ʀᴇɢᴀʟᴏs ᴅᴇ ɢʀᴀᴅᴜᴀᴄɪᴏ́ɴ |ғɪɴᴀʟ...

Por TakitoSan

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Todoroki regresa a su casa familiar con el uniforme roto y lleno de ceniza su hermana le pregunta que ha pasa... Más

ғʟᴏʀᴇs ᴅᴇ ᴄᴇʀᴇᴢᴏ
ʀᴇʟᴀᴄɪᴏɴᴇs
ʟᴏs ᴀᴍᴀɴᴛᴇs ʏ ᴇʟ ᴀᴍᴏʀ ᴠᴇʀᴅᴀᴅᴇʀᴏ
ʀᴇɢᴀʟᴏs ᴅᴇ ɢʀᴀᴅᴜᴀᴄɪᴏ́ɴ
ʟᴀ ʟʟᴜᴠɪᴀ ᴛʀɪsᴛᴇ ᴅᴇ ғʟᴏʀᴇs
sᴇʀɪ́ᴀ ᴇᴛᴇʀɴᴏ sɪ sᴏᴘʟᴀʀᴀ́ ᴇʟ ᴠɪᴇɴᴛᴏ
ᴅᴏs ᴘᴀʟᴀʙʀᴀs
ɪɴғɪᴇʀɴᴏ
ɴᴏᴄʜᴇ
ɢɪʀᴀsᴏʟᴇs
ᴇᴘɪ́ʟᴏɢᴏ

ʜɪʟᴏs ʀᴏᴊᴏs

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Por TakitoSan

«El amor no puede flotar para siempre, las flores de cerezos no pueden ser eternos».

Con frecuencia tengo la manía de pensar en los últimos días cuando una persona está ahí y luego no, supongo que es aquel sentimiento de volver tras los propios pasos y borrar las huellas de tus acciones en los demás. El deseo de regresar el tiempo y hacer lo correcto. Y tratar de apagar sin dolor las cenizas de una relación.

Mi novio era Todoroki Shoto. Para mí siempre fue como un árbol de cerezos: su figura esbelta y su belleza me hechizaban a primera vista parecido al rosa de las flores. Me hacía suspirar, querer enamorarme, soñar con la tranquilidad de estar bajo sus elegantes ramas. Todoroki era la calma fresca que buscaba para combatir el caluroso deseo que tenía por Kacchan. No obstante cuando era atrapado por sus tibios brazos y sus finos labios recordaba que era demasiado suave para ser el hombre de mis sueños. Y desgraciado el hechizo se rompía rápido como las flores arrancadas por el viento.

Pero hubo una ocasión donde mi corazón se enamoró de él. Fue durante la primavera en aquel hermoso hanami. Planeé esa cita para hacerlo sonreír, siempre intente ser un buen compañero. Quería que fuera el hombre más feliz del mundo. Y mientras le servía té, bajo el rosa de los árboles de pronto contemple su mirada heterocromatica y su rostro suave. Las pecas de mis mejillas se colorearon al notar que era la persona más bella que había visto. Fui atrapado por su mundo de princesas y samuráis, de ikebanas y ceremonias de té, del shamisen y de haikus. Por un instante fui capaz de arrancar al hombre que vivía desde la infancia en mi corazón y en su espacio vacío logre colocar a Todoroki Shoto. Lo ame. En ese momento era el héroe dulce y paciente que día a día me detenía de perseguir los pasos de Kacchan y alcanzarlo en el más allá, como no apreciarlo por mantener mi corazón latiendo, como no llegar a amarlo si me obligaba a vivir.

¡Y sé que nunca fui el novio que esperaba, que merecía más! No debía aguantar un corazón vapuleado, herido y moribundo como el mío. Sé que no era suficiente. Mi amabilidad y mi sonrisa dolorosa no era lo que quería ver. Casi todas las noches entregue mi cuerpo como moneda de cambio. Así agradecía sus brazos tibios, su boca dulce, su piel suave... Y por momentos cuando su cuerpo se fundía como metal hirviendo y tocaba mis entrañas, lloraba hasta tal punto de gritar su nombre. Nunca fue mi intención lastimarlo: fui fiel, trate de complacer sus caprichos, de borrar a Kacchan, de interesarme en sus gustos, ser atento y dulce pero ahora sé que nunca fue suficiente.

Si lo quería, realmente lo quería y aunque a veces mentía diciendo que lo amaba no quitaba el hecho de que lo quería pero quizás eso fue como ofrecer a unas manos desnudas rosas rojas llenas de espinas. Hermosas pero hirientes como púas, querer no es lo mismo que amar. Ahora que lo pienso debe ser devastador ser amado por un día y al siguiente ser arrancado del corazón y morir como las flores de los cerezos...

A la mañana siguiente, gracias a Kirishima me entere que Todoroki estaba en casa de su padre, me encontré frente a la entrada de su casa familiar. Parado en la puerta de madera me encorve y sentí un puño en la boca del estomago. Mis manos sudaban y las piernas me temblaban. Después de un mes de olvidarlo y desaparecer sin una explicación estaba seguro que Todoroki querría matarme. Pase saliva y mis dedos trémulos tocaron el timbre. Cuando la puerta rechinó apreté los ojos esperando algún puñetazo pero él no se enojaba como lo hacía Kacchan.

Como de costumbre su cara fue difícil de leer. Me dio miedo no parecía molesto pero tampoco parecía calmado. Vestía una yukata azul marino con un cinto marrón, se veía un hombre distinguido por el contrario yo me veía desaliñado al usar una camisa blanca y holgada, pantalones de mezclilla azules y mis usuales zapatos rojos. Al ingresar fue como cruzar un arco y ver al antiguo Japón. Nunca vine a la casa de su familia, jamás me presento con sus padres y hermanos quizás esperaba el momento propicio a que mi anillo de graduación cambiará a una argolla de matrimonio. Tuve escalofríos ¿Cuánto dolor sufrió al ver a su novio besar a otro? ¿Él sabía que estaba enamorado de Kacchan desde el principio? ¿Qué podía decir para obtener su perdón?

En silencio me guió a la sala principal, deslizó las puertas de papel para que el calor del último día de primavera entrará. El jardín y un árbol de sakura se mostró hacia nosotros. Nos sentamos uno frente al otro y me sirvió té verde. El ambiente se torció y tenso. La mesita era mi única protección a sus enigmática mirada bicolor. Mis dedos apretaron la taza que me ofreció y no soporte la intensidad de sus ojos. Desvié el rostro al jardín donde los últimos pétalos rosados caían perezosos y sus movimientos oscilantes se reflejaron en mis iris verdes.

-Están muriendo -Todoroki rompió el silencio.

Me sorprendió su voz y pase saliva. Cuántas veces su tono suave de voz contuvo mis celos y mis ganas de correr hacia Kirishima y arrancarle de los brazos a Kacchan; cuantas veces su presencia me detuvo de hacer una locura y provocar una guerra entre los cuatro. Cuantas veces pedí a mi corazón que lo amara con fervor. Entonces contemplé su belleza y su forma elegante de sorber el té. Comparándonos yo era como un ogro bebiendo el té de una forma ruidosa y asquerosa. En realidad así me sentía como la peor mierda del mundo.

-T-todoroki yo...

-Dicen que eso es de buena suerte -me interrumpió y me señalo una ramita que hacía ondas en mi taza caliente.

-¿En verdad? -dije con una voz débil. No sabía cómo comenzar a pesar que ambos sabíamos de qué trataba esa visita.

-¿Cómo está Bakugou? -dijo en calma.

-Está bien pero su memoria falla -respondí inseguro.

Era extraño hablar de Kacchan, desde su funeral Todoroki nunca lo menciono. A veces me preguntaba si lo hacía para ayudarme a superarlo o solo le hartaba que lloriqueara por él. Hable con miedo sin dejar mi vista sobre el té verde y la ramita flotante. Aun no podía enfrentarme a la belleza de sus ojos.

-A veces recuerda todo y después lo vuelve a olvidar...

-Es un hombre muy afortunado -se adelantó a decir.

Yo alce la vista sorprendido. Todoroki dio otro sorbo a su té y miró hacia afuera del jardín donde las copas vacías de los cerezos mostraban que la primavera estaba a punto de retirarse.

-Murió con la pena de no decirte que te amaba, aun así se las arregló para regresar a tu lado. A pesar de su falla en la memoria nunca olvidó su amor por ti. -Todoroki mostró una tenue sonrisa, sabía que su corazón estaba sufriendo al decir esas palabras. De golpe salte de mi asiento y me puse de rodillas frente a él, agache mi cabeza hasta el suelo de madera e hice un dogeza.

-¡Perdóname, Todoroki! -grite -Perdóname no fue mi intención ser cruel. No debí besarlo, no debí decir que lo amaba, no debí olvidar que estabas ahí. Todo el tiempo fui un cobarde y egoísta escondido bajo tus brazos abusando de tu cariño. Merezco tu odio y que la vida me maltrate. Si quieres puedes golpearme hasta que estés satisfecho y...

-¡Basta! -Me detuvo pero no deje de mirar el suelo -No me hables con lástima como si yo fuera una pobre víctima. Si no lo sabes trate de exterminarlo y hacerlo cenizas antes de que llegaras... ¡No me pongas en un pedestal es molesto!

-Todoroki lo siento, en verdad nunca quise orillarte a que te sintieras...

-¡Deja de ser tan considerado! -Y golpeó la mesa irritado -Midoriya nunca pensé que llegaría odiar eso de ti pero tu amabilidad es la parte más repugnante y cruel de tu personalidad...

Deje de hacer el dogeza y lo observe desde abajo. Era la primera vez que vi a un Todoroki con un rostro diferente. Tenía un ligero ceño fruncido y la boca torcida, por fin era sincero conmigo. Pase saliva y puse atención a sus duras palabras. Recibí toda la rabia de su corazón, sus protestas, sus quejas y su rencor hacia Kacchan. La forma en que nos veía como los villanos de su vida. Al desahogarse poco a poco el ambiente se aligero y la tensión desapareció. Y volvió a ser ese Todoroki con el rostro difícil de leer pero esta vez sentí una extraña calma. Las espinas de su corazón habían desaparecido y ya no tenía nada más que decir.

-Seria hipócrita desear que seas feliz con Bakugou -dijo con una voz fría entonces dio un suspiro y agrego mas suave -Pero espero que un día pueda llegar a hacerlo. Lo que quiero decir es que lo nuestro se terminó, eres libre Midoriya.

No pude contener mis lágrimas por su pequeño gesto al dejarme ir. Agradecido por todo solo llore mientras ofrecía disculpas por mis errores. Todoroki paciente esperó a que me calmara y cuando lo hice miramos en silencio cómo las flores de cerezo poco a poco abandonaban la primavera.

La mirada de Todoroki pareció recordar algo cuando vio un par de pétalos rosas caer y elevarse a causa del aire. Después sonrió con cierto dolor, de seguro en su interior se preguntaba si un día dejaría de ser tan desdichado.

-Espero poder un día saber que se siente... -dijo y su rostro me pareció el mas hermoso del mundo.

-¿Qué quieres decir?

-Conocer el amor verdadero.

Todoroki me acompañó a la salida y en cuanto abrió la puerta, un hombre muy alto y grande estaba a punto de tocar el timbre de entrada.

-!AH! ¡UN TODOROKI! - exclamó y apuntó con el dedo con una sonrisa tan amplia que no le cabía en la cara.

Ambos nos sorprendimos con su tono de voz alegre y estridente, su voz era tan alta que nos hizo zumbar los tímpanos. El hombre frente a nosotros vestía un uniforme de gala parecido al de un militar, mostró su respeto quitándose su gorra de capitán y sin pedir permiso abrazo emocionado a Todoroki. Lo alzó del piso y mi ex novio soltó un quejido por la presión de esos enormes brazos alrededor de su delgada cintura. Parecía como un oso panda muy feliz abrazando una vara de bambú.

-Suéltame -ordenó.

El chico grandulón obedeció y lo bajo con torpeza. Su enorme sonrisa seguía ahí.

-Que coincidencia encontrarnos de pronto -dijo con las manos en las caderas.

-¿Encontrarnos de pronto? -Todoroki arrugó el ceño mientras se alisaba su yukata azul marino - Si viniste directo a mi puerta.

-¡Ah! ¡Todoroki-kun es tan perspicaz! -mencionó con el rostro sonrojado y se carcajeo nervioso.

Todoroki lo observó con su acostumbrado rostro monótono. A pesar de que fui su pareja no logre descifrar sus ligeros cambios en el rostro para deducir que pensaba sobre el tipo casi rapado que se presentó como Inasa Yoarashi pero él sí pudo leer su pensamiento.

-¡Que! -gritó -¡Hemos estado hablando por e-mails desde hace cuatro años! Hace un mes que no contestas ninguno de mis mensajes vine hasta aquí para asegurarme que estas bien. ¡Acaso no me recuerdas! Odiaba a tu padre, quise ser tu amigo y tú me rechazaste, te odie entonces peleamos y te deje de odiar un poco después cuidamos niños juntos intercambiamos e-mails ¡Y nos hicimos los mejores amigos! -habló hasta casi perder el aliento.

-¡Ah! Eres ese tipo escandaloso y molesto de Shiketsu...

El chico no se sintió mal al escuchar decirle «molesto» al contrario su sonrisa seguía amplia y animada. Inasa estaba feliz. Ahora que lo recuerdo el teléfono de Todoroki sonaba varias veces al día, cuando pregunté la razón me contó que en el examen de licencias conoció un tipo que siempre le mandaba cosas inútiles como fotografías de soba y udon, memes y videos muy estúpidos pero si le contestaba con un emoticón amarillo y feliz dejaba de enviarle mensajes por el resto del día. Fue interesante saber que Todoroki llevaba una relación tan excéntrica y paralela a la nuestra.

Inasa sacó el pecho tratando de verse más varonil de lo que ya era y su mirada tenía un brillo muy bonito. Animado se atrevió abrazarlo otra vez. Y me sorprendí al notar que la expresión tranquila de Todoroki, esa expresión que aliviaba mi corazón cambió por completo. Mi ex novio abrió la boca y sus ojos se pusieron en blanco como si algo dentro se había quebrado. Sonreí un poco. Era una situación que él no sabía manejar. A Todoroki le gustaba la calma y en verdad le irritaba la gente escandalosa. Era un tipo respetuoso y nadie se atrevía a tocarlo sin su consentimiento además eso de convivir se le daba muy mal. Yo seguí sonriendo al ver como su cabello rojo y blanco se despeinaba al frotarse con el traje militar de héroe de Inasa y su yukata azul marino se llenaba de arrugas y estática. Todoroki comenzó a desesperarse al sentir como sus vellos se le erizaban al contacto con la piel de esos brazos bruscos que lo aprisionaban contra sus pectorales. Vi como su ojo azul tuvo un tic por la falta de espacio personal pero antes de sacar su mal carácter Inasa lo soltó sin disminuir esa gran sonrisa. Todoroki se le quedo observando preguntándose qué era todo eso.

Minutos después me fije en mi reloj y cuando Todoroki miró de reojo que me adelantaba, fue y me jalo del brazo.

-No me vayas a dejar con él - susurro irritado teniendo el cabello despeinado. Casi me suplicó que le quitara al tipo de encima. Yo asentí y le hice un último favor.

-Inasa-kun sabes que a Todoroki le gusta la soba fría me dijo que estaba hambriento porque no le invitas a comer.

-¿Qué? -respondió asustado y yo me reí. Era la primera vez que su rostro monótono se descomponía de una manera torpe y chistosa.

-He investigado el área porque me perdí ocho veces buscando la casa de Endeavor -Inasa de inmediato enganchó su brazo con el de Todoroki y lo arrastró. -Así que conozco los restaurantes más cercanos como si tuviera un GPS en mi cabeza así que...

Mi ex novio me miro desde lejos y sentí como me lanzaba unos ojos furiosos diciéndome: « ¡Maldito hijo de puta!» Quizás mis ojos estaban mal pero en breve vi un curioso hilo rojo salir del meñique de Todoroki. El hilo escarlata se extendía y se amarraba con tortura en su cintura y daba vueltas alrededor de ambos hasta que su otro extremo llegaba al meñique de Inasa-kun de alguna manera supe que su corazón herido se recuperaría pronto. Y sonreí esperando que un día me perdonara y volviéramos a ser amigos.

Llegue al hospital para anunciar mi soltería a Kacchan. Al ingresar a su cuarto lo único que me recibió fue su cama vacía. La bata blanca estaba arrojada en el colchón y más arriba sobre la almohada estaba doblado con perfección mi traje esmeralda de héroe. Me acerque extrañado y encima de la ropa había una nota amarilla que decía: «Vístete y sube a la azotea. Katsuki». Cuando subí encontré a Kacchan también vestido como héroe y le pregunte de donde lo había sacado.

-Hable con Kirishima en el teléfono y le pedí el favor.

-¿Así que estás en buenos términos con él?- dije feliz.

-Ni idea, como no recuerdo todas las mierdas que de seguro hice no puede quejarse pero si me ayudo... supongo que estamos bien.

Entonces Kacchan se colocó el antifaz negro y me lanzó una sonrisa retadora. No entendí que planeaba hasta que brinco del edificio y sus manos explosivas cimbraron las ventanas. Al mirar arrojarse al espacio vacío entre los edificios mi corazón se paralizó.

-¡Sígueme, nerd si es que puedes! -grito llegando al techo del otro edificio.

-Kacchan, espera no te han dado de alta es peligroso... ¡Kacchan! - grite preocupado y torpemente encendí mi quirk para perseguirlo.

-¡Kacchan, detente! -pedí y otra explosión reventó mis oídos.

-¡Eres lento, basura! Con esa fuerza piensas alcanzarme...

Estaba preocupado por su salud y el idiota era más terco que una mula. No había otra manera de detenerlo, tuve que perseguirlo como en los viejos tiempos. Salte y salte entre techos mientras a lo lejos escuchaba las explosiones una tras otra. El fuego naranja dejó una estela de humo y arrojaba un fuerte viento que golpeaba mi cara. Poco a poco mi corazón se aceleró por el ejercicio. Saltamos de una azotea a otra mientras veíamos a los autos y la gente pasar por las calles como hormigas. El viento alborotó mi cabello y mis mejillas tomaron color. Estaba concentrado por pisar bien los techos de los edificios que no me di cuenta cuando mi boca se curvo y comenzó a reír. Por primera vez en años me sentí ligero como un astronauta saltando sobre cráteres con las estrellas sobre mi cabeza. En un pestañeo el tiempo se redujo y nos vimos como figuras rosadas, pequeñas y angelicales como si fuéramos niños jugando, sin pensar en el futuro, olvidando las tragedias y el pasado, disfrutando del presente como si fuera eterno.

Todo este tiempo pensé que amar a Kacchan me hacía débil. Pero entre las miles de personas que pude elegir para amar, él era el único que me retaba a romper mis límites. El único mal hablado que en lugar de ser dulce y cariñoso me desafiaba para volverme más fuerte. ¡Kacchan siempre ha sido increíble! Mis venas hirvieron al mirarlo dos azoteas más adelante vanagloriándose de su quirk. Aún estaba convaleciente pero eso no me impidió que mi estómago se retorciera con ansias de ganar su tonto juego. Mis piernas brillaron con rayos de un verde limón y brinque con todas mis fuerzas. Me sentí tan ligero como si fuera capaz de deslizarme por el aire como si de repente Kacchan me otorgara el poder de volar. Logre acortar la distancia y olfateé el aroma de su nitroglicerina dulce. El volteo hacia atrás y me otorgo una de esas sonrisas de chico malo y saltamos techo por techo alrededor de la ciudad. No recuerdo cuanto tiempo paso pero el sol se coloreo naranja. Desee quedarnos en ese momento, cayendo y elevandonos como flores bailando en el viento.

Estando a un par de metros admire la espalda ancha de Kacchan. Y parpadeé incrédulo porque de nuevo vi ese extraño hilo rojo. El hilo salía de mi meñique hasta amarrarse con un moño a su meñique. La delicada hebra escarlata tenía muchos nudos que empezaron a desenredarse a la vez que los techos avanzaban. Mi corazón saltó y tuve unas inmensas ganas de ver su rostro y acelere. El hilo se fue acortando y acortando. Aceleré y aceleré hasta que la espalda sexy y atlética de Kacchan se detuvo de repente. Mis pies resbalaron torpes y no pude frenar.

-¡Cuidado Kacchaaaaan! -grité cuando vi que estaba a punto de chocar contra su espalda pero logre desviarme.

La velocidad que llevaba provocó que lo pasara de largo. Trastabillé por la azotea del edificio hasta que mi cintura se enredó con un listón blanco colgado entre dos poste. El peso de mi cuerpo lo estiro y de un tirón me hizo caer. El listón blanco se enredó en mi cintura, parecía como la línea de meta de una carrera. ¡Esto fue planeado por Kacchan! Entonces me di cuenta que en el listón blanco había unas letras negras que decían:

«¡Me gustas en la forma de "quiero chuparte el pene" Deku, ¿Qué te parece si empezamos a salir?»

Mire sorprendido hacia donde estaba Kacchan. Su mirada roja avergonzada se ocultaba debajo de su antifaz negro y cruzó sus brazos malhumorado. Se veía tan bonito con su ceño fruncido y sus mejillas rosas.

-¡Espero que te quede claro no como la última vez, idiota! -amenazó.

Las palabras del listón eran las mismas cuando lo rechace por primera vez. Kacchan había guardado esas palabras en su corazón esperando todo estos años para decirlas de nuevo. Mi corazón se partió a la mitad por el recuerdo doloroso pero se volvió a unir agradecido por esta nueva oportunidad. Quizás nadie me entienda porque amo a Kacchan. Como puedo amar al tipo orgulloso, mal hablado y de pesimo caracter, lo conozco eso solo es un cascarón. En el fondo siempre está observandome, preocupándose y cuando me ve decaído hace cosas tan asombrosas que me inspiran. Su amor es sutil como el rocío pero sus sencillas acciones como cubrirme la espalda en una pelea o solo dejar que mi cabeza cansada caiga en su hombro hace que mi corazón brinque a sus manos con tanta facilidad.

-También me gustas, Kacchan -dije y mi voz se atoro en mi garganta. Apreté el listón en mi puño y lo lleve a mi pecho como si estuviera abrazando su corazón explosivo y me aguante las lágrimas. De nuevo recordé la textura de un puño de tierra con un collar y unos pétalos de sakura en mi mano y escuche ese «Te amo» doloroso que dije cuando abrazaba sus restos debajo de una lluvia triste de flores. Sin mi consentimiento mis lágrimas rodaron por mis mejillas como cascadas. Esa vez lloré su muerte ahora lloraba de felicidad.

-¡Ah! -gruñó -¡Porque tienes que llorar por todo!

-Déjame llorar no me reprimas - dije mientras moqueaba y trataba de secar mis lágrimas pero no paraban.

-¡Bebé llorón!

-¡Cállate! ¡Moriste, idiota! - chille y justifique el desborde de emociones que a Kacchan disgustaba.

-¡Ah! No lo recuerdo -hablo a la ligera.

-¡Pero yo sí así que déjame llorar!

Kacchan suspiro resignado y por un rato aguanto escuchar mis sollozos.

-¡Joder porque tuve que enamorarme de un nerd!

Por último se acercó y se quitó su camisa para arrojarla a mi cara.

-¿Qué estás haciendo? -dije confundido.

-Para que te seques la cara llorón de mierda -me crítico.

Tome la playera y froté mi rostro en su tela respirando el aroma de su sudor.

-Pervertido -sonrió coqueto y fue de regreso al hospital a firmar su salida.

Cuando se fue abracé emocionado su camisa como una chica viviendo un sueño perfecto. Luego medite con cierta decepción que el momento sería perfecto si hubiera dicho te amo. En verdad ansiaba que me lo dijera. Lo necesitaba. Lo esperaba...

-Te amo, Kacchan -susurre e inhalé su olor a nitroglicerina. Su aroma a caramelo se quedó en mi corazón.

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