Ámame a tu manera (1° BILOGÍA...

Por imwritercs

227K 15.7K 1.8K

Ámame a tu manera. Alessia Woods es una chica con muchos sueños. Consigue entrar a Bateman Designs como secr... Más

|Epígrafe|
|NOTA DE AUTOR|
|Prefacio|
|Introducción|
|1|
|2|
|3|
|4|
|5|
|6|
|7|
|8|
|9|
|10 |
11|
|12|
|14|
|15|
|16|
NOTA
|17|
|18|
|19|
|20|
|21|
|22|
|23|
|24|
|25|
|26|
|27|
|28|
|29|
|30|
|31|
|32|
|33|
|34|
|35|
|36|
|37|
Lean, por favor.
|38|
|Capítulo 39|
|40|
|41|
|42|
|43|
|44|
BONUS ÚNICO
|AGRADECIMIENTOS Y ALGO MÁS|
|NOTICIAS AQUÍ|

|13|

4.6K 352 61
Por imwritercs

Capítulo 13:
Alessia.

Miro a todos lados, puede que simplemente haya alucinado, pero por el contrario, me encuentro a todos los presentes observándome. Oigo que anuncian mi nombre nuevamente, tomo un poco de aire y me dirijo al escenario.

¿Por qué demonios nadie me dijo nada?

La señora Lesly me ofrece el micrófono de mala gana, al tomarlo, me fulmina con la mirada, muy posiblemente porque le he de estar retrasando su itinerario. Esto es como las exposiciones de la escuela, si no tienes nada preparado, pon a trabajar la mente. Es mi hermano, y su nov... esposa, les conozco muchísimo, es cosa de ordenar todas las ideas, el jodido problema es que he de hacerlo en cuestión de minutos o segundos. Todos tienen su mirada puesta en mí, pero es cuando me entregan la copa de vino que verdaderamente siento lo que es la presión.

Respira Alessia, respira.

Sonrío nerviosa, esto es mi muerte. Muevo el micrófono en mi mano y relamo mis labios, que me pongo mal de los nervios. Mi mirada conecta con la de Andrew, y parece estar disculpándose por algo, por el gesto de Jessica, comprendo que debía decirme lo del famoso discurso, claro, ¡Jodidamente, lo olvidó! No puedo decepcionarles. Cojo aire por la boca, y le suelto, notas perfectas en oratoria y redacción, ahí les voy.

—Buenos días a todos, lamento mi retraso, pero he olvidado mi escrito en casa. Los nervios y la edad, supongo. —Bromeo. —He escuchado que las palabras espontáneas, son las mejores. Hoy es un día muy especial en la vida de Jessica y Andrew, es un verdadero honor ser la persona elegida para brindar estas palabras, estoy emocionada y agradecida por la oportunidad. Prometo ser breve, puesto que hemos venido por la fiesta, y no a escucharme hablar como loro parlante. —Escucho algunas risas provenientes de los invitados. —Tengo la fortuna de conocerles a ambos, ni siquiera tenía idea de lo que era "ser novios" cuando iniciaron a serlo, pero desde eso momento, se convirtieron en mis personas favoritas. No todos lo saben, pero puedo decir con orgullo que se han conocido por mí, cuando era pequeña, bueno, no han pasado muchos centímetros después de eso —digo con sorna, señalándome. —Un alma buena llegó para salvar mis compras, y luego se robó por completo el corazón de mi hermano. Jessica, eres la mujer más increíble que haya conocido, y que estés en nuestra vida es lo mejor que pudo ocurrir, valoro mucho a la persona que eres, pero sobre todo, a la persona que siempre has sido conmigo, tu autenticidad te hace única y tu corazón invaluable. —Ella me sonríe, le devuelvo el gesto. —Y Andrew, podría para muchas horas hablando de ti, del ser humano maravilloso que eres, y de mi seguridad de que serás un esposo maravilloso. Pero creo que no es necesario, porque sabes que te admiro y adoro con todo mi corazón. —Lanza un beso al aire. —Muchos aseguran que las almas gemelas existen, y todos los presentes aquí podemos comprobarlo, sus miradas lo dicen todo, son dos personas predestinadas a estar juntas, un día como hoy, afianzan su amor. A partir de hoy empiezan una nueva etapa, y lo más hermoso es que disponen de toda una vida para disfrutar de ello. El matrimonio es un sacramento sagrado, que se alimenta del amor, un amor puro que es cultivado por los dos, como pareja. Deben ser amigos, compañeros y esposos, apoyarse mutuamente y conquistarse cada día como la primera vez. —Pienso un momento en lo siguiente que diré, leer muchos libros debe servir para algo. — «Tu alma gemela no es alguien que entra en tu vida en paz, es alguien que viene a poner en duda las cosas, que cambia tu realidad, alguien que marca un antes y un después en tu vida. No es el ser humano que todo el mundo ha idealizado, sino una persona común y corriente que se las arregla para revolucionar tu mundo en un segundo».* Andrew tendrá ahora mismo en la mente algo como: Alessia, no es posible que te aprendas todo eso. Y he aquí cuando he de recordarle que él es el genio en la cocina, pero yo, soy la inteligente de la familia. —Menciono con aires de broma, sonrío. Él se cubre el rostro al reírse. —Con esto solo quiero decir que el amor es infinito, y la fuerza de este no tiene medidas. Que cada día continuarán con la dicha de conocerse, y que no dejen de enamorarse en cada oportunidad. —Elevo la copa. —Por muchísimos años de feliz matrimonio, años llenos de amor verdadero y pequeños mini Woods tan preciosos como yo. ¡Salud!

El jardín se llena de risas, y del sonido que emiten las copas al chocar entre ellas. Dejo el micrófono y bajo del escenario, recién noto el temblor en mis manos. Abrazo a la pareja de recién casados, Andrew me hace cosquillas como venganza a mis chistecitos. Me alejo de ellos para que puedan seguir disfrutando de su fiesta y compartiendo con los demás invitados. Regreso a mi asiento, suelto un suspiro cuando finalmente puedo descansar mis posaderas.

—Oye, Alessia. Ese sí ha sido un buen discurso. —Comenta Danna. —Si hubiese tenido esa capacidad tuya, juro que ahora mismo estaría en camino a ser toda una eminencia. El orgullo de mami, ¿Verdad mamá? —pregunta ella viendo a la otra mesa, con toda la intensión de molestarle. Veo a la señora Bateman poner los ojos en blanco, no le responde nada. Sin embargo, el señor Simon parece divertirse con la situación. Mientras mi jefe actúa en su ser natural, idéntico a la actitud de la mujer que le trajo al mundo. Giro la cara al ver que la famosa Lorette le coquetea y él le corresponde. Reverenda mierda.

—Inteligente y guapa, un combo muy sexy —murmura Edmund, ganándose la mala cara de todos en la mesa. No me agrada. —Era solo una broma.

— ¿Quién quiere un canapé? Iré por algunos. —Aliviana el ambiente Agatha.

—Yo te acompaño, Agy. Les traeremos unos cuantos, pero no prometo muchos. —Toto se levanta de su asiento. Le llama Agy, porque según él, Agatha es demasiado largo.

Al irse ellos, me siento incómoda quedándome a solas con la pareja. Por lo cual, me disculpo y les dejo a los dos en la mesa, para ir un momento al tocador. Me voy tras de mis amigos, tampoco quiero andar por la fiesta como un papalote sin cola. Les encuentro en la mesa de los bocadillos.

—He decidido venir con ustedes —anuncio una vez que estoy cerca de ellos.

—Es un poco pesadito el chico ese, ¿No? —Escupe Agatha sin ningún remiendo. —Terrible su comentario, y no ha sido el único, porque me dijo que si salíamos esta noche, en plan "amigos" y con Danna de frente.

—Si continua de idiota, yo mismo le parto la cara.

—Lo sé, no me agradó desde el día en que salí con ellos. Es muy obvio que no sabe nada de lo que quiere en la vida, y creo que es él quien arrastra a Danna por un camino extraño.

—Yo no soy su amiga, ni nada, Alessia. Por ello no puedo decirle unas cuantas cosas, pero tú, deberías hablar con ella. Ese chico no la respeta, pera que venir a decirte lo que dijo con ella de frente. Si lo hace en su presencia, no quiero imaginar como es cuando ella no está.

—Lo haré, sí. —Murmuro confundida, no estoy tan segura de querer hacer algo así, pero Agatha tiene razón, alguien debe sacar a Danna de su embelesamiento con el chico.

Volvemos a la mesa con dos platos de bocadillos, Danna y Edmund parecía estar en una discusión entre susurros, ambos de recomponen al vernos llegar. La pista está llena de personas bailando, disfrutando de la fiesta. Jess baila con su padre, y Samantha lo hace con mi hermano. Me dedico a comer, es lo mejor que puedo hacer para matar el aburrimiento, puesto que el diálogo entre nosotros es inexistente. Es muy incómodo tratar de conversar después de lo que hablamos.

Tras media hora, conseguimos intercambiar opiniones sobre el platillos que han servido. Por un lado, Agatha llena de gloria su plato, hasta le brillan los ojos con cada bocado. Al ver que Toto no dice nada, soy yo quien informa que ese platillo es su especialidad, y que el mismo le ha preparado. Con la comida, la mesa regresa al silencio total. He bebido demasiado líquido, y mi vejiga se encuentra a nada de explotar. Siento un movimiento en mi pierna, y por la mirada, sé quién es la persona que le provoca. Dejo mi servilleta a un lado ras limpiarme la boca.

—Con permiso, tengo que ir al baño... Otra vez. —Anuncio.

—Oh, espera que te acompaño —dice Danna.

Nos encaminamos juntas con dirección al tocador. Una vez que llegamos, me adentro yo pienso, sintiéndome libre unos minutos después. Al terminar ella, podemos lavarnos las manos y salir de aquél lugar.

—Danna, quiero hablar contigo un momento —le digo. —Prometo que no tardamos nada.

—Claro, tú dirás.

—Aquí no, mejor acompáñame. —Tiro de su brazo llevándole al interior de la casa.

Trueno mis dedos. Ella me mira muy interesada en lo que tengo que decir.

—De verdad, espero que no te moleste. Pero, ¿Por qué soportas las actitudes poco respetuosas de Edmund? Sé que es tu novio, pero él hace cosas que no debería.

—Así es él. Siempre está haciendo bromas. —Me responde. Como si el hecho de que el famoso novio haga eso, fuese lo más natural en el mundo.

—Danna, lo que él hace ya no son bromas, no se pueden tomar de esa forma. No soy experta en relaciones, pero te puedo asegurar que si él no te respeta cuando estás a su lado, no pueden confiar en que no haga lo mismo estando solo. —Trato de tomar su mano, pero la aparta antes de que pueda hacerlo. —No he querido molestarte al hacer este comentario. Pero creí que debía hacerlo, por ti. No creo que sea adecuado...

—Alessia —me corta. —Ha como dices, no sabes de relaciones, ni siquiera tienes una pareja. No eres nadie para opinar nada, y tampoco puedes decirme si es o no el indicado para mí.

—Sé que no soy nadie, pero no me gustaría que te hiciesen daño, no si puedo evitarlo. Eres una persona increíble.

—Por favor, Alessia. —Gruñe. —No opines sobre mi relación, no conoces a Edmund como yo. ¿Sabes? Lo que pasa es que tú estás frustrada. —Enarco una ceja. —Y no me mires así, porque yo sé que sientes algo por mi hermano, pero él está con Lorette, y según mi madre es la mujer perfecta, tú no le agradas, no tienes oportunidad contra ella. ¿Qué crees? ¿Qué con tratar de convencerme de dejar a Edmund vas a ganar puntos con ellos? Pues desde ya te digo que no, así que ni lo intentes. Si te interesa mi amistad, no sigas con lo mismo.

Me deja pasmada, casi sin reacción. No puede estar diciéndome estás cosas. Es una grosera. Es una Danna que no había visto antes. Su mirada es extraña, y en su sonrisa hay algo que me causa repelús.

— ¿Qué demonios te ha dado él? Yo sé que por más rebelde que seas, no actuarías así. Danna, ¡Reacciona! —trato de acercarme a ella, pero se aleja, rechaza mi contacto. —Y no, con esto no quiero ganar la empatía de nadie, porque a mí no me interesa tu hermano, tampoco quiero ganar nada con su madre. Nunca podría tener nada con él porque no vamos por el mismo camino, Chase no es la persona que necesito en mi vida, no me atrae siquiera —miento. —No digas tonterías . No estás en tus cinco sentidos, vamos a la cocina, un poco de agua helada te ayudará a bajar lo que sea que hayas tomado.

—No —sisea con los dientes apretados. —No voy a ir contigo a ningún lado, y no vuelvas a dirigirme la palabra. Si es que alguna vez lo fuimos, ya no, no eres mi amiga mi nada. Y esa de que Chase no te interesa, créetelo tú, porque a mí no me engañas. Pinto mi línea aquí mismo, así que no la pases. Y si quieres un consejo, métete en la cabeza dos cosas. Una, no voy a terminar mi relación con mi novio solo porque tú me lo dices. Y dos, olvídate de mi hermano, que si alguna vez llega a notarte, será para convertirte en su aventura del momento.

Ríe, se ríe, es una risa extraña. Me quedo ahí, de pie, viéndole irse. Es de esas mujeres que no le gusta escuchar lo que no les conviene, se niega a entender lo que no solo yo veo, los chicos también. Tiene un novio descarado e irrespetuoso. Hemos dejado de ser amigas, aunque no sé si antes lo fuimos. Pero en algo de lo que dijo tiene razón, su hermano no tendrá nunca nada conmigo, y se le ve bastante cómodo estando con la modelo, sus palabras me han herido, porque sé que es la verdad. Mis ojos pican, y siento el escozor de las lágrimas queriendo salir, yo no pienso ser la aventura de nadie. Nunca me había enamorado, y elegí la peor persona para hacerlo, nunca he sabido cómo olvidar, y está será la primera vez en que supieron mis sentimientos y dejarlos atrás. No me he enamorado antes, por lo que probablemente solo crea estarlo, y no es que lo estoy. Puede que solo sea una ilusión, de esas en la que alguien te deslumbra, tal vez confundo aprecio con amor.

—Necesitas esto —un pañuelo blanco se posa cerca de mi rostro.

—Gracias. —Digo cogiéndolo. —Señor Bateman, ¿Qué hace aquí?

—Muchacha, a mi edad, este ruido es estorboso. Tengo problemas con mis odios, y estar en contacto con tan excesivo ruido me hace mal. Por eso he decidido caminar un poco por la casa. Antes de que lo olvide, las galletas estaban deliciosas, he hablado con tu hermano y le encargué unos cuantos paquetes, me han encantado.

— ¿Si? Estoy segura de que ha Andrew le ha encantado tan alargador comentario —murmuro.

—Alessia, gracias por tus palabras hacia mi hija, he escuchado sin quererlo —siento el color abandonar mi rostro, no puede ser. Si escuchó esto, también... —Ella sola se dará cuenta del error que está cometiendo, he querido hablar con ella pero no me deja no acercarme. Solo espero que cuando abra los ojos no sea demasiado tarde. No le hagas caso a lo que dijo, tú eres preciosa y cualquiera, hasta el despistado de mi hijo, podría quererte. Y si confieso, no me parecería mala idea.

—Señor Simon, yo solo puedo tener los mejores deseos hacia ella. Pese a lo que me dijo, voy a ayudarle. —Le devuelvo su pañuelo. —Gracias por prestármelo.

—Alessia, ¿Por qué has llorado? —pregunta guardando su pañuelo en el bolsillo.

—Es un día bastante emocional para mí. Estoy sensible, y cuando eso sucede, lloro casi por cualquier cosa. Pero voy a estar bien. De verdad que no pasa nada señor Simon.

— ¿Segura de que no tiene nada que ver con lo que ha dicho Danna?

—Totalmente. Ella solo está confundida, y ha dicho esas cosas para defenderse. —Le miro. —Estoy muy consiente de cuál es mi lugar dentro de todo esto, me gusta vivir de realidades, y no de ilusiones que al final solo terminan dañando. Debo regresar a la fiesta, con permiso.

—Alessia. —Me sostiene del brazo. —No te resignes a perder algo, por el simple hecho de que parece complicado. Al final, todos buscamos a la persona adecuada, sin saber que a veces, el mejor secreto lo esconde un contrario.

Le veo caminar, analizando sus palabras, me quedo en el mismo sitio, observándole desaparecer por la puerta que lleva al jardín. La madre, el padre, la hermana y él, definitivamente van a dejarme completamente loca.

«No te resignes a perder algo, por el simple hecho de que parece complicado». Entiendo lo que quiere decirme, y también soy consciente del dicho que dicta: Más sabe el diablo por viejo, que por diablo. Pero estoy segura de que en esta ocasión, se equivoca, no sabe lo que dice. Cuando no hay nada por hacer, mejor ni se insiste. Céntrate, Alessia. Porque centradita te ves mucho más bonita. Además, ya había tomado una decisión en cuanto a esto, es simplemente imposible.

Me voy a mi mesa, Danna y Edmund ya no están con nosotros, alcanzo a localizarlos en las mesas del final.

—Danna ha venido como un torbellino, y sin mediar palabras con nosotros, casi se llevó al tipo ese a rastras. ¿Qué ocurrió allá dentro?

—Le he hablado sobre lo que comentamos, se ha enfadado conmigo. Pero sigo firme en brindarle mi ayuda, hasta que consiga hacer que entre en razón. —Aún estoy desconcertada con las palabras del señor Simon. Tengo un revoltijo de emociones. —No me doy por vencida tan fácil.

—Esa canción, ¡Me encanta! —exclama Toto. Niego con la cabeza, sé de sus intenciones de llevarme a la pista.

Es una de esas locas que pone mientras cocina, según él, es inspiración. Para mí, demasiado ruido, él tiene gustos muy estrambóticos. No me gusta la canción jodida, pero pone sus morros y no puedo negarme, necesito distracción. Me dejo llevar por su mano tirando de la mía, tan introvertido como siempre, busca el centro de la pista. Hay algunas personas bailando, por supuesto, Jess y Andrew también, los tres tienen gustos muy parecidos, por eso mismo han sido amigos durante tanto tiempo. Me acoplo a los pasos de baile que realiza Toto, sus movimientos son naturales, en cambio los míos se notan bastantes forzados, acepto que soy terrible para el baile. Toto me mira fijamente, y pronto su mirada se desvía a algún punto tras nosotros, miro de reojo a la derecha, la pareja que baila a nuestro lado, es la que está conformado por mi jefe y su acompañante, vaya suerte la mía. La música termina, y aplauden los la demostración de talento. Empieza una balada romántica, creo habérsela escuchado a Andrew cuando probaban las canciones que propondría para bailar como primer baile en la boda. Michael Bolton, ¿Tal vez? No estoy muy segura, pero podría ser una de sus canciones.

—Cambio de pareja. —Musita Toto. Dejándome sola.

Al girar, me encuentro con la persona que menos quería cerca de mí. Toto tiene como pareja a Jessica, mi hermano a la tal Lorette, y yo, con toda la mala suerte, tengo a Chase Bateman. Posa sus manos en mi cintura, se le ve despreocupado, claro, no tiene absolutamente nada por lo cual temer o sentirse intimidado. Mientras yo me estoy muriendo de tenerle cerca, y su contacto me pone nerviosa, una sensación extraña recorre todo mi cuerpo. Llevo mi mano derecha a su hombro y la izquierda a la espalda, de esa formar la cercanía es menos, tan solo unos cuantos centímetros. Su tranquilidad me desespera, sus movimientos son lentos, no me sorprendería si su madre le hubiese obligado a llevar algún curso refinado de este, unas cuantas horas de típicos bailes de fiestas llenas de personas refinadas.

—Luce muy elegante este día, señorita Woods. —Musita al girarme, lo hace con suma elegancia.

—Trato de estar a la altura de la eventualidad, señor Bateman. —Punteo de inmediato. Y con simpleza añado: —Usted también luce elegante.

—Estoy muy interesado en saber el motivo del formalismo en nuestra inicial amistad. He querido conversarlo, porque yo solo no logro dar con una razón que me satisfaga. ¿Te escondes de mí en la empresa?

—No, solo me ocupo de mi puesto de trabajo. Quiero dar lo mejor de mí en ello, es por eso que trato de enfocarme en terminar la propuesta que me ha pedido mi jefe inmediato. No tengo ningún motivo por el cual huir. — ¡Mentirosa! —Tomo mi lugar en la empresa, soy una empleada llevando a cabo sus obligaciones.

—Cuando eras mi secretaria, también realizabas tu trabajo, y podíamos conversar amenamente.

—Exactamente, yo era, eso ha quedado en tiempo pasado. No lo olvide, señor Bateman, ha sido usted quien ha marcado la distancia. —Siseo entre dientes, eso ha salido como un reclamo, porque lo es. —Estoy siendo profesional dentro de mi trabajo. Usted es el jefe, y yo una subordinada.

—No me convencen tus razones, Alessia —me gusta escuchar mi nombre brotar de sus labios. —Necesito conversar contigo, a solas. Eres una persona especial, y de verdad que tu amistad me agrada. Deseo saber que la dañó y encontrar una solución a ello.

Amistad, justamente lo que no quiero. Niego con la cabeza, no necesito ninguna amistad con él, sería mi propia tumba.

—De algo estoy segura, quien lo arruinó, no fui yo. Me esforcé en ganar su confianza, y de realizar mi trabajo de forma intachable. Me resigné a muchas cosas, todo estaba bien, nos llevábamos mejor. —La música termina, y yo tomo un poco de aire, es el momento de alejarnos. Podría callar, pero mi filtro cerebro-boca se ha roto. —Yo no llamé a nadie, para decir algo que luego no pude sostener. En vista de que ya no soy su secretaria, me limitaré a ser eficaz en mi área, sin ningún tipo de relación personal, y usted debería hacer lo mismo.

—No pensé que la llamada... —frunce el ceño, como si tratase de recordar algo en concreto. —Alessia, yo no...

—Usted, nada. Hay cosas que definitivamente no conoce, y por lo tanto no sabe valorar. ¿Recuerda mi opinión en aquél restaurante? Cada día estoy más segura de no estar equivocada con respecto a eso.

Me suelto de su agarre, cojo mi dignidad y me dirijo a la mesa, donde puedo estar lejos de él. Agatha me pregunta que ha ocurrido, ¿He sido brusca y obvia al dejarle como cactus en pleno desierto? Toto hace lo mismo, a ambos le respondo que no ocurre nada, corrijo, y les comento que hablaremos en otro lugar sobre eso.

Chase se ha quedado con ella en la vista, y desde aquí, se ve que disfrutan de estar juntos. Tan necesitado de conversar conmigo no se le ve. Escucho risitas provenientes de la otra mesa, sin poder evitarlo y por reflejo, giro la cabeza para ver. La señora Bateman parece muy gozosa de ver sus deseos cumplidos, finalmente le tiene a los dos juntos. Desvío mi mirada al centro de mesa, es el peor arreglo que pudieron escoger, lo odio. Le cojo sin decir nada y le dejo debajo de la mesa, no quiero verle.

Durante la siguiente hora, me dedico a hacer oídos sordos. Mis amigos bailan como dos locos, ¿Siempre he de ser yo la aburrida en todo? ¿De qué mundo vine? Pido paciencia, elevo mirada al cielo en busca de autocontrol, ¿Qué pecado estoy pagando como para que me suceda esto? Sus risas, sus conversaciones, todo .e incomoda. Deslizo una y otra vez el dedo por mi móvil, creo que es la quinta vez en que lo hago, pero es mi único distractor.

El set de cancioncitas de amor inicia, y con ello mi tormento. Me da mucha rabia sentirme así, como fuera de lugar, y hace mucho que dejé de disfrutar de la fiesta. Agatha y Toto regresan a la mesa en medio de risas por parte de ambos, no quiero ser la amargada, hago un esfuerzo por sonreír con lo que cuentan al sentarse. Mis ánimos están por los suelos, y las ganas de continuar aquí se encuentran llegando al límite del cero.

—Fácilmente podríamos ser nosotros quiénes celebremos la próxima boda en la familia. —Escucho decir muy confiada a la señora Bateman. A elevado un poco el tono de su voz, no sé si con la intención de que yo le escuche, o si ha sido algo general.

Siendo una total masoquista, me atrevo a ver dónde se encuentran ellos. A Lorette le gusta bailar, pero solo si debe estar cerquita del hombre, se pega tanto, que dudo del hecho que respiren con normalidad. Percibo un crujido en mi interior, pese a saber que lo que veo me hace daño, no aparto la mirada, mis ojos pican, pero como si en verdad necesitase verlo para quitarme cualquiera pensamiento positivo de la cabeza, soy testigo del beso que se están dando, no dura nada, pero es más que obvio que fue lo suficientemente extenso para que una gran parte de los presentes se percataran.

—Alessia —escucho ni nombre en un susurro.

—No quiero hablar, Toto. —Musito con la voz ahogada. Tengo un cúmulo de lágrimas atoradas en la garganta. —Agatha, te mudas mañana, ¿No?

—Sí, está noche quiero despedirme de mi tía, o ese es mi plan. Pero puedo cambiarlo, puedo ir hoy mismo y aprovechar que mañana es domingo para pasar el día con ella. —Su mano se posa en mi hombro. — ¿Estás bien?

Asiento, pero no me atrevo a verles, inhalo y exhalo para tragarme todo lo que puede salir de mi boca.

—No, has todo conforme a lo que ya habías predispuesto. Yo necesito estar a solas hoy. —Siento el apretón que ejerce con su mano sobre mi hombro. —Mañana nos veremos en el restaurante, Toto. No puedo seguir aquí, para mi, la fiesta terminó.

Sé que los dos han hablado de mí, sé que son las únicas personas conscientes de lo que me ocurre. Con ellos he podido compartir mis sentimientos y confusiones con respecto a eso, pero justo ahora, no requiero hablar con nadie, requiero de una huida rápida. Me despido de ellos y dejo, no sin antes observar al señor Bateman, su mirar es la expresión máxima de disculpas, pero ¿De qué? El culpable es su hijo, no él. Visualizo a mi hermano cerca de la mesa del pastel, fortuitamente está solo, me dirijo hacia él. No digo nada, le abrazo y de inmediato se me escapan unas cuantas lágrimas.

—Te pedí que me dejaras crecer, y lo hiciste, ahora soy consiente de lo que querías evitar. —Murmuro con mi rostro escondido en su cuello.

—Alessia, ¿Qué me quieres decir con eso? ¿Por qué lloras?

Porque estoy sufriendo una decepción amorosa, no puedo decírtelo y eso me hace sentir peor.

—Mi sensibilidad, Andrew. —Digo recomponiéndome. Desliza sus pulgares por mis mejillas. —Ya me puse muy melancólica, porque debo despedirme de ti. —El gesto de confusión en su rostro es palpable. —Es hora de que me vaya de la fiesta, ustedes pronto deberán hacerlo, y para evitarme todo ese proceso, prefiero irme antes de que ocurra.

—Pero, Alessia, ya casi no queda nada. Y si quieres irte, lo hacemos nosotros.

— ¿Estás loco? Es su fiesta, no se van a ir dejando a todos burlados, eso no sería correcto. Quédense disfrutando de la fiesta, partan el pastel y que Jessica lance el ramo, estoy segura de que alguna parejita querrá ser la siguiente. —Cuchicheo recordando lo que la madre de Chase dijo. —Si me quieres, por favor, no me obligues a vivir una despedida sentimental que no quiero, sabes que las odio. Me iré al apartamento, disfrutaré del único día que será solo para mí.

—Está bien. Pero envíame un mensaje cuando estés ahí, no creo poder pasar de camino al aeropuerto porque queda en el sentido contrario, esta sería nuestra despedida. Alessia, si necesitas algo, no dudes en llamarme. —Me dejo envolver por sus brazos. Es la primera vez que vamos a estar lejos. A mi edad no puedo ponerme a chillar por eso, pero es inevitable. Es nuestra separación. —Pese a que nuestros caminos sean distintos a partir de ahora, yo siempre voy a estar para ti, enana.

—Lo sé, Andrew. —Beso su mejilla. —Disfruta mucho de estas semanas en Hawai. Te quiero, tonto.

—Y yo a ti. —Nos separamos, suspiro. Suelto su mano, es la hora.

Doy unos pasos hacia atrás, y lanzándole un beso al aire, me giro para encaminarme a la salida. No me encuentro con Jess, lo cual me alegra, porque la posibilidad de ponerme aún más dramática, ascendería a mil.

Salgo de la casa para encaminarme a la calle, donde esperaré a un taxi para irme. Apelo a mi fortaleza interior para no llorar. ¿Así se siente un corazón roto? Porque lo daría todo por no sentir, por no tener esta sensación de dolor, yo me ilusioné sola, yo fui la única culpable de enamorarme sin buscarlo, de confundir su amabilidad con la posibilidad de que fuese correspondida. Pero él dijo que le gustaba, claro, estaba borracho y ni siquiera se acuerda. He dejado mucho a un lado, he de dar un paso atrás y olvidar.

Abro la puerta del apartamento. Me quito, los zapatos y les dejo junto a la mesita de la entrada, siempre quise hacerlo, pero a Andrew le fastidiaba el desorden, tiro mi bolso al sillón y voy a la cocina por un poco de agua. Vago desolada por el apartamento, se siente solo... Tan solo como lo estoy yo ahora. Dejo mi vaso sobre la mesa del centro de la sala, para buscar mi móvil y teclear: 

«He llegado perfecta. Un abrazo para ambos, y que tengan buen viaje».

Dejo el móvil y cojo mi vaso, me dirijo a la habitación. Tras acabarme el agua, me despojo del bonito vestido que he usado, después de llevarlo a la tintorería, le dejaré en un lugar especial como recuerdo, de este día.

Preparo la ducha, me desmaquillo antes de meterme al agua. Donde el agua a punto de tibia, me abraza entre sus húmedas sensaciones. Descanso la cabeza al borde de la bañera, y en medio del baño, dejo que las lágrimas fluyan.

Salgo del agua al escuchar el sonido insistente que proviene de la puerta del apartamento. Sea quien sea que está ahí, es insistente. Me seco lo más rápido que puedo, cojo me ropa interior y la pijama de flores, me visto. Me dirijo casi corriendo a la puerta, gritando un «Ya voy» no entiendo cuál es la jodido desesperación, uno ya no puede bañarse a gusto ni en su casa. En cuanto resulte ser el vecino, pidiendo café, cojo la taza y se la pongo de sombrero. Abro la puerta sin detenerme a ver quién es, y muy dispuesta a todo.

Parpadeo sin dar crédito a lo que veo, me encuentro de frente con quién menos imaginé, Chase.

Doy un paso atrás instintivamente, confundida, y sin poder asimilar que se aparezca por aquí. Toma mi reacción con una invitación para entrar, por lo que en dos pasos está dentro del apartamento.

— ¿Qué hace aquí, señor Bateman? —pregunto con brusquedad, y sin salir de mi asombro.

—Te he dicho que necesitábamos hablar, y estoy aquí para eso.

—No puede irrumpir en mi casa solo porque se le planta hacerlo, señor Bateman. No sé de qué quiere hablar, no recuerdo tener ningún tema pendiente con usted.

—Yo te puedo recordar el tema, no me cuesta nada. —Se acerca a mí, y por reacción, mis pies me llevan había atrás. —Has mencionado una llamada, y déjame de decir señor, porque entonces me veré obligado a llamarte Alexandria.

Y todavía tiene cara para decirme eso.

—Chase, Chase, Chase, ¿Contento? —le confronto. —Hable, y que sea rápido. Aunque ya no me interesa el asunto ese, no lo recuerda, no viene al caso.

—Estaba borracho, pero no estúpido. Claro que lo recuerdo, sé lo que dije. —Frunzo el entrecejo, no me lo puedo creer. —Sé lo que dije ese día.

—Muy bien, le felicito por tener una memoria envidiable. —Murmuro con sarcasmo, y a la vez nerviosa. El corazón me va de mil a un millón. —Ya hablamos, puede retirarse.

Abro la puerta, pero él con una sola mano vuelve a cerrarla.

—No, está conversación recién empieza, Alessia. —Mis ojos se abren de par en par, no estoy preparada para esto. — ¿Quiere que mencione lo que dije?

—No, gracias. Con que se vaya de aquí tengo, pero en vista de que se cree el dueño y señor del mundo, quédense cuanto quiera, cundo se aburra, marchese, yo me voy a mi habitación.

—No tan rápido. —Me sostiene del brazo antes de que pueda siquiera girarme. — ¿Puedes dejar de ser tan necia?

—Hombre, pero que ironía. El rey inoportuno hablando de necios. Le recuerdo que es usted quién está en mi casa.

—Lo estoy, e intento que hablemos como gente civilizada. Actúa como un adulto, ¡Por Dios! Deja de comportarte como una infantil.

Mi boca se abre formando una "o" jamás me habían acusado de tal cosa.

—Bien, eso ha sido un golpe bajo. Pero en ese caso, usted deje de comportarse como un grosero, mandón y... —balbuceo —tonto.

—Ay, Alexandria. Eres muy divertida. —Ruedo los ojos, ya estamos con el jodido nombre completo. —Vamos a sentarnos, como dos adultos. Y mira que te lo pido de buena forma.

—No, gracias. Así estoy bien, siempre me ha gustado conversar de pie, como que me fluyen mejor las idea.

Se le escapa una risita, que al ver mi gesto, acalla.

—Alessia, eres muy... ¿carismática? —Se mofa. —Y tienes un carácter de los mil demonios, me resulta atractivo. —Entrelazo mis brazos por delante del pecho, y le muestro lengua. —Muy madura, Alessia, muy madura.

—Va, hombre. Del uno al diez en la escala de la inmadurez, ¿En qué lugar se ubica esto: "Me gustas, pero mi mamá se molestaría"? Muy Maduro, ¡Eh! ¿O no lo recuerdas? —apoyo mi mano en la pared.

—Dije que tu voz era linda, tanto como tú, y que me gustabas... Gustas —corrige. —Dejaré en tela de juicio lo último, eso sí no está guardado en mis recuerdos.

—Claro, con tremenda borrachera, hasta tus neuronas terminaron alcoholizadas.

—Vaya, que ocurrencias las tuyas. —Se ríe. —Fuiste la culpable de esa borrachera, y del dolor de cabeza que me aquejaba el día siguiente.

—Vamos a ver, ¿Yo por qué? No te llevé a ningún sitio, no compré alcohol y menos te obligué a beber.

—No de esa forma, pero sí en la que me tenías confundido. Por un lado quería mantenerme al margen de todo lo que te rodeaba, pero por otro tenía la necesidad de saber todo sobre tí, y de que estabas bien. Desde el día del accidente, tenía una sería confusión, no sabía si en realidad podía este sintiendo algo o solo era pena por lo ocurrido. Hablé con mi padre, y él me dijo cosas sobre los sentimientos y otras tantas que no entendí del todo bien. —Mira al suelo, y después a mí. —Eras tú, ese día me fui aturdido, traté de concentrarme en otras cosas, de una y otra manera, pero siempre tu imagen volvía. Decidí tomarme una copa, pero esa primera llevó a otra, y esa otra a otra, hasta que se acabó la botella. El resto ya lo sabes. Me gustas, Alessia. No sé en qué momento sucedió, si desde el momento en que al entrar no hiciste nada para llamar la atención, que tengas la sinceridad para decir las cosas o tu forma de actuar. Pero me resultas atractiva, más allá de lo sexual.

—Oye —punteo su pecho con mi dedo. —Claramente, ha sido mi maravillosa personalidad.

—Presuntuosa —apunta, y suelta una carcajada.

—Y si dices sentir eso por mí, ¿A qué viene tanta cercanía con la modelo esa? —mis celos afloran, y no lo puedo evitar.

—Obra de mi madre —se me escapa la risa, volvemos con su mamá. —Lorette está de visita en la ciudad, mi madre le dijo que yo podría acompañarle estos días, no pude negarme.

—A ti te dicen el sacrificado. —Me mofo. —Cuando hubo fuego, cenizas quedan. Y puedo asegurar que en este caso, fue un incendio forestal.

—Simple atracción física, no pensaba con la cabeza correcta en ese tiempo. —Arrugo la nariz, vaya dato. —Siempre ha sido muy hermosa, y eso me atraía. Pero ella puso su carrera por delante de cualquier relación, supe que no teníamos futuro juntos, y por eso mismo, tampoco lo tiene ahora. Porque un ser que no espera a la persona indicada, solo le ve llegar. ¿Recuerdas cuando le dijiste eso a Agatha? Me atacante sin piedad, joder. Estaba ahí escuchando lo que decías, y mierda, nadie había conseguido afectarme tanto con su percepción sobre mí. Es diferente, Alessia. Estoy enamorado de ti.

Mi mano se resbala en la pared por lo que dice, he estado a nada de irme al suelo de un papayazo. Se aproxima a mí, muy, muy de cerca, sé cuál es su intensión, y no hago nada para detenerle.

.

.

.

.

*Frase marcada: De Mario Benedetti. Escritor, poeta, dramaturgo y periodista uruguayo. Con escritos maravillosos. 

¿QUÉ LES PARECIÓ?
Les estoy leyendo.❤

Seguir leyendo

También te gustarán

191K 9.6K 52
Segunda parte de "Del Odio al Amor y Viceversa". Ocho años pasaron desde la última vez que cruzaron palabras y miradas, desde que alguno terminó con...
8.4K 388 18
𝕋ℕ:𝕝𝕠 𝕕𝕖 𝕟𝕠𝕤𝕠𝕥𝕣𝕠𝕤 𝕟𝕠 𝕡𝕦𝕖𝕕𝕖 𝕤𝕖𝕣 𝕪 𝕟𝕠 𝕧𝕒 𝕒 𝕙𝕒𝕔𝕖𝕣 𝕊𝕒𝕟𝕫𝕦:𝕡𝕠𝕣 𝕢𝕦𝕖 𝕋ℕ:𝕡𝕠𝕣 𝕢𝕦𝕖 𝕪𝕠 𝕤𝕠𝕝𝕠 𝕤𝕠𝕪 𝕥...
10.9K 1.8K 27
SINOPSIS Una refrescante y especial novela, donde vas a vivir con los protas y sus amigos. Risas. Emociones. Mas risas. Amor. Y como siempre un poqui...
3K 104 32
Un par de meses después de que se impusiera el acta de registro que provoco que la Fuerza del Tiempo se deshiciera, Hiro Hamada regresa a San Fransok...