- Creo que deberiamos cambiar la rutina - exclamó Britanny mientras hacíamos ejercicios de estiramiento.
Estar juntas en la escuadra de animadoras ya era demasiado,pero tener que soportar sus comentarios tontos, era algo que me hacía querer dar una pirueta y golpearle la cabeza.
- ¿Por que tendríamos que cambiar la rutina? - pregunté sin mucha importancia.
- Porque es muy simple y aburrida. A los chicos de ahora les gusta ver movimientos más seductores, o al menos eso es lo que a Austin le gusta - sonrió en mi dirección.
La mire y le dí la mejor de mis sonrisas.
- Te diré algo, Britanny. Cuando seas la capitana de esta escuadra podrás hacer las rutinas con los movimientos más seductores que tengas. Incluso, podrás mandar a hacer un nuevo uniforme en el que al menos solo tus partes íntimas estén cubiertas, pero por ahora cierra la boca y sigue la rutina.
Britanny se levanto de su sitio y se acercó furiosa a mí, como sí quisiera golpearme o algo. Así que yo también me levante de mi sitio y la reté con la mirada.
- ¿Tienes algún problema conmigo cuernuda?
- ¿Cuernuda? - me burlé - No, no tengo ningún problema.¿Lo tienes tu remplazo?
- ¿Remplazo? - Se cruzó de brazos
- Si porque eso es lo que eres. Un simple y barato remplazo de mí.
- ¡Ja! Eso quisieras.
- ¡Muy bien chicas, vamos a calmarnos un poco ¿Vale? - intervino Marisa - Faltan cinco minutos para que comience el partido, debemos estar listas.
- Tienes razón - dije y miré a las chicas de la escuadra - Vamos a dar nuestro mejor esfuerzo el día de hoy.
Todas sonrieron e hicimos un círculo juntado nuestras manos en el centro, todas excepto Britanny. Ella continuó con los brazos cruzados mirándome como si quisiera arrancarme la cabeza.
Finalmente llegó nuestro momento de salir al campo, tomé aire y recé para que todo saliera bien. No iba a permitir que las cosas relacionada con Austin o Britanny me afectaran.
************
- ¡Vamos, bebé! - grito Britanny con fuerza a mi lado.
Casí me deja sorda.
Habiamos terminado de hacer nuestra rutina y ahora se estaba llevando a cabo el partido de los Aguilas Doradas contra los Toros Rojos, era un partido muy esperado ya que los Toros Rojos, venían de la famosa y prestigiosa Universidad Prescott Vanity, una fuerte y poderosa competencia para Bicentenary High School.
Me alejé un poco de las chicas y fijé la mirada en las gradas, mi intensión era encontrar a Liam entre los espectadores pero no pude encontarlo. Tampoco lo había visto en la escuela durante el transcurso del día, por lo que ir a su casa ayer habia sido una total perdida de tiempo.
¿Donde estaba? Él había dicho que estaría aquí, pero no se veía por ninguna parte. ¿Me había engañado de nuevo?.
Ese idiota...
Fuertes gritos hicieron que fijara la mirada de nuevo en el campo, justo en el momento en que Austin derribaba a dos jugadores de los Toros Rojos, para después hacer una asombrosa notación.
Cientos de estudiantes estallaron en gritos y aplausos. Mi pecho se infló de alegría y quise gritar palabras de ánimo a Austin, pero me congele al instante.
Fue entonces cuando Austin miró directamente hacía mí con una gran sonrisa en su rostro, como si esperaba alguna reacción de mí parte. Pero no hice ningún movimiento, me quedé inmóvil. Austin aún rodeado por sus compañeros mientras era felicitado por ellos, dio un beso en la palma de una de sus manos y después lo arrojó en mí dirección como si se tratara de un balón americano.
En el pasado cada vez que Austin hacía eso, yo solía pretender que atrapaba el balón y recibía su beso para después mandarle un beso de vuelta de la misma manera. Y justo ahora Austin parecía estar esperando mi respuesta, pero mi cuerpo seguía inmóvil y mi cabeza estaba totalmente en blanco.
Sea lo que fuera que hicera no me interesaba. Él me había engañado, ms había engañado con mi mejor Amiga...
- Deja de zorrearle a mi novio - Se quejo Britanny.
La mire furiosa.
- ¿Yo le estaba zorreando? Por sí no ye has dado cuenta, Austin todavía esta loco por mí. Ya te lo dije,tu solo eres un remplazo el cual nunca podrá compararse conmigo.
Eso pareció callarle la boca a Brittany, porque se quedó sin palabras.
Las demas chicas nos miraron en completo silencio, Vicky quien siempre tenía algo que decir se quedó muda y eso era raro.
Suspiré con cansancio y mire a Brittany. Mientras más lo hacía más crecía mí enfado hacía ella... La odiada tango que ...
- La primera vez que me acosté con Austin fue el día de su cumpleaños - murmuró Brittany. Mí respiración se corto - Fue a mi casa para contarme como lo rechazaste cuando intento llevarte a la cama, creo que las palabras que uso fueron “Ella no va a abrir las piernas nuncas”.
Suficiente,eso fue la gota que derramó el vaso.
Me abalancé sobre Brittany tirándola al suelo conmigo sobre ella. Comencé a golpearla, no me importó que hubiera sido mi mejor Amiga desde que eramos pequeñas, solo quería golpearla y golpearla y golpearla.
Era una maldita.
Con un rapido movimiento, Brittany me obligo a rodar por el suelo y ahora era ella quién estaba sobre mí tratando de golpearme. Podía escuchar los gritos de las chicas intentando separarnos, pero al final ninguna hizo nada para hacer que nos detuviéramos. Le dí un buen rodillazo a Brittany en el estómago y logré quitármela de encima, por lo que volvimos a girar y de nueva cuenta, yo estaba sobre ella.
Lo unico en lo que podía pensar era en romperle la cara.
De pronto unas manos en mi cintura me levantaron en el aire con bastante facilidad, separandome de Brittany. Forcejé un par de segundos intentando volver a llegar a ella, aún no era suficiente, quería seguir golpeandola.
- Danna, necesitas calmarte - susurró una voz masculina junto a mi oreja.
- ¡Sueltame! - grite con desesperación - ¡Dije que me sueltes, idiota!.
Austin me soltó y yo retrocedí para mirarlo a él y a Brittany, quién continuaba tendida en el suelo. Todo el mundo nos estaba mirando, el partido se había detenido en el momento en que Austin abandonó el campo. Incluso los jugadores de los Toros Rojos miraban nuestro pequeño espectáculo sin interés.
- ¿Como pudieron hacerme esto? - exclamé con furia - ¿Como pudieron... traicionarme de esta manera?.
Austin intentó acercarse a mí pero yo retrocedí. No quería que me tocara con las mismas manos con la que había tocado a Brittany.
- Danna...
- ¡No! ¡No digas mi nombre! ¡No digas Nada! - mi cuerpo entero estaba temblando, iba a romperme en cualquier instante - Los odio ... No saben cuanto los odios.
De nuevo Austin intentó acercarse a mí, solo que esta vez no tuve tiempo suficiente para retroceder. Tomó mi rostro entre sus manos y me miro directo a los ojos.
Maldita sea, iba a llorar.
- Danna...
Alguién enpujó a Austin lo suficientemente fuerte como para lanzarlo al suelo. Liam se situó frente a mi en el momento en que una lágrima corría por mi mejillas.
- Vuelve a tocarla y me encargaré de enviarte directo al hospital, imbécil - habló Liam.
- Joder hombre, ¿Ese es Liam Evans? - murmuró uno de los jugadores de los Toros Rojos - Dicen que es peligroso.
- Escuché que un chico desapareció por tocar su motocicleta - murmuró otro.
Austin se levantó del suelo y se acercó a Liam, pero Brittany se abalanzo sobre él y lo abrazó por detras para impedir que continuara avanzando.
La tensión entre Liam y Austin era tanta que hasta los presentes estaban paralizados, en cualquier momento uno de los dos lanzaría el primer golpe.
Toqué a Liam del brazo por lo que se giró a mirarme.
- ¿Quieres que le rompa la cara? - preguntó.
Si, eso es lo que quería. Quería que Liam le rompiera la cara a Austin, pero no quería que Liam se metiera en problemas por mi culpa, por mucho que lo deseara que lo golpeara.
Negué con la cabeza.
- Llevamé a mi casa - susurré.
Liam asistió pero antes dirigió su mirada de nuevo a Austin.
- Vuelves a ponerle un dedo encima a mi novia y desearás no haber nacido.
Me tomó de la mano y dejé que me llevará lejos de ese lugar, lejos de todo el mundo. Lo único que quería era salir de ahí.
********
Liam además de ser conocido por conducir una motocicleta, también era conocido por tener una Jeep Wrangler negra, pero era muy rara las vez que se me veía conduciendola.
Esa noche parecía ser una de esas raras veces.
Le había dicho a Liam que me llevara a mi casa, y realmente creí que iba a hacerlo, pero mis esperanzas murierón cuando se detuvo a mitad de la nada en la avenida y apagó el motor de la camioneta.
- ¿Donde estamos? - pregunté cansada - Te dije que me llevaras a mi casa.
- Pues creo que olvidaste un pequeño detalle - en su voz no había ningún rastro de humor - No sé dónde vives.
- Oh.. - era verdad, había olvidado darle mi dirección - Esta bien, puedes dejame aquí, me ire caminando.
-¿Que
Abrí la puerta y salí de la camioneta.
Necesitaba alejarme de todo el mundo, incluso de Liam. Quería estar sola para dejar salir de una buena vez por todas esas lágrimas que había estado reteniendo desde hace un largo tiempo. Si iba a llorar lo haría sola, no frente a Liam para que pudiera ver lo patética que era.
Comencé a caminar por la avenida pero rapidamente me di cuenta que no tenía ni la más remota idea de donde me encontraba. No había que lugar era este o que dirección se suponía que debía tomar para llegar a casa.
Estaba perdida, hacía frio y la calle estaba mal iluminada.
- Danna, sube a la camioneta - exclamó Liam desde el interior de la Jeep.
- Esta bien, puedo caminar a casa - respondí sin mirarlo y sin detenerme.
Realmente quería estar sola, aun así no lograra encontrar la manera de llegar a casa, todo lo que quería era estar sola.
Escuché el sonido de una puerta siendo cerrada y a pocos segundos sentí una mano cerrándose con fuerza en mi muñeca. Liam me detuvó y me obligó a mirarlo.
- Sube a la maldita camioneta si no quieres que te meta a la fuerza - gruñó.
- Dije que estoy bien.
Intenté hacer que me soltara, pero no logré Nada, todo lo contrario. Su agarré se hizo todavía más fuerte.
- No voy a dejarte sola en un lugar como este y menos vestida de esa forma.
Había olvidado mi ropa y mis cosas en los vestidores de la escuela, por lo que seguía usando mi uniforme dorado de animadoras.
- ¡Deja de fingir que te preocupas por mí y dejame tranquila! - estallé - ¡Puedo llegar a casa sola!.
- ¿Enserio piensas que solo fingo que me preocupas?.
Lo miré furiosa.
- Sueltame.
-No.
- Liam...
- Desahógate. Llora, grita o patalea todo lo que quieras. Y si no quieres que te vea llorar entonces no lo haré, solo no te lo guardes todo. Déjalo salir.
Mis ojos se llenaron se lágrimas y rapidamente llevé la mano que estaba libre del agarre de Liam a mi rostro. Comencé a llorar, no quería hacerlo frente a él pero simplemente jamás me soltó.
- Soy patética ... - sollocé entre lágrimas - Una idiota.
- Oye ...
- Brittany... Ella dijo que comenzó a acostarse con Austin el día de su cumpleaños... - tragué saliva y sorbí por la naríz - Ese día él y yo fuimos a cenar... Él.. prometió que nunca me haría daño - Las lágrimas simplemente no se detenían.
Liam no dijo Nada, pero su mano continuaba cerrada en mi muñeca con firmeza.
- ¿Por qué las Personas hacen promesas que no van a cumplir? - pregunté débilmente - Simplemente no lo entiendo....
Pasaron largos minutos de silencio. Silencio el cual no fue nada incomodo ni molesto. Liam me dejó llorar todo lo necesario sin decir una sola palabra.
El viento sopló con fuerza y mi cuerpo se estremeció de frio.
- Sube al auto - repitió Liam - Esta haciendo frio y no traje chamarra.
Sonreí. Seguramente a él le importaba muy poco todo eso. ¿Y por qué tendría que importarle? Después de todo, ni siquiera éramos amigos.
- Yo tampoco traje chamarra, dejé toda mis cosas en los vestidores del gimnasio - dije mirando sus ojos.
- ¿Todas tus cosas?
- Si, desde mi ropa, hasta mis llaves y celular - admití - Todo estaba dentro de mi mochila.
Lo había olvidado todo en los vestidores.
- Que se le va a hacer... -Suspiro - Anda, sube al auto ahora.
Siendo alguién muy obediente después de llorar como una bebé, me acerqué a la camioneta con la intención de abrir la puerta, solo que me vi sorprendida cuando Liam lo hizo por mí.
- Parece que tienes un lado caballeroso muy en el fondo - me burlé.
Liam dió un respingo y frunció el ceño confundido, como si se preguntara a si mismo por que acababa de abrir la puerta para mí.
- Cállate y Sube.
Asentí y subí a la camioneta, sentándome en el asiento del copiloto. Liam cerró la puerta con más fuerza de la necesaria y rápidamente rodeó la camioneta para subir, encender el motor y finalmente, marcharnos de aquella oscura avenida.
Cuando le di mi dirección a Liam, resulto que mi casa estaba mucho más cerca de lo que imaginaba. Detuvo la camioneta frente a mi casa y levantó un poco la viseta de su gorra para mirar la entrada y después soltar un largo silbido.
- Vaya pedazo de mansión en la que vives - murmuró impresionado - Es enorme.
- No es la gran cosa - dije sin importancia.
- Todas las luces están apagadas ¿tus padres ya estan dormidos?.
- No... Mi madré esta en Nueva York por la semana de la moda y mi padré está en Seattle por asuntos de trabajo - mire mis manos con algo de tristeza.
- ¿Y no tienes sirvientes o algo? Por qué sé que tienes chofer.
- Mamá y Papá le dan vacaciones a los sirvientes cada vez que salen de la ciudad, y Jack es mi chofer solo durante el día. Nunca lo necesite durante la noche.
- Mmm.. Ya veo.. Entonces ¿te veo luego?
Los “te veo luegos” de Liam era su manera de decir que me fuera, solo que un poco más amable.
Abrí la puerta y baje de la camioneta, no si antes mirarlo por ultima vez.
- Gracias por traerme - murmuré.
Me guiñó un ojo y sonrió de medio lado. Encendió el motor de su camioneta y sé marchó. Una vez que estuvé sola, creí que las lágrimas volverían, solo que no fue así. Al parecer me había dasahogado bastante con Liam.
Tomé aire y caminé hacía la entrada. Quizás mi casa si era algo grande, todo el mundo solía decir que era como la Casa Blanca de los Smith, pero yo no lo veía de esa forma. Para mí simplemente era mi hogar y punto, nada del otro mundo.
Cuando llegué a la entrada, me quedé unos minutos mirando el roble blanco de la puerta y fruncí el ceño. ¿Como sé suponía que iba a entrar, si había olvidado la mochila con las llaves de mi casa dentro?.
- Genial Danna, simplemente genial - murmuré para mi misma.
Mire una banca de madera blanca que se encontraba a unos centímetros de la puerta en la entrada y me senté en ella. Podía dormir aquí y esperar a que amaneciera, o podía ir a la casa de algun vecino para pedir refugio, pero sería algo raro.
Suspiré y abrace mi cuerpo.
Mientras más tardes se hacía, el frio era casa vez mayor. Llegó el punto en el que mi cuerpo comenzó a temblar con fuerza. Todo indicaba que iba a morir aquí congelada. Mis parpados comenzarón a cerrarse , tenia sueño y quería dormir. Y probablemente me hubiera quedado dormida si las fuertes pisadas de alguien subiendo las escaleras de la entrada no me hubieran sobresaltado.
Cuando mis ojos se encontraron con los de Liam, mi corazón dio un pequeño brinco.
- Estaba en el tercer semáforo cuando recordé que dijiste algo sobre haber olvidado todo en los vestidores, y ESO incluía tus llaves.
¿Había regresado hasta aquí por mí?
- Estoy bien, puedo dormir aquí afuera.
- Vuelves a decir que estas bien, y juro que voy a patearte el trasero. ¿Me escuchaste?
Sonreí.
- Olvidé mis llaves y no puedo entrar a mi casa - admití - Y me estoy muriendo de frío.
Liam suspiró, se quito la gorra de la cabeza y se pasó una mano por el cabello visiblemente frustrado. Miró la puerta y se acercó a ella.
- Voy a forzar la cerradura.
- ¿Que? - me levante de un salto y lo tomé del brazo - ¡No puedes!. La casa tienes un sistema de seguridad con una alarma muy escandalosa, si zarandeas la puerta vas a despertar a los vecinos.
Colocó una mano sobre la mía y me miró furioso.
- A la mierda los vecinos, estás helada.
- Ya te lo dije, tengo frío...
Antes de darme cuenta me jaló hacía él y me abrazó fuertemente entre sus brazos. El calor rapidamente inundó mi cuerpo al igual que mis mejillas. Nunca me imaginé que sería abrazada por el voluntariamente.
- Liam...
- Te llevaré a mi departamento - dijo contra mi oreja.
Oh no... ¿Qué era esta cálida sensación que sentía en mi pecho?
- Yo... - balbuceé - Creí que no querías que no fuera más a tu departamento.
- También creíste que iria hoy a la escuela pero no lo hice.
Sonreí.
- Liam no creo que...
- Ven a mi departamento.
Me hubiera negado si no hubiera tenido tanto frío como ahora. Tragué saliva y asentí lentamente con la cabeza.
- De acuerdo.
Tomó mi mano y me llevó de nuevo a la camioneta. Al final no pude evitar sentir un extraño cosquilleo en mi interior que erizaba la piel de todo mi cuerpo. Mi corazón latía con fuerza.
Iba a dormír en el departamento de Liam Evans ....