De persecuciones y hermanos c...

By MariaRose95

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⌈YoonGi sólo quiere acercarse al lindo omega que acaba de llegar al instituto sin morir en el intento a manos... More

¡Bienvenidos!
¡Intro!
¡Uno!: distracciones bonitas y entrenamientos fallidos.
¡Dos!: vergüenzas constantes y clubes escolares.
¡Tres!: chicos no tan emos y castigos injustos.
¡Cuatro!: padres no tan cariñosos y encuentros que revolotean corazones.
¡Cinco!: omegas presionados y alfas encantadores.
¡Seis!: posibles parejas predestinadas y alfas no tan empalagosos.
¡Siete!: pequeñas señales y personas inseguras.
¡Ocho!: omegas escurridizos y pequeños momentos de sonrisas y sonrojos.
¡Nueve!: amigos preocupados y típicos fines de semana.
¡Diez!: pequeños escondites y malhumores repentinos.
¡Once!: vistazo a una vida conflictiva y más preocupaciones a la lista.
¡Doce!: situaciones incómodas y omegas sacados de quicio
¡Trece!: brownies de chocolate y números telefónicos.
¡Catorce!: pensamientos de enamorados y traumas de hermanos.
¡Quince!: padres molestos y malentendidos dolorosos
¡Diecisiete!: celos repentinos y alfas enloquecidos.
¡Dieciocho!: alfas enojados y madres comprensivas
¡Diecinueve!: peleas insensatas y nuevas amistades.
¡Veinte!: sensaciones complicadas y conciertos de hip-hop (pt.1)
¡Veintiuno!: sensaciones complicadas y conciertos de hip-hop (pt.2)
¡Veintidós!: citas fallidas y madres salvavidas.
¡Veintitrés!: emociones conflictivas y fiestas de adolescentes.
¡Veinticuatro!: amigos desaparecidos y omegas enfermos.
¡Veinticinco!: peleas entre amigos y sospechas entre alfas.
¡Veintiséis!: omegas incómodos y besos amorosos.
¡Veintisiete!: partidos de basket y problemas familiares.
¡Veintiocho!: aventones a casa y alfas misteriosos.
¡Veintinueve!: cenas familiares y lobos heridos.
¡Treinta!: regalos sorpresivos y alfas consolados.
¡Treinta y uno!: conversaciones vergonzosas y omegas con olor a rosas.
¡Treinta y dos!: visiones diferentes y mariposas en el estómago.
¡Treinta y tres!: hermanos desesperados y amistades casi románticas.
¡Treinta y cuatro!: betas algo egoístas y alfas competitivos.
¡Treinta y cinco!: "alfas" hipócritas y exámenes finales.
¡Treinta y seis!: confesiones a medias y disculpas necesarias.
¡Treinta y siete!: un omega resignado y un omega enamorado.
¡Treinta y ocho!: vidas aparentemente secretas y finales culminados.
¡Treinta y nueve!: hermanos "egoístas" y citas "complicadas".
¡Cuarenta!: más padres insensibles y preparativos para eventos importantes.
¡Cuarenta y uno!: adolescentes celosos y charlas desagradables.
¡Cuarenta y dos!: desahogos emocionales y hermanos enojados.
¡Cuarenta y tres!: reconciliaciones torpes y conflictos amorosos secretos.
¡Cuarenta y cuatro!: competencias de karate y betas rebeldes.
¡Cuarenta y cinco!: eventos de verano y confesiones traumáticas
¡Cuarenta y seis!: concursos de belleza y alfas atrapados en el baño

¡Dieciséis!: alfas lastimados y sentimientos de tristeza.

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By MariaRose95

JiMin suspiró como por quinta vez en el día, con una sensación de intranquilidad recorriendo su cuerpo y molestando a su lobo de la misma manera. No había podido sentirse bien desde el día anterior y aunque no era culpable de lo que estaba sucediendo, le era imposible no sentirse como tal. Tampoco había podido ver a YoonGi durante el día, estaba acostumbrado a verlo llegar a la misma hora que él y juntarse con sus amigos, ese día sin embargo, HoSeok y NamJoon habían entrado sin YoonGi. Lastimosamente, su situación no era la mejor como para levantarse e ir a preguntarle a alguno de los dos si algo malo había ocurrido. Incluso cuando lo intentó, se arrepintió al instante.

Lo primero que se le venía a la cabeza era que YoonGi estaba molesto con él, quizás el alfa había estado esperando mucho tiempo a que llegara y simplemente se fue de allí con rabia. La segunda imagen era menos tranquilizadora, ya que en esta participaba ChanYeol, pero él no quería pensar que su hermano realmente sería capaz de ir a golpear a alguien cuando no había hecho absolutamente nada.

Aunque sabía que él estaba dispuesto y que había sido ordenado por su padre para que lo esperara durante el tiempo que durara su clase de danza, pero eso no significaba que no se hubiese ido un momento a "resolver" su problema con YoonGi.

Cuando la campana sonó él ya tenía todas sus cosas guardadas, por lo que no se esperó a que los demás alumnos salieran y se adelantó lo más rápido que pudo, necesitaba hablar con ChanYeol. Lo había pensado desde el momento en el que despertó pero ahora que el mal presentimiento aumentaba lo veía como una situación demasiado importante.

Lo encontró en la cancha techada junto con sus amigos a quienes aún no se había acostumbrado por completo, los muchachos podían ser un poco molesto en cuanto a bromas y maneras de hablar se refiere y de hecho del único que le agradaba no estaba con ellos en ese momento. Tomó un poco de aire y caminó hacia ellos, ChanYeol reparó en su presencia de inmediato y lo saludó con una sonrisa, como si todo anduviera de lo mejor y JiMin no estuviera teniendo una pequeña crisis por un alfa en particular.

—Hey —saludó y pretendía decir algo más pero JiMin se adelantó.

—Necesito hablar contigo, a solas —tomó su muñeca y no esperó respuesta cuando ya lo estaba arrastrando hacia la entrada del lugar. Pudo escuchar un par de burlas de fondo pero las ignoró y puso su mejor cara amenazante—. ¿Qué hiciste ayer?

ChanYeol enarcó una ceja, su mueca mostraba una inocencia que no poseía.

—¿Y esa pregunta? —lucía confundido.

—Quiero que la respondas —insistió—. Sé que no te agrada YoonGi y quiero saber si le hiciste algo —agregó, decidido, la mueca del alfa cambió a una enojada.

—¿Te estás preocupando por él? —preguntó con incredulidad.

—Responde.

El alfa chasqueó la lengua.

—¿Acaso soy el único de los dos que ve este asunto como una completa ridiculez?

JiMin estaba comenzando a perder la paciencia. Y no es que fuese un persona conflictiva, pero si pudiera, le daría un puñetazo a su hermano por comportarse como un idiota.

—No, de hecho eres el único ridículo que no entiende lo importante que es este asunto para mí —refutó, negándose a sentirse arrepentido por hablarle de esa manera, sobre todo a un alfa. Si su padre lo viera, le estaría gritando, de nuevo.

La mirada del contrario se tornó más oscura pero JiMin no titubeó, bastante seguro de sí mismo en ese momento. Ya se estaba cansando de la actitud de ChanYeol.

—Sólo le di a entender que no debe acercarse a ti y que si lo intenta de nuevo, habrá consecuencias —eso sin duda hizo al omega encogerse un poco en su sitio, a pesar de toda la valentía acumulada, ChanYeol seguía siendo un alfa y uno que resolvía sus problemas como la mayoría de los alfas lo hacían; con golpes—. Tienes suerte se que no le haya dicho a papá que tenías el número de ese rarito.

JiMin supuso de inmediato que su hermano había tenido algún contacto con su celular que su padre no tuvo, si se ponía a pensar un poco más, lo más probable era que Yeol lo hubiera usado a su favor. Así mismo, odiaba admitir que ciertamente estaba agradecido con el alfa por no comentarle esa información a su padre, si el hombre se enteraba él no estaba seguro de lo que podría ser capaz de hacer con tal de remendarlo.

—No te quiero ver hablando con él, JiMin.

No dijo nada y Yeol se alejó para volver con sus amigos, y él se preguntó qué tipo de amenaza había usado contra YoonGi. Posiblemente una llamada, o un mensaje, una amenaza fuerte para "mantenerlo a raya". Si era aquello, podía sentirse un poco más tranquilo. Sin embargo, mientras divagaba en sus pensamientos buscando respuestas, sintió un repentino nudo en su garganta. A pesar de que es obvio que suceda, la idea de que YoonGi se negara a mandarle un mensaje de nuevo cuando recuperara su celular, lo hizo sentirse pequeño y triste.

Su lobo le pedía estar solo, le pedía sentarse en algún lugar apartado para llorar porque ya no podría seguir hablando con aquel alfa que lo tenía cautivado y porque todo parecía estar en su contra. No habían tenido mucha comunicación pero aun así sentía que algo bueno estaba desarrollándose; estaban entrando en más confianza, YoonGi lo había hecho sentirse tan cómodo y feliz...

¿Ahora qué se supone que haría?

—YoonGi, por favor, di algo que nos sirva para saber por qué... —los pequeños sollozos del alfa lo hicieron callar y hacer una mueca, NamJoon suspiró por décima vez en lo que llevaban de la tarde.

Ellos no estaban en la casa de YoonGi porque este les hubiera avisado, sino que desde el momento en el que no lo vieron llegar a la preparatoria supusieron que algo andaba mal. HoSeok fue quien insistió sobre ir a visitarlo después de clases y aunque NamJoon pensó que quizás su amigo se había quedado dormido, aquella teoría fue aplastada cuando lo vio hecho un ovillo en su cama, claramente llorando. HoSeok inmediatamente trató de acercarse pero el hormonado alfa se defendió del contacto físico, así que no sabían qué más hacer además de observar.

Y NamJoon se estaba hartando, ya que además de odiar ver a sus amigos llorar, también odiaba que lo ignoraran cuando intentaba hablar con alguien.

—Min YoonGi, si no quitas esa almohada de tu cara yo mismo te voy a asfixiar con ella —amenazó, HoSeok se frotó el rostro con sus manos al escuchar el poco tacto del omega.

—¡Hazlo! ¡Ya no tengo más razones para vivir! —anunció con los mocos y las lágrimas bajando por su rostro antes de volver a esconder su cara, HoSeok miró con reproche al omega y este le hizo una mueca de no haber hecho nada malo.

—Al menos hice que dijera algo —murmuró y luego volvió a mirar al alfa—. ¿Qué pudo haber pasado para que ya no quieras vivir más, Min YoonGi? Y que sea una mejor razón que la mía —exigió saber, HoSeok lo miró confundido luego de eso.

El llanto de YoonGi paró un segundo y ambos levantaron las cejas, entonces, el alfa tomó aire.

—¡Me dijo que no quería verme más! —su grito se oía ahogado sobre la tela.

—¿Quién dijo que no quería verte más? —preguntó HoSeok y NamJoon vio obvia la respuesta.

—¿JiMin? —hizo una mueca.

La manera en la que el alfa abrazó su almohada para soltar un sollozo más sonoro, confirmó la respuesta.

—Bien, ¿nos quieres explicar lo que sucedió? —HoSeok insistió, esperando que su amigo hiciera un ademán para dejar de llorar al menos, no le gustaba verlo así—. ¿Quizás hiciste algo que no le gustó?

YoonGi gruñó.

—¡No lo sé! —tiró su almohada hacia la pared y ambos esquivaron el repentino ataque de rabia—. Yo sólo esperé y esperé hasta que la campana sonó —explicó entre hipidos, completamente triste por los sucesos anteriores—. Entonces salí y... vean y ya —sorbió sus mocos mientras les entregaba su celular.

Ambos vieron los últimos mensajes y fruncieron el ceño.

—¿"El tipo de persona que eres"? —HoSeok leyó con sus cejas fruncidas—. ¿Qué tipo de persona se supone que eres?

—¡No lo sé! —chilló en pleno llanto.

—Entonces el mocoso resultó ser un pequeño hijo de put... —el beta le dio un fuerte codazo que le sacaron el aire y lo desplomó sobre la cama—. ¡Oye!

—Tiene que haber una explicación para esto —dijo casi con incredulidad, ignorando las quejas del omega—. JiMin no se ve como ese tipo de persona.

—No, no se ve, él se ve como un adorable niño pequeño que quiero llenar de besitos y que jamás le haría daño a nadie —murmuró YoonGi, mirando sus pies sobre la cama y un pequeño puchero en sus labios—. Pero jodidamente me dolió —frunció sus cejas.

A YoonGi le podían dar igual las mil y un cosas que las demás personas decían de él, pero al parecer toda su existencia se alteraba por la presencia de Park JiMin. La preocupación de lo que el omega pudiera pensar de él era estresante y ahora mismo sólo quería llorar. HoSeok se dio cuenta de esto, completamente seguro de que no sería fácil que YoonGi dejara ir a JiMin de un día para otro, pero ahora mismo, no tenía ninguna idea.

—Pues sí pero, hum... ¿NamJoon? —HoSeok buscó ayuda a pesar de haberlo atacado hacía pocos minutos.

—El lado positivo —decía mientras recuperaba el aire—, es que no eran nada y la etapa de superación será más rápida —los ojos llorosos del alfa se fijaron en él, sus mejillas sonrojadas y su rostro hinchado lo hacían lucir vulnerable y dolido—. Dios, no me mires así —desvió la mirada, quejándose.

—Yo realmente quería algo con él —frunció aún más sus cejas en una mueca de dolor y el llanto hizo ademán de desarrollarse de nuevo—. Mi lobo lo quiere, yo lo quiero y a pesar de que me dijo algo tan feo quiero... quiero correr y abrazarlo... —su respiración se volvió irregular y HoSeok no demoró en subir a la cama y abrazarlo.

—No llores, no llores —se apresuró—... quizás esto es un malentendido —acarició sus cabellos mientras el alfa se aferraba a él—. Quizás... —trató de pensar en algo.

—Quizás ChanYeol está detrás de esto —apoyó NamJoon para sorpresa de ambos. Cuando lo miraron, él no había quitado la mueca seria de su rostro—. Sabemos que es jodidamente celoso con su hermano, y nos has dicho que su padre también lo es, ¿quizás se enteraron de que se ven después de clases? —se encogió de hombros—. Iban a ser descubiertos tarde o temprano y era obvio que las cosas no saldrían bien.

—Exacto, quizás lo obligaron a decir eso —siguió Jung una sonrisa tranquilizadora en su rostro—. No saques conclusiones apresuradas.

—Sí, y tampoco tienes que hacer tanto drama, pareces esas novias locas de las telenovelas —se burló un poco y YoonGi lo miró con ligero resentimiento—. No has comenzado una relación y no te han engañado con otro, sólo te mandaron un mensaje que cualquier persona pudo mandar para hacerte sentir mal, deja de ser un llorón.

—No soy llorón, soy sensible —se defendió en voz baja, NamJoon viró los ojos pero asintió de igual manera.

—Bien, alfa sensible, ¿has comido algo? —preguntó el beta y YoonGi se encogió un poco en su puesto.

—Claro que no lo ha hecho, seguramente su mamá se fue y él aprovechó para quedarse aquí sufriendo —YoonGi abrió la boca para refutar pero nada salió y cuando se dio cuenta de que aquello había sido exactamente lo que había hecho, volvió a recostarse en el pecho de HoSeok como niño regañado—. Sí, tengo razón.

—Entonces vamos a preparar algo —se levantó de la cama y animó a YoonGi a que lo hiciera. Este lanzó un quejido pero igualmente lo hizo.

—Y después acomodarás este lugar —señaló la habitación—. Apesta.

—Es mi habitación, tiene todo el derecho de apestar a mi —se quejó de nuevo y NamJoon le lanzó una mirada de advertencia así que viró los ojos—. Sí mamá —le sacó la lengua.

NamJoon lo ignoró y abrió la puerta del cuarto.

—Uh, por cierto, chicos...

Ambos lo miraron y casi al instante sintieron los brazos de YoonGi sobre sus hombros. Él los estaba abrazando.

—Los quiero mucho —sonrió, escondiendo su rostro entre ambos.

HoSeok sonrió en grande y aceptó el abrazo sin dudarlo, NamJoon sólo se sonrojó y rodeó flojamente la cintura de YoonGi con su brazo izquierdo.

—YoonGi, vas a dejarme tu olor encima y no quiero oler a alfa —dijo NamJoon cuando cinco segundos pasaron, la sensación era linda pero vergonzosa.

—Vamos bebé, sólo déjate llevar —murmuró YoonGi en un tono de voz gracioso y mientras HoSeok se reía, NamJoon le dio un zape—. ¡Ay!

—A comer —lo soltó y se fue directo a la cocina.

HoSeok miró al alfa con una sonrisa y se encogió de hombros, así era NamJoon después de todo.

La mujer entró a la casa con su típica cara de cansancio y YoonGi se dio cuenta de inmediato, sus amigos igualmente, por lo que decidieron dejar su reunión hasta ese momento. Una despedida rápida y una promesa con una conversación por mensaje luego fueron suficientes. Cuando ambos salieron, él se acercó a la mujer. Esperaba que su típico malhumor post-trabajo no estuviera para arruinarlo, porque realmente quería hablar sobre esta situación con un adulto, además, ella es su madre.

—Mamá —la llamó mientras se sentaba en el otro lado de la mesa.

—Estoy ocupada —lo cortó, colocándose sus lentes de lectura y abriendo la laptop, la expresión de YoonGi decayó un poco luego de eso—. Tengo trabajo nuevo y hay cosas que se han ido acumulando —explicó.

—Pero acabas de llegar y... —ella no lo estaba mirando—. Es sobre este omega, quiero saber qué opinas...

La mujer suspiró.

—YoonGi ya te dije que estoy ocupada —insistió, no parecía haber escuchado lo que su hijo acababa de decirle—. ¿Puedes hablarme de tus problemas en otro momento? En serio.

El alfa frunció sus labios y se levantó de la silla, el tecleo de la laptop ajena no se hizo demorar y YoonGi entendió que en definitiva su madre no estaría disponible por lo que restaba de la noche. Era algo común que no supiera más de ella cuando llegaba a casa y comenzaba a trabajar, era quizás el peor hábito que la mujer tenía. Aun así, había querido intentarlo.

—Por cierto, Yoon —se giró confundido y vio el celular de la mujer siendo alzado hacia su dirección—. Tu padre quiere hablar contigo, al parecer no está consciente de que tiene tu número —explicó con un ligero tono de resentimiento, hablar del alfa la ponía de malhumor.

YoonGi tomó el celular, ignorando el mal genio de la mujer. El contacto de su padre estaba abierto y no dudó en llamarlo, preguntándose para qué necesitaba hablar con él. Tres pitidos sonaron antes de que el hombre tomara la llamada.

—Dime, mujer —contestó con algo de brusquedad y cansancio.

—Hola papá —YoonGi rió.

—¡YoonGi, hijo! —su tono de voz cambió a uno mucho más amigable—. He estado tratando de comunicarme contigo todo el día.

—Lo siento, quizás mi celular está fallando —se encogió de hombros, no era mentira, esa cosa ya estaba descontinuada.

—Dile a la tacaña de tu madre que te compre uno nuevo entonces —habló casi ofendido y YoonGi soltó una risa floja mientras viraba los ojos, claramente no le diría eso a la mujer—. Como sea, te quería preguntar algo.

—Seguro, suéltalo.

—¿Qué te parecería venir a pasar las vacaciones conmigo? —la boca de YoonGi se abrió ligeramente—. No tienes que decidir ahora —se apresuró—, piénsalo y si te gusta, te quedas.

El peli-azul parpadeó sin saber exactamente qué decir. No detestaba la idea, en absoluto, pero era algo repentino y no sabía cómo lo tomaría su madre. Estaba seguro que le molestaría incluso la idea de que él pasara sus vacaciones lejos de casa.

—¿Quedarme si me gusta? ¿Hablabas de vivir contigo? —soltó aire y sonrió sin poder evitarlo, extrañaba mucho a su papá.

—¡Claro! Seguro te llevarás de maravilla con JiHye, y nosotros, padre e hijo —decía con orgullo.

A YoonGi no le caía mal la novia de su padre, él siempre tenía cosas buenas que contar de ella y sólo faltaba conocerla en persona. Estaba seguro de que no sería la gran cosa, además, su padre estaría ahí y eso era lo mejor de toda la propuesta.

—Bueno, primero tengo que ver si me gusta, ¡claro que iré!

—¡Bien! Entonces prepararé tu habitación.

—Aún faltan como tres meses papá —rió, pensando en lo mucho que se había adelantado con la invitación, pero no se quejaba.

—Lo sé, pero hay que ser precavidos —refutó— y no puedes culparme por emocionarme sólo un poco.

—No, creo que te entiendo —sonrió.

Hablaron un poco más, actualizándose con las vidas de ambos por ese corto momento y cosas que el hombre planeaba para ambos cuando YoonGi llegara a Daegu, aunque YoonGi no tuvo tiempo de hablarle sobre JiMin, suponía que ese sería un tema de otro momento, algo se padre e hijo. Y estaba feliz con eso.

—¿Qué quería? —preguntó su madre cuando tuvo su celular de vuelta, la sonrisa de su hijo le daba la pista de que habían sido buenas noticias—. ¿Dejará de retrasarse con la manutención? —enarcó una ceja, casi se veía poco interesada de lo que su hijo tuviera que decir.

—Uh, eso no —frunció un poco las cejas y la mujer lo miró con insistencia para que le dijera. YoonGi tomó aire—. No quiero que te enfades, pero me ofreció pasar las vacaciones con él —la beta formó una mueca de ligero disgusto que a él le fastidió un poco.

—¿Pasar las vacaciones con él?

—Sería sólo un mes —explicó, tampoco planeaba quedarse tanto, prefería pensarlo mejor y además, JiMin y sus amigos estaba en Seúl.

—O sea que no le importa si yo ya hice planes para el verano —dijo claramente ofendida. YoonGi la miró como si estuviera loca.

—No hiciste planes.

—Eso no lo sabes —se defendió de inmediato—, pero igualmente no importan porque seguro querrás ir con él, ¿no es así?

Él asintió, sin sentirse arrepentido por el bufido enojado de ella. Pensaba que su madre estaba actuando inmaduramente, ¡él siempre pasaba los veranos con ella y nunca hacían nada!

—Mamá, no es la gran cosa —viró los ojos.

—No, por supuesto que no —ironizó—, porque él es la perfecta definición de padre y merece que su hijo pase las vacaciones con él —una risa sarcástica casi salió de su boca.

—Deja de ser tan exagerada —estaba perdiendo la paciencia.

—¿Exagerada? ¡¿Lo soy por molestarme por cosas de las que tengo el derecho de molestarme?!

—¡Simplemente quiere pasar las vacaciones conmigo y estás haciendo un drama por nada! —gruñó.

—¡No me levantes la voz!

YoonGi bufó, completamente enojado, y se dio media vuelta para volver a su habitación, decidiendo que había sido suficiente contacto con las personas por hoy. La mujer lo miró un par de segundos con ojos dolidos y molestos, hasta que simplemente regresó su atención al trabajo.

A la mañana siguiente YoonGi despertó con un malhumor obvio, y se le hizo más fácil notarlo cuando sintió las repentinas ganas de lanzar su cepillo de dientes por la ventana por el simple hecho de que la pasta dental haya caído sobre su pijama. Su madre también se dio cuenta, porque él no había podido evitar soltar sin cuidado su plato en el fregadero después de desayunar, provocando un fuerte sonido que enojó a la mujer. Así que tuvo que tomar su mochila y un supresor mientras la mujer lo regañaba de fondo, diciéndole que debía cuidar las cosas y que no podía creer que fuese tan brusco.

En el camino pateó un par de latas y un par de rocas, pisó un insecto inocente sin darse cuenta y maldijo al sol por existir. La calma llegó casi al instante que vio a sus amigos parados en la entrada y se fue de nuevo cuando sus ojos se encontraron con los de JiMin.

Fue una fracción de segundo, una en el que sintió su corazón casi desfallecer y sus mejillas teñirse de rosa, a pesar del sutil dolor del rechazo, estaba realmente feliz de verlo. JiMin fue el primero en desviar la mirada, pero sus mejillas rojas y nervios notorios, sembraron esperanza en YoonGi. Casi quería suspirar de felicidad.

—¿Tomaste tus supresores hoy? —preguntó NamJoon, ignorando por completo el común saludo de "buenos días" y haciendo una mueca mientras miraba a su amigo.

YoonGi frunció sus cejas.

—Sí —ladeó un poco la cabeza—. ¿Por qué preguntas?

—Porque apestas —dijo.

—¿En serio? —olfateó un poco y al instante captó su propio aroma. Chasqueó su lengua como queja—. Tiene que ser una broma...

—Una mala, ¿los olvidaste sobre la mesa o algo así? —enarcó una ceja y YoonGi se sintió inseguro por un momento mientras repasaba su mañana, ¡claro que los había tomado!

—Te juro que lo hice —pasó una mano por su rostro con frustración—, y no los traje conmigo, no puede ser...

—Quizás aún no han hecho efecto —opinó HoSeok, más positivo que alguno de los dos—. Seguro en unos minutos dejarás de oler tan fuerte —le sonrió como apoyo.

A pesar de ser un beta, HoSeok no era por completo inmune a los olores. Si bien los aromas de los alfas y omegas eran casi indetectables para él, se le era complicado ignorar el aroma de un alfa en celo.

YoonGi miró a sus dos amigos, NamJoon se encogió de hombros y la sonrisa alentadora de HoSeok seguía ahí, así que decidió aceptar su destino y juntos caminaron hacia el salón de clases. YoonGi no negaba que había intentado encontrar los ojos de JiMin de nuevo, pero ChanYeol estaba con él.

Tenía un raro presentimiento sobre ese día.

Horas más tarde, en la ya vacía entrada del lugar, se encontraba un alfa apurado y que en serio se estuviera retrasando por algo tan estúpido como lo era que su despertador se quedara sin batería. 

TaeHyung atravesó corriendo los pasillos lo más rápido que pudo, llegar tarde no era lo suyo y lo odiaba casi tanto como las muertes de sus personajes de mangas favoritos. Estaba medio despeinado y con su uniforme mal puesto, aún así, tuvo que entrar al salón y presentarse de esa desaliñada manera frente todas esas personas. Nadie le dijo nada malo además del profesor y el único puesto que pudieron guardarles sus amigos fue al lado de Park JiMin. Era inevitable sentir un poco de miedo, pero se sentó y aceptó su destino por el resto de la clase.

TaeHyung sabía que estar cerca del mayor era llamar al peligro, pero no podía evitar sentir un poco de curiosidad por el pequeño omega rubio; él estaba acostumbrado a la atención, su rostro atractivo y manera de ser divertida atraía a las personas como un imán al metal, pero él tenía que dar de su parte para que aquello sucediera, JiMin sin embargo, no se esforzaba ni un poco y tenía una larga lista de alfas esperando la desaparición de su hermano para que pudieran tener migas de su atención.

Entendía el interés de las demás personas y su curiosidad por JiMin, pero también quería saber lo que ese niño pensaba, no a muchos les gusta la atención extra y aunque parezca ser un don desperdiciado, TaeHyung aún estaba interesado, ¿qué había debajo de esos ojitos de cachorro y mirada decaída?

Suspiró. Realmente estaba atando la soga sobre su cuello pero JiMin se veía más decaído de lo normal y si YoonGi pudo acercarse sin haber muerto, ¿por qué él no? ¡Al niño le gustaba One Piece!

—Hey, esto es en parejas, ¿nos ponemos juntos? —preguntó con una sonrisa amigable cuando el profesor pidió a todos buscar equipos.

JiMin lo miró un poco sorprendido, hacía unos días el mismo alfa había prácticamente huido de su presencia pero ahora le ofrecía compañía de la nada.

—No quiero molestar y lo siento por lo de la última vez, pero tienes que admitir que tu hermano da un poco de miedo —se excusó, JiMin sonrió un poco avergonzado—. ¿Podemos empezar de nuevo?

El omega sonrió con sus mejillas encendidas y TaeHyung se sintió bendecido, fue inevitable sonreírle de vuelta. JiMin era claramente lindo.

—Está bien —asintió y extendió su mano—. Soy Park JiMin y desde ahora me disculpo si mi hermano hace algo.

TaeHyung no estaba seguro si lo decía en serio o no, pero rió igualmente.

—Bueno, yo soy Kim TaeHyung y algún día tendré que morir, ¿qué más da si se adelanta? —ambos rieron.

Juntaron sus puestos para comenzar con la asignación y JiMin se permitió relajarse solo un poco en lo que llevaba del día.

Al menos alguien se le había acercado.

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