—CREDENCE BAREBONE ES UN CHICO QUE CONOCÍ HACE UN TIEMPO—Un suspiro escapa de su boca antes de seguir con la conversación que se ha extendido hasta que ambas están ya en lo alto de un edificio, con las piernas colgando en el borde mientras disfrutan de la noche estrellada y la brisa fresca sobre sus rostros. La maleta de Newt permanece cerrada detrás de ellas dejándolas en una paz inimaginable para las dos—Cuando el magiconsgreso me pidió observar las actividades de los Salamers
— ¿Porqué?
—Bueno, Mary Lou es una mujer muy extraña, ¿sabes? Ella sabe más de nosotros que nadie
—Es algo así como... ¿una bruja?
—No, no, es una persona normal, pero siente cierto recelo hacia la magia. La Nueva Sociedad Filantrópica de Salem que ella misma fundó lo demuestra. Tiene a varios chicos con ella, entre ellos Credence. Un día, mientras observaba una de sus reuniones, Mary Lou usó un cinturón para golpearlo hasta que me interpuse. Perdí mi empleo después de eso
— ¿De verdad?
—De verdad. Esa mujer es muy influyente, o al menos lo era hasta hace poco. No creas, sé que le bastó chasquear los dedos para que yo perdiera mi trabajo
—Eso no es algo muy lindo que decir sobre una persona—dice Laureen balanceando sus pies—Pero lo entiendo. Tu trabajo es algo muy importante para ti y perderlo de un momento a otro debió ser difícil
—Lo fue. Supongo que eso me orilló a buscar cualquier cosa extraña en las calles para llevarlo a la MACUSA y recuperar mi puesto, sin embargo, eso no pasó, sino que sólo los metí en problemas. Lo lamento, no es personal
—Oh, descuida, creo que fue divertido, eso sin contar la parte en que casi me asesinan o en la parte donde casi muero aplastada por un erumpent en celo
—Se escucha peor de lo que realmente fue
—Ni te imaginas—Sueltan una risa que dura un par de segundos antes de continuar con su plática. Laureen le mira con dulzura, ganándose la misma acción por parte del auror—Me imagino que nunca pensaste en que perderías lo que más aprecias de esa manera, pero créeme cuando digo que ha sido la forma correcta, el ayudar a alguien en peligro nunca será algo de lo que debas avergonzarte o arrepentirte. La empatía por los otros es lo que te hace una persona de verdad, Tina, no lo olvides
Tina sonríe enseñando sus blancos y pequeños dientes
—Ilvermorny
— ¿Qué?
—El lema de la casa del Ave del Trueno. Estuve ahí, es imposible que olvide ese emblema. Estuviste en Ilvermorny, ¿no es así?
—Bueno, mi familia fue quien la fundó, no sé si eso cuente
— ¡Oh! —Los ojos de Tina brillan— ¡Steward! Tu apellido es Steward, como el fundador de Ilvermorny y la casa del ave del trueno
—Eh... si
— ¡Eso es genial! —Laureen sonríe por la efusividad de Tina— Era la mejor casa del colegio, aunque Queenie difiere un poco pero sólo porque ella fue elegida para ir a Pukwudgie. Una vez ganamos la copa de excelencia en runas y el torneo de transformación de la escuela, ¿Puedes creerlo? ¡Debí haberme dado cuenta antes! Tu apellido y el apellido del fundador del colegio son los mismos, merlín, soy una idiota
—Tú lo has dicho, no yo
—Bueno, eso explica muchas cosas—Tina suspira, aliviada—Siempre creí que el origen del nombre de las casas era algo casual, ¿sabes? Algo que habían nombrado sólo porque les parecía correcto, no porque tuviera un significado profundo. Dime, ¿las demás casas también tienen historias como la tuya detrás?
—No es como que sepa todo acerca del colegio, pero sé que Pukwudgie proviene de una antigua leyenda de William El Pukwudgie que fue amigo de mi tatarabuelo luego de que le ayudara a escapar de su encierro en Irlanda. William le ayudó a pesar de las diferencias entre ambas especies y el abuelo decidió llamar a una de las casas en su honor. El escudo de Pukwudgie representa el corazón de un mago o una bruja, ya sabes, porque siempre están dispuestos a ayudar.
—Oh
Un par de horas pasan en las que Laureen se dedica a contarle a Tina cada una de las historias que su madre le ha contado desde que era una niña. La mayor de las Goldstein parece fascinada al escucharle hablar una vez más de la casa del ave del trueno, recordando los buenos tiempos que pasó en el colegio. Al final Tina suspira, maravillada por todo lo que ha podido recordar.
—Es magnífico, Laureen. Y apuesto a que sabes también sobre esos totems Kwakwaka'wakw que ponían en la sala común—Laureen se carcajea
—Los conozco, uno de esos tótems sostenía mi casa. Joder, eran muy extraños
—Lo eran
La noche se siente más fría y Laureen tiene que abrazarse a sí misma para cubrir sus brazos desnudos por el vestido. Hace una mueca que es ignorada por Tina quien sigue sonriendo por las anécdotas que ha escuchado. Laureen le mira una vez más antes de decir:
—Esos tótems eran el orgullo de mi familia. Tallados a mano, con pintura hecha con nuestra propia sangre; la madera absorbía la pintura, por lo que mis antepasados creían que una parte de nosotros vivía en ellos, que las figuras estaban malditas también. Sólo tuve la oportunidad de poner mi sangre en un tótem una vez, días antes de que mamá muriera
—Es una tradición hermosa, Laureen
—Más que una tradición es una manera de demostrar que estamos orgullosos de lo que somos, de demostrar que una maldición no es impedimento para sentirte afortunado de la vida que te tocó. Así que supongo que la presencia de los tótems en la sala representa el alma, la sangre y a los aventureros.
—Ya veo—Tina hace una pausa mientras juega con sus dedos ganándose una mirada ceñuda de parte de Laureen—Esta maldición... eh... ¿no tiene una cura? Quiero decir, ¿existe alguna manera en la que tu sangre pueda dejar de estar contaminada?
—Hubo un tiempo en que un hombre me ofreció su ayuda, sus palabras eran claras e incluso demandantes, pero sé que su intención era buena y en verdad le interesaba saber cómo funcionaba la maldición. Mencionó a mi madre, dijo que le había ofrecido su ayuda a ella antes, pero que se negó rotundamente después de que mencionara el nombre de Gellert Grindelwald. No me sorprende, cualquier cosa que tenga que ver con esa familia era tema prohibido para nosotros pues ellos fueron quienes pusieron la maldición sobre nosotros. Albus Dumbledore parecía demasiado entusiasmado con la idea de tenerme a su lado como aliada mientras él hiciera su parte del trato intentando descubrir la cura para mi condición
— ¿Y qué pasó?
—Lo rechacé—dice Laureen. Tina abre la boca, sorprendida
— ¿Porqué?
—Había algo en él que no me dejaba aceptar su ayuda. No tenía duda de la buena fe en sus palabras, pero su obsesión con Grindelwald me inquietaba, como si entre ellos existiera algo tan fuerte que era casi imposible romper. No quería interferir en ello, después de todo me enseñaron a ser orgullosa y no intentar escapar de mi destino como la magnífica bestia que soy, así que le pedí que volviera a casa y no se preocupara por mi
—Dios, Laureen, si tú hubieses aceptado...
—Quizá él hubiese podido encontrar la cura, de eso no tengo dudas, pero jamás habría pasado por todo esto y no les hubiera conocido. Tú, Jacob, tu hermana... incluso Newt, han sido casualidades muy amenas que he disfrutado desde el primer momento.
—Hablando de él...
—No—Laureen la detiene al reconocer sus intenciones—No quiero hablar del tema, ¿está bien? Tienes razón al decir que lo más importante ahora es detener al obscurial antes de que destroce la ciudad, ¿crees que las personas no mágicas puedan hacerlo? No, inclusive si lo intentaran no podrían, tampoco creo que los aurores del magicongreso estén dispuestos a hacerlo gracias a la fuerza parasitaria que podría terminar con ellos en un par de segundos
— ¿Qué es lo que sugieres?
—Tenemos que ser nosotros—Laureen mira hacia el frente, poniéndose de pie luego de ver como una bruma oscura oscila en el viento destrozando todo lo que se encuentra a su paso. Newt y los demás salen de la maleta, viendo el peligro que se acerca zigzagueante—Si el parasito no escapó de la maleta entonces quiere decir que proviene de otro lado y que definitivamente no se trata de un niño
—Ningún obscurial vive más de ocho años en esas condiciones—puntualiza Newt acercándose a ambas mujeres con la vista clavada en el cielo. Coge la mano de Laureen atrayendo su atención—Es imposible que el portador sea un adulto
— ¿Tienes pruebas de ello? ¿has sabido de portadores mayores de edad cuyo poder sea más fuerte que el de un niño? Nada es imposible en este mundo, Scamander—Laureen observa la bruma que se acerca a ellos— Nada
— ¡No voy a quedarme con los brazos cruzados, Newt!
—Laureen, tienes que entender...
— ¡Entender nada! —grita, enfurecida— ¿Te das cuenta de lo que me estás pidiendo? ¡Quedarme lejos de esto! Es increíble, totalmente increíble
Newt y Laureen se enfrascan en una discusión dentro de la maleta mientras intentan descubrir cuál es el siguiente paso que deben dar. Tina, Newt y Queenie pactan salir a la calle e intentar combatir al obscurus dejando a Jacob y Laureen en la maleta cerca de un lugar seguro. Ambos se oponen, con Laureen pidiéndole encarecidamente al magizoologo que comprenda sus motivos.
El plan de la maledictus consiste en transformarse en el ave del trueno y atacar al parásito desde el aire. Newt, recordando la conversación con Queenie se niega, prohibiéndole determinantemente que se convierta una vez más en una bestia. Por supuesto que Laureen se molesta, diciéndole con reproche lo mucho que le irrita su decisión.
—Ustedes no podrán derrotarlo solos
—Por supuesto que no, la MACUSA querrá ayudarnos
—Sí, porque no es como si no fueran prófugos de la justicia
—Laureen—Newt frota sus brazos notando las lágrimas que le perlan los ojos—Sé que quieres ayudar y sé también que eres alguien muy fuerte, pero no puedes usar tu maledictus para esto
— ¿Por qué no?
Newt se queda callado, analizando si es buena idea comentar lo que Queenie le ha dicho horas antes. Al final decide que no, pues eso probablemente desate una nueva discusión, así que lo único que atina a hacer es besarle la frente y abrazarla con fuerza
—Hazme caso, Laureen, por favor—le pide. Newt siente una angustia muy grande en el pecho que le provoca querer llorar—Puedes quedarte aquí, cuidar de Jacob si es necesario, pero no quiero que salgas, mucho menos que te transformes
—Yo puedo detener al obscurus, sabes que puedo hacerlo
—Porque lo sé es que no pienso dejarte hacerlo—Le toma las manos, obligándola a que le mire a los ojos—Ésta puede ser la última vez en que puedas volver a la normalidad
— ¿De verdad te importa? —le pregunta— ¿Te preocupa que no pueda volver a éste cuerpo aun después de todo lo que nos hemos dicho?
Las piernas de Newt se sienten débiles y sus rodillas están a punto de renunciar luego de escuchar las palabras de Laureen. Se abraza a ella una vez más, ésta vez sintiendo como las lágrimas tan traicioneras bañan sus mejillas. Es una sorpresa para todos el escuchar un lamento colarse por los labios de Newt mientras se aferra al cuerpo de la maledictus
—No me hagas esto, Laureen. Te- te pido que no me juzgues de esa manera. Yo... yo qui-quise ser sincero contigo para no lastimarte y sé que no resultó como quería, pero no sé de qué otra manera hacerte comprender que me gustas, te quiero y me preocupo por ti
—Pero no me amas
—Joder, no, no lo hago—Newt se separa unos centímetros, mirándole con rabia—Hace poco dejé atrás a alguien muy importante para mí, alguien a quien amé con todo mi corazón y no quiero amarte con un pedazo roto de mi corazón, quiero amarte con todo él, porque después de todo lo que has vivido es lo menos que te mereces, ¿no te das cuenta? Tengo miedo, Laureen
Newt Scamander llora como un bebé delante de sus amigos, instalando en Laureen un sentimiento de culpa muy grande. Newt se aferra con desesperación a sus brazos, pidiéndole encarecidamente que se compadezca y haga lo que le pide. Laureen le abraza fuerte hasta que sus labios están cerca de su oído para decirle:
—Lo lamento, he sido muy egoísta. Yo sólo... dios, Newt, olvida todo lo que te dije, he estado cegada, lo siento tanto
—Laureen...
—Tengo que hacerlo, Newt—Él sacude la cabeza—Soy un ave del trueno, mi fuerza...
—No me importa tu maldita fuerza, quiero que te quedes conmigo. Si vas... si sales de la maleta te encontrarás con Percival Graves y ambos sabemos lo que su presencia provoca, Laureen
—Newt...
—Por favor
Él se deshace en suplicas que Tina y Queenie secundan después de un tiempo. Jacob se muestra reacio a prometer no hacer nada y apoya a Laureen en su negativa de quedarse con los brazos cruzados.
—Ustedes en verdad piensan que por ser diferentes somos un par de debiluchos
—No es eso, cielo—dice Queenie. Jacob sacude la cabeza—Es sólo que no queremos que resulten heridos
—Estamos juntos en esto—Jacob parece molesto por primera vez—Eso es de lo que la amistad se trata: correr riesgos por los otros. Quizá sea una persona normal y quizá Laureen pueda convertirse en un pajarote, pero eso no quiere decir que seamos menos importantes y menos fuertes. Yo voy con ustedes
—Jacob...
—Iré—Él se coloca su abrigo, listo para partir—Es mi decisión y no pueden interferir en ella
|Sólo queda un capítulo y el epílogo para que la historia termine, pero mientras tanto, ¿creen que Laureen se convierta en el ave del trueno o no? Las leo ;u; ¡Por cierto! en este mismo book colocaré el one shot del que les hablé y un apartado con curiosidades sobre la historia y de Laureen que no coloqué porque cambié de ideas (? así que esperenlo :D|