así que, ¿ese era tu sueño?
El viaje en autobús es un poco largo, además de agobiante debido a la gran cantidad de gente que los rodea.
Jaehyun se muestra cohibido ante la mirada profunda de Johnny, que se clava en él mientras sonríe de lado, y golpea su hombro con suavidad, a modo de cabreo falso, a la vez que ríe. Llevan un buen tiempo de pie esperando a que alguien baje para poder sentarse, por lo que esos juegos de mirada parecen la mejor opción hasta que haya un asiento vacante.
Si bien intenta aparentar que todo se encuentra bien, lo cierto es que la calma lo abandonó desde que abrió los ojos por la mañana y recordó que tenía que dar un paso importante si quería probarse a sí mismo que, efectivamente, comenzaba a dejar atrás cualquier rencor que pudiera albergar en su interior. Quiere ser capaz de respirar tranquilo y de no herirse al hacerlo, ya sea por el pensamiento de que alguien lo abandonó o por echarse la culpa. Porque el hundirse así había significado la desaparición de sus expectativas y autoestima, de su dignidad, su valentía y su libertad.
Le arrebataron la vida a la persona que más quiso. No era algo que pudiera haber evitado. No era su culpa, no era su culpa, no lo era. Y después de todo, ya había sufrido demasiado, ¿verdad?
Busca confort en los brazos de Johnny porque tiene miedo, nada es fácil y todo se torna más oscuro con el transcurso de cada minuto. Éste se sorprende; Jaehyun no es partidario de muestras de afecto en público, así que el hecho de que lo abrace en un autobús lleno de gente es increíble. En el peor de los sentidos, definitivamente, puesto que imagina un escenario horrible en la mente de Jaehyun, lleno de caos y tristeza, cargados de una melancolía tan intensa que termina necesitando de su calor para calmarla.
Entonces, la mayoría de la gente baja en cuanto llegan a una parada que no es la en la que ellos deben parar. Hay allí una especie de parque o feria, lleno de niños acompañados por sus padres, hay grupos de amigos, parejas, un poco de todo. Estando ya sentados, Jaehyun se fija en que John no deja de mirar por la ventana con una pequeña sonrisa asomándose, tal vez por la timidez que lo invade al dejarse llevar por la imaginación y verse a ellos dos juntos, algún día, disfrutando tal como cualquier otra persona. Tanto Johnny como él se sorprenden cuando despega sus orbes de la ventana para a decirle algo y lo descubre sonriendo también, dulce.
—¿Qué? —le dice al ver que no responde y que lo observa con burla.
—¿Qué mirabas? —Johnny pregunta, aún burlón, tomando a la vez la mano de Jaehyun con discreción— Falta poco para llegar.
—Lo sé.
Cuando el trayecto llega a su fin, Jaehyun siente que el aliento se le escapa. Tiembla y siente su cuerpo entero flaquear, agarra la mano de Johnny con una fuerza que no sabe de dónde ha sacado y suspira angustiado.
Tras escuchar palabras dulces por parte de su acompañante en un intento de apaciguar sus nervios, se identifica y pronto se halla justo enfrente de donde está enterrado Doyoung.
1 de febrero de 1996 al 15 de julio de 2015. Fechas tan significativas que hicieron que su estómago diera un vuelco. Flores frescas, tal vez del medio hermano del que tanto hablaba y del que nunca más pudo saber nada antes de irse. Se arrodilla con cuidado y rodea sus piernas con los brazos, traga saliva con fuerza.
—Do.
Johnny se mantiene al margen, expectante al siguiente movimiento de Jaehyun. Da unos pasos atrás y se fija en la foto que hay allí. Es la primera vez que ve el rostro del famoso chico que habitaba en el corazón de Jaehyun y lo volvía loco, y es que Doyoung era tan bonito. Era, porque ya no está. John siente pena en el momento en el que la típica pregunta "¿por qué las cosas malas le ocurren a la gente buena?" cruza su mente, sí; siente tanta lástima por el chico que sus ojos se cristalizan y trata de no soltar lágrima alguna cuando Jaehyun susurra, con voz quebrada, ese débil "Do".
—Do, estoy tan contento de haber tenido el coraje de venir aquí —habla de nuevo, aún susurrando—. Estoy feliz porque he sabido dejar ir y he podido perdonar de verdad. Aún te extraño, a ti y a tu risa, tengo presentes aquellos días en los que éramos felices. Pero, ¿sabes qué es lo mejor? —Jaehyun se detiene, hace una pausa casi esperando una respuesta y se obliga a sí mismo a no llorar— entendí que aunque no hubieras muerto nada habría sido igual entre nosotros. Y que te quiero tantísimo de vuelta, no para mí, sino vivo, al lado de Yuta o de quien tú hubieras escogido. Llegará el día en el que podamos volver a cantar juntos una última canción, ¿verdad? —para de nuevo, se lleva la mano al pecho con dolor y en un sollozo, continúa— Lo estaré esperando con ansias. Ahora, descansa.
Johnny tiene que abrazarlo fuerte cuando se levanta y su fachada de aparente fortaleza se rompe, Jaehyun no hace ruido alguno y se traga los sollozos y gemidos tanto como es capaz, dejando caer las lágrimas a rienda suelta.
—Aún tengo que ir a ver a alguien, John.
Yuta. ¿Cómo estaba Yuta? La insistencia de Jungwoo en ir a visitarlo terminó por llevarlo hacia el estudio en el que solían pasar la mayor parte del tiempo, todos juntos, compartiendo esa amistad de seis que terminaría en tragedia. Después de haber sido capaz de visitar la tumba de Doyoung, esto no le afectaría tanto, ¿cierto?
Al hallarse frente a la puerta del lugar, se siente pequeño, porque no sabe qué va a encontrarse. No ha escuchado nada acerca del hombre en casi un año y es aterrador pensar que Yuta podría no querer tener que ver nada en absoluto con él.
No obstante, piensa que debe intentar verlo para mantener su conciencia tranquila.
Así, llama varias veces a la puerta y la suave voz de Yuta le concede acceso a través de un "adelante" bastante alegre. Puede ver la característica sonrisa sanadora del japonés al escucharlo, sin siquiera abrir la puerta. Sólo que... es al verlo cuando esa sonrisa se va, su rostro se torna serio y la sala se carga de arrepentimiento y desconsuelo.
—Jaehyun —dice con sorpresa, sentado tras un escritorio—. ¿Jaehyun?
—Yuta, hola. ¿Podemos hablar?
Éste asiente meneando la cabeza después de unos segundos, saliendo de un pequeño trance.
Allí hablan sobre cosas triviales como si de mejores amigos se tratase, como si uno no hubiera causado graves problemas al otro, casi como si todo lo que ocurrió en el pasado fuera un mal recuerdo lejano de otra vida. Es cuando Jaehyun hace mención del chico que ya no era más, cuando Yuta admite que no está bien. Y que su corazón sigue débil e igual de dolido que hace unos cuantos meses. Que le cuesta olvidar y aún carga el peso de haberle mentido diciéndole que nada malo le ocurriría a Jaehyun si se marchaba, que se encargaría de proporcionarle cualquier necesidad que tuviera.
Es curioso como las cosas pueden cambiar radicalmente de una versión de la historia a otra. Siempre pensó que había sido Doyoung el malo, y resultaba ser que él se había preocupado por su bienestar hasta el último segundo. Cuán bondadosa fue su alma en el pasado.
—Te pido perdón por todo, Jaehyun, espero que no sea tarde para decirlo, ya que nunca tuve el valor de buscarte aún sabiendo que no ibas a estar bien. Actué de la forma más pésima posible. No sabes bien cuánto me arrepiento.
Ya lo había perdonado hacía un tiempo, aunque no le hubiera pedido disculpas. Prefiere no señalar a ningún culpable, le parece mejor la idea de olvidar aunque Yuta hubiera sido un ser deplorable porque ya lo ha odiado durante demasiado tiempo. Así que asiente, aceptando, y antes de salir, Yuta le llama la atención.
—¿Recuerdas a Jeno? —pregunta, a lo que Jaehyun asiente— logré encontrarlo hace algún tiempo y, actualmente, me estoy haciendo cargo de él aunque ya es mayor de edad. Creo que deberías conocerlo. A él le habría gustado que lo hicieras, ¡nunca dejaba de hablar de su hermanito!
Jaehyun asiente de nuevo, le da una pequeña sonrisa y cuando sale del estudio y ve a Johnny esperándolo fuera sabe que ha hecho lo correcto. Él ríe cuando Jaehyun también lo hace, convenciéndolo aún más de que todo infortunio vivido ha valido la pena.
Acaban en la casa de campo de los padres de Johnny, aquella que sólo usan en verano, bajo la intensa luz anaranjada del atardecer de abril. Tendido en el pasto, con los ojos puestos en las aves que revolotean de un lado hacia otro en el cielo, Johnny respira tranquilo. El campo le resulta más agradable de lo que alguna vez pensó.
—Gracias, Johnny —musita Jaehyun muy cerca de su oído, pegando un poco más sus cuerpos.
—¿Gracias por qué?
—Por todo lo que has hecho por mí. Por... no irte al descubrir que no estaba dispuesto a cambiar y ayudarme a salir adelante. Y sobretodo por darme el amor que jamás creí merecer, porque después de un primer amor que nos enseña tantas cosas uno siente que no será capaz de volver a amar o sentirse igual. Ahora puedo afirmar con total seguridad que me siento de la misma forma que tú. Haré mi máximo esfuerzo en demostrártelo para que así no tengas que dudar nunca —Jaehyun suspira y Johnny lo admira con regocijo, porque son palabras que lleva esperando escuchar bastante tiempo. Su corazón salta de alegría, quiere gritarle al mundo que está enamorado—, con besos en la boca o cantando tu nombre como si fuera mi canción favorita, para que te quedes en mi vida todo el tiempo que quieras.
El cielo ya está oscuro cuando Johnny toma la mano de Jaehyun y la envuelve con la suya justo como en sus mejores sueños. Sin necesidad de una excusa para entrelazar sus dedos, otorgándole protección al besar sus manos juntas y recordando cuán destruido vio al castaño por primera vez bajo un cielo lluvioso tocando la guitarra y cantando en un frágil hilo de voz. Si hubiese podido decir que aquel muchacho llegaría un día cualquiera a echarlo de su piso, o si hubiera sabido que le haría daño con su indiferencia y sentimientos mezclados, lo habría pensado dos veces antes de involucrarse con él. Y esas dos veces habría acabado enamorándose como un loco, porque el deleite que le produce ser la causa de las risas de Jaehyun compensa con creces el precio que tuvo que pagar.
No se arrepiente de nada.
—¿Cuál es, tu sueño? —hace la misma pregunta que el mismo día en el que lo recibió en su piso.
Tras pensarlo mucho o quizás por lo difícil que le suponía teniendo en cuenta que el simple hecho de decirlo en voz alta era recordar que no podría cumplir ese sueño, responde.
—Quiero ser el artista favorito de alguien. Quiero llenar vacíos, sanar heridas, hacer que alguien se sienta identificado, traer recuerdos, causar lágrimas y también felicidad, ser la compañía de quien me escuche en sus días más difíciles o estar presente en la alegría de cualquier baile tonto. Quiero ser escuchado.
Así que, ¿ese era tu sueño? Ya eres mi favorito. Lo fuiste en el momento en el que sostuve tu cuerpo tan lleno de infelicidad entre mis brazos por primera vez y me mostraste que, por ti mismo, no sabías encontrar una salida al laberinto de tu mente; lo sigues siendo ahora, porque me llenas y sin ti no me siento bien, porque me haces llorar de tristeza con tu ausencia y de la más pura alegría cuando me cantas al oído que me quieres, cuando sonríes en medio de un beso o cuando despierto y te encuentro a mi lado después de que tus ojos oscuros fueran una invitación abierta a hacerte el amor en la madrugada, en el silencio de la noche que manchamos con nuestro placer. Incluso he llegado a pensar que no es justo que exista alguien como tú, ángel escondido entre lo vano y lo mundanal, diamante entre mísero carbón, y que, más allá de eso, hayas escogido quedarte a mi lado. Sin embargo, no te diré nada de esto. Dejaré que mis acciones hablen hasta el punto de que las palabras sean innecesarias y sepas todo lo que amo de ti.
—Tu sueño ya está cumplido —susurra, antes de besarlo con ternura y transmitirle alivio a la gran herida que la presión por ser el hijo perfecto le causa—.
Jaehyun tarda en entender, pero cuando lo hace, le es inevitable sonreír aun si lo que más desea es en este momento es echarse a llorar de nuevo en el pecho de Johnny como niño que no quiere ser separado de su madre y besarlo hasta que le duelan los labios, su boca se canse y caigan dormidos aún sobre el verde pasto que los acaricia.
—Gracias de nuevo, Youngho.
Parece que va a llover. Sin embargo, no les molesta. En su interior hay calma, pasión y un sol que brilla constante sin temor a que las nubes cargadas de pesadumbre lo opaquen, porque él y el amor que alberga siempre serán más fuertes. Ambos son el refugio del otro.
Y ahora les toca seguir construyendo su historia a base de sueños y pequeños besos.
FIN.
😭
No me puedo creer que por fin esté terminando esta historia :( conocéis esa sensación de vacío al terminar una serie o un fanfic que lo es todo, ¿verdad? la verdad es que me encariñé muchísimo con John y Jae aquí y, ay, no quiero darle fin a esto. Aunque Jae no pudo cumplir su sueño del todo, me alegro de darle un final feliz a ellos.
Gracias a todas las personas que esperaban cada actualización con ansias y a cada una de las que leyeron, comentaron o votaron. Significa muchísimo para mí saber que hay alguien a quien le gusta lo que sale de mi cabecilla, ¡es una sensación preciosa! <3
Acostumbro a empezar un nuevo proyecto al terminar uno y esta vez, people, vuelvo al Jaeyong. Eso no quita que en un futuro vuelva a escribir una historia Johnjae (son mi otp junto al Johnyu y el Johnmark💓), es solo que me gustaba más el personaje de Taeyong para la idea que tengo. Y eso.
Podéis encontrarla en mi perfil, "summer nights" (aunque aún no estoy segura sobre el título...). Espero veros por allí.💚💞💝💖
Cuidaos mucho, comed bien, pedid ayuda cuando lo necesitéis y que os vaya tooodo genial.
Mel.