En cuanto Varian cerró los ojos, hielo comenzó a manar de la herida, provocando que la daga terminara estallando en trocitos, lo que no ayudó en nada al shock de los demás y provocandole a Cassandra algún que otro corte en la piel, pero era la única que parecía no reaccionar. Lance podría seguir desquitándose contra Andrew todo lo que quisiera, Rapunzel hundió la cabeza en el pecho de Eugene y comenzó a temblar, asaltándola terribles recuerdos. Mérida se sentía de repente muy incómoda ahí en medio, la atención de Jack fue captada inmediatamente por el cristal frió como hielo que tapaba la herida del muchacho.
— Llevaos a este al calabozo y avisad al rey —soltó el capitán—, ¿y tú quién eres?
— Amiga de la princesa —contestó Mérida, a lo que el hombre simplemente asintió y fue en dirección a su hija.
— Déjame ver eso... —nunca había visto nada parecido. Las Rocas Negras, el pelo de la princesa, ahora todas las rarezas de Varian. Tal vez y si fuera un brujo después de todo. Le comprobó el pulso y suspiró aliviado— ¡Vive! No se como lo ha hecho, pero vive.
Eso pareció quitarle pesadez a la habitación entera. Rapunzel se separó de su novio y fue junto a su Reserva.
— Pero está helado como un cadáver... —notó Cassandra, posando una mano en su frente—, hasta yo con guantes puedo notarlo.
Jack no dijo nada al respecto, parecía profundamente concentrado, lo que era raro en él.
— ¿Se pondrá bien? —Rapunzel quiso saber, ciertas lágrimas en sus ojos.
— No soy médico —dijo Harry, negando con la cabeza—, pero hasta yo sé que estás cosas —se refería al cristal que cubría el corte como si fuese una costra— no se supone que sucedan.
Cassandra se levantó con Varian inconsciente en brazos, obligándose a ser fuerte. Él tenía pulso, buscaba aferrarse a eso.
— No perdemos nada avisando al doctor, le llevaré con él.
— Hija, puedo...
— No, puedo yo —aseguró ella, su tono cortante como un cuchillo—, además también tenemos que hacer algo con él.
Señaló al pobre de Ruddigüer, quien se había desmayado en cuanto comenzó a ver sangre salir del cuerpo de su humano.
— Ve con ella —Eugene le dijo a Rapunzel—, sé que lo estás deseando. Lance y yo nos encargamos del sujeto. Dios, detesto cuando Cassandra tiene razón.
Ella asintió solemne, tomó al mapache entre sus brazos y siguió a su amiga por los pasillos, aunque aun algo pálida.
Ambas estaban como en un limbo, ni siquiera las exclamaciones de horror de los que las vieron pasar las hicieron reaccionar.
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Corona estaba de luto.
Para las diez de la mañana todo el reino conocía la tragedia y los adornos negros y el ambiente fúnebre no tardaron en instalarse. Como la princesa, Rapunzel estaba obligada a llevar un vestido negro y hasta ella no debía mostrarse demasiado alegre, cosa que le fue fácil, teniendo en cuenta que Varian seguía postrado en la cama sin reaccionar.
"Le fallé —se repetía a si misma—, fui demasiado lenta"
— A pesar de la anomalía nada científica que presenta su estado, podemos suponer que ha entrado en trance —había dicho el doctor.
— Por favor, explíquese mejor —pidió Lydia, su rostro en lágrimas mientras se negaba a soltar la mano de su sobrino.
Hacía unas horas su hermano podría estar muerto y ahora... eso.
— Su cuerpo ha entrado en shock debido al ataque, lo cual es extraño porque normalmente solo le suele ocurrir a la mente —pero todo él parecía congelado, el hielo cristalizado en su vientre, la temperatura bajo cero que desprendía su cuerpo, y ni tan siquiera respiraba, lo único que demostraba que estaba vivo eran los latidos de su corazón y no era seguro que se mantuvieran—. Lo dije antes y lo repito, soy un hombre de ciencia, la magia no entra dentro de lo que puedo controlar.
¿Y cómo llamarías a eso, si no magia?
Alquimia.
La voz alegre de Varian inundó su mente, la palabra haciendo eco en cada esquina de su cabeza.
Es alquimia, no magia.
La flor.
Es alquimia, no magia.
Los poderes curativos que antaño había tenido su cabello.
Es alquimia, no magia.
Las Rocas Negras.
Es alquimia, no magia.
El destello azul blanquecino en el propio cabello de Varian.
Es alquimia, no magia.
Las Rocas... Las Rocas eran indestructibles, ¿cómo pudo Varian malearlas y construir las tijeras?
No soy un Brujo.
¿Cuán cierto era eso en verdad? ¿Cuales son los poderes de Varian?
— Brilla linda flor —Rapunzel comenzó a cantar, llevada por el instinto, y ganándose la atención de todos los presentes—, dame tu poder.
Era más una oración que un canto, ella no lo notaba, pero a ojos del resto se veía como en trance. Se acercó a la cama y todos le dejaron espacio.
— Brilla, brilla linda flor —y, por primera vez en todo el año, su pelo respondió con un fogonazo de poder, tuvieron que echarse para atrás ante el brillo de oro que resurgía de sus cenizas—, torna lo que ya fue, lo que ya fue...
Su pelo comenzó a crecer lo suficiente para llegar a la herida de Varian, pronto el pecho del chico volvió a subir y bajar y abrió asustado los ojos.
— ¡Varian! —chilló alegre Rapunzel, apresándolo en sus brazos— Nos diste un gran susto.
El chico se sentía perdido, como si no fuese capaz de procesar lo que había pasado, igualmente le devolvió el gesto a la princesa.
— ¿Q-qué pasó? ¿Qué hago aquí? Yo...
— Me salvaste la vida —dijo Cassandra, acercándose a él. Varian la miró como si fuese una especie de ángel aparecido—. Andrew me habría matado de no ser por ti.
Y ya todo el castillo lo sabía, así el Brujo se convertía en un héroe y el espía en el verdadero malvado de la historia. Varian al fin parecía recordar.
— Él me... me... Dolía mucho, había sangre y entonces... ¿Estoy vivo? ¿Cómo?
— Bueno... —Rapunzel se acarició levemente el cabello y por primera vez él notó que estaba más largo, a la altura de sus caderas.
— ¿Magia? —casi se quedó sin aliento al pronunciar esa palabra.
— Magia —confirmó ella—, o podría ser alquimia. El caso es que mi pelo vuelve a funcionar y que estás aquí.
Varian se negó a si mismo con la cabeza, era mucho para procesar. ¿El pelo de la princesa le curó? Sonaba terriblemente extraño. Miró hacía Cassandra.
— P-pero... ¿Qué ocurrió? Yo pensaba que os queríais, ibais a casaros —señaló su propio dedo anular para darle más énfasis a sus palabras.
Cassandra sonrió y negó con la cabeza.
— Nunca iba a haber boda —Varian trató de no quedarse demasiado helado con esa afirmación—, era una trampa, Andrew era un espía, quería usarme para robar el Diario.
Su padre, Eugene y Lance estaban en esos instantes tratando de sacarle información.
Hubo algo dentro de Varian, su modo de respirar, el brillo en sus ojos, no sabría decir con certeza, pero algo se fundió dentro de él.
— Os vi —dijo, como si estuviera acusándola de un delito—. Hace dos días, cuando perdí las tijeras a las puertas del salón, yo... ¿Estabas actuando?
Ella asintió. Rapunzel no iba a fingir, eso era una revelación también para ella, pero sabía que Varian gustaba algo de su amiga, eso debería alegrarle, por el contrario, solo parecía decepcionarle más.
Él giró la mirada, no quería seguir viéndola a los ojos.
"Estúpido, eres estúpido, estúpido" —pensó.
— Quiero ver a mi padre —aseguró de forma monocorde, levantándose de la cama.
— Cuidado —habló Lydia por primera vez—, todavía puedes estar...
— ¡Nunca me sentí tan bien! —aseguró demasiado alto y con cara de pocos amigos.
— ¡Varian! —le reprendieron las tres, pero él hizo oídos sordos. No parecía el mismo, si no alguien malhumorado, muy malhumorado.
— Quiero ver a mi padre —exigió de nuevo.
— Varian, él esta...
— ¡No me lo creeré hasta que lo vea con mis propios ojos! —aseguró dirigiéndose a la salida— Me voy, con vosotras o solo, me da igual, pero me voy.
Y salió dando un portazo, un asombrado Rudigüer siguiéndole tras él.
— Eso fue... Asombroso —el doctor salió del shock en el que había entrado, miró a la princesa—. ¿Cómo lo hace?
— Yo... Solo canto.
— Voy con él —aseguró Lydia—, podría herirse.
Eso hizo que Rapunzel recordase.
— ¿Herirse? ¡Cassandra! —exclamó— Tenemos que protegerle, mi padre...
— Lo sé —dijo la morena seria—, aunque creo que alguien más se le ha adelantado.
— ¿Qué quieres decir?
— Vamonos —dijo Cassandra y luego se dirigió al doctor—, un placer.
Y ambas desaparecieron de la estancia dejando al hombre anonadado.
— Ayer envié a Owl a ver que diablos era lo que sucedía con Varian —confesó—, él vio a un extraño en su habitación y por la noche, le brilla el pelo, como a ti.
— Mi padre dice que muy probablemente el que atacó Vieja Corona tiene poderes —dijo Rapunzel— y busca a Varian.
— No voy a cuestionar como es que el rey puede saber eso o que es lo que tiene Varian de importante para un ser así, de momento —la miró—. Pero lo que ha pasado ahora demuestra que no tiene que buscarle, ya le encontró.
Eso preocupó en demasía a la rubia, quien apretó el paso. El castillo estaba desierto, las calles también, casi todos estaban en el funeral de Vieja Corona en honor a las víctimas. Encontraron a Varian y a Lydia a punto de subir a un carruaje.
— ¡Esperad, vamos con vosotros! —aseguró Rapunzel casi sin aliento y se postro ante Varian, tratando de recuperar el aliento— Te prometí algo, te ayudaré.
Varian la miró entrecerrando los ojos, como si pensara su respuesta.
— Está bien, pero... —asesinó a Cassandra con la mirada— ¿Ella también quiere ayudar o solo lo finge?
El tono venenoso salió de sus labios dejando a todos helados, Rapunzel posó las manos en sus hombros y le observó directamente a los ojos, encontrándose con que estos no reflejaban nada, salvo desilusión y traición.
— Varian, escuchate, este no eres tú, alguien te ha hecho algo...
Pero él no escuchaba, se deshizo de su agarre.
— ¿Vamos a ir o perdemos el tiempo diciendo tonterías?
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T
odos ya estaban reunidos alrededor de Vieja Corona cuando llegaron. Varian no perdió el tiempo en saltar del carruaje por la parte de atrás, ocultándose del tumulto.
— ¿A dónde crees qué vas? —preguntó Cassandra llendo tras él, a lo que él solo se llevó un dedo a los labios, en señal de que se callase, y después hizo un gesto con su mano para que le siguiese.
Los cuatro se ocultaron de la mirada de reino destrozado y lloroso, mientras el funeral por todas las víctimas tenía lugar, mientras el rey soltaba, tal vez, la mayor mentira de todo su reinado. Estaba culpando al espía de Saporia por esto, tal vez Varian se libraría de la horca después de todo.
— Jamás pensé que mi padre podría ser un mentiroso... —susurró Rapunzel y Cassandra la abrazó tratando de darle consuelo.
Con sigilo siguieron su camino hacía la casa de Varian, no sabía exactamente que buscar, pero tenía algo, un palpito.
— Oh, no...
Antes de llegar a las escalinatas de la entrada, los cuatro notaron algo que caía en cascada a sus pies, entre las Rocas que habían destrozado casi por completo el edificio.
— Rapunzel, tu pelo... —la nombrada tomó entre sus manos las hebras doradas y después se quedó mirando a las rocas.
— ¿Mi pelo hizo esto? ¿Es mi culpa?
Nadie se atrevió a contestar esa pregunta. Se internaron en la casa y obstaculizando la entrada se encontraron un ovillo gigante de cabello rubio.
— Luce como que hay algo debajo —dijo Cassandra.
Entre Rapunzel y Varian ambos se atrevieron a apartar el montón y en cuanto descubrieron lo que había debajo...
Las tres mujeres soltaron una exclamación y Rapunzel comenzó a soltar lágrimas y a apartarse dando cortos pasos hacía atrás.
Habían encontrado a Quirin.
— No... —susurró Varian, acercándose al ámbar— No, no, no... ¡Papá!
— Varian... —Cassandra trató de acercarse a él, pero el grito que profirió el joven la paro en el sitió.
— ¡NO!
La mirada del chico se torno en blanco, su pelo volvió a ser azul blanquecino y una onda de poder que parecía salir de su cuerpo destrozó sus guantes, dejando al descubierto una marca en su mano izquierda. La marca de Demanitus. Gritó de nuevo y la onda de poder recorrió Vieja Corona... destrozando en mil pedazos todas las Rocas Negras, ocasionando una lluvia de pinchos que alertó a todo el mundo. Los gritos de miedo e impresión no se hicieron esperar.
El Brujo no se iba a librar fácilmente de esto.