Valentine's Day [ExoVelvet]

By RonnieKadox

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One-shot EXOVelvet San Valentín ha llegado y en la cafetería Guardians Of Peace se hace notar... [HunRi - C... More

Valentine's Day at Guardians Of Peace

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By RonnieKadox

One-shot.

La idea de este fic se basa más en las relaciones tipo:

El crush de años

Los tímidos

Los amigos

La pareja de casados

Y... el corazón roto.

¿Quieren intentar descubrir cuál es cuál?

Sin más, feliz San Valentín!!!

.

.

.

YeRim salió del edificio con una sonrisa impresa en el rostro. Acaba de sacar la máxima nota en su final y simplemente estaba feliz. A pasos casi saltarines, cruzó la calle y entró a su lugar favorito de la ciudad; el bookcoffee Guardians of Peace.

Cuando la cafetería apenas había abierto, las personas murmuraban que quebraría pronto, claro, no se percataron que el lugar estaba frente a una universidad. Ahora contaba con cinco sucursales y seguía creciendo.

YeRim amaba la tranquilidad del ameno y silencioso ambiente de la cafetería.

Saludo con la cabeza a la encargada de la barra y camino hasta su mesa habitual, su sonrisa creciendo al ver el bolso azul en el asiento frente a su lugar. Tomó asiento dejando a su lado el suyo, sacó un libro que no termino de leer debido a los finales y espero a que una de las meseras llegase a tomar su orden.

Los minutos comenzaron a pasar y nadie se acercaba. Arqueo una ceja y estuvo a punto de levantarse cuando vio a una de las chicas, Wendy, trayendo el regular pedido de un café negro y un café con leche. Con una sonrisa profesional, dejo las tazas sobre su mesa.

-¿Él los pidió? —SeungWan asintió ferviente a su pregunta.

-SeHun está en el "mercado" eligiendo su próximo libro. Nos pidió que sirviéramos las bebidas apenas llegases. —respondió y volvió a su lugar.

YeRim sonrío. Era la primera vez que escuchaba el nombre de su habitual compañero de mesa y saberlo junto al hecho de que pidió las bebidas de ambos, la hizo más feliz.

"Mercado" era el nombre que los clientes le habían puesto a la zona donde estaban los libros. Estiro el cuello hacía el mercado y allí lo vio, con su metro ochenta y cabello frisado, tratando de elegir entre dos libros. Una dulce calidez, que empezaba a ser ridículamente normal, la invadió apenas lo vio. Rio ante su dilema y volvió a su lugar, tomando un sorbo de la bebida que su compañero pidió.

Comenzo a leer en silencio y no mucho después, sintió otra presencia sentarse frente a ella y sonrió al levantar la vista, un par de ojos oscuros la miraban por igual antes de concentrarse en su nuevo libro.

YeRim sonrío para sí misma, regresando la vista a su libro.

Desde que frecuenta la cafetería, SeHun era su compañero de mesa.

Todo dio inicio una tarde de tormenta, donde el número de clientes aumento debido a las personas que buscaban refugio, dejando a YeRim sin su habitual mesa individual. La dueña del local, Irene, le pidió a SeHun que le cediera el lugar libre.

YeRim no está segura de esa conversación, sin embargo. Ella estaba en un costado intentando tomar calor mientras veía a Irene hablar con un muchacho de piel pálida. Fue guiada hasta la mesa, donde saludo al joven débilmente y ambos se enfrascaron en sus propios mundos.

Gradualmente, ambos comenzaron a frecuentar la misma mesa hasta saber de memoria lo que el otro pedía. Palabras más allá de saludos o despedidas jamás salían de sus bocas, haciendo que YeRim a veces se preguntase si debería tomar el valor de hablarle, pero el clima entre ellos era acogedor y cómodo, lo que le hacía convencerse de que tal vez la próxima vez le diría algo más.

Encogió los hombros de una manera discreta y acerco la taza a sus labios, cuando oyó el fluir de una voz en bajo tono, como era costumbre en la cafetería.

-Estás de buen humor, supongo que aprobaste tu final. —YeRim alzo los ojos, SeHun seguía concentrado en su libro.

-¿Cómo lo sabes? —pregunto en el mismo tono.

-No estás haciendo ruidos de un gatito mientras lees. —Yeri no supo cómo contestar. SeHun alzó la vista y le sonrío. — Generalmente es lo que haces cuando estas triste. No necesito ser un genio, has traído tus apuntes las pasadas dos semanas y hoy no, asi que supondré que tu final fue hoy y que saliste bien.

-La mejor calificación.

-Felicitaciones entonces. —alzo su taza y fingió brindar con ella. — Rendir un final en San Valentín debe ser un poco deprimente.

YeRim cubrió su boca para que su risa no se oiga.

-No cuando no tienes una cita.

-Shhh.

La señora en la mesa frente a la suya los reprendió, ambos volvieron a mirarse aguantando reír.

-Uh-uh. —Fue la última respuesta que recibió antes de que cada uno volviera a concentrarse en leer.

YeRim tomó uno de los pañuelos que dejaban en las mesas en caso de leer libros con finales angustiantes y lo pasó por sus ojos, negándose a llorar porque el final era tan agridulce. Ambos protagonistas se querían pero el tiempo jamás estuvo de su lado...

Su historia era tan trágica y YeRim no podía esperar para empezar la siguiente novela, pero eso sería en casa. Ahora debía tomar uno de la cafetería. Sabía que Irene no se enojaría por estar leyendo un libro que no se encontraba en el mercado, pero tampoco quería desperdiciar los del lugar.

Se puso de pie a buscar uno de los libros del mercado.

Sin darse cuenta de la expresión nerviosa de SeHun en cuanto partió.

En el mercado reviso con cuidado las distintas secciones buscando algo interesante que leer. Conocía de memoria aquellos libros de misterio y drama, incluso había leído por completo aquel que contenía los de viajes en el tiempo, y eso causaba un gran dilema.

Porque nunca hay suficientes libros para leer.

-Rim~~ —YeRim alejo la vista de los estantes y miro a TaeYeon, la encargada de registrar los libros prestados del mercado. — Tengo un libro perfecto para ti.

Esa oración sola basto para hacerla sonreír, sin percatarse de lo extraño de la situación. Camino hasta la mesa donde estaban los registros y TaeYeon le tendió un libro. YeRim lo tomó y sonrío viendo que se trataba de su libro favorito, no tendría problemas para leerlo nuevamente [Vamos, ya ha perdido la cuenta de las veces que lo leyó] pero esta vez...

-Quiero algo que no haya leído antes Tae.

-Créeme Yeri, este no lo has leído. —respondió con una sonrisa y ella arqueo una ceja. — Vuelve a leer, mejor préstale atención a la segunda página. Shu shu, desaparece de mi vista.

La menor dio varios pasos, confundida. Abrió el libro, sobre todo en la segunda página, aquella para las dedicatoria y dejo escapar un pequeño gemido de sorpresa al encontrar un mensaje.

Sus ojos siguieron las líneas curvas sobre los renglones y su sonrisa creció a cada segundo. Volvió a su mesa y dejo el libro sobre la mesa, tomando su taza de café nuevamente, con la mirada de SeHun en ella.

Tardó varios minutos a propósito, disfrutando del nerviosismo del mayor.

-¿Sabes que recién hoy supe tu nombre?

SeHun negó con la cabeza. — Y eso es injusto, somos compañeros de mesa desde hace varios meses, deberíamos conocernos mejor.

Al terminar, se dio cuenta de la sonrisa amplia que SeHun le regalaba.

-Pienso igual.

-Lidera el camino SeHun, creo que debemos irnos a hablar a otro sitio. —miro de reojo a la señora de la mesa vecina, quien fruncía el ceño y apretaba su libro demasiado fuerte.

SeHun rio y se puso de pie, ofreciéndole la mano.

Y ella acepto.

Sé que debes estar sorprendida por esto, pero no sé cómo hablarte de frente honestamente. Somos compañeros desde hace meses, pero lo único que se de ti es tu nombre, tu edad y que amas el café con leche. Quiero saber más YeRim.

Quiero oír más de esa risa que cubres al leer, las razones que te hacen chistar de frustración, lo que te hace feliz. Quiero compartir cosas contigo más allá de un silencioso confortable.

¿Te gustaría?

Si te sientes incomoda con lo que he pedido, regrésale el libro a TaeYeon y yo lo entenderé. Si me aceptas, ve a nuestra mesa con el libro por favor.

SeHun, tu cobarde compañero de mesa.

.

.

.

-Repite eso. —musito sin creer lo que SunYoung acababa de decirle. La mayor se mordió el labio inferior, arrepintiéndose de tocar el tema.

-JongDae y yo terminamos. —dijo nuevamente ante la perplejidad de la menor.

Ambas mantienen el silencio durante unos minutos mientras Seungwan intenta procesar lo que escucho.

-Me doy con ustedes. —contesta bufando. — Me voy seis meses a Canadá y JongIn quiere salir con SeulGi, SooJung besa el camino que pisa JinRi, TaeIl hace de Bella en el musical de la universidad, SeHun tiene un crush por una chica cuyo nombre no tiene idea y tú terminas con JongDae. ¿No pueden vivir sin hacer desastres en sus vidas seis meses?

SunYoung rodo los ojos, sabiendo que era verdad lo que dijo. — ¿Cómo pasó?

-Yo solo conocí a alguien más.

-Sí, mientras JongDae está haciéndonos sentir orgullo siendo parte de un musical en Seul pero eso no importa ¿Cierto?

-Me estás haciendo sentir mal.

-Deberías. —murmura. — JongDae estuvo a tu lado en el peor momento de tu vida y tú lo engañas ni bien él te da la espalda. —dio un sorbo a su té, antes de observar por unos segundos a las personas disfrutar del clima agradable en el parque. — Te quiero Luna, eres una de mis mejores amigas, pero lo que está mal, está mal. —remarcó.

-Por esa razón no quería decirte.

-Iba a enterarme de todas formas, SeHun no es muy discreto que digamos. —se encogió de hombros. — Además, este en un pueblo chico. Tú no me das un nombre pero yo ya sé que se trata del director de la academia de teatro, Kim YeSung. —Luna agrando los ojos y ella continuo bebiendo tranquila. — ¿Ves? Me-enteró-de-todo. Y déjame decirte que me sorprende que te gusten bien maduros...

Sus mejillas estallaron en carmesí. — Pobre JongDae, no merece algo así.

SeungWan recuerda ese día y niega con la cabeza.

Se lamenta no haber estado para apoyar a JongDae en el momento en el que SunYoung tiro la sopa pero, Hey, a veces se olvida hasta de escribirle a su hermana mayor y eso era decir mucho.

Ella adoraba la tecnología pero era demasiado olvidadiza y acababa sin saber de sus amigos durante un largo periodo de tiempo. Por eso siempre era la última en enterarse de las cosas.

En esta ocasión, las cosas se fueron un poco de sus manos porque sus padres le pidieron que pasara un tiempo con ellos en Canadá, antes de comenzar la universidad. Y como SeungWan no tenía mecanismos de defensa a la mirada de su madre, se fue con ellos.

Causando esta catástrofe.

A veces le sorprendía el nivel de... ¿Ingenuidad? De sus amigos. Solía pensar que de haber un tornado, SunYoung no se quedaría a sacarle fotos como el resto,

Al parecer se equivocó.

Suspiró en la barra de la cafetería, observando a los clientes. Una sonrisa se formó en sus labios cuando vio a SeHun pedir por dos cafés distintos antes de irse a buscar un libro nuevo. Si mal no recuerda, una chica de su estatura y cabello negro [su crush] se sentaba con él.

SeungWan no los ha visto cambiar palabras más allá de saludos, pero siempre compartían la misma mesa y sabían lo que el otro pediría.

En una de las mesas más alejadas, SeoHyun compartía un libro con MinHo y ambos se sonrojaban cada vez que sus manos chocaban por cambiar de página.

En una de las mesas individuales, encontró a JongIn dedicándole miradas embobadas a SeulGi mientras ella tomaba su orden y luego volvía a su lugar para enviarle mensajes a Joy, acerca de su crush con cabello plateado que estaba leyendo libros de música en una mesa apartada.

La campana de la entrada sonó y Wendy puso su mejor sonrisa profesional al atenderlo.

-Bienvenido a Guardians of Peace que- ¿JongDae? —la sorpresa la invadió y el muchacho reacciono de la misma manera por varios instantes.

-Hola SeungWan. —musito bajo. — No sabía que trabajabas aquí.

-Empecé hace dos semanas, quiero hacer algo productivo en lo que resta de mi año sabático. —se encogió de hombros. — ¿Quieres un latte? Recuerdo que solían gustarte. —JongDae asintió y ella sonrió, al menos eso no había cambiado.

Preparó la bebida en silencio en lo que veía a SeulGi reír con los mensajes que enviaba. La rubia se acercó a su lado y le enseño los mensajes. SooYoung les pedía que mantuvieran un ojo sobre ChanYeol en lo que ella llegaba.

Wendy frunció el ceño. En una de las mesas cercanas se encontraban el resto de los amigos de Joy; DoYoung, Ten y ChaeYoung, riendo todos juntos bajito.

-¿Ellos lo saben? —pregunto y SeulGi asintió. Negó nuevamente y volvió su atención a JongDae, quien tarareaba una de las suaves tonadas de jazz que tenía la cafetería de fondo. Termino la bebida y se la dejo frente a él con una sonrisa.

-Gracias SeungWan, me quedaría a hablar contigo pero Yeol ya está aquí.

Oh no

Oh no

Oh no

Estuvo a punto de ponerse de pie cuando ella lo sujeto del brazo.

-Usa una de las mesas libres.

-¿Qué? —musito confundido. — Pero mi amigo-

-Él no sabe que estas aquí ¿Cierto? —JongDae negó. — Usa una de las mesas libres, por favor.

-Dame una buena razón para para hacerlo.

SeungWan suspiro.

-Mi amiga viene en camino y quiere aprovechar esta oportunidad para hablar con él. SooYoung tiene un fuerte crush por ChanYeol, ayúdame JongDae.

El mayor contuvo la carcajada con su mano.

-Está bien, cederé pero tendrás que acompañarme.

-Pero estoy trabajando.

-¿Puedes cambiar con TaeYeon en el mercado, verdad? Me quedaría contigo y nos pondríamos al día, que creo que nos falta mucho.

SeungWan estuvo varios segundos en silencios, sin estar convencida acerca de la propuesta.

-O —continúo JongDae. — al terminar tu turno, tienes una cita por San Valentín conmigo.

-¿Qué?

-Es eso, tómalo o déjalo.

La menor estuvo a punto de elegir la primera opción cuando vio la figura esbelta de SooYoung entrar y fingir estar afligida. JongDae se percató de su mirada y giro, observando como SeulGi hablo unos minutos con la muchacha y la acompañó hasta la mesa de ChanYeol.

Mordió su labio inferior viendo la expresión confusa de su amigo e hizo su mejor intento para mantenerse fuera de su vista. SeulGi dejo a SooYoung sentada y camino a la barra con una sonrisa traviesa.

-Ups, ya se terminó el tiempo de espera, que pena Wannie, ahora tendrás que salir conmigo esta noche. —agregó con una sonrisa.

-¿Qué?

-Podías elegir entre las dos opciones hasta que llegará tu amiga. —contesto. — pero ya llegó así que solo tienes una alternativa.

Se puso de pie, aun teniendo la precaución de que ChanYeol no lo reconociera y camino hasta la mesa libre, donde esperaría a que el turno de SeungWan acabara.

¿Quién lo diría?

Al inicio del día pensó que sería aburrido pasar San Valentín sin Luna, pero al volver a ver a SeungWan después de un par de meses lo lleno de alegría.

Y ahora tendrían una 'cita'.

Tal parece ser, que será un buen día...

.

.

.

SooYoung recibió las fotografías que SeulGi envió desde Guardians of Peace y mordió su labio inferior, rogando que el profesor de literatura acabara con su monologo.

¿Realmente pensaba que ellos creerían que eran la mejor clase del hombre? ¿Con DoYoung y Ten discutiendo todo el tiempo? ¿Con HaYoung, HeRin y ella hablando por lo bajo sin prestarle atención?

En momentos como esos se lamenta no haber escapado de la clase antes de que terminara, además parecía ser que GaYoung y MinJae querían acercarse a hablar con ella, y eso solo significaba que DohWan planeaba algo.

Su celular de nuevo recibió las fotografías, y en cuanto lo vio con la guitarra a su costado, le dijo a SeulGi que mantuvieran un ojo sobre él en lo que ella salía de la clase sin prestar atención a KwangSoo pidiéndole volver.

Casi corriendo salió de la edificación, su pulso latiendo con fuerza no por el esfuerzo, sino por lo que iba a hacer. Los halos escapaban de sus labios y el frio la hacía tiritar, más no se detuvo hasta cruzar la calle. Entonces, a través de los ventanales, lo visualizo leyendo teorías sobre la música.

Desde hace tres meses que le gusta Park ChanYeol, un senior en la facultad de música y SooYoung creía que era tiempo de declararse de una vez.

Supo de él una tarde donde marcaba sus apuntes, sentada en las mesas colocadas alrededor del campus. Una suave melodía fluyo entre el fresco viento primaveral y los rayos tibios del Sol. Ella dejó sus apuntes de lado y cerró los ojos, disfrutando de la melodía hasta que fue acompañado por una voz ronca y profunda.

La curiosidad la invadió oyendo la única voz capaz de desatar los nudos que destrozaban su espalda en semana de finales. Se pone de pie y sigue el camino de la voz hasta llegar a las bancas frente al jardín de botánica.

Un muchacho alto, de cabello rojo, cantaba completamente en solitario, su guitarra acompañándolo como una cuchara de miel en una taza de leche caliente.

ChanYeol era un bebé gigante con el aspecto de chico malo. Esa era la mejor descripción que cualquier persona que lo conociera le daría. Completamente afectivo con pequeños toques de torpeza que SooYoung encontraba tierno [le recordaban un poco a Haetnim], era un muchacho que se esforzaba en lo que quería y amable con todos. En los malos días cualquiera temería de su ceño fruncido, pero en cuanto comenzara a quejarse de que durmió poco y buscara cariño de sus amigos, todo se disipaba.

Coloco su mano contra su pecho, en un intento de que sus latidos volvieran a su ritmo normal. Y abrió la puerta, la campana marcando el inicio de lo que podía ser un corazón roto o el comienza de una relación.

Claro, todo dependía de lo que dijera el mayor pero si era una negativa, ella necesitaba deshacerse de ese crush antes de que cayera más profundo.

Miro a SeulGi acercarse a ella y la saludo con precaución, fingiendo sentirse triste. En un costado, DoYoung y Ten la observaban fijamente, a pesar de saber que deberían actuar despectivamente.

-¿Segura de esto? —le pregunto. — Puedes acercarte como una persona normal con él, lo sabes.

-Solo diré que por hoy discutí con mis amigos, no fingiré una batalla por la herencia de la tátara-abuela sexta con antecedentes tailandés. —rodo los ojos y SeulGi contuvo la risa.

-Está bien, comencemos entonces.

Espero a que SeulGi camine primero para seguirla hasta la mesa de ChanYeol, donde la mayor le sonrió con pena.

-¿Yeollie? —el de cabello plateado alzo el rostro, sorprendido.

-SeulGi, ¿En qué puedo ayudarte?

-¿Te molesta si SooYoung se sienta contigo? —musito. — Este es el único lugar libre que sobra.

ChanYeol estuvo a punto de mencionar que en la mesa de al lado había un lugar libre, y que la ha visto salir con esos chicos, pero la expresión de la muchacha poniendo su mochila allí y el resto riendo, le hizo enojar.

-Claro que puede, toma asiento por favor. —ofreció con una sonrisa. SeulGi le agradeció en silencio y se retiró para buscar una bebida caliente para la menor.

SooYoung se sentó y dejo su bolso con pena, sintiendo los ojos de ChanYeol observándola.

-Mi nombre es ChanYeol, voy en tercer año de la facultad de música, un placer conocerte.

-Soy SooYoung, pero todos me dicen Joy, voy en primer año en la facultad de música también. Gracias por dejarme sentar aquí.

-Eso es genial, si necesitas ayuda alguna puedes pedirlo. —contesto con una sonrisa. — ¡Es deber de los mayores ayudar a sus juniors!

-¡Shhh! —todos en la cafetería parecieron silenciar a ChanYeol, quien rasco su cabeza con pena y SooYoung rio bajito.

-Gracias por la oferta, la recordaré sin dudas. —le dijo bajo y el mayor le sonrió.

SooYoung se sentía un poco mal por mentirle, pero estaba segura de que no sería capaz de llegar hasta ese punto si lo hacía sola.

Por otro lado, sus amigos parecían estar disfrutándolo.

¿Acaso era una cámara lo que sostenía DoYoung?

Estaba segura que luego los golpearía por idiotas.

SeulGi regreso a la mesa con su taza de té y dejo una pequeña bandeja con productos panaderos y les sonrió.

La menor echo un ojo al libro que ChanYeol leía y no evito preguntar.

-¿Qué lees?

Yeol levanto la vista con una sonrisa cortes.

-Teoría de la música, es para la semana de finales, debo defender la elección de Beethoven en Para Elisa, también tendrás que hacerlo cuando llegues a mi año.

SooYoung sonrió viéndolo hablar. Se notaba por cada poro su pasión por la música y reía cada vez que debía decirle que baje el tono de voz, o los echarían a ambos del local.

El libro fue desechado y ambos comenzaron a charlar por lo bajo de sus motivos para estudiar música y SooYoung sintió una tibia sensación en su pecho y a la vez la culpa carcomerla.

¿Por qué debía acercarse de esa forma?

-¿Te encuentras bien SooYoung? —pregunto preocupado.

-Lo siento ChanYeol... pero yo solo quería hablar contigo.

El muchacho arqueo una ceja en confusión. — Verás, no estoy peleada con mis amigos, de hecho ellos están tratando de mandarme sus vibras para que esto funcione. —ChanYeol giró su rostro y vio al anterior grupo estirar sus brazos como si estuviesen intentando enviarle su ki, pero a lo FullMetal Alchemist, moviendo los dedos en su dirección.

-¿Querías hablarme? —la menor asintió. — ¿Por qué? —pregunto extrañado.

-¿No es obvio? —el también negó. — Me gustas ChanYeol, desde hace un par de meses.

Él asintió con la cabeza, manteniéndose en silencio un par de minutos, lo suficiente para que Joy sintiese que lo había arruinado todo.

-Bueno, yo también tengo una confesión que hacer, Park SooYoung.

La menor se sorprendió, ella jamás le dio su apellido. — Te conozco desde hace un par de meses pero tampoco me atrevía a acercarme. ¿Recuerdas esa vez que el profesor Lee te hizo cantar en el teatro a solas? —esta vez, ella asintió. — Era yo quien estaba tocando el piano para él.

La menor gime en sorpresa. La tonada que aquel día había oído fue una de las hermosas y el profesor Lee le pidió cantar una canción al azar, que manifestara sus emociones de la forma en que las sentía, sin tratar de añadirle poesía.

SooYoung recuerda armar una bella canción en compañía con la melodía.

[Y también que hizo llorar a su profesor...]

-Desde entonces te he observado, pero pensé que no sabías quien era. —volvió a reír, esta vez sin importarle si incordiaba la lectura de los demás. — Vaya sorpresa me estoy llevando.

-Lo siento.

-No te disculpes, pero debes recompensármelo al menos. —dijo. — Quise golpear a tus amigos por reírse de esa forma de ti.

Las mejillas de SooYoung colorearon de inmediato.

-¿Qué es lo que quieres?

-Bueno, debo quedarme porque prometí a JunMyeon participar de la noche de karaoke, asi que una cita no puede ser... ¡Ya lo tengo! —su sonrisa era amplia. — Cantarás a mi lado.

-¿De verdad quieres eso? —pregunto sorprendida y él asintió. — De acuerdo, eso no es problema para mí.

Sonrió internamente, ¿Cantar con su voz favorita? Eso no era un problema en absoluto para ella.

-¡Genial! —exclamo ChanYeol poniéndose de pie. Tomo con rapidez el estuche de su mochila y apresuro a SooYoung a seguirla.

-SeulGi, ¡Iremos a practicar para más tarde, ya volvemos! —la muchacha los despidió con una sonrisa.

Joy quería explotar de felicidad al sentir el tacto áspero y cálido de la mano de ChanYeol en la suya... Iba a cantar con su persona favorita en San Valentín...

¿Qué más podía pedir?

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JongIn entro a la cafetería con una sonrisa nerviosa.

Finalmente sería el día en el que le confesaría a SeulGi, su compañera en la facultad de artes escénicas, lo que sentía.

Tomó lugar en una de las mesas individuales contra los vidrios de frontales del lugar y espero, su pierna derecha temblando de anticipación.

Sacó el libro que TaeMin le regalo para su cumpleaños y trató de leer, pero su mente estaba ocupado en otras cosas, como por ejemplo, el aroma a naranjas que se aproximaba a él.

-¡JongIn! —el moreno sonrió nuevamente y giro a mirarla, ruborizándose cuando noto que SeulGi usaba el brazalete que le regalo días antes. — ¿El mismo pedido? —él asintió. — Está bien, ya regreso.

SeulGi se retiró y JongIn notó la mirada cuestionadora de SeungWan desde la caja registradora, él la ignoro.

Desde su puesto, SeungWan suspiro negando.

Oh Maquiavelo, apiádate de su futuro corazón roto...

JongIn echó un vistazo al regalo en su mochila, el regalo que planea darle a SeulGi si aceptaba tener una cita con él.

Conoce a SeulGi desde que son niños y siempre tuvieron una química inocente entre ellos, incluso ahora, después de tantos años.

Sus latidos se aceleran cuando está cerca de ella, sus manos sudan, no puede evitar reír con su forma tan particular cuando está nervioso, y en definitiva, no puede dejar de observar con cariño la forma en que sus ojos se contraen al reír. Adora cuando oye su voz o deja fluir los pensamientos profundos que muchos piensan que no tiene, por su personalidad libre y sincera.

SeulGi era hermosa, interna y externamente.

JongIn la ha querido desde hace mucho, pero solo recientemente se dio cuenta que se trataba de amor. Que deseaba sostener su mano de la forma más suave y hacerla feliz.

Y por sobre toda las cosas, tiene fe.

Fe de que no ha malinterpretado las sonrisas que SeulGi le regala cuando ensayan para algún evento.

Fe de que las noches que se quedan a comer en un restaurante de comida rápida porque deben volver al establecimiento de la facultad tengan algún significado importante.

Fe de que su risa es la que causa sus sonrojos discretos cuando el profesor los reprende.

Por eso, quiere confesarse hoy, durante San Valentín. Siente que su corazón puede explotar de las emociones que Kang le causa.

La muchacha se acerca con su café y le sonríe, dejando una bandeja con varias bolitas de chocolate.

-Un café y ¡Disfruta San Valentín JongIn!

El gesto lo deja mudo y no es capaz de regresar a la realidad hasta que SeulGi vuelve a su puesto, atendiendo a los demás clientes.

Quiere gritar de alegría.

¿Por qué las bolitas de chocolate significan algo, cierto?

¿SeulGi también lo quiere, cierto?

Toma una de las bolitas de chocolate y la coloca dentro de su café, su sonrisa sin desaparecer. Toma varios sorbos y saborea la dulce, y a la vez amarga, bebida, sintiendo como calienta su interior en el invierno crudo.

Tal como SeulGi.

¿Cómo sería si ella me dijera que sí?

Apoya el mentón sobre una de sus palmas y dedica una mirada a los transeúntes a través del ventanal.

Piensa que será una dulce e inocente experiencia. Ambos aman las mismas cosas y disfrutarían cada segundo juntos.

Porque asi es SeulGi, disfruta más la compañía que la actividad.

JongIn está seguro que dejaría que jugara con sus mascotas, a fin de cuentas ella ama los animales.

Viajarían fuera del país para pasar varios días juntos.

Usarían objetos de pareja y probablemente vestirían el mismo color.

La ensoñación lo mantiene distraído y de a momento, toma su bebida, dejando escapar pequeños sonidos de satisfacción.

Sí, San Valentín será cuando ellos comiencen...

Al menos, eso creyó.

Su sonrisa crece cuando, a través del vidrio, reconoce la figura de YiXing y quiere gritar de felicidad. Su amigo al fin ha vuelto de su viaje de dos semanas a su hogar en Changsa.

La ausencia del mayor se siente cada vez que se marcha, no importa cuando tiempo sea.

YiXing tiene un gran carisma y es uno de los modelos a seguir de JongIn.

Está a punto de reír cuando nota el ramo de flores en las manos del contrario, pero esta desaparece al ver a SeulGi salir de la cafetería y correr hasta sus brazos.

Entonces, frente a sus ojos, la escena se desarrolla rompiendo de a poco su corazón.

SeulGi salta a sus brazos y YiXing la recibe feliz, levantándola del suelo y dando varias vueltas con ella. Apenas la deja en el suelo, ambos disfrutan de un dulce beso que a JongIn le sale amargo...

Oh, paradoja...

JongIn traga saliva, luchando contra sus deseos de llorar.

En segundos, siente el tacto amable de una persona y levanta la vista, encontrándose con la sonrisa apenada de Wendy.

-¿Tú lo sabias? —pregunta, su voz sale un poco pastosa. Ella asiente lentamente.

-No es algo que todos saben, han estado juntos por un par de meses. —contesta. — SeulGi se confesó en el cumpleaños de YiXing.

La verdad le sabe peor que los jugos de limón que prepara MinSeok, pero debe aceptarla.

Un nuevo cliente entra y SeungWan debe volver. — Lo siento mucho Innie. —palmea su hombro un par de veces. — Debo volver a la caja, si necesitas algo solo pídemelo.

Antes de irse, deja un par de bolitas de chocolate y JongIn quiere reír, esta vez de lo patético que se siente.

Cuando quieres a alguien, le regalas galletas de chocolate.

Cuando quieres expresarles a tus amigos tu gratitud y cariño, les regalas bolitas de chocolate.

Toma lo que queda del café, sabiéndole amargo aun con el chocolate de SeulGi y camina a la caja, negándose a mirar a los demás.

Ahora tiene sentido.

Las sonrisas y los sonrojos de SeulGi en clases no eran dirigidas hacia él, sino a YiXing, quien acompañaba a los profesores como ayudante de cátedra.

Deja el dinero en la caja, sin molestarse a esperar el cambio y sale de la cafetería, evitando el camino en el que está la pareja disfrutando de su reencuentro.

Pocas lágrimas caen de sus ojos y finge que se trata por el frío que cala en su cuerpo, dejando en el olvido la calidez del café.

Los carteles románticos y las parejas cruzándolo parecen burlarse de su dolor y JongIn solo camina, tal vez hacía la casa de sus amigos, tal vez sin rumbo fijo.

Lo único que sabe es que no quiere sentir el dolor de un corazón roto, sobre todo en San Valentín.

.

.

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JooHyun camina en círculos con los brazos cruzados en la oficina de Guardians of Peace, sus nervios acompañados por los ruidos de su local.

El amargo aroma del café junto al olor antiguo o nuevo que exudan los libros penetra sus fosas nasales y calman un poco los latidos incontrolables de su corazón.

Mira el temporizador de su celular y espera por los segundos faltantes mordiendo su labio inferior.

Cuando el tiempo llegó a cero, ella da un suspiro largo y camina hacía el pequeño baño de la oficina y abre la puerta, sus dos rosadas enemigas enfrentándola sobre la tapa del inodoro. Toma fuerzas y se acerca a ellas, tomándolas.

Cuenta hasta tres y las da vuelta.

Varias lágrimas comienzan a formarse en sus ojos.

Dos rayas rosas.

Positivo en ambas.

Está embarazada.

Deja escapar una risa de incredulidad que luego se transforma en llanto de felicidad, el bebé que su esposo y ella han estado esperado ya llegó.

Irene sale del baño y se sienta en el largo sillón de terciopelo rojo, procesando las nuevas noticias que llenan de alegría su corazón.

El estimativo que le dan las pruebas de embarazo le dicen que tiene entre cinco a tres semanas, pero es suficiente para que coloque sus manos sobre su vientre, disfrutando demasiado el contacto.

Se pone de pie y camina fuera de la oficina, sonriendo al enfrentarse con el cálido y ameno ambiente de su cafetería.

Guardians of Peace había nacido de forma sencilla y JunMyeon compro el edificio donde se encontraba, porque quería darle un gusto a su adorada esposa.

JooHyun amaba administrar la pequeña cafetería y darles un lugar a los estudiantes para disfrutar entre clases, luego le llego la propuesta de abrir varias sucursales a lo largo de la ciudad y ella acepto, teniendo que dejar la barra para sentarse tras el escritorio y dirigir sus locales.

Era un trabajo agotador pero completamente satisfactorio, aunque tal vez ahora tendría que ascender a alguna de sus manos derechas para administrarlas.

Se acercó a la barra y sonrió oyendo Wendy quejarse por tener una cita al salir del trabajo, todos sabían que la muchacha de pelo violeta disfrutaba ver una buena película o ir al karaoke a solas.

Miró hacía los clientes y su satisfacción creció cuando la copia de los registros marcaba una gran cantidad de libros sacados del mercado.

-SeulGi, SeungWan, saldré por unos minutos ¿Está bien? —ambas asintieron y ella camino fuera del local.

Allí mismo vio como JunMyeon salía del automóvil y temblaba ante el frío clima, ella sonrió. Estuvo por llamarlo cuando vio con sorpresa a JiSoo acercársele y apretó los labios, evitando reír al verla extender una caja de chocolates a su esposo.

Ay Jennie, que has hecho...

Aún recuerda cuando su amiga le menciono que le dio pena mencionarle a su hermana que el hombre era casado y acabo diciéndole que era el socio de Irene.

Los deseos de reír son mayores cuando ve la expresión desconcertada de JunMyeon, quien claramente no esperaba nada de eso.

JooHyun está lejos de sentir celos debido a que sabe lo profundo e intenso que es el amor que JunMyeon le profesa. Sabe que le costó sudor y lágrimas lograr que Irene correspondiera sus sentimientos y no lo desperdiciaría por nada en el mundo.

Sin embargo, saber la felicidad que le causará a su esposo saber de su estado y la sonrisa traviesa que sigue en sus labios, hacen que una idea macabra pasa por su cabeza. Aclara su garganta un par de veces y sopla viento en sus ojos para que estos comiencen a lagrimear y deja salir un suspiro.

Hora del show.

Finge su mejor cara afligida y deja escapar un sollozo, llamando la atención de JunMyeon, que buscaba una forma de rechazar amablemente a la joven que se le está confesando.

-¡Siete años Kim JunMyeon! —el hombre la mira horrorizado y comienza a negar con la cabeza. — ¡¿Malgastas nuestros siete años de esta manera?! ¡Sabía que no debía creer esas falsas promesas de amor!

-No cariño, no es así. —JunMyeon intenta correr en su dirección y JooHyun oprime su risa, el acto aún estaba demasiado fresco. Se siente un poco apenada por JiSoo, ella la mira aterrorizada. — ¡Sabes que te amo!

-Ahórratelo JunMyeon, acabemos con esta farsa. —y comenzo a correr en una dirección contraria, oyendo los gritos angustiados de su esposo detrás suyo.

Sabe que es un poco maligno de su parte hacer algo así, pero si se lo preguntan, solo se dejó llevar.

A fin de cuentas, seguro se cansara rápidamente y JunMyeon la alcanzara, sabrá que estaba bromeando y la llevara a casa, donde compartirá la nueva noticia y ambos festejarían con chocolates y sidra. Bueno, ella no, pero se entiende la idea.

Correr de JunMyeon le trae recuerdos de su juventud, donde huía para que él no volviese a confesarse y tuviese que rechazarlo.

A veces le asusta pensar en que sería de ellos si JunMyeon se hubiese rendido en aquel tiempo, luego de tantos rechazos. Pero él jamás lo hizo. Fue lento el proceso para que lograra que JooHyun lo amara...

Y ella debía admitir que se reprochaba negarse a quererlo desde un principio.

JunMyeon era dulce, atento, generoso y sincero.

Su sonrisa se renueva al recordar las lágrimas de felicidad del menor cuando fue ella quien se declaró en San Valentín con un pequeño postre de chocolate y seguido su llanto cuando dieron el sí en el altar.

Su esposo era demasiado sensible y ella amaba eso.

Cada noche agradecía que jamás se hubiera dado por vencido, o ahora no estarían compartiendo muchos momentos de felicidad.

No falto mucho para que el aire comenzara a hacerle falta y con pocos pasos se detuvo frente a un parque, sonriendo viendo a los niños jugar.

Sería cuestión de tiempo para que ella llevara al suyo a jugar...

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando sintió los brazos de JunMyeon envolverla por detrás en un férreo abrazo, temblando.

-Hyunnie por favor, ni siquiera la conozco bien, sabes que te amo solo a ti... —continúo escuchando las palabras miedosas de su esposo y esta vez no pudo evitar reír. Su risa fue fuerte y alegre, creando confusión en los ojos de JunMyeon.

JooHyun dio media vuelta y lo beso con intensidad. El menor devolvió cada sentimiento por igual en el dulce beso que compartían. Al separarse, la mayor dejo un beso en la punta de la nariz de JunMyeon.

-Era una broma Jun, lo siento. —agrego y decidió repartir pequeños besos en el rostro estupefacto de su esposo.

-¿Una broma? —musito. — ¿Sabes cuánto miedo me diste?

Bueno, tal vez ahora no parecía una brillante idea.

-Lo siento, pero quería jugar un poco y eso se me ocurrió. —volvió a dejar un beso fugaz en sus labios. — Sé que no lo harías Junnie, tampoco es culpa de JiSoo, Jennie no se atrevió a decirle que eres casado. —encogió los hombros.

-¿Asi que la conoces? ¿Y cómo me conoce ella a mí?

-Te vio varias veces en la cafetería, SuHo. —JunMyeon asintió. — Me siento un poco mal, no lucía bien.

-¿Solo por ella te sientes mal? —pregunto ofendido haciendo un puchero. — Casi me das un infarto.

-Perdóname. —le apretó las mejillas y JunMyeon le esquivo la mirada, JooHyun sonrió, sabiendo que él también estaba fingiendo.

-Está bien te perdono. —le dio otro beso en los labios. — Pero esos juegos son extraños en ti. —agregó curioso.

-Bueno, supongo que es normal en mi estado. —musito. — No, espera, los cambios de humor son a partir del cuarto mes si mal no lo recuerdo. O algo por el estilo.

-¿Estado? ¿Estás...? —la palabra se escapó en un gemido y ella sonrió asintiendo. La expresión de su esposo se ilumino por completo y la abrazo con fuerza nuevamente, riendo de felicidad. — ¡Vamos a tener un bebé! ¡Voy a ser padre!

JooHyun sintió pura felicidad inundar su alma al oír la emoción en la voz del hombre. JunMyeon se separó de ella y esta vez fue su turno de regalarle cientos de besos en el rostro.

-Gracias. Gracias. Gracias. —era lo único que repetía entre besos. — No tienes idea de cuánto te amo Bae JooHyun.

Ella volvió a reír y se sujetó por él, ambos abrazándose nuevamente ante los ojos ajenos.

-Feliz San Valentín Jun.

-Feliz San Valentín Hyun. —exclamo con una gran sonrisa.

.

.

.

Fin~~

¿Les gusto?

¿Pudieron adivinar cuál es cuál?

Subo temprano porque tengo que seguir estudiando, lo mismo esta tarde [odio derecho...] Con este especial me despido hasta la tercera semana de marzo, y tampoco estoy segura si estaré muy activa hasta junio.

Espero que lo hayan disfrutado~

Besitos besitos chau chau

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