Mi Diabla

By StephanieColon6

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Primer libro #1: Trilogía Devil Samantha Johnson decide rehacer su vida en otro estado, nuevo apellido, nueva... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7

Capítulo 8

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By StephanieColon6

Cronos aceleró hasta el fondo y yo quedé automáticamente pegada al asiento. El carro parecía que volaba, me gustaba la sensación. Observé como Cronos apretaba el volante con tanta fuerza que cualquiera pensaría que lo iba a romper, se veía completamente concentrado. Miré por el retrovisor como dejabamos atrás a los demás, especialmente al otro corredor.

Sabía que ganaríamos por ventaja y Cronos sonreía orgullosamente, podía casi leer en su mente lo que haría conmigo después y mi cuerpo se estremeció. El carro de Cronos cruzó la meta velozmente y frenó casi de cantazo en un callejón más apartado. Lo miré y éste tenía una sonrisa socarrona en sus labios, rodé los ojos y me bajé del carro. Sentí unos pasos apresurados detrás de mí y sabía que me estaba siguiendo. Su mano tomó mi brazo y eso hizó que me detuviera bruscamente. Me giré y lo enfrenté.

—¿Crees que te dejaré que me beses porque ganaste?— lo fulminé con la mirada, su sonrisa se ensanchó.

—Me arriesgaré—antes de que pudiera detenerlo, sus labios impactaron fuertemente con los míos, tenía un sabor a menta y su perfume varonil me embriagó. Tomó mi cintura y sentí como mis piernas se pegaban a su auto. Cronos me agarró mis piernas y me sentó en la capota, lo que hizó que lo tuviera entre mis piernas. Me sentía como si me quemará y me gustaba.

Tomé su chaqueta y lo pegué más a mí, provocando que un gruñido se atascara en su garganta. Un ruido de un carro y unos disparos cerca hizó que nos separaramos demasiado deprisa. Cronos me miró intensamente y yo le sostuvé la mirada. Tomó mi mentón suavemente.

—Entra al auto, tú conduces mientras yo me encargo—traté de observar que sucedía pero la oscuridad nos envolvía— ¡Ahora! — Cronos me gritó furioso.

Corrí hacia el auto y me senté en el lado conductor. Giré la llave y el motor cobró vida. Cronos entró por el lado pasajero y llevaba un arma en su mano derecha. Apreté el acelerador hasta el fondo y salimos disparados, tenía que encontrar a Ash.

—Debo encontrar a Ash—se escuchaban más ruidos de disparos.

—Ella va a estar bien, le marcaré a un contacto—iba a preguntarle de quien se trataba pero podía sentir que no quería que me metiera en sus asuntos así que lo dejé estar y me concentré en la carretera.

Miré el espejo retrovisor y vi unas luces de algún auto que nos seguía. Mi mirada se encontró con la de Cronos.

—Tenemos un seguidor—él giró su vista detrás de nosotros y en ese momento una bala rompió el cristal, nos agachamos y el auto se resbaló.

Sostuvé el volante como pudé y esquivé unos cuantos disparos. Cronos bajó el cristal a su lado y sacó medio cuerpo para poder dispararle al otro auto.

—En el próximo edificio vas a entrar al estacionamiento y cuando te diga corre lo haces. ¿Entendido?—Cronos estaba furioso pero le hizé caso y traté de localizar el edificio y lo encontré.

Era enorme y muy moderno. Debía tener como algunos quince pisos. No seguí maravillandome con eso y busqué rápido el estacionamiento. Había una curva muy cerrada pero yo ya sabía que hacer.

—¡Baja la velocidad!—Cronos me gritó mientras volvía a su asiento.

Tiré del freno de mano y giré el volante rápidamente, las gomas del auto hicieron ruido mientras tomaba la curva completa y una nube de humo se exparció por la carretera. Entré al estacionamiento deprisa y paré el auto.
Cronos se bajó y recargó su arma, listo para cualquiera que se interpusiera en nuestro camino. Se acercó a mí y me dió una pistola negra. Su respiración era irregular y podía ver la furia que corría atráves de él.

—Corre hasta esas escaleras, vas a bajarlas y vas a correr por la carretera hasta llegar al edificio Wilshire Grand y vas a decirle al recepcionista "Wyatt" y te va a ayudar— sus palabras sonaban firmes.

El ruido de un auto entrando al estacionamiento me sorprendió pero Cronos me empujó.

—¡Corre diabla!—su grito se hizó eco mientras corría sin mirar atrás. Varios disparos hicieron que mi corazón se detuviera. Encontré la escalera y me apresuré a ellas pero la risa de un sujeto me impidió seguir. Miré al hombre y éste sostenía un arma mientras se acercaba con otro a Cronos.

Ambos sonreían pero sus sonrisas eran oscuras llenas de amenaza.

—Vaya, vaya miren a quien tenemos aquí—sus risas retumbaron en el estacionamiento pero Cronos no parecía contento.

—Parece que estás solo amigo—el otro hombre se encontraba demasiado feliz para mi gusto apreté el arma y calculé mis movimientos, no dejaría morir a Cronos.

Encontré una pared bastante cerca de mis objetivos y me escondí.

—¿Realmente tú crees que puedes acabarnos?—un disparo se escuchó y me aseguré que no hubiese sido a Cronos.

Localizé mi objetivo y recargué el arma. Mi dedo apretó el gatillo y la bala impactó la espalda del sujeto. Su cuerpo cayó al suelo y una enorme mancha de sangre cubrió su cuerpo. El otro hombre disparó en mi dirección pero yo esquivé los disparos. Pudé ver que Cronos se incorporaba y le disparó tres veces al hombre.

Corrí a donde se encontraba Cronos y lo sujeté contra mi cuerpo para ayudarlo a caminar, tenía una herida en la cadera. Su mano me acarició la mejilla con suavidad.

—¿Estás bien?—sus ojos me recorrieron el cuerpo y una sensación de escalofríos me corrió.

—Eso creo pero ¿y tú?— él negó con la cabeza y bufó.

—Eso es lo de menos. Debemos ir a mi edificio.

Unos minutos más tarde entramos a un edificio enorme y muy lujoso. La recepción era de un estilo moderno. Las paredes eran de un tono crema claro, habían varios sofás de terciopelo y un mayordomo de lo más simpático.

—Bienvenido señor— el mayordomo miró la cadera de Cronos y palideció— ¿se encuentra bien? ¿Llamó a la ambulancia?

—No Roberto, mejor descanso, ya mañana estaré mejor—Cronos le dio una palmada en el hombro al mayordomo y me indicó para que siguiera caminando.

Entramos en el ascensor y Cronos colocó el número quince en el panel y el ascensor se empezó a mover. Unos segundos más tarde se detuvo en el piso quince y el mismo tenía un vestíbulo pequeño y una puerta de metal. Cronos marcó un número que no pude visualizar bien y la puerta se abrió. Entramos y quedé fascinada con el apartamento. El mismo era en tonos azul, crema y blanco, típico de un apartamento de hombre soltero, era enorme. Senté a Cronos en un mueble de cuero negro y me acomode a su lado.

—¿Tienes un botiquín de primeros auxilios?— él asintió.

—En el baño de invitados—señaló un pasillo—sigue por ahí hasta el final, la última puerta a mano derecha.

Caminé en la dirección que me indicó y encendí la luz del baño, este parecía un baño de una revista de casas, todo era en cristal menos los gabinetes y parecía que no era usado frecuentemente. Busqué en las gavetas debajo del lavamanos y encontré el botiquín. Salí del baño y fui en busca de Cronos, seguía sentado en el sofá pero sin la camiseta, tragué saliva.

—Aquí estoy. Primero limpiaremos la herida y luego la vendaré— me acerqué y me arrodillé frente a él. Su cuerpo se encontraba sudoroso y respiraba con dificultad.

—Gracias— él me habló y yo lo miré confundida.

—¿Por qué?

—Por ayudarme. Eres una mujer muy valiente— sus ojos me miraban curiosos.

—No hay de que.

—Ya está— Había curado su herida y vendado la misma. Me levanté para marcharme pero el me sujetó la mano.

—Quédate conmigo— estaba muy confundida y quería negarme.

—No es correcto que me quedé con un hombre a dormir— su sonrisa se agrandó.

—No te tocaré te lo prometo—lo pensé y vi la dificultad con la que intento ponerse de pie.

—De acuerdo pero no te quiero tocándome— su mirada era sincera cuando dijo.

—No me gusta tocar a una mujer sin su consentimiento— parecía un poco dolido de que pensará así de él pero me acerqué a su cuerpo y lo ayudé a moverse.

Subimos unas escaleras hasta llegar a su habitación, lo acomode en la cama y lo enfrente.

—No tengo nada para dormir.

—Dormirás en mi cama— sus ojos se oscurecieron y yo comencé a temblar.

—No te quiero cerca de mí y solo vamos a dormir— su risa se escuchó por toda la habitación burlándose de mi comentario y mi nerviosismo.

—Te quiero hacer mía de millones de maneras pero no ahora, no cuando aún me tienes tanto miedo— tragué saliva nerviosa pero él se levantó de la cama y se acercó a su gaveta, rebusca en ella hasta encontrar una camiseta blanca y me la tendió.

—Aquí tienes, en esa puerta está el baño— señalo una puerta color blanca y yo caminé a ella rápidamente y cerré con seguro.

Respiré hondo, los nervios que sentía no era nada comparado a cualquier otra situación que hubiese enfrentado. No entendía porque estaba así, si solo dormiríamos. Me quité la ropa y me adentre en la ducha, el agua estaba caliente relajandome los músculos. En mi apartamento no podía bañarme así ya que no había calentador. Terminé y busqué una toalla pero solo vi una color azul, al parecer era de Cronos. La tomé y me sequé con ella, olía delicioso, completamente a su olor corporal.

Miré la camiseta de Cronos y me la pusé, me quedaba lo suficientemente larga para cubrir las áreas más sensibles de mi cuerpo pero aún así me sentía desnuda. Abrí la puerta y lo que vi me dejó sin poder moverme.

Su mirada se encontró con la mía y me desnudó completamente, Cronos estaba en boxers y me miraba como nadie lo había hecho en mi vida. Se levantó de la cama y se acercó a mí. Colocó sus manos en mis caderas y las masajeo con sus dedos.

—Que bien te queda. Cuanto me gustaría que esa fuera tu vestimenta de todos los días, que cuando llegará a casa te encontrará así con mi camiseta, no la de nadie más— con cada palabra mi cuerpo se sentía cosquilloso. 

—Lamento decepcionarte— su gruñido envió latigazos de placer.

—Si no te hubiese prometido que solo dormiríamos, la historia sería diferente— la decepción me inundó.

—Bien pues me acostaré— me alejé con demasiada dificultad y me metí en la cama, tapandome con la frisa, aunque sentía mucho calor ahora.

Cronos se metió en el baño y cerró con seguro, a lo lejos pude escuchar un gemido doloroso o eso creía. Cerré los ojos y al cabo de un rato la puerta se abrió y mi nariz interceptó su olor recién bañado. Me puse nerviosa otra vez. La luz se apagó y Cronos se metió en la cama. No lo miré pero sabía que estaba observandome. Unos segundos después sentí una mano en mi cadera y me paralicé.

—Tranquila no te haré daño. Quería saber como era abrazarte—mi corazón dió un vuelco.

—De acuerdo.

Su cuerpo se acercó a mi completamente y su calor me envolvió, nunca había sido abrazada así y por alguna extraña razón me gustaba que fuera él. Nuestras respiraciones se aceleraron y sabía que nuestra cercanía era peligrosa así que me alejé un poco pero él me volví a pegar más a él y lo sentí duro contra mí.

—Duerme mi diabla— su voz se escuchaba adormilado pero su cuerpo me hacía sentir deseosa por una vez.

Él prometió no tocarme pero yo moría porque lo hiciera. Me acerqué más a él y restregué mis caderas contra él. Sus manos bloquearon mis movimientos pero su respiración se aceleró.

—No lo harás nena. No te quiero hoy para eso, solo quiero que descanses, fue un día difícil— mi decepción fue grandísima e hice un puchero y él se rió de mí.

No se en que momento me quedé dormida pero me sentí en paz como hace mucho tiempo no lo hacía.




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