Todavía no sé qué hacemos aquí. Es todo tan raro...
–¿No estáis emocionados?
–Creo que emocionados no es la palabra correcta –digo clavando mi mirada en Alan. –¿No te parece raro que nos hayan invitado sin haber enviado solicitud? Y además, algunas caras de aquí son familiares.
–No te rayes tanto –me dice Juls. –¿No te das cuenta? Solo hemos sido seleccionados por lo que nos pasó, y obviamente esas caras conocidas son compañeros nuestros de aquellos días.
–Ya lo sé. Me he dado cuenta, tranquila.
–En serio Di, no te estreses –dice Ian, –no es de extrañar que varias empresas nos contacten, somos como cobayas de laboratorio hoy en día.
–Argh... supongo que no es tan raro si lo piensas así... Está bien, os haré caso y me relajaré.
Aunque es un poco imposible, lo sé, me conozco.
Todo el mundo está hablando. Estamos en una sala circular con dos puertas, una por la que hemos entrado y la otra ni idea de lo que contiene. El edificio es sin duda bastante grande y moderno, alejado de la mano de Dios, he de decir, pero por suerte habían autocares que nos han ido recogiendo a todos hasta traernos aquí.
De repente entran tres personas por la otra puerta, dos chicos y una chica.
–Buenos días a todos –dice sonriente la chica mientras se coloca en el centro de la sala. –Me llamo Ángela, y soy la encargada de que éste proyecto salga a la perfección. Éstos dos son mis compañeros, Jack y Connor –dice moviendo la mano en dirección a ambos, quienes están detrás suyo, a los lados.
La gente se mira emocionada.
–Al entrar os han entregado una pegatina con un número –prosigue, –vuestro número. Quien todavía no se lo haya puesto, que sea tan amable de engancharlo en una zona visible.
Algunas personas se pegan rápidamente la pegatina y siguen atentos.
–Muy bien –sonríe Ángela. –A continuación, entraremos por esa puerta y cada uno de vosotros entrará a la habitación que tenga vuestro número. Dentro encontrareis a una persona encargada de ayudaros con lo que necesitéis y de comunicar a la Sala de Control, donde yo estaré, si todo va bien o hay alguna problema. Jack y Connor también estarán en dos de las habitaciones ayudando y me iréis escuchando a través de unos altavoces que cada habitación posee.
Al acabar de hablar, Ángela y sus dos compañeros se dirigen a la puerta por la cual han aparecido y la abren.
–Por favor, id pasando de uno en uno –sonríe dulcemente.