pamplona. Al recordar aquello, me maldecí internamente por no haberle llamado o mandado algún texto preguntándole como le había ido.

-¿No molestamos? -Preguntó Marta con una mueca.

-¡Claro que no, tonta! son super majas todas, se van a llevar genial.

-Vale.. ¿a dónde iremos? -Preguntó África.

-Luego os paso la dirección por mensaje, no queda nada lejos y es super guay el lugar.

-¿Estará tu jefa? -Preguntó ahora Marta y yo fruncí el ceño.

-Natalia ya no es mi jefa, pero sí, supongo que estará.

-¿Está buena? -No tenía ni idea de a lo que quería llegar África con aquello.

-¿Por qué lo preguntas? -Me removí en mi asiento notablemente incómoda por aquello, y ella sonrió burlona al verme.

-¿Te gusta? -Abrí los ojos como platos al oírla.

-¡Pero qué dices! claro que no. Es solo una amiga. -Hablé rápidamente.

-¿Es guapa? -Insistió.

-Muy. -Respondí escogiéndome de hombros, intentando restarle importancia. Aunque no estaba funcionando.

-¿No ha pasado nada? -Volvió a preguntar y se me estaban subiendo todos los colores.

-Es mi amiga. -Volví a responderle de forma desinteresada para intentar cambiar de tema, pero no fue así.

-¿Amiga? pero en plan; ¿amiga amiga amiga o amiga?

-Tia, ¿eres tonta? -Solté un bufido y giré mi cabeza para ver a Marta la cual se estaba partiendo de la risa, y no pasaron más de cinco segundos para que se le sume África. -Os odio, zorras.

* * * * * * * *

No solía haber tantos lugares abiertos por ser jueves, pero por suerte Maria conocía el bar al cuál nos estábamos dirigiendo con África y Marta para encontrarnos con las demás.

Al llegar, a la primera que ví fue a Natalia. No lo dudé ni dos segundos y me fui hacia ella casi corriendo para saludarla.

Estaba preciosa, llevaba una chaqueta de cuero negra con un top y unos pantalones también negros. Sus labios estaban pintados de rojo, los cuales hacían que resalten muchísimo. Cuando me vió se le formó una sonrisa en sus labios y se encaminó hacia mí.

-¡Hola! -Exclamé cuando llegué a ella, dandole dos besos. -¿Como te ha ido en Pamplona? -Le hablé bastante fuerte para que me escuchase ya que la música estaba super fuerte.

-Genial. Cuando estemos en un lugar más tranquilo te cuento todo. -Me dijo con una sonrisa. -¿Vamos con las demás?

-Espera, que no sé en donde se metieron mis amigas. -Eché un vistazo y localicé a África y a Marta mirándonos a pocos metros. Les hice un gesto con la cabeza para que se acercaran y eso hicieron. -Natalia, ellas son África y Marta. -Las presenté.

-Dios, Alba. Tenías razón, es super guapa. -Dijo África y yo casi la mato. Rogué porque Natalia no la hubiera escuchado, pero cuando la miré elevó las cejas con una sonrisa egocéntrica.

-No te flipes, morena. -Le susurré en el oído antes de irme para encontrarme con las demás.

Al llegar con las demás lo primero que hice fue presentar a África y a Marta, las cuales se integraron rápidamente gracias a María que les invitó una cerveza. Como siempre hacía con todas las personas a las que recién conocía.

Definitivamente sería una noche interesante.

¿Les interesa también que narre Alba o lo dejo solo en Natalia? ustedes eligen.

¡No olviden votar y comentar, que los leo siempre.

Quiero aprovechar este espacio para hablar sobre algo.

Como todos saben, hoy 8 de marzo y se conmemora la reivindicación de igualdad de derechos de las mujeres.

Hoy nosotras marchamos para exigir todos los derechos que el estado nunca nos dió. debe o nos quitó.
marchamos porque somos oprimidas por ser hembras humanas y además de arrebatarnos derechos le arrebatan la vida a nuestras compañeras todos los días.
marchamos porque estamos hartas de vivir en inseguridad y sufrimiento bajo un estado ausente, en una total sociedad patriarcal que nos quiere ver muertas.
marchamos porque tenemos el derecho a decidir sobre nuestro cuerpo y no elegir ser madres.
marchamos porque no queremos difundir más fotos de compañeras desaparecidas, o peor aún, pidiendo justicia porque ya no están.

Nos quiero libres y sin miedo💚

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