Cansada del día que tuvo en el colegio, Emma llegó a su casa y fue directo a su habitación cerrandola de un sólo portazo sin importarle que le dirían sus padres.
Al fin y al cabo sólo estaban cuando necesitaban algo de ella.
Se tiró en su cama, abrazo al gran peluche que le regalo su tía en su cumpleaños número ocho y comenzó a llorar.
Sus lágrimas cesaban mientras ella susurraba "Estarás bien" repetidamente.
Su alma y cuerpo se hiban debilitando con cada súplica que le hacía a la vida preguntándose por que le había tocado vivir de esa manera.
Salio sigilosamente del cuarto y fue directo al baño.
Se paró enfrente del espejo mirando fijamente su reflejo que odiaba tanto.
─ Ya estoy cansada de toda esta mierda─ dijo secándose la lágrimas bruscamente y lanzando un perfume contra el espejo.
<<Antes debo dejarles algo a las pocas personas que de verdad les intereso>> Pensó mientras sacaba de su cajón su cuaderno que contenía todas y cada una de las razones por las cuales acabar con su vida.
Fue al baño junto con el cuaderno y la navaja y se cortó ambos brazos con gran profundidad.
Débilmente, tomo el cuaderno entre ambas manos y se quedó ahí, esperando.
Poco a poco hiba perdiendo el conocimiento y con su último aliento dijo─ Estaré en un lugar mejor, lo prometo.
Y ahí estaba el cadáver de Emma Jensen tirado en su habitación esperado a ser encontrada para que sus escritos sean leídos y por primera vez todos la puedan entender.