Fujioka | BNHA |

By YukiKuroi15

237K 29K 33.1K

Segunda temporada del fanfic «Echo» sobre el anime/manga de bnha. Fujioka Echo ya ha cumplido con su princip... More

Prólogo
A e s t h e t i c s
I.
II.
III.
IV.
V.
VI.
VII.
VIII.
IX.
X.
XI.
XII.
XIII.
XIV.
XV.
XVI.
XVII.
XVIII.
XIX.
XX.
XXI.
XXII.
XXIII.
XXIV.
XXV.
XXVI.
XXVII.
XXVIII.
XXIX.
XXX.
XXXI.
XXXII.
XXXIII.
XXXIV
XXXV.
XXXVI.
XXXVII.
XXXVIII.
XL.
XLI.
XLII.
XLIII.
XLIV.
XLV.
XLVI.
XLVII.
XLVIII.
XLIX.
L.
LI.
LII.
LIII.
LIV.
LV.
LVI.
LVII.
LVIII.
LIX.
LX.
LXII.
LXIII.
(̶◉͛‿◉̶)
LXIX.
LXX.
LXXI.
LXXII.
LXXIII.
LXXIV.
LXXV.
LXXVI.
LXXVII.
LXXVIII.
LXXIX.
¡Votación!
LXXX.
LXXXI.
LXXXII.
『 Male!Fujioka 』
『 Male!Fujioka 』2.0
LXXXIII.
LXXXIV.
LXXXV.
LXXXVI.
+18
LXXXVII.
LXXXVIII.
Pensamiento de los personajes.
LXXXIX.
Posible 3 temporada.
LXXXX.
Continuará.

XXXIX.

2.2K 303 342
By YukiKuroi15


B u r n   m e

« If it doesn't burn a little, then

¿What's the point of playing with fire?»

...


— ¿Qué haces aquí?

Fujioka ojeó a Shang con incordio. Recién había salido de las clases de entrenamiento y ella todavía llevaba puesto su traje de héroe, el cual a penas había sido utilizado. Pese a ello, el joven de cabello castaño no tardó en regalarle una sonrisa. 

— Quería darte una sorpresa— Mencionó, examinándola de pies a cabeza—. ¿Vienes conmigo? 

— No— Negó con firmeza. En un suspiro, recogió su cabello para ponérselo a un lado—. He quedado con Uraraka para estudiar. 

— ¡Vamos! Quiero hacer el tour de este país, todavía no me has acompañado a ningún sitio. 

La niña, recelosa, acarició la máscara que descendía por su cuello. 

¿Tenía opción? Al parecer, no. Él quería pasar el resto del día con ella e iba a conseguirlo costase lo que costase.

Según su criterio, si se negaba se la llevaría de cualquier forma. No podía decirle que no, aun así... Esa decisión sería un completo desacierto. 

No sabría lo que se encontraría después. 

— Deja que me cambie— Pronunció tras mirar hacia atrás, por si alguien se acercaba a ellos. Era la única que estaba ahí.

— Así estás perfecta— La pelilila rezagó entre murmuros, Shang la había agarrado del brazo para llevársela—. Ponte una chaqueta y ya está. 

— Pues espérate a que la recoja. 

Con más brusquedad de la que pretendía se zafó de su agarre, dejando al hombre en mitad del pasillo para retornar al vestuario de mujeres y así, agarrar su ancha pero blanca chaqueta que le regalaron sus padres hacía dos semanas. 

Ésta, en su gran mayoría, era de color blanco. Sólo había algunas franjas negras y grises, aunque eso no era lo mejor ni lo que más le gustaba.

Lo que le encantaba era que habían bordado un dragón asiático en la parte de la espalda.

Una vez puesta, sacó su móvil de uno de sus bolsillos, precavida de que no aparecía por ningún lado en concreto. 

Tuvo la suerte de que el cantonés no la siguió hasta ahí. E incluso examinó que en esa sala era la única, sólo para poder enviarle un mensaje a Bakugō, avisándole de quién había venido y que ese mismo, buscaba llevársela. 

Por si acaso, también le envió otro a Midoriya y a su madre.

— ¿Echo?

— ¡Voy!—Exclamó, guardando el móvil en uno de sus bolsillos. Con una sonrisa en el rostro, salió, encontrándose con él— ¿Tenías planeado ir a algún lugar en específico? 

— No, sólo caminar— Fujioka se colocó mejor su vestimenta—. Pero puedo pensar en algo rápido.

— Son las seis de la tarde, pronto anochecerá. 

— No te preocupes, Echo...— La chica observó con desasosiego la sonrisa del contrario— Yo te protejo. 

La susodicha, tras un poco de tiempo examinando esa tétrica mueca, decidió fingir otra parecida. 

Por desgracia, se estaba acostumbrando a sonreír con falsedad. 

— Claro, confío en ti— Dijo. 

— ¡Perfecto!— Shang alzó el brazo delante de ella para que lo agarrase— ¿No tienes esa manía? Puedes cogerme el brazo, el explosivo no se dará cuenta. 

— No, gracias... — Con el paso algo acelerado, se adelantó para salir del terreno de los héroes— Prefiero tocarle a él. 

...


No había contado las veces que esas tres personas a las que había avisado le habían llamado. Había pasado simplemente media hora, y si miraba el registro de llamadas, lo más seguro es que tuviera como mil perdidas. 

Su madre habría avisado a la Yakuza, para movilizarse por si hacía falta. 

Katsuki e Izuku, aunque la joven no era consciente de ello, ambos se habían compaginado para ir en su búsqueda. 

— ¿Puedo hacerte una pregunta? Estoy bastante curioso.

Entretanto caminaban por las calles nocturnas de esa ciudad japonesa, Shang, de soslayo, colocó sus orbes en la adolescente para analizar su estado. 

Su vista estaba al frente, casi no hablaba. Pese a que era una chica que prácticamente siempre portaba una expresión de completa tranquilidad, su ceño estaba fruncido desde que habían salido de su escuela. 

Se dedicaba a mirar con curiosidad lo que había a su alrededor. Era muy detallista con eso, según se había dado cuenta; Lo miraba todo con esos grandes ojos grises. 

Algunas veces, era simplemente porque buscaba inspiración. Le gustaba ojear cada rincón de los sitios por los que iba ya que había perlas todavía sin pulir, paisajes que después plasmaría en su libreta. 

Como la noche con esas luces de neón, las calles estrechas y húmedas... 

Ahora fue él quien frunció el ceño. 

La había visto reírse, tocar y hablar por los codos junto a sus amigos. Tenía hasta imágenes que el fotógrafo le entregó haciendo eso y más, pero cuando estaba con él, lo único que le importaba era lo que había en su entorno. ¿Por qué no hacía lo mismo con él? 

— ¿Qué? —Inquirió con poco interés. 

El de la Tríada sonrió ante tal contestación. 

— ¿Eres virgen? 

Echo tuvo el impulso de parar en seco, de detenerse por la sorpresa—e indignación— con la que recibió esa cuestión. 

No obstante, siguió su camino por esa calle que transitaban. 

— No es de tu incumbencia, Shang. ¿No crees que es algo privado?— Él movió su cabeza para demostrar que de acuerdo a su moralidad, no lo era— No pienso hablar de esto contigo. 

— ¿Por qué no?— Sonrió— Ahora somos amigos, ¿No? 

— No voy a responderte. Si quieres conocerme más a fondo, te sugiero que...

— ¿Hay algo que pueda ser más profundo que eso?— Expresó con diversión. La sónica arrugó la nariz. 

— ¿Eso va con doble sentido?— Habló con una ligera confusión— ¿Sí, no? No capto ese tipo de cosas. 

Los ojos miel del castaño brillaron con ambición. 

Era más inocente de lo que pensaba, y eso le excitaba de sobremanera; Iba a disfrutar demasiado cuando la tuviera tendida en su cama. Retorciéndose debajo de él a su absoluta merced.

Fujioka movió su cuello de un lado a otro para garantizar que iban por un camino que conocía. Pronto se dio cuenta de que habían estado caminando hacia la zona donde hubo el accidente. 

El distrito de los criminales. 

— ¿Quieres ir a cenar? Conozco un buen sitio, pero nos lo hemos pasado— Con una sonrisa se detuvo antes de seguir hacia adelante, dejando curioso al muchacho—. Está empezando a ser tarde, y hoy es sábado. Como llegue a casa tarde... 

— Tengo que recoger algo en este sitio, ¿Te parece bien que hagamos una parada? 

Su visaje, antiguamente cauteloso pero algo sosegado, cambió a la molestia; Él la había estado entreteniendo con preguntas mientras la traía a este lugar. 

— Te prometo que será rápido— Dijo, al verla dubitativa. 

— Creo que no. 

Shang dio pasos hacia adelante, paseando por la acera que tenían frente a sus ojos. Estaba húmeda ya que estos días había estado lloviendo, y si subías la mirada hacia el cielo, volvería a caer una tormenta en cualquier momento. 

Estaba en completo territorio enemigo, sumándolo por dos. Una zona llena de villanos y donde él sabía bien cómo desarrollarse en ella. 

Se habían adentrado tanto, que a penas había gente caminando a su lado. Y los que habían, la observaban con muy poco entusiasmo.

— Mierda— Susurró ella. 

— ¿Has oído eso? ¡Hay alguien por aquí!

— Asesinos, fanáticos y ladrones— En un suspiro la adolescente observó en absoluto recelo al extranjero, desapareciendo entre el fino espacio de los muros—. Y ahora quiere jugar al gato y al ratón... 

Lo único que iba a hacer era asomarse en ese paso estrecho por el que se metió. Si no veía a nadie, se marcharía a casa sin dudarlo. 

No iba a caer en ninguna trampa. 

Iba despacio, tenía que asegurarse también de que ella no corría peligro por la zona en la que estaba. Cuando sacó la cabeza para echarle una ojeada a esa calle, no había nadie. 

Y sin embargo, escuchaba pasos. Unos que cada vez se aproximaban más hacia donde estaba ella. 

— ¿Shang? 

De los contenedores de basura alguien respondió, pero no la persona que había llamado. Si no un hombre alto y pelirrojo, que nada más verla sola sonrió de oreja a oreja. 

Echo se puso en estado de alerta, oyendo detrás de ellas a otras dos personas acorralándola. 

No tenía salida.

— ¿Los profesionales no te han enseñado que los héroes siempre deben de ir acompañados por algunos lugares...? 

Con expectación a cómo acabaría la resolución que elegirían, optó por instalarse la máscara del traje por boca, aceptando el hecho de que no saldría de allí sin un rasguño. 

Sintió una deliciosa ráfaga de viento meciendo su cabello lila. Ahí fue cuando con una increíble rapidez, atacó. 

Primero fue a por los dos hombres que tenía detrás. Cargando su pierna se giró con velocidad para incrusta contra la cara del sujeto de la izquierda, su pie recargado de la energía que había estado guardando en esa extremidad, mandándolo contra el muro por la potencia.

Esquivó la piedra que se dirigía hacia su cabeza en forma de cuchillo, apareciendo frente a él en un pestañeo. 

— ¿¡Pero qué...!? — El adulto de cabello canoso calló de golpe por el fuerte agarre que la muchacha tenía sobre él, le habría aprisionado la boca y le estaba aplastando las mejillas. 

La inquietud apareció repentinamente en él al visualizarla más de cerca; Su largo cabello lila pálido se veía por la luz, pero sus ojos grises lo estaban observando con una serenidad que daba terror. 

La máscara negra, que cubría la parte baja de su rostro, le daban un aspecto adormecedor. 

El nerviosismo pasó al miedo al comenzar a sentir su cuerpo zarandeándose con una extrema velocidad. Y eso, que ni siquiera estaba moviéndose. 

Era ella, que estaba revolviendo cada partícula de su cuerpo.

— ¿Quieres seguir pareciendo una lavadora en movimiento?— El hombre, sin poder bien por lo sacudido que tenía su vista, negó— Bien, grita. 

Como un pupilo acatando la orden de su maestro, lo hizo. Gritó con todas sus fuerzas, pensando que así esa chica lo dejaría libre. 

Hizo lo opuesto, afirmar más el agarre que tenía sobre su rostro. ¿Por qué? La razón era indiscutible para ella. 

Estaba tomando el sonido de su voz. 

Tan pronto como el hombre sintió la fatiga haciéndose el control de su mente, Echo le encestó un puñetazo en la mandíbula para dejarlo inconsciente. 

El pelirrojo que se había encontrado primero contempló incómodo la situación. Una que no se había esperado en lo absoluto. 

Shang le había dicho que sería fácil noquearla, tendría que ser así. ¡No estaba preparado para otra opción!

Sus músculos se tensaron al recibir la atención de la heroína quien, ahora, daba pasos hacia él. 

Era el próximo.

— ¡No te acerques!— Gritó el irlandés— ¡Sé quien eres!

— Yo también sé quién eres— Habló la muchacha con una melodiosa y calmada voz—. Te vi el otro día, entregándole el camión blanco a la Tríada. 

Los ojos del extranjero se pusieron en el puño de la sónica. Estaba completamente cerrado, como si de un momento a otro, fuese a utilizarlo. 

A descargar la vibración que había robado del grito de su compañero.

— ¿M-Me viste?

— ¿Realmente crees que la Yakuza no sabe que la Tríada nos espía?— Paró un momento para suspirar— Nosotros hacemos lo mismo con vosotros. 

— ¿Por qué me lo cuentas?— Al instante en que se atrevió a preguntar, ella volvió a ir hacia él.

— Porque tus ojos no verán nunca más la luz del día. 

...


Tiró el cuerpo del anaranjado junto al resto de hombres inconscientes, apilándolos en una esquina. 

Antes de girarse y seguir su camino, los ojeó por un breve periodo de tiempo; Shang los había contratado para hacerle daño, tenía la prueba suficiente con sólo mirar al barbudo. Era el mismo. 

— Bueno, ya os encontrarán los profesionales.

Susurró, dejando caer un papel que ponía «Por favor, lléveme a la cárcel» sobre la chaqueta de uno de ellos.

— Ahora... — En un bufido, mientras se masajeaba la sien, buscó una salida— Habrá que encontrar a ese tramposo. 

Había conservado el grito de esa otra persona para Shang. Si lo retenía más tiempo, el poder de ese impacto siempre aumentaría más. 

Una pequeña contestación a sorpresa que le había dedicado.

Moviendo sus hombros en círculos con la intención de calmar tanto sus huesos como sus músculos, atisbó al castaño en la acera del frente, parado justo en la deriva de un muro para ir hacia otra calle. Aunque esta mucho más amplia.

Y él, la vio de inmediato. 

— ¡Vamos, Echo!— Su vista se puso en él, estaba levantando las manos para que se acercase— ¡No querrás quedarte sola en la noche!

A nada de meterse en otro callejón, aguardó con la esperanza de que ella le acompañase. Estaba quieta en el sitio, a mucha distancia de donde sus propios pies se encontraban. En medio de la calle totalmente dubitativa de qué optar por hacer. 

Pensó con ambición. ¿Cómo había logrado salir ilesa contra tres personas? No se esperaba que fuera tan interesante.

— ¿Está haciendo juegos mentales conmigo...?— Se preguntó la niña.

Shang dibujó una tenue pero pícara mueca en su rostro al finalmente ver como la chica se movía. Su felicidad duró poco, en concreto, hasta que sus oídos captaron unos extraños ruidos a su izquierda. Donde esa calle oscura por la que pretendía ir, estaba. 

Intrigado y a la vez cauteloso de esos sonidos, se giró a investigarlo. 

— Vaya, la basura ha salido a la superficie— Habló alguien.

— ¿Basura?— Pronunció el cantonés con el orgullo herido, observando a esa persona siendo reflejada por las luces— ¿Quién te crees que eres? 

— Podría preguntarte lo mismo.

En cuanto salió de las sombras, pudo verlo mucho mejor. Su aspecto, tan tétrico y oscuro como la noche misma. 

Sus ojos eran de un azul penetrante, muy claros. Su cabello azabache se movía a medida que daba pasos hacia él, mientras que su frío rostro, repleto de cicatrices, no dejaba de observarlo. 

Lo había visto en algún sitio, su cara le sonaba de las noticias... ¿No era alguien de la liga de los villanos?

— No voy a dejar que lo hagan por mí— Fujioka caminó a regañadientes hacia donde estaba el de la tríada—. Prefiero acabar contigo yo misma.

Resulta que la muchacha se anonadó de los sonidos que estaban sucediendo al lado del moreno, lo había logrado escuchar desde donde estaba gracias a la amplitud de oído que poseía e iba aumentando. 

No iba hacia él con bondad. No lo hacía debido a su fuerte impulso de ayudar a los demás; Iba a por él.

Shang la había llevado hasta allí con algo en mente, y no quería esperar a ver qué era.

Así que ella se adelantaría. 

Ni siquiera lo caviló bien, simplemente, sus pies empezaron a moverse solos al verlo allí, aturdido y sin la Tríada. Era su momento, decía una interna voz en su cabeza. El momento de terminar con ese problema para evitar que se hiciera mayor.

Mucho antes de darse cuenta o de arrepentirse de lo que iba a hacer a continuación, ya estaba acercándose a él mientras ponía a máxima potencia su gargantilla. 

Y la potente máscara, estaba siendo mejor colocada para hacer perfecto uso de ella. 

— ¿Sabes con quién estás hablando?— El villano paró en seco para reír con ironía— ¿De qué te ríes? 

Si bien Echo era perfectamente capaz de descifrar la procedencia de esa voz, no estaba consciente. Era poco probable que lo averiguase antes de darse de bruces contra esa persona.

Sólo tenía un objetivo, y era el cantonés al que cada vez lo tenía más y más cerca.

Sus pies pararon en seco al estar frente a frente, con los párpados entornados, incluso hizo el ademán de encestarle el golpe de energía que había guardado para ese momento. Para él.

Hasta que por simple curiosidad, torció su cuello para observar de quién se trataba la otra persona. 

Los ojos que tenía medianamente cerrados se abrieron por completo al presenciar a Dabi en medio del callejón, casi igual de sorprendido que ella, en cuanto sus miradas se encontraron. 

Al unísono, la consciencia de la joven retornó a ella mientras que el andar del azabache cesó.

Casi al mismo instante de verla.

— Mierda... — Habló Fujioka con la voz más gruesa, todo causado por la máscara que portaba. 

— ¡Señor Shang!— Gritaron los de la Tríada, quienes corrieron desde la otra carretera para llegar a ellos— ¿Está bien? 

— Acabad con este antes de que se acerque. 

El objetivo de la joven cambió tras notar a los trabajadores chinos acortando la distancia entre el villano de la liga y ellos. Parecían ajenos al peligro al que iban a estar expuestos, sin llegarse parar a pensar si estaban haciendo bien a la hora de ir sacando armas y otros, sus singularidades. 

Ante esta participación, la expresión de Touya se oscureció. 

Con un chasquido de lengua la sónica quiso pararlos antes de que fueran en contra de él. Esta vez sí que tuvo el impulso de hacer debido a su instinto de querer ayudar a los demás, mas no a ellos. Sin embargo, lo que sucedió a continuación se adelantó a sus acciones. 

Todo ocurrió demasiado rápido; Una gran llamarada de fuego azul envolvió ambos costados de la calle, dejando a la adolescente en medio de ese ese caos azul que la envolvía, mas no la llevaba consigo. Engullendo a los hombres que iban a por él como si se tratasen de un mero aperitivo. A penas les dio tiempo a gritar. 

Sus pieles se iban quemando con semejante velocidad, que el dolor los cubría de tal forma que era casi imposible dejar salir sus quejidos o mohines por la agonía que estaban sufriendo. 

Hasta que ya no quedó nada de ellos. 

— Qué movimiento tan poco inteligente.

Shang se quedó medianamente espantado por la facilidad con la que mató a sus subordinados. 

Echo se quedó igual de asombrada, e incluso se atrevió a observar lo que Dabi había hecho con el cuerpo de esas personas. No tenían piel, casi no quedaba nada de ellos... Habían sido completamente calcinados. 

Y aun así, había estado en medio. La llama no la había tocado. 

Tragó saliva.

— ¿Y quién es esa princesita que hay ahí? Tu bonita cara me suena, creo que te he visto por algún lado.

Sus ojos grises subieron de los cadáveres al perpetrador, el cual sonreía.

— Un ratoncito como tú no debería de caminar por una alcantarilla como esta— Alegó con algo de ironía—. Y mucho menos de noche. ¿No sabes ya que puede ser peligroso? 

— Si ella te interesa, llegas tarde— Aquel comentario se le escapó al moreno. Lo único que provocó fue que las facciones del criminal se afinasen—. Esta princesa es mía. 

— ¿Tuya...? 

— Echo, quédate detrás de...— Pasmado por ver a la recién nombrada ponerse delante de él, miró hacia su alrededor— ¿Qué haces? 

— No necesito que me protejas— Expuso con severidad, viendo la mueca sonriente del chico de cabello negro ensanchándose por su comentario—. Protege mejor a tu gente. 

La tríada se miró entre sí.

— Olvídame, yo me encargo de él—Repitió con más claridad, afinando sus ojos hacia los azules de él. 

— Oh... ¿No me digas que vas a pelear contra mí?— Habló Dabi en voz alta. La joven crujió sus nudillos, lista para atacar— Siempre tentándome de la peor manera. 

— Me acabas de obligar a hacerlo. 

Frente a la perpleja mirada de Shang y el resto de sus acompañantes, la mafiosa apareció súbitamente, a la espalda del cicatrizado. 

— ¡Te va a matar!— Avisó el cantonés.

Con una sonrisa astuta, Touya paró el segundo ataque de Fujioka después de que el primero lo recibiese de lleno en el hombro, antes de que esta le encestase un puñetazo en el estómago al girarse. Con una sensación de fastidio, ella subió la mirada a la par que se encontraba con la suya.

Ambos, al mismo son, se miraron a los ojos.

— Uh, sí... Eso es justo lo que haré con ella— Susurró, sin apartar la vista de la chica—. Muy lentamente. 

Una diminuta sonrisa apareció en los labios del Todoroki perdido tras ver que provocó el auge de tensión en el ambiente. Esencialmente, entre ellos dos. 

— Cállate...— Rezagó. El intento de tragar en seco sin que él se percatase fue demasiado fallido— No empieces.

— No estoy ni cerca de empezar contigo, Echo.

Sujetando con más fuerza de la que él estaba usando en su mano— la cual seguía herida—, hizo un flexible y largo movimiento para usar ventaja de ese agarre del chico, saltando de ese modo para poner sus piernas en el cuello del de negro. 

Haciendo impulso con sus músculos, lo tiró al suelo. 

Sus orbes se movieron hacia la parte abierta del callejón, queriendo examinar a la Tríada. Analizar de alguna forma si podía conectar esa situación y hacer algo contra ellos, sin embargo... 

No había nadie. 

La calle estaba vacía, lo único que quedaba era el frío del invierno y la humedad de los últimos días de tormenta acompañando ese tétrico barrio. 

— Será hijo de... 

Por la inspección poco merecedora, Dabi la empujó a un lado con sus brazos para ahora ser él quien la pusiera de cara contra el suelo. No dudó en usar a su antojo esa desprevención que tuvo por unos segundos para colocarse encima, y bloquearla. 

Echo gruñó al sentir las cicatrizadas manos del villano sujetando las suyas vendadas, con su mejilla izquierda sintiendo el gélido suelo. 

— Al parecer te han abandonado, princesa— Declaró con maldad—. Te han dejado sola conmigo, con un villano... En mitad de la noche. 

Dabi, sentado en la espalda de la muchacha por tenerla boca abajo, se agachó para susurrarle al oído. 

— Me pregunto qué podría hacerte ahora. 

— Nada. No me harás nada— Convencida, rotó su cuello como pudo—. Sólo me soltarás.

— ¿Y si no quiero?— Incitó, rozando con sus dedos el cabello lila que había detrás de su oreja, haciendo que los escalofríos recorriesen el cuerpo de ella— Siempre puedes obligarme. O intentarlo, al menos.

— Si quisiera, ya estarías a mi merced— Expresó con severidad. El villano se aproximó una vez más a su oreja, rozando la comisura de sus labios con la piel de esta. 

— Ojalá quisieras. 

El organismo de Fujioka, muy a su pesar, se estremeció.

La cercanía que él estaba empleando no dejaba que fluyera con mucho espacio. A penas lo había, podía sentir el calor de su piel mientras seguía sujetada por sus ásperas manos. Pero su respiración, y su comentario, provocaron un cúmulo de sensaciones en ella. 

— ¿Esa persona es tu futuro marido? Es demasiado patético... Además, ¿En qué siglo vives? Pensaba que odiabas el matrimonio— Interrogó, mordaz—. No puedo creer que lo estuvieras protegiendo de mí. 

— ¡No lo estaba protegiendo!— Dio voces. El muchacho alzó una ceja, confundido— ¡Es mi enemigo, idiota! 

— ¿Tu enemigo...? 

— Es enemigo de la Yakuza, una mala persona— Expuso, frunciendo el ceño y sin dejar de intentar zafarse de la presión del azabache—. Entre otras cosas, su padre y él han intentado obligarme a que aceptase esa estúpida proposición. 

Se quedó en silencio, escuchándola. 

— Iba a terminarlo cuando has aparecido, maldita sea— El ojiazul sonrió. 

— Así que te he desconcentrado con mi presencia, ¿Es eso lo que quieres decir?

Con el incordio a flote no sólo por su repentina visión, si no también por cada comentario y situación que había ocurrido con Shang, sus piernas rodearon con fuerza la cintura del villano. Estaba harta de estar debajo de él, arrinconada por su cuerpo y la lluvia que seguía por la superficie. 

Frunciendo el ceño por lo extraño que le parecía semejante acción, Dabi miró la zona justo en el preciso instante en el que Fujioka lo levantó con un grito recargado de energía. 

Con velocidad se levantó, bajando la amplitud de su potencia al mover en círculos la redonda de su gargantilla. De pie, observando cómo se levantaba, bajó la máscara de su boca para dejarla colgando de su cuello.

Con una de sus botas pisó el brazo del villano, colocándose ella, esta vez, encima de su torso entretanto una de sus manos se aferraba a la de él. Cuidadosa de que esta misma extremidad siguiese retenida por su singularidad sónica, que la dejaba bloqueada por las ligeras ondas que hacía que surcasen de sus dedos a los de él. 

— Te has pasado con tu estufa, Freddy.

— ¿Esto?— Con sus ojos señaló a los sin vida— Ha sido un causa y efecto por su propia estupidez.

— ¿Es así de fácil para ti?— Ambos, a la misma vez, se acercaron el uno al otro con decisión— ¿No piensas ni un segundo antes de asesinarlos a sangre fría? 

— Sólo son basuras con patas.

El agarre de la muchacha, el de su pie pisoteándole, se hizo más potente por la desfachatez que sintió a través de su comentario.  

— Ni un escrúpulo, eh... no puedes ponérmelo más fácil para llevarte conmigo aquí y ahora. Acabar con esta contienda que tenemos entre manos. 

— Sabes que no vas a hacerlo— Estaba tan seguro de que no sería capaz, que su tono de voz no pudo sonar más severo—. No puedes entregarme. 

— ¿Eso crees?— Tragó en seco. Quiso hacerse la fuerte, pero él estaba en lo cierto— ¿Y entonces por qué tú no haces lo mismo conmigo? ¿Por qué antes no me has engullido en tus llamas como los demás? Sería más fácil. 

— Lo sería, pero sabes la respuesta. ¿Debo decirla en voz alta, Echo? 

En la infinita y oscura noche, se contemplaron. Unas miradas intensas, profundas, y llenas de miles de significados en mitad de ese callejón húmedo, alejado de la mano de cualquier dios benevolente. 

Por un breve momento la sónica tuvo debilidad y aflojó el agarre tras recordar los sentimientos que había estado desarrollando por él. Un sin fin de diferentes ideas acapararon su mente, pero al final logró retomar la compostura. 

Touya notó esos breves cambios; Como estaba notando en ese preciso instante, su cabeza mareada por el cúmulo de ondas que Echo le confería. 

— ¿Sabías que iba a venir? ¿Es por eso que estás aquí?— Fujioka retuvo las muñecas del criminal, dibujando la perspicacia en el rostro del contrario. 

— No, ha sido una sorpresa para mí también— Su cabello negro se revolvió un poco en el suelo. Lo quiso torcer para visualizarla mejor—. No sé si me atrevería a decir que una buena, ya que te has abalanzado sobre mí nada más verme. 

El ceño de la chica se frunció. 

— Aunque teniendo en cuenta la postura en la que estamos, ese detalle no me molesta demasiado. 

— Es mucha casualidad— Pareció poco interesado en su análisis. Era lo que era, según su criterio—. No creo en las casualidades. 

— Para que te sientas feliz, yo tampoco creo en ellas—Admitió. 

La gesticulación no le salió, el tacto que Dabi le estaba proporcionando en la mano era demasiado. Lo más seguro es que fuera para desorientarla, controlar que su mente acaparase sus dedos entrelazando los suyos. 

Y lo estaba consiguiendo, hasta que escuchó algo más lejos, unos pasos acercándose a ellos con velocidad. 

Lo más probable, es que fueran Bakugō y Midoriya. Llegando al fin, en su ayuda.

— ¿Qué?—Inquirió el ojiazul al ver que lo ignoraba, para poner sus grisáceos ojos a su costado— ¿Qué estás mirando? 

Batalló. Una batalla interna que casi siempre tenía cuando él decidía volver a aparecer en su vida; ¿Sería hoy el día en el que se atrevería a entregarlo? 

— ¡Echo!—Gritó Bakugō. A penas veía su silueta, pero sabía que rápidamente estaría cerca. 

Al unisono, Touya y Echo dejaron de ver esas dos sombras acercándose para mirarse el uno al otro. 

E instintivamente, el agarre que sujetaba al villano, se deshizo con gran lentitud. Siendo él así otorgado de una extraña pero melancólica libertad que los seguiría a ambos por mucho tiempo. 

— ¡Echo-san!— Un gesto cansado y lleno de hastío apareció en el criminal.

— Qué poco oportuno.

Ese era el grito de Izuku. Quien corría al lado de su amigo de la infancia hasta que visualizó a la susodicha tendida encima de alguien, del villano que casi quemó a sus compañeros en un bosque. 

Aquello hizo que activase One for All al mínimo, para poder ir a por ellos antes de que algo trágico ocurriese. No obstante, gracias a la soltura que Fujioka le dejó al criminal, este la agarró con delicadeza hasta ponerla a un lado y, automáticamente, elevar su mano para dejar salir una llamarada entera hacia ellos. 

— No— Ordenó la muchacha, posicionándose frente al ojiazul para evitar que el acto de dañar a sus amigos fuese perpetuado—. Si lo haces, tendrás que dañarme a mí también. 

Con un claro sabor amargo y un deje siniestro, Dabi bajó el brazo. Asimismo, corrió para macharse. 

Justo cuando acto seguido, Izuku apareció al lado de la sónica. Consternado de la presencia que claramente había captado, y que acababa de desaparecer con tal inquietud. Intranquilo, depositó su dubitativa expresión en la joven que visualizaba absorta el lugar por el que esa persona se había ido, mientras Katsuki los atrapaba a su tiempo; ¿Qué había pasado?

¿Qué significaba esa situación?

Y aquí está el capítulo de hoy, ¿Os ha gustado? Espero que sí ;)

Bueno bueeeno. Tenemos a Shang intentando hacerle una trampa a Echo pero no le sale demasiado bien, ya que ella ha logrado salir ilesa. Me ha gustado escribir esto porque creo que se ve a nuestra niña algo menos... Heroica. 

 Extrañamente, se ha encontrado con Dabi también, pero antes de dejar que se marcharse, Deku ha podido verlo. ¿Qué pasará? 

PD: Después de esto estaré un tiempo sin publicar, sorry. No sé cuanto será pero espero que el hiatus no dure mucho.

So, ¿Qué creéis que ocurrirá? ¿Qué deseáis que pase? ¿Pensamientos sobre este cap o en general? Ya sabéis que adoro que comentéis cualquier cosa, teoría o lo que os parece. Así que aquí os espero <3 

Hasta la próxima.


Continue Reading

You'll Also Like

5.6K 728 9
LA VIE EN ROSE 🌹; french way of saying, "i am looking at the world through rose-colored glasses". drawing shop; tienda de dibujos 🌷| Graphics; Lex...
10.9K 652 20
T/N es manipulada por Loki y es utilizada para crear catástrofes por todo el mundo pero es detenida por Yelena y Kate Bishop las cuales comparten un...
602K 49.5K 167
~SINOPSIS DE LA 1ª PARTE~ Anya Forger, la adorable y telepática niña, se ve envuelta en un enredo de rumores junto con Damian Desmond, el hijo del pr...
2.8K 423 17
"Fijé mi vista en su hermosa sonrisa, para ser un hombre tan frío y serio; tenia una de las miradas más seductoras que había visto. ―¿Caíste?― Pregun...