Sumisa de cinco dragones

By Saraygildiaz

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Cuando eres una supermodelo engreída, prepotente y te crees superior a todo lo que te rodea. Pero decides sub... More

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By Saraygildiaz

Ella corrió hacia el bosque sin mirar atrás mientras una alarma sonaba por todo el complejo. Rato después no sabía cuánto llevaba corriendo, le ardían los pulmones, un ruido la hizo girarse sin parar la marcha, pero siguió corriendo, llego a un claro del bosque escuchando el ruido de alas de unos grandes pájaros moverse y la cruzo más deprisa aun llenándose de barro los pies, resbalándose varias veces, miró al frente llegando a una gran casa y cuatro hermanos de los Dragón furiosos estaban delante cruzados de brazos, intento volver para atrás, pero la cogieron por detrás.

-Ahora mismo nos vas a explicar cómo has llegado hasta aquí.

Era Eiji, la había rodeado con sus fuertes y trabajados brazos sin impedirla poder moverse.

- ¡Dejarme!, ¡Auxilio!

Eiji gruño, con tanta fuerza que Enma trago.

- Trae la sábana joder, estas hecha una puta mierda, mírate, maldita sea.

Ella miro el corto vestido roto, mojado y manchado, sus muslos llenos de barro y sus pies peor aún.

- ¡Suéltame!, gilipollas.

Él la presionó más fuerte contra su cuerpo aspirando en su cuello.

- Nunca.

La envolvió en la sábana y se la arrojó al hombro como si no pesara nada, camino hasta la carretera, donde una furgoneta los esperaba con un amigo que ni miró y ni tan siquiera habló.

- Ahora vas a saber lo que es de verdad ser sodomizada, te vas a pasar el día enteró atada y nunca volveremos a confiar en ti.

Entraron por la puerta de la inmensa casa, ella ni respiraba de lo nerviosa que estaba, subió las escaleras destrozadas por golpes que habían recibido y vio varios inmensos agujeros atravesando las paredes del pasillo hasta donde los dejo durmiendo que la hizo temblar, llegaron hasta el baño, la tumbo en la bañera tirando de la sábana seguido de sus hermanos.

- Tienes diez minutos, aprovéchalos como te dé la gana.

De un inmenso portazo salió y lo escucho soltar un inmenso rugido que la hizo tiritar de miedo.

- ¿Cómo coño no nos hemos enterado?

Eiji miró la hora en su flamante móvil y salió mirándola a través de él.

- Preparar la habitación, en una hora, la quiero lista.

Enma se lavó a toda prisa como pudo, salió y busco un tapón para el lavabo, no iba a pasar sed hasta que quisieran darle agua de nuevo, pero cuando lo puso y dio, no había agua, salvo unas gotas que se agachó para tomar. Ellos la habían cortado desde fuera al ver lo que iba a hacer, volvió a intentarlo tres veces y nada. Salió tapándose los pechos y una cama sin ropa y fría la esperaba desafiante, miró el asiento del baño, pero no, se fue a la helada cama y se tumbó sobre una mano intentando no dormirse, pero cayó rendida.
Unas manos la tocaron y se intentó incorporar corriendo, no pudo, una luz la cegó, estaba en otro lugar, miro a su alrededor y no pudo más que quedarse boquiabierta    

-Enma.

A los pies de la cama los hermano dragón la miraban sin apartar la mirada roja sangre de ella.

-¿Porque te fuiste?

Ella los miró con una lágrima fugitiva cayendo por una de sus mejillas.

- No, no lo sé.

Suspirando Eiji se tocó el puente de la nariz con las yemas de sus dedos.

- ¿Porque no lo sabes?, ¿Querías jugar?

Hideo se sentó a los pies de la cama, mirando hacia el techo, negándose a si mismo que así fuera.

-¿No disfrutaste?, ¿Te llegó a gustar verdad?

Enma asintió bajando la mirada.

- Sí, mucho.

Se mordió los labios observándolos a todos.

- ¿Entonces por qué?

Dai se puso a un lado de la cama.

- Perdonarme, por favor.

Enma sollozó, se sentía mal, dolida, podía sentir el dolor que les había causado.

- ¿Quieres nuestro perdón?

Hiro la rodeo por el otro lado de la cama hasta ponerse en el cabecero, mirándola desde arriba.

- Sométete a todo lo que te hagamos.

Hikaru se puso en el otro lado de la cama, con una fusta. Al igual que sus hermanos, todos tenían una.

-A todo.

Hideo se levantó de los pies de la cama, mirándola fijamente.

- ¿Qué es a todo?

Eiji salto sobre ella, asustándola, se quedó a escasos centímetros de su rostro y su cuerpo la rozaba desprendiendo calor, del susto, intentó taparse su desnudez, pero cuatro correas se lo impedían.

- Sin preguntas, por las buenas y todo irá bien, ¿Sí o no?

Asustada por no saber que querían hacerle pregunto.

- ¡No puedo saberlo!, ¿Qué es a todo?, quiero saberlo.

Él levanto una mano sin hablar y Hikaru le paso una fusta, con la que recorrió todo su cuerpo lentamente hasta llegar a sus nalgas dándole un azote que la hizo suspirar y gimotear con la boca abierta.

- Sin preguntas, sin decir que no a nada, si haces, dices, miras, comes, sales, cualquier cosa que no te demos permiso de hacer, serás castigada.

Subió la fusta hasta un pezón y le dio varias sacudidas lentas con la punta bajo su atenta mirada, haciéndolo endurecerse completamente hasta que subió la fusta hasta quedarla bajo su barbilla, presionando, haciéndola subir la mirada hasta sus ojos.

- ¿Entendido Enma?

Ella abrió los labios un poco, se los lamió.

- Si.

Él no se había quedado contento e insistió.

- ¿Sí?, Yo soy tu amo, me debes de decir amo.

Le recorrió las costillas con la fusta poniéndole la piel de gallina, llegando a su otro pecho, golpeando su pezón, endureciéndolo como el otro.

-Si amo.

Otro golpe en la otra nalga la dejo boquiabierta.

- Si amo Eiji, dilo.

Enma asintió. Trago y finalmente dijo las palabras que él deseaba.

- Si amo Eiji.

Lo observó sonreír, enseñando sus perfectos dientes.

- Bien pequeña.

De un saltó se levantó sobre ella y lo miró irse a una pared y coger algo.

-Vamos a empezar, ¿Sabes qué?, vas a verte hermosa.

Le paso a Hideo unas cuerdas que ató a sus rodillas, a sus brazos y la cama cedió mientras ella medio chillaba al sentirse en el aire, ante ella estaba Dai con una correa de la que colgaban dos pinzas, con una botella de agua en la mano la hizo beber, estaba flipando literalmente cuando lo vio apartar la botella de sus labios y le enseño las cuerdas, la boca se le estaba secando de nuevo y eso que acababa de beber, la soltaron de arriba y sus manos quedaron libres.

- No se te ocurra moverte o serás castigada.

Dai puso la correa en su cuello y bajo su atenta mirada abrió una pinza poniéndola sobre un pezón, al ver que sólo se endurecía un poco llevó sus labios hasta su sensible carne, mordisqueó y chupó haciendo que se pusiera completamente duro y luego se movió con la otra pinza hasta su otro pezón, dándole la misma atención.

-Si te mueves.

Ella intentó mirar a Eiji, pero tuvo que detenerse de golpe y volvió a mirarse los pechos.

- Tus pezones, cuando te muevas, lo notaran, ten cuidado con lo que haces pequeña.

Enma calculó las palabras, sin atreverse a moverse alzó sus ojos y suspiró tratando de calmarse.

- ¿Por qué me hacéis ésto?

Dai tiró de las cadenas y Eiji cogió sus manos.

- Para que nunca pienses en volver a huir de nosotros.

Dai la sacó de la cama y él la echo al suelo sentándose él en la cama, tiro de su barbilla hacia arriba. Sabiendo de la tirantez que provocaba en sus pezones, la justa para hacerla exhalar el aliento pesadamente y le abrió la boca con un dedo enorme.

- Me la vas a comer y vas a tener que tener cuidado, con los tirones de estos, sentirás cada vez que muevas la cabeza como tiran.

Él tiró de nuevo, varias veces, de las cadenas de sus pezones, haciéndola apretar los dientes.

- Empieza.

Poco a poco le tiro de la cabeza para abajo.

- Agárrate a la cama, Hikaru te va a levantar, tiene hambre.

Poso las manos y Hideo la levanto para sentarse con su vagina entre sus labios, ella se retorció de placer al sentir su lengua excavando en su interior, apretó sus dedos en la cama y trató de calmarse.

- Luego se tumbará y lo montaras.

Ella no habló, comenzó lamiendo lentamente su punta mientras él hablaba entre dientes, del placer que le estaba dando la cogió y presiono en sus labios con la verga.

- Abre.

Ella abrió mientras él cogía su cabello y no entraba, era inmensa.

-Abre más esos carnosos labios Enma.

Ella lo empujó lentamente hasta donde podía.

- ¡Más!, éntrala toda hasta que me toques con los labios los huevos.

Él empujó y ella tironeo para atrás notando sus pezones quejarse por sus movimientos.

- Quieta, acostúmbrate, traga, traga, poco a poco lo conseguirás.

Un largo rato después que se le hizo eterno se vino mientras Hikaru apretaba sus nalgas y las mordía, Dai la incitó a subir y bajar rápido su cabeza, moviendo su polla dentro de su garganta. La sentía ponerse dura, sentía crema saliendo de la punta, con un extraño sabor amargo.

-Vamos cariño, me quiero venir contigo.

Un líquido caliente inundó su garganta, no era amargo, estaba ardiendo.

- Trágalo todo.

Él la saco y tiró de sus hombros hasta ponerla a su altura dándole un beso que la dejo sin aliento, entro su lengua en sus labios hasta tocar la suya y hacérsela mover mientras ella trataba de retroceder hasta que se apartó dejándola respirar.

- Impresionante, gracias.

Hikaru la cogió por las caderas y la puso ante Hideo.

- Átala.

Le puso una fina tela de seda y Hideo levanto sus caderas mientras Hikaru le ataba las manos a un cable en el techo, la dejaron colgada y se apartaron.

- Waaaahhhhh....joder.

Hideo rugió a sus espaldas y le dio una vuelta.

- Agárrate a las cuerdas, hay que subirte hasta quedar de puntillas.

Se agarró con fuerza y sus pies casi no tocaban el suelo salvo las yemas de sus dedos, miró a ver dónde estaba y sus pezones protestaron haciéndole suspirar un aaa inmenso.

- Estate quieta y no te pasará eso.

Sus pies resbalaron y recogió los pies dándose en las nalgas asustada volvió a chillar.

- Pensaba que me caía.

- No caerás, es la impresión que te da.

Hideo la abrazo y le beso el cuello.

- No permitiríamos que nada te pasara. Te las voy a quitar las pinzas ya.

Tiró de una y la soltó acariciándole el pecho, lo chupo y la dejo chorreando, hizo lo mismo con el otro hasta dejarlo brillante y le quito el collar.

- Así mejor, ¿Verdad?

Le cogió las piernas y se la puso en las caderas dándole con la correa en las nalgas.

- ¿Te está gustando?

Ella asintió levemente mientras sentía sus mejillas arder.

- ¿Qué debes decir?

Mirándolo a los ojos apretó el ceño.

- Si amo Hideo.

- Así mejor.

La beso robándole el aliento, la soltó mientras apretaba su rostro al suyo y noto a Hiro detrás.

- ¿Quién hay detrás de ti Enma?

- Hiro.

El pellizco levemente sus nalgas mientras gruñía de gusto besando su cuello.

- ¿Cómo se dice mi amor?

Mordisqueo su piel haciéndola suspirar varias veces.

- Es el amo Hiro.

- Así mejor.

El entró en ella lentamente y Hiro presiono detrás con la polla envuelta completamente en vaselina.

- ¿Te gusta?

Su ano comenzó a expandirse lentamente mientras sentía su piel vibrar, quería responder, pero la sensación de sentirse completamente dilatada no le dejaba ni casi respirar.

- Si amo Hideo.

Los dos comenzaron a pulsar a la vez en su interior mientras ella trataba de no sentir places consiguiendo todo lo contrario mientras los empapaba completamente en su líquido. Soltando un último gemido sintió su piel temblar mientras se corría nuevamente.

- Así me gusta, muy bien.

Hideo la subió y Hiro quitó sus vendas, cuando la bajo, antes de tocar el suelo Eiji la cogió por la cintura mientras besaba su cuello justo donde estaba su marca en su piel.

- Me toca, ¿Sabes una cosa?, ya que adivinas tan bien quien tienes cerca, vas a decir uno a uno quien tienes dentro tuyo.

Tiro de ella hasta un estante y cogió unas esposas.

- Lo estas llevando muy bien, estate tranquila, no te estamos haciendo nada que no  desees.

La hecho en la cama poniéndose sobre ella y paso las esposas tras un barrote viéndola ponerse completamente sonrosada.

- Tu cuerpo va reaccionando muy bien, no tengas vergüenza, s lo deseas y nos lo das a nosotros es maravilloso, porque tú nos perteneces, ¿Preparada?

Cogiendo su rostro pego su frente a la suya mientras la besaba levemente en los labios.

- Si amo Eiji.

Tres horas más tardes Enma temblaba de placer mientras Eiji la desataba, el líquido de sus semillas pulsaba desde su vagina recorriendo sus nalgas, él la beso en la frente lentamente mientras caía en un profundo sueño.

- ¿Se ha dormido?

Hikaru se aproximó secándose el sudor que perlaba su cuerpo, le quito una bandeja de comida a un Eiji que aun la sostenía entre las piernas.

- Sí, no deberíamos haberle exigido tanto. Traer una toalla.

Eiji miró su rostro totalmente relajado mientras escuchaba a sus hermanos gruñir. Dai le entrego la toalla con un ni lo sueñes entre los dientes.

- Dejarla ahí, luego cuando se despierte venimos a por ella, enciende la cámara.

Eiji limpió los restos con suaves toques para no despertarla y arrojo la toalla a Dai.

- Está bien, conectar las cámaras.

Se levantó mirando su móvil esperando que apareciera la imagen del dormitorio al igual que sus hermanos.

- Ya está.

Llegando fuera pulso la temperatura hasta elevarla para que pudiera estar durmiendo desnuda sobre el colchón.

- Vamos a comer algo, igual esta hay un buen rato. Tal vez consiga descansar un poco.

Cinco horas más tarde Enma abrió los ojos y una sonrisa de medio lado la hizo suspirar, miró las barras de la cama y un deseo de bailar la consumía, se puso de rodillas, alcanzó una y la trepó. Todos sus músculos chillaban y dolían, pero le venía bien estirar, con el cuerpo como chicle escalo hasta arriba y se dejó caer, subió abrió las piernas y de nuevo, ajena a cinco miradas excitadas siguió su ritmo hasta que escuchó la puerta y paro bajando por última vez, miró y eran los hermanos dragon.

- Increíble.

Hideo la miraba con fuego en los ojos.

- ¿Me habéis visto mientras ejercitaba?, cabrones.

Furiosa se cruzó de brazos.

- ¿Quién te ha dado permiso para hablarnos así?

Eiji cerró la puerta mirándola con tanto deseo que sus ojos desprendían fuego.

- Lo siento.

- ¿Que lo sientes?, ¿Ya está?

Hiro se acercó cogiéndola del pelo y poniéndose cara con cara.

- No lo siento, pero tengo que decirlo, ya que me tenéis aquí encerrada y no puedo defenderme de todos vosotros.

Él la beso metiendo su lengua y haciendo mover la suya. Pero Enma se apartó golpeándolo en toda una mejilla.

- Muy bien.


Bastantes días después ella lo miró con dagas de fuego mientras lo veía marcar un teléfono, la noche cubría completamente el cielo, alzando la mirada vio como Dai abría la puerta cogiendo la placa de su hermana, Enma se la arrebato de las manos, pero Eiji puso su teléfono ante su rostro mostrándole a su hermana Camila mientras la cogía por el cabello haciéndola no dejar de mirar.

- Ahora Enma te vas a comenzar a portar bien o tu hermana pagara todos tus actos.

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