El Príncipe Perfecto

By FabiolaGp

9.9M 809K 71.3K

A veces pienso si la felicidad existe, si verdaderamente llegará un día en el que pueda reconocer libremente... More

Sinopsis
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
SORTEO! NUTELLA! What?
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
¡SORTEO DE DOS EJEMPLARES!

Capítulo 23

102K 13.3K 1.9K
By FabiolaGp




Quería hacerlo de mil palabras más pero me han entretenío más de la cuenta (mirad a que horas lo subo... si es que no puede tener una vida social hahahaha) a ver si mañana subo esas mil que quería añadirle...

¡Besos hermosas florecillas!


No... era imposible que lo fuera, probablemente estaba delirando y hasta tenía visiones con lo que mis ojos veían.

—Se rompió el zapato y... —comenzó a decir dubitativamente, como si tuviera cierto nerviosismo en su voz y deduje que era vergüenza lo que había en su rostro.

—¿Esto es tu ropa interior? —pregunté ahora convencido de que aquello que estaba viendo liado en su zapato no era ni más ni menos que sus braguitas.

¡Dios!, ¿Eso que ha hecho clack ha sido mi corazón o la cremallera de mi pantalón?

—No... que va —insistió—. Solo es un trapo... de encaje —comenzó a decir evitando mi mirada y aquel gesto solo hizo que el ambiente del coche fuese aún más caluroso de lo que de por sí estaba.

—¿Seguro? —exclamé provocando que me mirase y estudiando su rostro... me volvía loco, de una manera sobrehumana. Definitivamente todas mis buenas intenciones podrían irse al mismísimo infierno en ese momento, necesitaba descubrir si de verdad esa mujer no llevaba ropa interior, porque como fuera tal y como me imaginaba no sé como demonios iba a resistirme a aquello.

—Segurííííí.... ¡Ay dios! —gritó en el momento que rocé su nalga y me cegué por la pasión que me embriagaba...¡Al cuerno con todo... la necesito en mi vida!

«Solo siento esto por ella» repitió mi conciencia.

—Mentirosa —gemí acercándome a su oído rozando su piel, sintiendo la suavidad de la misma y el calor que emanaba su cuerpo que solo conseguía que el mío ardiera. Noté su respiración agitada, supe a ciencia cierta que no era inmune a mi presencia, que probablemente ella también lo deseara, lo quisiera, aunque solo podría saberlo si lo intentaba, quien no arriesga... no gana—. Llevo queriendo hacer esto toda la noche —susurré acercándome su boca y mordiendo suavemente el labio inferior. Su carne era tan jugosa, suave y deleitosa que no pude evitar jadear de puro deseo... noté la esencia de su sabor y me perdí entre las sensaciones que me enloquecían de aquella mujer devorando sin piedad aquella fuente de mi néctar.

¡Joder!, ¿Cómo iba a renunciar a aquello si estaba completamente perdido?

«No... sería incapaz de hacerlo» decía una vocecilla en mi cabeza.

Perdí mis manos entre las curvas de su cuerpo, deleitándome con su carne, apreciando cada hueco... verdaderamente quería explorar cada rincón de su piel. Cuando sentí que ella entrelazaba su manos sobre mis hombros mientras me acariciaba comprendí que parecía gustarle aquello, más aún cuando noté como esas mismas manos bajaban la camisa que llevaba puesta desabotonando cada botón minuciosamente y después contonear con sus manos mi pecho mientras lo dibujaba lentamente. Deseaba tenerla a mi merced, así que la alcé para colocarla a horcajadas sobre mis piernas y deleitarme no solo con la vista, sino también tener pleno acceso a su suculento cuerpo, necesitaba imperiosamente degustarla de una maldita vez o me desquiciaría.

No pareció asustada, al contrario... se ajustó aún más a mi cuerpo y eso me hizo perder la razón, así que bordeé sus muslos con las manos y apreté sus nalgas entre mis dedos mientras devoraba su boca con pasión.

Quería decirle que me enfebrecía, que me volvía loco, que me deleitaba, que estaba completamente perdido y a su merced... quería decirle tantas cosas y al mismo tiempo todas ellas que me abrumaba.

Cuando sentí sus manos rozando la cinturilla del pantalón la apreté fuertemente contra mi entrepierna haciéndolo sentir lo completamente excitado que estaba, como si tuviera esa necesidad de hacerlo por algún motivo, quizá por la necesidad de su aprobación ante lo evidente. El roce de su mano sobre la tela del pantalón tocando descaradamente aquella parte de mi anatomía me hizo saber que ella me deseaba y mordí su labio inferior en un arrebato de desesperación porque en aquel momento lo que verdaderamente deseaba era hundirme dentro de ella, perderme en ese mar azul Celeste de por vida y navegar hasta los confines del mundo si era necesario.

¡No sabía cuanto la deseaba hasta ese momento! Y era consciente de que aquello no era un arrebato momentáneo... sino que anhelaba mucho más. ¡Maldita fuera la hora en la que me deshice de todos aquellos preservativos para no caer en la tentación un solo instante!

«Si es que soy imbécil»

Pero sabía que así me reprimiría a sucumbir a la tentación... ¡Y un cuerno! Por alguna razón era incapaz de resistirme a Celeste, a todos esos muros que me había autoimpuesto, a todas esas barreras que me había infringido y definitivamente a cualquier razón o causa que me impidiera acercarme a ella a pesar de conocer el final...

«Era como una fuerza superior a mi raciocinio»

Recorrí con mis labios su cuello, alternando besos con pequeñas mordidas en su piel sin poder controlarme incluso por encima de la tela de su vestido para probar sus pechos. Mi cuerpo enardecía por ella, por su aroma embriagador, por la respuesta de su cuerpo y sobre todo por saber que ella también lo quería. Necesitaba probar su carne, así que baje lentamente la cremallera de su vestido para probar sin reservas esa piel suave y cuando tuve pleno acceso a su pecho, me deleité absorbiendo uno de sus pezones sin delicadeza para después morderlo de forma suave.

El gemido que profirió su garganta me hizo ser consciente de que aquello le gustaba, así que seguí  disfrutando de mi banquete mientras recorría con mis manos sus piernas suavemente, apretando sus nalgas y con la ligereza de su movimiento sobre mi cuerpo no pude evitar bordear hasta rozar su clítoris con el pulgar derecho y su respuesta no se hizo esperar.

—¡Ah! —gritó—. ¡No pares! —insistió y vi que cerraba los ojos de placer, así que sin apartar el pulgar de aquel punto de fricción, deslicé los dedos hacia el interior entre los pliegues de aquella carne suave que se abría como una flor ante la invasión.

¡Dios!, ¡Como deseaba que fuera otra parte de mi cuerpo la que hiciera aquello!, ¡Iba a morir!

—¿Es esto lo que quieres? —susurré de pura agonía en sus labios.

Me moría por saber qué quería... qué deseaba... que era lo que anhelaba para concedérselo.

—¡Sí! —gritó y antes de que pudiera reaccionar su boca avasalló la mía en un beso devastador.

Comprendí qué era lo que deseaba cuando su movimiento impulsaba a que mis dedos entraran más profundamente en su interior y le di lo que tanto anhelaba hasta notar los espasmos de contracción que indicaban que había alcanzado el éxtasis.

«Mi cordura no podía soportar aquello. Celeste Abrantes era con plena seguridad, la única mujer que deseaba en mi vida»

Notaba su respiración aún agitada... cerré los ojos conteniéndome, dándole el tiempo suficiente para recuperarse sin hacer ningún movimiento porque era capaz de asaltarla en el estado en que me encontraba, hasta que sentí sus manos intentando desabrochar el cinturón de mi pantalón.

—No... espera. —Ni sé como demonios era capaz de detenerla si lo deseaba más que ella.

—Como me salgas diciendo que seamos amigos, juro que abro la puerta de la limusina y te tiro ahora mismo —dijo de forma tan natural que en ese momento solo pude reírme de la oportuna ocurrencia...

¿Amigos? No la culpaba de que pensara algo así cuando yo había sido el que lo había mencionado y el responsable de estar en la situación en la que nos encontrábamos.

—Ni yo mismo puedo cumplir mis propios límites contigo Celeste —confesé con una realidad tan palpable que era evidente—. A la vista está que no he podido contenerme —afirmé con cierto resentimiento porque era incapaz de hacerlo. Ya no... de hecho era consciente de que ni la distancia podrían evitar que sucumbiera ante ella.

—Pues no te contengas —insistió volviendo a intentar desabrochar el cinturón de mi pantalón.

—No podemos. Me deshice de todos los preservativos que tenía para no caer en la tentación —admití cerrando los ojos y maldiciendo el momento en que se me ocurrió haberlo hecho porque de lo contrario a estas alturas ya sabría lo que significa estar en el mismísimo paraíso.

—¿Qué hiciste qué? —preguntó con la boca abierta.

—Los tiré —afirmé con todo mi pesar. Probablemente piense que soy un idiota y con toda la razón del mundo, pero necesitaba ser sincero... bastante le estaba ocultando ya. Noté como la limusina se detenía y tarde o temprano el chofer saldría y llamaría para saber si podría abrir la puerta, porque era más que probable que hubiera sido testigo de lo que estaba ocurriendo en la parte trasera del vehículo—. Por favor... —rogué—. Sal, porque de lo contrario no estoy seguro de mi autocontrol y me dará igual absolutamente todo.

Y cuando decía todo, quería decir todo. En aquellos momentos mi deseo era tal, que superaba con creces cualquier tipo de consecuencia, porque en aquel momento la idea de tener presente a Celeste en mi vida me parecía más que satisfactoria.

Vi que su reacción tardaba en llegar y cerré los puños fuertemente tratando de contener mis impulsos al mismo tiempo que sulfuraba de agonía... si no se iba en cinco segundos, enviaría todo al infierno y asumiría lo que fuera, pero para mi suerte o desgracia... Celeste salió de aquel vehículo y supe que ni aunque me fuera al polo norte a tirarme desnudo sobre la nieve bajaría tal calentón que llevaba en mis entrañas.

«No se que me has hecho Celeste Abrantes, pero te prometo que vas a ser mía»


Continue Reading

You'll Also Like

97.6K 5.3K 31
El tiempo pasará, ¿lo harán ellos?
4K 806 28
La traición de Vanessa destruyó la última esperanza de salvación para Drake. Ya no tendrá freno para su sed de poder y el brujo que lo acompaña se es...
99.4K 9K 66
Júlia Fort García es la hermana mayor del joven lateral del Fc Barcelona Héctor Fort,el club invita al equipo a un partido de la sección femenina,est...
1M 89.3K 44
Emma Brown es una chica que desde niña supo que todos los hombres eran iguales. Cuando creció se permitió salir con ellos pero dejando los sentimient...